Capítulo 17
Si Madara creyó que eran imaginaciones suyas, al llegar a la escuela pudo confirmar que en definitiva, Hashirama estaba siendo raro.
¿Porqué no lo estaba molestando con sus estúpidas quejas? Ya había aceptado que podría, tal vez, quizás, gustarle Hashirama pero no creyó que iba a extrañarlo, si llegaba a irse.
Era, era... Tan doloroso, la forma en la que ahora le era indiferente. No habían típicos "¡Hey, Madaraaa!" Con una sonrisa tonta, ni amenazas de muerte para los que se atrevían a sugerir hacer equipo con Madara, no, incluso hizo equipo con Mito un par de veces.
Dejó a Madara desconcertado hasta niveles exorbitantes, y aunque no quiera admitirlo, un poco dolido y solitario.
¿Hashirama se aburrió de él? Quizás fue demasiado grosero... ¿Debería intentar disculparse? ¡Pero ni siquiera es que hubiera hecho algo particularmente malo!.
Creyó que Hashirama incluso podría corresponderle, por la forma en la que se comportaba pero... ¿Porqué tiene que enamorarse de alguien que no le corresponde? Simplemente debería fingir que nada pasó, porque es imposible que alguien no le corresponda y quedé como tonto persiguiendo a un idiota.
Excepto que no quería hacer nada.
– Te ves decepcionado amorosamente – murmuró Itachi a su lado, apareciendo de la nada. Madara volvió a suspirar, mirando a la nada mientras sostiene los palillos entre sus dedos sin tomar un bocado de comida.
– Sólo estoy pensando en un proyecto que... Tengo que hacer y... Es importante – se excusó sin ganas, ya sabiendo que Itachi era extrañamente perceptivo desde pequeño, y si había alguien a quien podrías derramarle los frijoles sin miedo, era a su pequeño y lindo hermanito responsable.
Ósea, Itachi, porque los otros eran unos vagos.
– ¿Es por Senju-san? – preguntó, aún amnteniendo el respeto a sus mayores pese a que ahora estaba en un grado superior.
Estaba tan dubitativo que aún no había procesado la información correctamente para entrar en pánico y regañarlo. Eso era decir bastante.
– No – se quejó, mirando con el cebo fruncido a dónde estaba el castaño, a penas mirándose detrás de los árboles, pero aún así visible. No quería que Hashirama pensara tonterías como que estaba triste por su culpa.
Itachi, por supuesto, era total y completamente consciente del plan de Shisui, quién por mejor actor que fuera, no podía engañarlo ni en mil años, como se jactaba Sasuke.
– Quizás Senju-san quiere que intentes tener la iniciativa – opinó despreocupadamente, como si lo estuviera deduciendo en la marcha aunque ya venía con discurso preparado. – ¿No es él quien te habla normalmente? Tal vez no está seguro si en verdad le quieres, y por eso espera a que te acerques a él en vez de al revés.
Con cada palabra, Madara se inclinaba inconscientenente un grado más cerca de Itachi, hasta quedar uno al lado del otro para susurrar sin que nadie los escuchara.
– ¿Entonces debería hablarle? – susurró con una expresión entre disgustada y determinada.
– Es una buena manera de comenzar – . Alabó Itachi con una pequeña sonrisa.
...
Cuando la maestra de inglés les pidió hacer equipos de dos, Madara decidió hacer un movimiento.
Hashirama, sentado dos asientos detrás de él, iba a hacer equipo con él, le guste o no.
– Hey, Hashirama – murmuró, con una mirada amenazante. – Toma tus cosas, harás equipo conmigo. – dijo, con una amenaza implícita de 'no te atrevas a rechazarme o si no...'.
Pero sus temores no se hicieron realidad, afortunadamente.
...
– ¡Claro! – respondió Hashirama, internamente aliviado de que Madara por fin intentara hablar con él, cada segundo muriendo internamente un poco más.
¿Y si después de todo tenía que matar a su gato? Sería horrible, ahora el "Hashiramaaaa" sería lleno de ira y odio... Aunque por Madara buscándolo tan insistente te, podría intentarlo.
Digo, qué. No, no, iba a intentar hacerlo a la antigua, haciendo feliz al otro para que lo busque.
Después de eso, comenzaron a trabajar como normalmente, o al menos intentaron hacerlo normalmente, porque lo dos estaban tan tensos y nerviosos que Hana, de todas las personas, dijo algo.
Hashirama dudaba que incluso Madara supiera quién era.
– ¡Ustedes dos! – exclamó la Inuzuka, chocando sus manos escandalosamente en el escritorio de ellos. – Por dios, se aman, mutuamente, ¡Aceptenlo y ya besense! – exclamó, lo suficientemente alto para que los salones de los costados los esucharan.
Todo se quedó en silencio, incluso Mito, quién miraba con los ojos abiertos como si acabara de ver un fantasma.
Entonces la maestra interrumpió el tenso silencio. – Sí, por dios, sólo besense y ya.
Si creyeron que iban a ayudarlos, estaban muy equivocados. El salón comenzó a exclamar 'beso, beso' una y otra vez mientras aplaudían ruidosamente.
Estaba poniendo a Hashirama cada vez más y más nervioso, sin tener ni la más mínima idea de qué hacer. Ni siquiera se atrevió a mirar a Madara para saber qué estaba haciendo o qué expresión tenía.
...
Madara, siendo la persona total y completamente prudente que era, decidió mirar la expresión de Hashirama antes de hacer un movimiento.
De alguna manera, no le sorprendió verlo pasmado con una sonrisa nerviosa a mitad de una palabra sin pronunciar. Parecía una estatua.
Madara suspiró. Las cosas que tenía que hacer. Abrió la boca para callarlos, pero antes de poder decir algo, la Uzumaki demasiado amigable de Hashirama se levantó de su lugar, sonriendo con una mirada oh, tan diabólica.
– Ahora que lo pienso, ¿No tienes algo que hacer, Ha-shi-ra-ma? – dijo con el tono más dulce, su voz casi completamente ahogada entre los gritos de los alumnos.
Parecía que Hashirama se iba a desmayar, notó con creciente pánico. ¿Qué diablos está pasando y qué rayos es eso que 'tiene que hacer'?
Mito se acercó a Hashirama, aún sonriendo, mientras que el castaño parecía querer hacerse uno con el asiento y desaparecer para siempre.
...
Hashirama sólo quería morir, cuando Mito se acercó a él con una sonrisa traviesa, de esas que usaba para vengarse de él cuando algo particularmente malo sucedía.
– La apuesta, Hashirama – murmuró ella, con sus ojos llenos de diversión.
– ¿¡Ahora!? – exclamó en un gritó ahogado.
– Obviamente, a menos que quieras que esto salga a la luz – dijo, sacando un pequeño USB.
...
– ¿Cómo sé que vas a cumplir la apuesta? Conociéndote, ya vas a acobardar – se quejaba la otra. – Quiero un seguro
– ¿Un seguro?
– Sí, quiero evidencia de tu terrible obsesión, y si entonces cuando tengas que hacerlo, si te acobardas, te lo mostraré y no te quedará de otra... Porque de lo contrario me encargaré de que Shisui lo haga saber a todos
Shisui asintió con firmeza. – Seré testigo, y me encargaré de hacerlo, así que de eso no habrá que preocuparse.
...
n/a: Esto se quedará... En un terrible suspenso, sí
Debo hacer mis deberes... Pero me da tanta flojera... Pero tengo que hacerlo, ni modo. Como consuelo, seré feliz leyendo sus hermosos comentarios.
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