Capítulo 8

Vegeta

¡¿Qué rayos fue eso joven Vegeta?! ¡¿Qué acaso no le quedo claro la última vez?! exclamó con furia el director Weickter.

Después de haber acabado la charla o regaño al idiota que había dicho babosadas junto con su grupo, vinieron conmigo, y me encerraron en un cuarto solo con el director y un seguridad adentro.

Si, me quedó claro.

¿Entonces? esperó una respuesta.

No sé si le habrán dicho esa bola de inútiles lo que ellos le dijeron a la señorita Briefs. Pero esos si se pasaron de listos con sus palabras llenas de vulgaridad. Y yo obviamente no iba a permitir eso, empezaron a crear tontería y media acerca de mi, y sobre ella.

¿Qué cosas según usted?

No es según mi, es según como sucedieron realmente las cosas.

Bien.. continúe. noté sarcasmo en sus palabras.

Como detesto a este viejo.

Ellos crearon cosas repugnantes acerca de la señorita Briefs y sobre mi también.

¿Qué cosas?

Lo lamento director. Pero todas esas palabras son bastantes fuertes como para un muchacho de mi edad, no es apropiado decirlas. hablé intentando sonar lo más educado posible.

Todos aquí sabemos que usted es capaz de decir todas esas palabras, hasta peores.  recostó sus brazos sobre el escritorio que nos separaba.

Bueno, entonces ahora con su permiso concedido, me veo abierto a decirlas. fue como le conté cada detalle de lo sucedido, obvio saltando la parte que era una apuesta y ese era el echo del por que ahora se estaba haciendo espectáculos.

El director me miró horrorizado, y mandó a llamar nuevamente a esos jóvenes.

¿Cuál fue la versión de ellos? quise saber.

Ellos dijeron que usted los atacó diciendo que cada uno de ellos eran gays. Y que ellos se intentaron defender pero usted reaccionó de una manera brusca hasta llegar a donde los encontraron.

Si que son expertos para mentir.

Pero si tu estas fingiendo tener interés en una chica. Aquí, el que menos indicado de hablar de mentirosos, eres tú.

Me regañó, muy raramente mi subconsciente.

Y mucho más raro, es que tenía razón.

MALDITO PUTOOOOOO.

Ya entendí.

Por la puerta de atrás, entraron los protagonistas. Ellos se miraron confundidos entre ellos. Y se acercaron hacia donde nos encontrábamos. Ni me moleste en mirarlos. El director se retiró los lentes en forma rectangular, y los dejó sobre el escritorio, luego, los miró seriamente.

¿Es verdad que ustedes hablaron cochinadas acerca de la señorita Briefs y el joven Vegeta?

¿Nosotros? Nooo.. nunca, nosotros no hemos dicho nada malo. Fue Vegeta quien llegó a burlarse de nosotros por un chisme que escuchó, y nos atacó.

¡Malditos mentirosos! ¿Y así quieren llamarse mis amigos? Malditos hijo de... me interrumpió el director.

Entonces llamemos a la señorita Briefs.

Fue cuando esos inútiles se congelaron al instante. Y se retractaron de sus palabras.

¡Está bien! ¡Si! ¡Nosotros hablamos vulgaridades acerca de los dos! ¡Lo hicimos! confirmó el maldito rubio con una expresión de rendición en su feo rostro, mientras que cada uno de sus cómplices agachaba la cabeza con arrepentimiento.

No pude evitar sonreír, me relamí los labios con malicia mientras me paraba de mi asiento.

Eso significa, que ya me puedo ir.

Eso no quiere decir que se salvará de su castigo, Ouji. Lo quiero aquí después de escuela. me ordenó el director.

Como diga. sin esperar más, salgo por donde entre, y me encamino con una sonrisa triunfante hacia la clase que tenia en ese entonces.
Pero en el camino, cierta silueta femenina de cabellera azul estaba viendo algo en su casillero con la mirada caída, podía notar la tristeza en ellos a distancia.

Era Bulma. Quién sacaba un libro muy grueso de su casillero.

Bulma.. llego articular su nombre, ella me mira, y su expresión cambia a una llena de cólera. Y sin responder, se da media vuelta y corre, perdiéndose de mi vista entre los pasillos llevando consigo el grueso libro en sus brazos, el cual, esperaba ayudarle.

Era obvio que no quería verme y mucho menos hablarme, en caso, no ganaba nada si intentaba hablar con ella en ese pequeño rato. De igual manera, ella me seguiría odiando.

Con los ánimos por los suelos, tomo rumbo diferente y me comienzo a perder entre los pasillos, con tal de llegar a mi clase.

(•••)

Woooooow.. exclamó borracho Raditz. Y eso que ellos decían ser nuestros amigos. Malditos hijos de su mami. Solo querían ser populares los muy cabros.

Lo sé.

Le había contado todo a Raditz, fue cuando llegamos a su casa, y se le ocurrió beber, pero yo me negué, no tenía ánimos, además, este ya iba por su segunda botella solo. Bueno, no literalmente, lo acompañe solo con un vaso.

¡Caray! Me están llamando, espera un rato y me sigues cotando el chisme. se paró del suelo y se dirigió hacia la cocina.

Mientras yo, bueno, no tenia ni idea de lo que iba hacer el día de mañana que me la iba a encontrar otra vez.

¡Era obvio que yo no hice nada! Nunca hablé esas cosas acerca de ella, ni lo haría, eso si seria de estúpidos.

¿Y acaso tú no lo eres?

Un poco.

La cosa era. No tengo nada que disculparme con ella, eso era obvio, pero lo que si necesitaba hacer con ella era aclarar las cosas y que no piense que soy un estúpido, así es, esa es la palabra, un estúpido.

No quería que ella tuviera esa imagen acerca de mi. No quería que me viera como un idiota al que le gusta inventar cosas acerca de las otras personas, no soy de ese tipo de personas, es más, detesto ese tipo de personas.
A Raditz lo perdoné muchas veces, pero para él es pasable.

¡Una pelea!

¿Qué? me despierta de mis pensamientos, me volteo a verlo, y aún mantiene su teléfono en manos y exclama desde la cocina.

¡Habrá una pelea entre Michael y Alex! ¡¿Puedes creerlo?! ¡No podemos faltar! regresó el teléfono a su oído mientras seguía haciendo exclamaciones con su irritante voz. ¡Estaremos sin duda ahí, Steven! ¡Guarda los mejores asientos! ¡Chau y gracias! su tonta sonrisa aún estaba plantada en su rostro, y con la misma, colgó la llamada.

¡Oyéme grandísimo insecto! ¡¿Cuántas veces más tengo que repetirte que no hables por los demás?!

¿Qué? ¡No gracias! ¡No quiero ir a comer enchiladas! ¡Por que hoy habrá pelea! ¡Mueve esas patas y vamos! corrió entusiasmado hacia la puerta, pero lo detuve por que le di un fuerte golpe en el estómago, haciendo que este se detenga, y caiga al suelo retorciéndose del dolor. ¿Porqué... amigo? hablaba entrecortado.

Cállate inútil. Ahora, vete a dormir y toma un baño, apestas a muerto.

¡¡Nooo!! ¡Déjame! comencé a arrastrar su pesado cuerpo hasta llegar a las escaleras, donde me detuve por que aquí venia la peor parte. Lo más entretenido de todo este sufrimiento, era que él intentaba defenderse, pero el alcohol lo hacia muy débil, que sus golpes envés de hacerme daño, me daban caricias.

Comencé a arrastrarlo por las escaleras, donde él reaccionó y se levantó sin antes golpear su cabeza con el barandal fuertemente.

¡Mierda!

Ahora vé tu solo, no soy tu niñera.

Ya entendí mamá, ya voy.

Lo empuje dándole una patada en la espalda.

¡Apúrate!

Él se metió al baño. Mientras yo, bajé hasta llegar nuevamente a la primera planta, arreglé el desorden de Raditz. Luego, comencé a sacar mi tarea, nuevamente, matemáticas.

Me senté en el suelo recientemente limpio por mi.

Las cuatro representaciones... de esto si me acuerdo. comencé a escribir en el papel seguro de mis respuestas que practique con Bulma los primeros días. Era ese tema que tanto se me dificultaba y teníamos una completa batalla.

¿Cómo no era un imbécil?

Por la apuesta, imbécil. Pero de por sí, ya lo eres.

Ya entendí.

Después de haber escrito todo lo que sabía en el papel que nos asignó el maestro, seguí revisando la dichosa hoja con curiosidad.

Creo.. saber esto. era muy similar a lo último que Bulma me estaba enseñando, pero lo malo era que no recordaba bien. Hice memoria como podía, pero no recordaba mucho acerca del tema.

Hice hasta lo máximo que pude, intenté buscarle sentido a la mayoría de las cosas, pero no conseguía los resultados que quería, me hice expectativas por nada.

Sin duda alguna, tenia que volver hablarme con Bulma, y no sólo por el simple hecho que hay una apuesta de por medio. Sino también para que me ayude en esto, y por que además, teníamos un trato.

Necesito volver hablarle.

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