Capítulo único
Hay un pensamiento que siempre tiene presencia en él, pero la mayoría de las veces lo bota al lugar más recóndito de su mente y lo deja en el olvido. Ha de asegurar, que siempre que ese pensamiento llega, hace que pase a la inquietud.
Quizá ahora es uno de esos momentos donde no puede dejar pasar ese pensamiento.
Suspira ajustando una tuerca.
El aceite chorrea por debajo de él y su camilla. Sigue ajustando la tuerca, intentando ser ajeno a sus pensamientos recurrentes e intentando concentrarse en la acción.
No lo logra.
Por más que intente la tuerca no ajusta y sus pensamientos se hacen más pesados y continúan caminos prohibidos.
¿Koko lo extrañaría, donde sea que esté? ¿Se acordaría de él?
Inupi aún recuerda fogosamente cómo sentía que Koko lo comparaba con su hermana en repetidas ocasiones y cada día se miraba al espejo y se preguntaba: ¿Tanto me parezco a ella?
Y pues claro, aquello siempre quedó en su mente como una inseguridad estúpida que jamás debería ser vista.
Aunque todo se haya ido a la reverenda mierda por el incidente de Yokohama, se suponía que todo ya estaba bien entre Koko y él, pues después de mucho tiempo había confesado lo que sentía respecto a aquel tema. Hasta que un día Koko comentó que tomarían caminos diferentes y él simplemente asintió, sin darle muchas vueltas al asunto.
No sabía que después de un tiempo Koko desaparecería del mapa, sino lo hubiera evitado.
Después de un buen tiempo, Inui sale de la parte baja del auto lleno de grasa. Se levanta sistemáticamente a quitarse las manchas de grasa, pues era el último trabajo del día.
Media hora después sale del taller, su destino es su hogar.
Camina por las solitarias calles de Shibuya. Seishu se pregunta qué estaría haciendo en ese mismo instante con Hajime, si es que alguna vez se hubiesen encontrado de nuevo. Si es que Koko siguiese con esa mentalidad de hacer dinero por sí llega a faltar pero odiándolo al mismo tiempo, quizá estarían en una mafia. Ríe levemente ante el escenario imposible.
Aunque bueno, nunca se sabe qué hubiera pasado.
Inui en su ensoñación momentánea, olvida donde está y sigue un rumbo marcado por su inconsciente. Continúa en modo automático y de repente, choca contra una fría pared de cemento; eso logra hacerlo volver a la realidad.
Mira incrédulo donde se encuentra y voltea hacia ambos lados para encontrar algo que identifique, así sabrá dónde está.
Cae en cuenta que es solo el muro de un parque.
Sin querer, suspira de alivio y camina hacia la parte interior del parque, sentándose en uno de los columpios; se siente grande, bueno, lo es.
Empieza a balancearse, tal como dicta aquella curiosa canción de un elefante. Las hebras de su cabello bailan junto con el vaivén y le dan un toque infantil a la escena; Inupi sonríe como si aún tuviera 7 años.
Cierra los ojos, disfrutando la brisa nocturna y dejándose llevar. Lejos ya de muchas de sus preocupaciones, Inupi imagina de nuevo que sería de él si aún estuviese junto a Koko: esta vez imagina que estarían merodeando por la tumba de Akane, él miraría a Koko y le pondría una mano en el hombro para reconfortarlo; sabe que nunca va a superar la muerte de su primer amor, Seishu acepta ese hecho y sólo lo miraría sin mover un solo músculo.
Fuera de su ensoñación, sabe que está siendo egoísta con Koko al imaginar aquella escena; sin embargo... ¿Acaso Koko aceptaría esa imaginativa escena y la replicaría?
—Inupi...
El balanceo continuo en el columpio termina abruptamente y su cuerpo baja su temperatura corporal.
Debe estar imaginando cosas, después de todo, ¿por qué después de 12 años? ¿Tiene algún significado ese número?
—Debo estar soñando— Seishu declara al aire y empieza nuevamente el balanceo; intenta olvidar esa voz que suena más grave que en sus años de juventud.
Hasta ahora no ha abierto sus párpados y sólo mira negro junto con varios reflejos de luz producto de las farolas.
La luz se ve opacada por algo y Seishu es obligado a abrir los párpados y un cabello níveo acapara todo su rango de visión. Reconoce un tatuaje de Hanafuda en la cabeza de esa persona y alza interesado una ceja ¿Bonten?
—Te has vuelto distraído— susurra aquella voz haciéndose notar, el vaho sale de sus labios e Inupi baja la mirada para encontrarse con esos ojos gatunos que ahora lo dejan hecho un revoltijo.
—Koko— por fin nombra al hombre frente a él.
—Gusto en verte de nuevo.
Inupi no sabe qué más decir, ¿debería preguntar cómo estaba o preguntar por el tatuaje de Hanafuda? Koko está en Bonten, es un hecho. Pero, quizás debería ignorar eso por solo está noche.
—¿Qué te trae por aquí?— su mirada vuelve al tatuaje y hace hincapié en lo que no puede decir "¿Qué hace un miembro de Bonten frente a mí?".
—... Melancolía— responde sin prestar mucha atención el albino, pues estaba buscando algo entre sus ropajes caros.
Inupi no sabe cómo tomar aquella sola palabra que refleja todo lo que había pensado hasta ahora.
—¿Cómo has estado?— suelta la pregunta sin arrepentirse, nota como Hajime deja de buscar y saca una caja.
—Bien— alza su brazo y muestra en todo su esplendor la caja roja—. Hoy es tu cumpleaños ¿o acaso lo olvidaste?
El tono burlón en las palabras de Kokonoi logra que Inupi mentalmente sea arrastrado 12 años al pasado y recuerde con más fuerza los tiempos de adolescencia.
—¿Viniste sólo aquí a darme esto?— cuestiona, tomando la caja. La mira con curiosidad, pues hace años no recibe un regalo así.
—Claro que no, también vine a ver cómo estabas. Han pasado años.
Se balancea con mucha lentitud sin sacar los pies de la tierra y abre la caja.
Oh.
Dentro de la caja se encuentran unos hermosos aretes colgantes con dos piedras preciosas, la de arriba más pequeña que la otra. Los aretes tienen estructura de plata que al igual que las piedras preciosas resaltan con la luz.
—Son de aguamarina— menciona Koko desinteresado—. Los vi y pensé que te quedarían bien.
—Oh... Gracias— por más que quisiera agregar que seguro son muy caros, seguramente Koko diría que no es nada para su billetera.
—No es nada, es lo menos que puedo hacer después de desaparecer por años.
El pecho de Seishu se apretuja al recordar aquel hecho, por un momento olvidó esos 12 años de desaparición.
—¿Por qué desapareciste así?— pregunta bruscamente, quiere saber por qué.
—Diría que es complicado, pero realmente no es así— responde Koko, sus ojos miran fijamente a Inupi con ese toque felino que los caracteriza—. Quería hacer algo por mi cuenta y no involucrarte, siempre te había causado problemas por ser "la billetera de pandillas". Como puedes notar Inupi, soy parte de Bonten.
—Me había dado cuenta de eso desde que llegaste— dice el rubio sin mostrar emoción en su tono.
Inupi juguetea con sus nuevos aretes sin dañarlos. Su mirada se mueve hacia el cielo nocturno y nota unas pocas estrellas.
—¿Realmente no te da miedo eso?— cuestiona Kokonoi moviendo su brazo para apoyarse en el columpio.
—¿Debería?— responde Inui.
Koko suelta una leve risa.
—Claro que no— su rostro se acerca peligrosamente al cuello del rubio y sonríe con vehemencia—. Eres tú, eso no te asustaría.
Inupi baja el mentón, quitando su vista de las estrellas.
—¿En serio? ¿Solo porque soy yo?— se burla.
—Exacto.
Esto me recuerda a los viejos tiempos, piensa Inui riendo mentalmente.
Koko desvía un momento su atención del rostro de Inupi para mirar su muñeca. El contrario presta atención a esa acción y su mirada se dirige a la muñeca del albino.
—Es hora de irme— anuncia Hajime para volver su vista a Seishu.
Hajime mira de soslayo a Seishu, logrando una ceja enarcada.
—Entonces...— el rubio con avidez mueve su brazo derecho y con su mano, hace que la cara del albino esté frente a la suya. Suelta la cara y acerca su rostro al del contrario—. Adiós.
La distancia que los separa es corta, unos centímetros más y sus labios se fundirían el uno con el otro.
—Adiós— repite Koko.
Al mismo tiempo que pronuncia esas palabras, el albino rompe la distancia y sus labios atrapan a los del rubio en un casto beso.
Seishu sonríe teniendo aún sus labios pegados a los de Hajime. La situación no le desagrada en lo absoluto, pues, solo reviven viejas costumbres. Extrañaba sentir los labios de Koko sobre los suyos, extrañaba el temblor que le causaba el choque inminente.
Koko se separa y deja de apoyarse en el barandal del columpio cuando siente a Inupi corresponder el beso.
—¿Cuándo te veré de nuevo?— pregunta Inupi, saboreando con su lengua sus labios para seguir sintiendo el sabor de Koko.
—No lo sé— responde Koko alejándose cada vez más del columpio y a su vez de Inupi.
—Entiendo.
Inupi se queda sentado, viendo como Koko se aleja sin mirarlo de nuevo.
Después de unos minutos, toca nuevamente la caja roja que dejó olvidada en su regazo. La abre nuevamente y admira con más atención los aretes.
Debería perforarme, se dice a sí mismo.
Acabado ese encuentro fugaz, Seishu Inui se levanta del columpio y toma rumbo a su casa.
Al día siguiente, Inui sale de su casa con la convicción de perforarse para probarse los aretes. Va a ir con Yuzuha ahora que está en sus días libres.
Al llegar al departamento de Yuzuha, atraviesa la rústica entrada y termina en la sala.
—¿Qué pasa? ¿Por qué estás aquí?— pregunta la pelirroja agarrando un mechón de su cabello y poniéndolo detrás de su oreja.
—Necesito que me perfores las orejas— Inui nota la expresión de sorpresa en la cara de la chica y se apresura a agregar:—¿Acaso no puedo?
—Claro que puedes— asegura la Shiba. Ella procede a caminar hacia el interior del departamento—. ¿Qué esperas? Sígueme.
La caminata dura poco. El dúo entra a una especie de camerino miniaturizado. De izquierda a derecha, Seishu nota una pequeña palmera, luego una mesa con un espejo pegado a la pared, a su alrededor tiene luces fluorescentes. Encima de la mesa hay varios cosméticos y por último, una silla con reposacabezas. Siguiendo el recorrido, al frente de la mesa y la silla, hay un sillón que recorre una pared, la esquina derecha inferior y un poco de la pared de atrás, es de un rojo opaco.
Yuzuha con un ademán lo invita a sentarse en la silla negra, él va sin oponerse y se sienta. La chica inclina la silla para poder hacer el procedimiento. Se coloca al lado izquierdo de Seishu.
—¿Estás seguro?— Yuzuha pregunta mientras agarra un limón y lo coloca detrás del lóbulo izquierdo del rubio—. Va a doler.
—Si— afirma Inupi.
La pelirroja deja de preguntar y empieza la perforación.
Inupi no se inmuta, pues está acostumbrado a cosas peores.
—Listo.
Seishu se levanta de la silla y se mira hacia el espejo, admira las nuevas perforaciones. Recuerda los aretes y remarcando el sonido de sus tacones en las losas, saca la caja de su mochila.
—Yuzuha— llama mientras se acerca a ella—. ¿Me los puedes poner?
—Sí.
Ella toma la caja roja entre sus manos y la abre, dándose con la sorpresa de que eran unos hermosos aretes. Sin cuestionar quién le dio tal obsequio, empieza a ponérselos a Inupi.
Yuzuha queda maravillada por como se ve Inupi con ese par de joyas.
—¿Me quedan bien?— cuestiona Inupi al notar como lo miraba Yuzuha.
—Te quedan hermosos, mira.
Lo dirige hacia el espejo e Inui no puede quedar más que sorprendido al verse en el reflejo.
Los aretes realmente resaltan sus ojos verdes. A vista de Inupi, esto no es un regalo espontáneo de Koko y puede asegurar que lo planeó meticulosamente.
Inconscientemente apoya dos dedos en sus labios, recordando el beso que Koko le dio.
Espera con ansias el día en que se vean de nuevo.
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#InuiPegaleAKokoPorDejarteYLuegoBesaloALoDesgraciado
#FunemosAKokoYLuegoLoBesamos
#KokoFunado
Gracias queridísima lectora beta, estos hashtags me mataron JAJAJAJAJAJJAJA
Muchas gracias a los que leyeron este OS, fue muy divertido escribirlo.
FELIZ CUMPLEAÑOS A INUPI!!
Bendito personaje hermoso, INUPI SUPREMACY.
Opiniones, ¿qué les pareció?
Este pequeño OS tuvo bastante cambios siendo sincera, nunca iba a haber beso y extendí bastante la escena final.
¿Curiosidades?
1. Aquí les mando como eran los aretes:
2. ¿Razones de Koko? Realmente no las tengo claras pero... si ponemos a esto muy turbio... Digamos que sería porque realmente todavía ve a Akane en Inupi y le regaló esos aretes para ver a "Akane" más hermosa. Pero no me presten atención, es solo una teoría de la misma autora.
3. Sufrí para elegir una piedra preciosa.
4. La aguamarina es sinónimo de la felicidad, juventud, vitalidad y espiritualidad. Dicen que reduce el estrés, purifica las energías circundantes, calma la mente, despierta estados elevados de conciencia y da una sensación de paz interior muy profunda.
Eso es todo!
Espero les haya gustado!
Nat.
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