Capítulo 1

-¿Derecha? -el rubio giró su vista hacia el pasillo oscuro, regresó su vista hacia el lado contrario -demonios, izquierda -corrió con velocidad, las lámparas parpadeaban limitando su vista, ruidos de pisadas rápidas se escuchaban tras de él siguiéndole el paso -tch -aumentó su velocidad, sus piernas se movían solas, no sentía cansancio, lo único que quería era salir de ese lugar -detente ahí demonio -el pequeño abrió sus ojos con terror, giró en un movimiento rápido en un pasillo, podía ver la luz fuera del lugar, un poco más y podría huir de esa maldita pesadilla, un dolor agudo en su cuello sintió, sus pasos largos comenzaron a acortarse, las pisadas tras de él aumentaban, se escuchaban cada vez más cerca, llegó a la puerta de salida, sus piernas se doblaban sin fuerza, sus rodillas golpearon el suelo y tras de ellas su pecho y rostro, un senbon había entrado en su cuello -¿creiste que podías huir? idiota,bllevémoslo con Danzo-sama-

Un anbu alto y fornido lo cargó como si su peso no significara un problema, lo cargaba como si se tratara de un costal en su hombro, sus ojos débiles parpadeaban lentamente, podía sentir sus brazos sueltos a sus lados sin fuerza alguna. Un anbu abrió una reja, fue lanzado al suelo sin decoro alguno, un grupo de botas comenzaron a golpearlo, él no podía moverse, ni defenderse, pero sentía un dolor agudo formarse en distintas partes de su cuerpo, puñetazos se estrellaban en su rostro y distintas partes de su cuerpo. Un gran golpe con la suela de una bota se estrelló en su ojo obligándolo a cerrarlo, podía sentir sangre correr de su nariz, labios y ojo, no podía pensar, sólo sabía que estaba perdido.

Los golpes cesaron, unos nuevos pasos lentos acompañados de un golpeteo, un bastón, un silencio perturbador se plantó en el lugar, segundos después, una voz fría y malévola se dejó escuchar -¿así que creíste que podías huir maldito demonio? -un anbu tomó su cabello con fuerza, levantó el rostro del pequeño para que pudiera ver al sujeto que le hablaba con atención -no puedes huir de mi, nadie te busca, nadie espera por ti, no tienes a nadie, nadie puede ayudarte, ¿quién querría a un miserable demonio?, ¿quién podría querer a alguien tan insignificante como tú? -el rubio lo escuchaba con atención, sus ojos se humedecieron, su mirada se veía vacía -espero lo hayas entendido, llévenlo al cuarto de castigo-

….

Su lengua se sentía seca y áspera, la sacaba tratando de humedecer un poco sus labios, su cabeza caía sin fuerza, sus brazos colgaban de unas cadenas en la pared de la celda, sus muñecas dolían, se sentían lastimadas por el metal, tenía hambre, tenía sueño, se sentía confundido y desorientado, algo le habían inyectado para no poder dormir, sus ojos giraban con debilidad ubicando donde se encontraba, habían utilizado una varilla para castigarlo, su espalda y piernas dolían un infierno ¿qué había hecho él para merecer tanto dolor y sufrimiento?, ¿qué había hecho él para que nadie lo quisiera? ¿qué había hecho él para existir?

Ese ruido metálico que indicaba que alguien entraba en su celda, sonó con fuerza, pudo ver a un anbu meter un tambo con agua al lugar, lo colocaron frente a su pequeño cuerpo, sintió un empujón fuerte sumergirlo al agua con violencia, un minuto, lo sacaban, otro minuto, lo sacaban nuevamente, esto sucedió por una hora -no… no más… por favor… no -escuchó al fondo una risa diabólica -a penas estamos comenzando -el pequeño abrió sus gemas con terror.

Sacaron el tambo de agua, desataron sus manos de las cadenas dejándolo caer con fuerza al suelo, lo arrastraron por el suelo de la base por varios metros, lo acostaron en una cama e inyectaron un líquido -aaaaaahhh -el rubio se retorcía en las sábanas, podía sentir como sus músculos ardían como el infierno -aaaaaahhh -algún bastardo metió un trapo en su boca para no escucharlo -llevas meses en castigo ¿quieres que te ayude? -esa voz llena de maldad nuevamente, las grandes gemas del pequeño escurrían lágrimas y sangre, su cuerpo dolía un infierno, ya no podía más, ya no quería más dolor. Naruto asintió débilmente -es muy fácil, puedo ayudarte, me obedecerás sin titubear, me serás fiel, serás mi arma -el rubio lo vio con terror y resignación, su voz sonó como una alarma en su cuerpo, ese ser vil lo tenía en sus manos asintió.

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