Capítulo 25
Hashirama siguió de cerca a su padre con pasos apresurados que igualaban la distancia que cubrían las piernas más largas del mayor. Sus zapatos chasquearon dramáticamente sobre la loseta pulcra cuando llegaron al lugar donde sería la reunión de negocios con la empresa rival.
“Espera afuera. Te llevaré con el médico cuando acabe” dice él, dándole un apretón suave sobre su hombro antes de seguir adelante y cruzar las puertas que lo llevaban a la sala audiovisual. No esperó el asentimiento de Hashirama, pero él tampoco estaba demasiado entusiasmado con los retrasos.
Estaba aburrido y frustrado a partes iguales. Sus hermanos y padres no dejaban de hablar puertas cerradas sobre él, sobre su comportamiento. Es debido a la lesión en el lóbulo prefrontal, fue lo que dijo el médico, ocasionando un cambio en la percepción de las emociones y la propia personalidad.
Estaban preocupados por la mirada que llevaba, ‘Quiero que vuelva a ser como antes, hermano’ recuerda que escuchó a Kawarama confesarle a Tobirama en secreto.
Suspira, caminando a un ritmo lento a través del pasillo con pasos taciturnos. Su mirada sigue las líneas en el suelo, intentando evitar pisarlas en su camino.
“Hey” escucha una voz tan joven como él dirigirse hacia su persona. Alza la cabeza para ver a un chico un poco más alto que él, con cabello negro sobresaliendo como las espinas de un erizo, y ojos oscuros que lo miraban fijamente con una chispa en ellos.
“¿Yo?” pregunta, retórico.
“Sí. Eres el único aquí además de mí” replica el chico con descaro, “¿Por qué te ves como si alguien hubiera atropellado a tu gato?”
Hashirama parpadea por un segundo antes de hacer una mueca, “No es nada” niega, cambiando de peso a su otra pierna cuando ve que el chico no parece satisfecho, “En serio”
“Lo que sea que te moleste... ¡Te enseñaré un truco para sentirte mejor!” exclama, con una sonrisa confiada que hace que Hashirama se interese, inconscientemente inclinándose hacia adelante para escuchar al chico hablar en tono conspirador, como si compartiera algo de gran valor. El chico toma la muñeca de Hashirama con cuidado, arrastrándola hacia adelante hasta que queda entre ambos. Entonces le pide que abra la palma de la mano. “Entonces trazas dos líneas, haciendo el kanji para persona tres veces…” explica, trazándolos con dedos cálidos que hacen que la piel sensible de su mano hormiguee, “Y lo tragas”
“¿Cómo?” pregunta a la ligera, pero acerca su mano hacia su boca, fingiendo que traga un objeto invisible en su mano. Mira con desconcierto la gran sonrisa en el rostro del otro, esperando expectante, a lo que le responde con una sonrisa propia que es más bien resignada. Entonces hace un giro de ciento ochenta grados, sonriendo brillante, con ojos amplios llenos de admiración “Wow, eso fue delicioso, creo que este hechizo mágico hizo que mis preocupaciones desaparezcan…”
“¡Silencio!” exclama con las mejillas ligeramente sonrojadas, pero luego se relaja, sonriendo con victoria “Así que finalmente admites tener preocupaciones”
El rostro de Hashirama se vuelve a oscurecer, “Simplemente…” murmura, tocando su frente como una reminiscencia, “Simplemente… Todos siguen queriendo que me comporte de una manera con la que no me siento cómodo aún…”
Un suspiro le llama la atención, haciendo que mire hacia arriba, “Entonces no lo seas” declara, y antes de que pueda protestar, prosigue, “Si te molestan por ello, actúa frente a ellos, pero cuando estés solo, o quizás con alguien de confianza, sólo actúa como quieras”
“Si fuera tan fácil, ya lo habría hecho antes”
“¡Bueno! Entiendo porqué no quieres ser un mocoso sarcástico, pero nunca podría ser amigo de alguien que finge ser otra persona” dice el chico, golpeando su mano lejos del vendaje para mirarlo de frente. Sus ojos no son negros, se da cuenta, sino grises obscuros.
Hashirama siente algo alzarse dentro de sí mismo, algo como la molestia, piensa para sí mismo, “¿Por qué querría ser tu amigo? Quizás es solitario eres tú”
No se arrepiente después de ser golpeado por el chico, n siquiera cuando el vendaje se deshace y tienen que intentar volver a ponerlo donde va, aunque no luce tan pulcro como cuando su madre lo arregló para él en la mañana.
“Ya que insistes puedo ser tu amigo” dice Hashirama, y por primera vez cree que sus ojos brillan de la misma manera que los del chico, aunque duda que parezcan sonreír con la alegría que el otro demuestra con facilidad, un tipo de determinación que no flaquea ante sus burlas e intenta superarlo, competir, seguirle el ritmo e ir más allá. “¿Cómo te llamas?”
“¿Por fin te dignas a preguntarlo?”
Entonces hay un llamado detrás de ellos que les llama la atención. Una voz firme y apática que llama un nombre que no reconoce, pero el otro chico sí porque responde, “Sí, padre.” Responde rápidamente, girándose para despedirse de manera apropiada antes de retirarse.
Su padre sale poco después, pero Hashirama sólo puede pensar en una cosa, “Así que Madara… Y si su padre era el que estaba en la reunión, entonces… Uchiha Madara” sonríe un poco, demasiado pequeño para que se note, pero por primera vez sus pensamientos dejan de girar en círculos alrededor del ambiente oscuro que había invadido su casa, por lo que no se queja.
…
La puerta del baño permanece cerrada mientras imagina la sonrisa que le dio el chico, una amplia y alegre, que hacía que la piel alrededor de los ojos se arrugara ligeramente. Intenta imitarla, aunque por alguna razón no ve sus ojos brillar como los de las demás personas.
No se supone que las emociones realmente re reflejen de esa manera, ¿o sí? No está seguro, pero no parece funcionar de todos modos así que vuelve a revisar su rostro. Quizás si abre un poco más sus ojos..
Y ahí puede ver. Una sonrisa como las que se ven en las fotografías en el pasillo adyacente a la cocina en su propia persona. La luz del foco se refleja en la parte superior de sus ojos, ¡Las pestañas cubrían el reflejo de la luz!
“Si te molestan por ello, actúa frente a ellos, pero cuando estés solo, o quizás con alguien de confianza, sólo actúa como quieras”
Hashirama sale del baño, apagando la luz detrás de sí cuando se encuentra cara a cara con Tobirama. El niño parecía ponerse nervioso a su alrededor, aunque a su vez parecía que no quería dejarlo sólo, lo cual lo confundía un poco, pero estaba bien, porque muy pronto iba a dejar de ser un problema. “¡Hey, Tobi!” exclama, extendiendo sus labios en una amplia sonrisa y recordando contraer los músculos alrededor de los ojos, “¿Ya está lista la cena?”
Tobirama se ve sorprendido por un momento. Cree ver que sus ojos se cristalicen, pero no es del tipo emocional así que quizás debe equivocarse, “Sí.. Madre me pidió que te llamara”
“Entonces, vamos” dice, tranquilamente pero con ánimo, tomando la mano de su hermano pequeño para dirigirse a la cocina cuando ve que se queda congelado en medio del pasillo.
…
Han pasado tres años desde entonces, así que cuando Hashirama se presenta a la clase con una sonrisa que podría opacar al sol, no se extraña del hecho de que Madara no parezca superponer su imagen a la del niño con una mirada vacía y un humor seco.
Hace lo mejor que puede para llevarse bien con él, para llamar su atención, aunque parece surgir el efecto contrario. Ve lo que parece una mirada de odio, y por un momento su corazón parece detenerse antes de golpear más fuerte.
“¿Estás enamorado de Madara o algo?” se burla de manera traviesa su ahora amiga más cercana, Mito.
“¿Cómo saber cuándo estás enamorado de alguien?” pregunta, con una mirada contemplativa, sin descartarlo.
“¡Y tienes once, Hashirama!” suspira, “Mira, cuando estás enamorado de una persona, la miras más que a otras… Sientes ganas de pasar todo el tiempo con esa persona, de ver todas sus facetas. Quieres conocerlo mejor que nadie, ser la única persona que mire, tenerlo sólo para ti…” termina, antes de encogerse de hombros, “Aunque es muy idealizado, no creo que sea sólo eso”
Pero ya es demasiado tarde, porque ve que la mirada de Hashirama se obscurece de una manera que pocas veces ha visto, “¿Tenerlo sólo para mí, que sea al único que mire?” repite, y luego sonríe cuando la mira después de un rato, intentando parecer inofensivo, pero sólo parece más aterrador. Mito se disculpa mentalmente con Madara, porque si un día desaparece, no tiene absolutamente ninguna duda del culpable.
…
“Mira, cuando estás enamorado de una persona, la miras más que a otras… Sientes ganas de pasar todo el tiempo con esa persona, de ver todas sus facetas. Quieres conocerlo mejor que nadie, ser la única persona que mire, tenerlo sólo para ti…”
‘Las facetas de Madara…’ piensa, recordando al chico que le sonrió ampliamente, al chico que lo miro con brusquedad cuando ganó en la competencia escolar, y al chico que descansaba tranquilamente dormitando en medio del receso para el almuerzo. Comienza a imaginar, ¿cómo se vería Madara cuando se sorprende?, ¿Cuándo disfruta algo?, ¿Cuándo está triste?, ¿Qué cara pondría si estuviera con Hashirama? Quizás no le agrada ahora, pero, ¿y si sólo tuviera a Hashirama? En ese caso definitivamente tendría que cambiar de opinión.
Quizás si lo encierra para sí mismo. Al principio no estaría feliz, pero podría establecer un sistema de castigo-recompensa. Las personas necesitan contacto humano, e incluso el gran Madara va a doblegar en algún momento.
Sacude sus pensamientos por un momento, pero permanecen en el fondo de su mente. Todavía tiene tiempo para Madara, y si no, entonces necesita esperar a conseguir su propia casa. Una donde nadie más pueda entrar, y donde cierto alguien no pueda salir.
...
Nota del autor:
¡Y por fin llegamos al lado oscuro, sí!
Tuve que buscar muchas cosas turbias. Si la policía visita mi casa, ya saben por qué. Pero bueno, ¡Comenten si quieren que Hashirama se viole a Madara en el próximo capítulo!
Digo, noooo
Ahora a ir a maldecir a mi amiga por cumplir años en el mismo día de la fecha de entrega del proyecto... Iré a escribir su regalo... Pero shh, ¡no le digan!
That's me in real life ↑
Chao pescado 🐟
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