Capítulo 1 🔸El otro lado de la moneda


Muchas veces los adultos siempre nos muestran el lado positivo de la vida, raramente nos dicen la otra cara y lo difícil que puede ser la vida. Es verdad nadie tiene una vida perfecta pero es normal mostrar lo bueno y dejar a un lado los problemas y carencias que hay detrás.

  Para hondar un poco más en mi vida quiero presentarle a mi padre, si... Es él. Conviene subrayar que es muy trabajador, su físico es varonil, complexión madura, refleja sensatez, ternura, autoridad. Cada cualidad es el reflejo que sus sentimientos son reales.

  Les cuento.

  Él antes se dedicaba, por muchos años a trabajar en el gobierno, era muy utilizado por la sociedad porque no tardaba en atender asuntos relacionados con el país de forma inmediata. Al punto de ganarse buena reputación ante todos, sus intenciones por ayudar eran buenas por eso tuvo un nutrido círculo de compañeros de trabajo que siempre estaban a su alrededor.

   Disfrutaba papá de su trabajo, además el plus es que ganaba lo suficiente como para tenernos muy bien.

  Sin embargo de un día para otro, su jefe le dijo que ya no se presentará a trabajar, escuchar esa noticia papá era de no creer, porque anteriormente le había dicho que lo ascendería. Al hondar más en detalle con el jefe se llevó la sorpresa que el que estaba detrás de su despido era su mejor amigo, el tal Roberto por supuesto papá se entristeció mucho. Ese señor Invento una historia que mi padre había hecho fraude y otras cosas ilícitas, por lo visto no podía soportar la idea que mi padre ocupará un puesto superior a él, de ser Roberto amigable se vio ventajoso y arrogante.

Esa disque amistad fué falsa y efímera.

  En un principio papá estaba ansioso al no tener trabajo, se ponía a llenar muchas solicitudes y las llevaba a las empresas o negocios, le hacían la entrevista, pasaban los días y nadie le llamaba, a pesar que tenía mucha experiencia en negocios y en administración.

Por si fuera poco lo que había ahorrado se estaba acabando.

  No obstante un vecino se quedó a platicar con mi papá y de ahí salió el tema del trabajo, así pudo el vecino recomendarlo. Papá no sabía de que se trataba pero de inmediato quizo ir  con el señor, él lo que quería era trabajar honradamente y, asi comenzó a trabajar como taxista.

Día a día se esfuerza por traer dinero a casa para que tengamos lo necesario. Aunque eso signifique que pase noches sin dormir.

  Reconozco que es un buen padre. ¡Qué podría decir de mi papi! Si lo veo como mi persona favorita.

  Resulta ser... Que mientras crecía, escuchaba de la boca de papá, muchas historias de súper héroes que salvaban siempre a la humanidad, pero yo imaginaba en esas historias a mis dos padres, porque para mí eran mis “Grandes Héroes. Así se me hacía más real lo que me contaban. Y como todo héroe tiene que salvar a alguien, bueno..., esa era yo.

  Me parecía que vivía en un mundo fantástico donde siempre terminaba con un buen final, por lo menos eso me inspiraba, motivaba a que no me rindiera. Era una idea por decirlo así para salir de mi cama y poder hacer un poco más que solo hablar con las personas, sino ayudarlas con mis acciones aunque sean cosas pequeñas.

¿Saben algo?

  En el momento que papá quiere conversar conmigo parece duro por fuera, pero es puro dulce en su interior como el higo. Él es muy cariñoso, amoroso y también con mi mamá. Y siempre que tengo frío, por las noches me acobija, en caso de que haya un roedor, él es el único de la casa que lo persigue hasta atraparlo aún muera por dentro de miedo, todo lo hace porque me ama mucho... Pero mucho...

  No quiero ocultar que algunas veces, fue firme conmigo, corregía mis conductas y mostraba lo que estaba bien y mal.

  En cuanto a mamá, ella se llama Cielo, y literalmente cayó del cielo: es una madre buena, cariñosa, fuerte e inteligente. Lo que me gusta de ella es que cuando caminamos y hay viento su hermoso cabello se balancea y, esas suaves ondas desprenden un olor a rosas frescas, perfecto para acariciar mis sentidos.

  Desde pequeña mamá, me enseñó a leer y escribir muy rápido ¡antes de lo esperado! Lo me ayudó mucho cuando entre a la escuela. También estuvo a mi lado para guiarme y auxiliarme en mis tareas por más sencilla que fuera, yo dejaba que estuviera aunque me supiera la respuesta, es que estar cerca de ella me da felicidad.

  Respecto como adquirí el conocimiento tan joven, fue por ser una lectora apasionada porque en mi casa poseía diferentes tipos de libros, unos dedicados a matemáticas, física, química entre otros, para mí no estaba de más aprender y, sabía cosas que no sabrían los de mi edad.

También leía otros libros como cuentos, novelas hasta poesía y, si leía algo conmovedor lo recitaba para recordarlo.

  Mamá al ver las habilidades que sobresalía me decía: «podrás con tu inteligencia ser cirujana". Pero yo no prestaba atención a lo que decía.

Aún hay más que contar de mi mamá.

  En la semana las dos siempre hacemos una pausa a nuestras actividades, ella me enseñaba a dibujar, sinceramente dibuja muy hermoso y también amé hacerlo, ahora dibujar sea convertido en mi mayor hobbie. A consecuencia de que dibujaba bonito, mamá me regaló una libreta y variedad de colores, eso me dio mucho ánimo.

Y en mi interior decía: «quizás un día llegué a dibujar como mamá».

  En todos los sentidos mamá es mi gran apoyo, es mi refugio seguro cuando estoy triste, a pesar de que está cansada busca esos momentos para demostrarme su cariño y escucharme, además no se cómo de repente se las arreglaba y decía algo gracioso y me hacía mucho reír. Todo ese ruido que salía de nuestras bocas, la casa se llenaba de ese buen humor.

  Al Observar cómo es conmigo me hace sentir muy querida. ¡Es la mejor amiga que puedo tener! Tiene tantas hermosas cualidades que incluso ocupa su tiempo en trabajar para ayudarle a papá en los gastos de casa.

Ella hace mermeladas de fruta de distintos sabores. Cuando las labora en su mirada hay pasión y amor porque lo hace de corazón, su motor es su familia.

Mamá siempre encuentra el equilibrio perfecto entre la familia y trabajo.

  Por eso papá se complementa muy bien con mamá, son un bonito equipo y en ese equipo me incluyo, porque cuando no tengo mucha tarea ayudo con las mermeladas en lo que puedo. ¡No es por nada, pero le quedan deliciosas!

¡Ella es la mejor!

Lamentablemente no todo marcho bien.

¿Por qué?

Por la falta de oportunidades laborales para los dos. A papá no le iba bien y a mamá se le quedaban todas las mermeladas.

Seguido se cuestionaban «¡Qué vamos a comer al siguiente día!»

Escuchar eso detrás de la puerta hizo que se me saltarán las lágrimas, esas gotas fueron el aviso del sufrimiento interno que sentía por no hacer algo más por ayudarles.

 

  A consecuencia de vérselas duras, los dos se consultaron para tomar una decisión muy seria de una vida mejor. "Migrar a otro país".

  Recuerdo que mis padres siempre en los momentos difíciles mostraban una sonrisa, nunca hablaban frente a mí lo mal que les iba.

  Naturalmente yo me daba cuenta, ni que fuera de plástico, porque en el buró donde se encontraba su billetera siempre había dinero pero las veces que volteaba a ver ahí, solo se encontraban las fotos de mamá y mías sin nada de billetes y monedas. Me imagino que fue el detonante para que buscarán el "Sueño americano" o para muchos "La tierra prometida".

  Un día.

  Se salieron mis padres a ver unos asuntos y, yo aproveche a salir a tomar aire fresco, me senté en silencio en un tronco observando con atención a los pájaros volando. De tanto estar viéndolos yo quería volar con ellos, tan libre bajo ese cielo azul para encontrar comida y así proteger a mi familia.

  Me esforzaba mucho por creer que iba a ser así, en mi mente se desencadenaba una batalla de emociones, de forma que, no paso nada, solo se quedó en ese pensamiento.

  Pasó una hora; llegaron mis padres y reconsideraron que nos quedáramos, comentó mamá algo sobre decirle a su padre de un préstamo de dinero para un negocio que había visto y así de eso podríamos vivir bien. Ella tenía sentimientos encontrados por verlo de nuevo, ya que él se alejo de mamá desde su infancia porque solo estaba volcado en negocios, tierras y propiedades, todo eso lo convirtió en un pez gordo, con mucho dinero.

Y ya era el momento de hacerse responsable de mamá y prestarle algo, ¡eso si, no se lo iba a regalar! Pronto se lo pagarían mis padres.

  Antes de finalizar el día, mamá muy segura fue a verlo, tenía la certeza que su padre la iba a ayudar; aunque tajantemente le dijo: «No me busques y olvidate de mí», además le afirmó con libertad que tenía otra familia y que únicamente sus hijos heredarían todo.

  Escuchar eso de la boca de su propio padre, mamá se sintió muy herida. En definitiva dio por terminado su lazo fraternal, sepultandolo en lo más profundo de su corazón.

  A lo mejor si existiera la abuela todo fuera diferente, porque una madre da todo por sus hijos, aunque... Nunca la conoció, murió al dar a luz a mi madre; debía tener en cuenta que estaba totalmente sin padre ni madre.

Pero nos tenía a papá y a mí.

  En efecto, mis padres decidieron ya empezar una vida mejor, vendieron todo lo que teníamos de valor y la casa, para pagarle a las personas que nos llevarían.

Honestamente iba a extrañar mi casa porque detrás de esas paredes tengo hermosas vivencias que el mundo nunca sabrá.

  Con tan solo siete años, no fue fácil digerir la noticia, aún asi, lo acepté. De cualquier manera, ellos toman las decisiones, más allá de eso agradezco que me lo dijeran.

Por otro lado no quiero irme, soy feliz en México, me gusta todo.

  Tengo amigos, bueno... solo... un... mejor amigo de mi misma edad, me lleva unos meses de diferencia. Él es muy simpático, inteligente entre otras bonitas cualidades.

 

  El se llama Luis, yo le digo de cariño Luigi como el videojuego; somos vecinos desde el kinder únicamente nos separan dos casas. Somos muy unidos porque íbamos en la misma escuela, así fuimos creciendo a la par.

  Desde entonces nuestros padres se conocieron y también se llevaron bien.

  Como somos hijos únicos, para mí él es el hermano que no tuve y nuestro lazo de amistad se estrechó. Conviene subrayar que él exclusivamente me llama "Nana" la razón es que se le dificulta decir Nina y, al ir creciendo me siguió llamando de cariño Nana. Todo lo hacíamos juntos, el sabía mucho de mí como yo de él, nos entendíamos tan bien que sabíamos un idioma que solo él y yo desciframos.

Nuestra niñez fue un periodo bonito lleno de aventuras, risas inocentes y, juegos interminables bajo el sol cálido.

  Por ejemplo jugábamos por el pasto atrapando insectos para introducirlos en un frasco y, una que otra florecita o plantita la juntábamos para guardarlas en los libros y se quedarán intactas para recuerdo. También íbamos al columpio para abalanzarnos hacia delante y atrás, parecía que nuestras piernas tocaría el cielo, eran instantes felices.

¡Que bonito es ser niños y creemos expertos en sentirnos felices en cualquier momento!

  Con el paso de los años formamos muchos recuerdos. Teníamos mucha ilusión y pasión por la vida, pensaba que iba a pasar un millón de vidas con él y, aunque todavía no sabíamos a que nos íbamos a dedicar pensamos «solo el tiempo nos llevará por el camino correcto».

Mientras tanto, ¡ya nuestras vidas se separarán, lo voy a echar mucho de menos!

Antes de irme Luigi me regaló un pequeño árbol y le puso una nota que decía:

—¿Puede un árbol dar alegría?

En ese momento respondí «sí», porque como siempre caminaba por donde había muchos árboles de camino a la escuela, eso me daba felicidad y paz.

  Ciertamente producía efectos positivos en mí y, como no me lo podía llevar Luigi y yo lo plantamos afuera de mi casa y le prometí a él que volvería a este lugar, aunque mi casa estuviera ocupada por alguien más ¡no sabía cuándo, pero volvería! Por eso le dije:

—Considero que no nos vamos a ver en este mismo lugar por un tiempo, y quiero que sepas que mientras las estrellas estén conectadas encontraré un camino hacia tí.

La despedida se hizo real con cada paso que daba hacia el auto. Nos detuvimos.

—Te echaré de menos mejor amiga Nana. Gracias por estar siempre a mi lado... —hace una pausa, buscando las palabras exactas—. Te extrañaré mucho... pero mucho...

—Yo también te extrañaré y nuestra amistad siempre la atesorare —le hago saber mi sentir con un elogio muy cálido. Finalmente nos abrazamos y entre al auto dónde ya estaban mis padres.

  Luigi por alguna razón se queda parado observado como me alejo, su rostro estaba completamente lleno de lágrimas, esa fue la última vez que lo ví.

  La arriesgada y valiente decisión, que tomaron mis padres de reiniciar una vida lejos de México no fué nada fácil, porque solo nos llevamos la ropa que teníamos puesta y otra muda en la mochila, con algunas fotos y documentos necesarios envueltos en una bolsa de plástico de resistencia al agua.

  No obstante, lo que me tenía en suspenso, era que días atrás escuché en las noticias de boca de los periodistas, que muchas personas incluidos niños fueron succionados por atravesar el Río Bravo, oír eso, me dio tanto miedo y dije: «nosotros no estamos exentos que nos pase lo mismo».

¿Realmente era posible enfrentarnos a la muerte sin miedo alguno?

—¿Qué va a pasar? «Dios —pensé—. Me está entrando pánico.»

  La noche transcurre y el cielo se ponía cada vez más oscuro, el taxista nos dejó en el lugar que indicaron "Los polleros". Ellos se llaman así, porque son las personas que se dedican por años a llevar a indocumentados, tienen la capacidad de movilizar a grandes masas de personas, pero solo uno de ellos nos va a llevar junto a otras más personas que quieren cruzar.

  No nos dijo su nombre para no ser identificado, él es como de metro setenta con líneas en su frente nada amable todo lo que decía era con groserías y voz áspera. Llegamos a un punto y el mismo señor abrió una camioneta de ahí bajaron unas cuatro personas, tres señores y una señora después la camioneta se va.

En breve suena el telefono del señor y contesta.

—Vamos en camino —dijo el hombre—. Justo a tiempo estaremos no te preocupes.

Y cuelga.

Luego papá le pagó la cuota que faltaba y asi recorrimos el desierto a pie.

  A cualquiera le daría miedo caminar por la oscura noche, todo nuestro alrededor parece olvidado; el señor pronuncio que hay peligros como: escorpiones, viboras cascabeles, gatos montes y, la vegetación está llena de espinas, lo qué quizo decir es que cualquiera puede perder la vida.

Se hizo de día.

  Pudimos ver mejor el panorama que estaba a nuestro alrededor. No nos deteníamos, en el momento que veíamos de lejos que se acercaba un animal peligroso, le teníamos que sacar la vuelta, aunque significará alargar la ruta.

  De momento ví a lo alto a dos zopilotes volando desesperados, me llamó la atención y fijé mi vista. Por instinto también los demás lo hicieron.

El pollero explica:

—Lo que están observando, quiere decir que hay alguien muerto sobre ese punto en la tierra, no les gustaría terminar asi ¿verdad? ¡Miren hay viene un león corran!

Sin voltear incrementamos el paso.

—¡Detenganse! Fue una pequeña mentira —trata de reforzar la broma con una cara juguetona.

  Al detenernos nadie dijo nada, no queríamos que todo se saliera de control y nos dejara el pollero.

—No se pongan tan serios. Hay que ver la vida con humor, lo hice para que despertarán porque el camino esta largo. Mejor sigamos andando.

Supongo que en un principio se mostró muy duro, pero tiene su lado bromista ¡que a nadie le pareció gracioso!

  Luego de horas caminando, nos detuvimos bajo los matorrales buscamos protegernos del sol abrasador, en una de esas mamá volteo a un costado del arbusto de a lado y brinco del susto con miedo, quería gritar aunque no podía.

  Todos quedamos con la mirada curiosa donde veía mi mamá, fué fácil descifrar que había un cuerpo sin vida que estaba consumido por el sol, casi momificado. En un principio el olor no se percibía, poco después a nuestras fosas nasales era muy fuerte la descomposición, que llegó a cortarnos la respiración.

Mamá se levantó y cubrió mis ojos, ver aquella escena perturbadora hizo que mis piernas temblaran, pensé «seguro igual moriremos».

Mientras camina el pollero comenta:

—Hay que seguir y buscar un lugar mejor, recuerden ¡cuiden su agua! Si comparten su trago es un trago menos que tendrán en el camino.

Las horas se fueron volando.

Ya estábamos muy agotados, no hablábamos debido a la falta de energías.

  Para el cuarto día, todos estábamos desesperados porque nos quedaba poca agua y, todavía nos faltaba caminar.

  El recorrido es muy agobiante, el desierto está esperando la oportunidad para terminar con cualquiera, en definitiva los obstáculos más agresivos me parece que son las ramas con espinas porque estás se enganchan a la ropa, traspasando en ocasiones nuestra piel, y también las zonas en picada están llenas de piedras, es fácil tropezar, caer y morir.

Y si algunos de nosotros sufre una herida y se queda atrás, el pollero indicó «no se les va a esperar».

Seguimos adelante. Ya cumplimos una semana en el desierto.

Poco después de media noche, por fin llegamos para cruzar la frontera y ahi encontraba otro grupo esperando.

—¡Avancen, avancen! No sé queden atrás —exclama el pollero—. Como a ustedes los sedujo el sueño americano, tienen que demostrar ese coraje para pasar del otro lado del río, allí los estarán esperando.

Esas fueron sus últimas palabras y se desapareció.

  Sigue la verdadera prueba, todos estamos inmersos en un entorno hostil dónde cada quién lucha por sobrevivir, tenía la certeza en mi mente que seríamos capaces de nadar hasta la orilla del río embravecido, ¡vamos con toda las fuerzas! Hasta que Dios no lo permita.

  Corrimos peligros inimaginables a decir verdad dolía respirar y, el reloj de la paciencia parecía agotarse; nadamos toda la noche, el resultado es que tuvimos la suerte de poder cruzar y llegar al otro lado, sanos y salvos.

  Pese que..., no todos corrieron con la misma suerte que nosotros, nuestro grupo formado de siete solo la mujer quedó atrás, no supimos que pasó con ella y, el otro grupo detrás de nosotros, fueron aprendidos por la patrulla, seguro enviados a un centro de detención fronterizo.

En la tierra prometida nos esperaban cuatro hombres, únicamente uno de ellos nos dirigió, los demás se quedaron atrás para vigilar.

  Seguimos caminando durante horas a una temperatura gélida, la travesía de nuevo es un calvario porque estamos sobre el desierto. Como ya tenía un poco de experiencia agudice el oído ante cualquier amenaza rastrera y adapté mis ojos a la oscuridad.

  Por lo menos teníamos la presencia de la bella luna, aunque..., está no nos alumbra mucho, ganó más la negra noche para coronarse con misterio.

¿Acaso el cielo oscuro tendrá la respuesta a está salida? ¿permanecerá en silencio? La respuesta se encuentra escondida en la invisibilidad del aire que todo lo sabe.

¿A dónde nos llevarán estos pies...? Quizás encontraremos el país de las maravillas... O quizás llegaremos al país de los sueños no cumplidos.

Así estuvimos andando por mucho tiempo y sin agua.

  Ya no podía más, mis pies se empezaron a doblar como las hojas de una planta, papá se percató de eso y me cargó en su espalda, me rehúse porque lo veía agotado pero él accedió muy gustoso, también agarró de la mano a mamá para darle ese ánimo de seguir adelante y, juntos avanzamos por ese largo camino: era atemorizante no alcanzar a divisar dónde nos encontrábamos.

  La persona que nos guiaba decía que ya estábamos cerca del lugar donde íbamos a permanecer; recorrimos un gran trayecto, en esa caminata no puedo negar que todavía hay la posibilidad que sea un total fracaso.

  El cerebro me ardía de todas las millones de preguntas que tenía, ¡todas terroríficas de lo que podría pasar! Intenté no prestar atención a esos pensamientos.

Parece que avanzamos a un ritmo inexistente todo parecía igual.

  Luego de un par de horas, al menos ya se hizo visible una... como... casita.

  Llegamos muy exhaustos, estamos frente a una puerta exageradamente oxidada. El señor la abre para que todos entremos y la cierra con fuerza, lo que provocó que brincara de susto.

Al parecer, ese iba hacer nuestro refugio por el momento.

  Me invadía la confusión y creo que también a mis padres. ¿Dónde se suponía que íbamos a descansar? ¿Todavía me preocupo por eso...? Que tonta soy. Lo importante es que no nos encuentren.

  El interior es algo inimaginable ¡Horripilante! Más parecía una casita prefabricada de aluminio con tabiques, con paredes oscuras mal pintadas, muy chico el lugar. Apestaba a polvo y aparatos eléctricos, la luz se percibía muy tenue, de vez en cuando parpadea desde el techo, ver eso me puso los pelos de punta, era un inquietante escalofrío.

  No solo estaba nuestro grupo, había más migrantes indocumentados, africanos, Hondureños y de otras partes. Todos como sardinas o muéganos, muy aplastados.

  Los siguientes minutos, parece que estaremos descansando en unas colchonetas muy delgadas, más parecían finas hojas de papel. El calor que hace se percibe como si estuviéramos en un sauna, estábamos empapados de sudor.

Nuestras respiraciones cantan en una misma canción y el poco aire es denso con mal olor, el cabello de cada uno huele a grasa y a suciedad.

  La atmósfera del lugar no es nada agradable, me invadió una sensación de claustrofobia que comprimía mis pulmones, me resultaba difícil creer lo que estaba viendo y, una punzada de tristeza se arremolino en mi corazón mis pensamientos dicen «¿Por qué tenemos que pasar por esto?»

Si solo... Hubiera más oportunidades de trabajo en nuestro país. No estuviéramos pasando estás circunstancias.

Me obligue a serenar la mente y reprimir cualquier pensamiento negativo, quiero sentirme calmada.

  De momento abre la puerta el pollero y se acerca para darnos agua, bebimos como desesperados toda esa botella de 500 ml.

  Admito que todos estamos más calmados, aunque..., mamá se está concentrando en su temor de que la policía nos atrape, se quedó con los ojos muy abiertos por la preocupación, papá al verla hizo un esfuerzo por no mostrar pánico y con su voz la tranquilizaba diciéndole: «no te dejes dominar por el miedo».

Mi madre cerró los ojos y respiro profundo.

  Por mi cuenta, examine los rostros de las personas. Unos tenían expresión de preocupación, otros muy positivos con rostro alegre. Al lado, un grupito se daban palmadas amistosas en el hombro como para darse ánimos.

  El niño más pequeño tendría como tres años, de pelo café, mejillas acaloradas y grandes ojos verdes que brillaban resaltando a mi vista, el peque no sabía lo que estaba pasando y como si nada jugaba muy alegre con su cochecito.

Por otro lado. Me llamó la atención una mujer de piel oscura, cabello rizado, de momento hice contacto visual con ella, me sobresalté al verla directo, por que sus ojos transmitían temor. Ella sacude la cabeza de un lado a otro como si algo no termina de cuadrar, es como si dijera: «no vamos pasar otra noche más», eso me infunde un miedo que cerré los ojos unos segundos.

  Después se alejó de todos nosotros, para dirigirse hacia la pequeña ventana con vidrios amarillentos y cortinas marrones, que está a un costado de la puerta oxidada, quería asegurarse de que no viniera algún policía.

  Observaba ella con mucha ansiedad nerviosa, no tenía idea que hacer. De pronto menciono que vio a una persona que caminaba alrededor de un árbol con ramas desnudas similar a los dedos de un esqueleto, quería decir algo más, aunque una de las personas le cerro la boca con fuerza, para luego regañarla por estar chismoseando.

  Cualquier rastro de sueño que quedaba en cada uno se desvaneció, todos entramos en pánico, ante eso alguien dijo que solo eran las personas que nos trasladaron y ahí supe que ellos no se le llamaban “polleros” porque hace momento les dije así. Descubrí que son llamados "Alcones" expertos en proteger nuestra seguridad.

  El plan, que mencionó uno de ellos, es que si llegará a pasar algo, tendríamos que correr a gran velocidad hasta escondernos, ese sería nuestro escape perfecto y añadió «Luego los encontraremos».

Resaltando la palabra "luego"¿ustedes creen lectores que nos irán a buscar y arriesgarse que los vean? La respuesta es clara, ojalá eso no suceda porque sería desconsolador que llegarán atraparnos y de nuevo estuviéramos en México, sin nada de dinero.

Parece que la sensación de alarma desapareció en todos.

  El primer día, fue duro para nosotros, permanecimos agobiados casi ni nos movimos; entonces un silencio inquietante se expandió por el cuarto, la desesperación flotaba en el aire.

De nuevo mis pensamientos vagan. «Si llegarán los policías, quisiera que viniera un tornado para que no se acercarán al lugar».

Es molesto pensar así, espero todo salga de la mejor manera.

  Si bien, está es nuestra primera experiencia, tenemos que experimentar lo que va a pasar después.

Para cuándo me di cuenta, pasa algo inesperado, mi mamá escudriño mi rostro percatándose.

—Te pasa algo, hija? —cuestiona con voz suave.

—Si mamá —respondí sintiendo un poco de culpa—. Tengo muchas ganas de ir hacer pipi al baño.

Se levanta agarrándome de la mano y entramos a un cuartito cubierto con cartón, hay poca luz y a donde iba hacer mi necesidad ¡es un hueco oscuro...!

En breve se escuchó en ese hoyo un chillido «¡Aayyy, no puede ser!» exclamé.

No distinguía que era, logré sentir terror helado sobre mi piel ¿qué se encontrará ahí adentro ¿un ruedor...?

Además de eso ¿Cómo es me iba a limpiar con cinco cuadritos de papel? Sé que, aquí no hay lujo para gastar el papel higiénico. Suena lógico porque somos muchos.

«Perfecto. Puedo con ese papel» dije.

  No tengo que perder tiempo, la horrible sensación de hacer pipi hizo que se me agitara el estómago. Pronto  hago mi necesidad, admito que tuve las peores emociones y, si por alguna razón me llega andar de nuevo con esto que estoy viendo seguro..., se me quitan las ganas.

Un minuto después regresamos a nuestro lugar.

  Estando sentada, me preocupé y retorcí las manos nerviosamente ¡no es posible! Sentí un piquete muy intenso en mi pie derecho, tal parece que puede ser un insecto, uso las manos y el otro pie para apartarlo. No sé, si resulte amenazador.

  Me acerque y, con mis ojos en modo lupa observe a un costado una araña horripilante estaba retorcida, lo bueno que logré matarla a tiempo. En mi pierna visiblemente se podían ver los colmillos, succionó muy poca sangre, actuar rápido fué favorable.

  Las horas se fueron con lentitud, tal como una agonía y la oscuridad trae consigo un reto mayor. Es interminable el anochecer.

¡A Seguir esperando!

  Todos estuvieron con los ojos enormemente despiertos y el corazón latiendo a toda prisa. Yo no me deje influir por los rostros de alrededor mi intención es ser positiva.

¡Empezamos una nueva aventura con esta nueva novela!

Les agradeceremos su apoyo

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