Capítulo 33

— No estés jugando con eso peliazul. — dijo Raditz negando con la cabeza. 

— ¿Crees que jugaría con algo tan delicado como esto? — solté — De verdad que te ganaste mi completo odio con esto. — luego miré a Vegeta, quien seguía igual sorprendido — Los dos. — alzó una ceja sorprendido. 

— Mierda.. — susurró, para luego comenzar a caminar en círculos. 

— Que carajos hiciste Raditz. — le reclamó Vegeta. 

— ¡Tu tampoco actúes como una víctima, eh! ¡Te recuerdo que tu sabías tanto de esto como yo, por lo tanto te vuelve cómplice! 

— ¡Ya deja de gritar! ¡Tenemos que resolver esto! — le respondió.

— Mierda.. mierda y más mierda, mierda yo, mierda todo.. — susurró él. Caminó hacia la puerta, pero luego volvió y me miró — ¿Dónde está? — preguntó 

— ¿A qué te refieres? 

— ¡Dime dónde maldita sea está Launch!

— ¡¿Dónde más crees grandísimo torpe?! ¡En su casa! — le grité. Él solo bufó

 con fastidio y salió de la casa. 

No dudé e hice lo mismo. Sabía a dónde se dirigía entonces lo seguí, sentía los pasos de alguien más detrás de mí, supuse que eran los de Vegeta.

Al momento que Raditz llegó comenzó a tocar la puerta como loco. Cuándo llegué yo Launch ya había abierto la puerta y este entró como si nada empujándola. Rápidamente entré al ver tan brusca acción, justo Vegeta llegaba.

— ¿Qué está pasando? ¿Qué hacen todos en mi casa? — preguntó ella de repente. Noté sus nervios al ver a Raditz, nos miró a cada uno expectante.

— Dime que no es cierto. — comenzó Raditz encarándola.

— ¿De.. de qué hablas? — tartamudeó sin dejar de verlo. 

— ¡Que si estás embarazada, joder! — gritó irritado. 

Vi el rostro de Launch volverse pálido al oír lo reciente. 

Luego me miró fulminante. 

— ¿Le dijiste? — susurró, pero era sonoro para todos. 

— Tenía qué. 

— ¡Por un demonio Bulma! ¡Es mi puto problema! ¡Yo sabría cuándo decirle! — me gritó. 

— ¡Te conozco, sé que no serías capaz de decirle! 

— ¡Eso no es de tu incumbencia! — vi las lágrimas asomarse en sus ojos. 

— Da igual, no me importa, pero ese bebé no tiene que nacer. — interrumpió Raditz.

— ¿En qué sentido hablas? — dije. 

— A que tiene que abortar. — soltó — Yo no me haré cargo de ese bebė. Ese bebé solo sufrirá si nace. 

— ¡¿Cómo te atreves a decirle eso?! — le grité. 

— ¡¿Y qué?! ¡¿Acaso sabemos algo sobre bebés?! ¡No! ¡De nada servirá tener un bebé! ¡Para ahorrarnos problemas lo mejor será deshacernos de ese error! 

— ¡Este bebé no es un error! — saltó Launch — ¡Te recuerdo que fuiste tú quien se aprovechó de mí! 

— ¡Por eso digo! ¡¿Tienes alguna idea de cómo ser mamá?! ¡¿Tengo yo experiencia?! ¡Ninguno la tiene! ¡Así que ahora te cambias y nos vamos a un hospital! — ordenó. 

— ¡Lárgate! — gritó ella.

— ¿Qué? 

— ¡Te he dicho que te largues maldito insensible! — luego fijó su mirada en Vegeta — ¡Los dos! ¡Quiero que se vayan de mi casa ya! — vi unas cuantas lágrimas caer. 

Ambos hombres salieron de la casa, crucé mis brazos y desvié mi mirada cuando supe que Vegeta me miraba. No quería hablar con él. 

Una vez que ambos se fueron. Launch volvió a caer en el sillón hecha pedazos sin dejar de llorar. Algo dentro de mi se estrujó y me senté a su lado. 

— Lo odio. — agarró una de las almohadas que habían y la aplastó — Jamás debí enamorarme de él. 

— Yo.. lo siento mucho Launch, sé que no era la indicada para decirles pero.., estaba tan furiosa por lo que te habían hecho que no aguante las ganas y le dije. Perdóname en serio. 

— Sabía que algo como esto iba a pasar. Sabía que él iba a pedirme que aborte o algo parecido. Sabía que él no iba a aceptarlo. — cubrió su rostro. — ¿Qué voy hacer? ¡Yo no sé nada sobre bebés! — me levanté y fui a traer unos cuantos pañuelos — Tal vez Raditz tenga razón y debería abortar. 

— ¿Qué? ¿Acaso perdiste la cabeza? 

— ¿Y qué le voy a ofrecer a este bebé? No trabajo, sigo estudiando, mis padres van a matarme, no sé nada acerca de maternidad, y ni siquiera cuento con el apoyo del padre. — agachó la cabeza. 

— Pero tú puedes sacarlo adelante. 

— Todos en la escuela se van a burlar de mi. ¿Has visto a alguien más que esté embarazada?.

Negué con la cabeza. 

— Solo te pido que lo pienses un poco, es un bebé, una vida más, y.. no lo sé, es decisión tuya. — me di por vencida, bien no podía mandar sobre ella y su vida o cuerpo, pero si le puedo aconsejar. — Te daré espacio para que lo pienses. Nos vemos. — sin más que decir salí de su casa. 

Cuando llegué a la mía procuré no hacer mucho ruido, no era noche, pero no quería encontrarme con Vegeta, todavía no olvidaba lo que Launch me había confesado. 

Y para suerte mía, lo vi bajando las escaleras. Mi enojo no pudo evitar salir con solo verlo. 

— ¿Por qué cada vez que las cosas están bien entre nosotros tiene que pasar algo? — dije captando su atención, él frunció su ceño. 

— No me metas en tus cosas. 

— ¿Disculpa? ¡Te recuerdo que tú también fuiste partícipe en el secuestro de Launch! ¡Sabías de ella sin embargo no me dijiste nada! 

— ¡Yo le dije a Raditz que era mala idea! ¡Pero ya lo conoces! 

— Jamás pensé que llegarían tan lejos por una estupidez que ustedes dos comenzaron. 

— Bueno, ¿Sabes algo? ¡Todo lo que le acaba de pasar es tu culpa! 

— ¡¿Qué dices?! ¡Ustedes la secuestraron cínicos! 

— ¡Si! ¡¿Pero quien la mandó a buscar a Raditz y seducirlo?! 

— ¡No lo hice con malas intenciones! 

— ¡Ponte a pensar, que tú también eres otra loca! ¡Si no fuera porque mandaste a tu amiga nada de esto hubiera pasado! 

— ¡Lo hice porque no confiaba en ti! 

— ¡¿En serio?! ¡No me digas! ¡Pudiste haberlo hecho tú misma y no arriesgando a otras personas! ¡Mira lo que lograste! 

— ¡Yo no tengo la culpa que Raditz sea un idiota! 

— ¡No pongas eso de excusa! ¡Yo jamás mandaría a mi mejor amigo a que se acueste con una tipa porque yo quiero!

— ¡Tú no sabes nada! ¡Jamás pensé que saldría lastimada!

— ¡Pero lo está! ¡Está dañada, traumada, embarazada, y todo gracias a ti! — gritó 

— Ustedes iniciaron la apuesta.. — susurré, no aguantaba más, nuevamente no me sentía bien entonces corrí pasando por su lado, pero sus brazos me sujetaron la cintura provocando que quede en frente de él. — ¡Suéltame! — comencé a forcejear, mi piel me pedía pasar algo con punto en ellos. 

— ¿A dónde vas? Nosotros todavía no hemos terminado

— ¿Qué vas a decirme ahora? ¡Ya entendí, todo es mi culpa, déjame en paz! — de impulso, lo golpeé en la entrepierna, logrando ser liberada de su agarre, fue que comencé a correr hacia mi habitación, a lo poco pude escuchar sus pasos seguirme, llegué a mi habitación y cerré la puerta, me metí al baño y saqué la pequeña navaja que tenía detrás del espejo que también era un estante. 

— ¡Bulma, abre la maldita puerta! 

"¡Tú tienes la culpa de todo!" 

Mordí mi labio inferior con fuerza al recordar sus palabras. 

— Nada de esto hubiera pasado si no fuera por mi. — susurré dispuesta a comenzar a cortarme yo misma.

Pero un fuerte golpe se escuchó fuera del baño provocando que me exalte y mi mirada se dirige hacía ahí. 

— ¡Suelta eso! — para mi mala suerte había dejado la puerta abierta. Pero eso no fue impedimento para lograr cerrarla justo en el momento que él se acercaba corriendo dónde estaba. — ¡Joder, no lo hagas! 

— ¡Cállate! ¡Tú solo lo has provocado! — nuevamente, cuándo me encontraba dispuesta a clavar aquel objetivo en mi piel. Derribó la puerta como si de cualquier cosa se tratase y de nueva cuenta se acercó a mi. 

En ese momento pasé por debajo de su brazo, logrando salir del baño, mi destino era aunque sea terminar dentro del cuarto de mi padre y encerrarme ahí y terminar lo que había comenzado. 

Pero sin darme cuenta y no dándome tiempo para correr. El mismo no perdió el tiempo y me sujetó del brazo que no tenía el objeto y me volteó, rápidamente comencé a mover mi brazo con tal de que me soltara. 

— ¡Déjame! — intentaba empujarlo con mi mano libre. Pero él aprovechó eso y me sujetó la otra muñeca, pero no solté aquel objeto. 

— ¿En serio? — traté de librarme de su agarre, él sin tratar de lastimarme seguía manteniéndose firme, pero yo era la que se movía como gusano, provocando que él también lo haga, esperaba que él se cansase de tanto movimiento y me dejase, comenzamos a retroceder, gracias a que de alguna u otra forma quería que me suelte. 

Pero llegó un momento que él tomó control y sentí como caiamos, por unos segundos me asusté creyendo que caeríamos al piso, pero mi impresión fue otra al sentir el suave lugar donde caímos, era mi cama, sus manos mandaron las mías por encima de mi cabeza, logrando haciendo más difícil la situación.  

— Déjame ya. — no podía evitar sentirme nerviosa al tenerlo de esta manera. 

— Primero prométeme que soltara esa cosa y… — no pudo terminar, debido a que un fuerte grito nos alteró a ambos. 

— ¡¿Qué demonios está sucediendo aquí?! — gritó mi padre apareciendo por la puerta de mi habitación. 

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