Capítulo 24

El tiempo pasó volando con lo que podrían llamarse pequeñas citas, y fue en ese momento en el que Madara se arrepintió totalmente de dejarse llevar y aceptar cualquier tipo de propuesta romántica que Hashirama le hizo alguna vez porque Dios, Hashirama es tan cursi

– Di Aaah – dice de repente Hashirama una cucharada de pastel a unos centímetros de su boca. Están en un parque público y ya puede sentir como sus mejillas se sonrojan.

– ¡Jamás! – farfulla, agachando la cabeza y desviando la cabeza ligeramente. Hashirama se ríe sin verse afectado, llevándose la cuchara a su propia boca sin haber esperado más de Madara.

Hashirama sonríe alegremente, sin que parezca que le importa nada más en el mundo. Toma la muñeca de Madara a pesar de sus propuestas ("¡He-hey, estamos en público Hashirama...!", "Umhm")

Se detiene frente a una exhibición de postres y el corazón de Madara se derrite. – La cosa es – dice Hashirama con una sonrisa maliciosa, – Estos postres están en especial para las parejas, ¿Sabes?

Siente que su estómago se agita pero lo ignora decididamente, – Entonces no debería de haber algún problema – replica obstinadamente, empujándolos hacia adelante

– ¡Cierto!

...

Hashirama extiende fotos y apuntes por igual en el suelo a su alrededor de sus piernas cruzadas. Los mira con detenimiento, una mirada calculadora que demuestra lo mucho que se lo toma en serio.

Esa es la escena con la que Tobirama se encuentra cuando sus padres le piden que llame a sus hermanos para bajar a cenar. Tobirama sabe que tendrá que escuchar cualquier plan de su hermano si quiere que de hecho escuché cualquier palabra que salga de su boca, así que se está preparando mentalmente, pero por suerte Kawarama llega antes.

– ¡Ohhh! ¿Qué haces, hermano? – pregunta con asombro, y ahora que Tobirama lo mira, le inquieta un poco la admiración que detecta en su voz. Intenta imaginar a un Kawarama obsesionado firmemente en alguien y se estremece. Es totalmente posible, maldición.

– Bueno, estaba pensando en que me gusta mucho Madara

Tobirama resopla, – No me digas – a lo que Kawarama se ríe entre dientes

– Y entonces, – continua Hashirama sin importarle, – estoy muy feliz de que le guste también, pero eso no es suficiente

Kawarama baja la voz, – No puedes encerrarlo en el sótano mientras papá está aquí, hermano

Hashirama niega con la cabeza rápidamente, – Aún no, de todos modos. Verás, Madara es muy tímido, le da pena incluso que nos tomemos de las manos, mucho menos por iniciativa propia, pero responde mejor cuando lo guío, incluso competitivo, ¿Puedes seguirme, hermanito?

Kawarama junta las manos con adoración frente a él, mirando a su hermano como si fuera un genio absoluto, – ¡Vas a tomar la iniciativa!

– ¡Sip! – tararea, recogiendo dos de las hojas para ponerlas hasta el frente junto a una foto de Madara mirándolo sorprendido cuando lo llevo de la mano a la pastelería.

Tobirama palidece, – Hashirama – dice lentamente, – si vas a comenzar a actuar espeluznante otra vez, no lo hagas frente a mí

– ¡Sin promesas, Tobi-chaaaan! – exclama Hashirama huyendo escaleras abajo, dejando a sus dos hermanos atrás para tener una conversación sin su conocimiento.

– ¿Espeluznante? – pregunta Kawarama, – Siempre dices eso de Hashirama, pero él sólo es un poco... Terco.

Los ojos del mayor se entrecierran, – Eso es porque eres demasiado joven para recordar la época antes de que Hashirama conociera a Madara. Esa es, básicamente, la razón por la que padre sigue enviando a Hashirama a la escuela pública de Konoha en vez de a una más prestigiosa

– ¿Por qué?

Tobirama sonríe, dándole unas palmaditas al suelo junto a él, mandando a volar los papeles y fotos de Hashirama a un rincón. Es su culpa por ser tan desordenado de todos modos. Se ponen cómodos, sabiendo que después serían regañados por tardar tanto, pero siento Tobirama uno de los dos, se los excusaria con mayor facilidad.

Todo comenzó...

...

Tobirama es demasiado joven para esto, fue lo que dijeron sus padres, mientras el niño se sentaba en la incómoda silla de metal intentando reflejar la postura que su padre solía mostrar en medio de un asunto importante.

Tenía sueño, pero no podía descansar ni un segundo. Su hermano había quedado inconsciente después de que el coche chocara contra él, recibiendo el golpe después de empujarlo fuera del camino.

Era un idiota. Simplemente debió de haber dejado que golpeara a Tobirama, y entonces no estaría en la sala de emergencias, al borde de la muerte.

Su hermano siempre sonriente, cariñoso, empático y un poco cobarde estaba en esa situación por su culpa, y no podía hacer nada al respecto.

'¡Es porque eres mi pequeño y adorable hermano menor, a pesar de que actúes como el mayor, Tobi-chan, así que es mi deber protegerte!' piensa que habría respondido de haberlo escuchado.

Entonces el médico salió de la sala de emergencia, cansado pero con la compostura firme y profesional. "La cirugía ha sido un éxito" fue lo primero que anunció, antes de que comenzaran las advertencias sobre las posibles secuelas.

Nada lo preparó para cuando, unos días después, cuando Hashirama ya había despertado y a Tobirama se le permitió entrar para verlo, lo encontraría sentado en la cama del hospital con una morada carente de emociones en su rostro.

Las vendas se enredaban en su cabello corto, rodeando la zona en su frente, con unos cuantos vendajes alrededor de su cuello y su brazo firmemente enyesado.

Entonces giró la cabeza cuando dió un paso adelante en la habitación, precavido, "¿Anija?" Murmura con duda cuando su expresión no cambió. Estaba comenzando a asustarse, pensando que era más grave de lo que dijeron.

"Hey, Tobirama" Murmuró. Los ojos marrones se entrecerraron, fijándolo en su lugar con el cuerpo tenso. Entonces Hashirama vuelve a hablar, impasible, "¿Por qué retrocedes?"

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