Capítulo 3

Narra Amy:

El examen duró más de lo que esperaba, ya es de noche, para colmo ahora tendré que pasar parte de mis días en este estúpido colegio. No pienso quedarme de brazos cruzados; saco mi celular otra vez y marco al mismo número de hace poco.

-Hola Amy, ahora que pasa? - me contesta.

-Quiero que te retractes y le digas al director que cancelarás mi inscripción - voy al grano.

-Mmmm... déjame pensar... no me da la gana - me dice burlón.

-Maldita sea, tienes que aceptar esto, no puedo perder horas importantes de cada día en este lugar, tengo que empezar a buscar ahora y...

-Amy ya te dije que no lo haré, tengo mis razones para ello - me dice y suspira.

-¡Eres un imbécil! - grito con todas mis fuerzas con la esperanza de lastimarle los tímpanos mientras pateo la pared.

- Entonces hagamos lo siguiente, trata de buscar primero por todo ese colegio y si no encuentras ni siquiera un indicio de algo cancelaré tu inscripción.

-De acuerdo puedo aceptar eso - respondo más tranquila.

-Amy... sé que lo que te dijo el maestro te esta afectando y también sobre tu...

-Haz algo útil y no vuelvas a mencionar nada de eso - le grito entre dientes, trato de contener mis lágrimas, pero es inútil de todas formas terminan por salir.

-Amy por favor yo solo quiero ayudarte - dice, pero yo cuelgo.

Apago mi celular para asegurarme de que no intentará llamar luego, apoyo mi frente contra un poste y solo dejo caer mis lágrimas. He contenido mis sentimientos por mucho tiempo y ahora es cuando llegué a mi límite, lo mejor será quedarse así hasta que pase.

-Parece ser que el cerebro ya se te fundió Rose - escucho una voz irritable detrás mio. - ¿qué pasa, acaso no me vas a contestar? Por cierto, ya es muy tarde para que andes sola por las calles, si quieres te puedo llevar a casa.

No puedo responder, si lo hago se dará cuenta de que estoy llorando y no quiero que sea precisamente él quien me vea así. No digo nada y camino hacia adelante para que no vea mi cara, pero es envano.

-Rose te he dicho que te llevo - camino más rápido aún en silencio - hasta aquí mi paciencia contigo, vendrás conmigo y te llevaré a tu casa quieras o no.

Al oír eso empiezo a correr, pero es envano mi intento de huída porque él me sujeta del brazo con fuerza y jala de mí, haciendo que termine apoyada en su pecho con aquel esponjoso pelaje blanco. Ocurre lo inevitable, ya es tarde, Shadow ya vió mis lágrimas. Sus ojos se quedan inmóviles de la sorpresa, pero ya no puedo aguantarlo más y me aferro a su pecho y comienzo a llorar todo lo que he guardado por tanto tiempo.

Narra Shadow:

Me enfurezco por ser ignorado de esa forma y sujeto a Rose por el brazo para jalar de ella, queda apoyada en mi pecho y me encuentro con lo que ella ocultaba. Sus lágrimas recorren sus mejillas, me quedo fascinado ya que parecen perlas que bajan por sus mejillas y su expresión infantil es adorable. Ella se me queda mirando por unos inexplicables eternos segundos y se aferra más a mí empezando a llorar con más fuerza; estoy seguro de que ha reprimido ese llanto por mucho tiempo. Entonces la abrazo a modo de consuelo. Casi después de media hora el llanto desaparece por completo, pero Rose no se separa de mí.

-Rose si te sigues aferrando a mí voy a pensar que te estas aprovechando de la situación - digo con burla para ver que nueva expresión pone.

Sin embrago, no recibo respuesta alguna, seguro me esta ignorando otra vez. La separo un poco de mí para mirarla. No me creo lo que tengo enfrente, Rose se ha quedado dormida. Debería despertarla, pero me da algo de pena después de todo el llanto que ha tenido. No me queda de otra y la cargo en brazos.

-Rose menudo lio en el que me estas metiendo, ahora que caigo no sé donde vives y no sé a qué número llamar. Demonios, solo a ti se te ocurre quedarte dormida en brazos de tu profesor, no me dejas otra opción... tendré que llevarte conmigo y como no estas reclamando lo tomaré como un sí.

Sonrio de lado y la llevo hasta mi moto, algo me decía que era mejor sacar el auto pero que se le va hacer. Me subo a la moto con Rose aún en mis brazos y la acomodo bien entre mis piernas para que no se caíga, la sujeto con una mano por la cintura y con la otra mano tendré que conducir. Para mi suerte a estas horas no hay ningún policia que me llame la atención, enciendo la moto y me pongo en marcha hacia mi casa. Es sorprendente que con todo el ruido que hace la moto no se haya despertado, tomando en cuenta que tiene los oídos sensibles.
Al cabo de un tiempo llegamos a mi casa y Rose sigue sin mostrar señales de vida, pobre seguro que debe estar agotada. Ya dentro de casa me encuentro con mi primer obstáculo. ¿Dónde dormirá Rose? La única cama que tengo es la mía, sé que no puedo dejarla en el sofá y yo tampoco pienso dormir allí; he tomado mi desición dormiremos en mi cama.
Subo las escaleras y entro a mi habitación, dejo a Rose recostada en la cama y ella apenas siente el colchón empieza a buscar algo, le paso una almohada y se aferra a ella. Es divertido todo esto porque eso me indica que aún debe dormir con peluches o algo parecido; sé que no debería dejarla dormir con ropa, pero eso no esta a mi alcance. No puedo evitar fijarme en lo que lleva puesto Rose: una sudadera algo ancha de color lila, que pese a ser ancha no logra ocultar el tamaño de los pechos de Rose; un short blanco junto a un cinturón plateado, dandome una buena vista de sus piernas. Sin darme cuenta ya estoy sobre Rose que aún permanece dormida, su expresión es tan angelical que no puedo más que perderme en sus detalles... sus ojos cerrados adornados por sus largas y gruesas pestañas que aún tienen rastros de esas lágrimas cual perlas, toco sus mejillas que son tan suaves y esponjosas como algodón de azúcar, mi pulgar pasa a rozar esos rojos y carnosos labios que estoy muriendo por saber qué sabor tienen. Me detengo a unos milímetros de ese beso, esto no esta bien, me recuesto al lado de Rose y le doy la espalda. Estaba muy cerca de cometer una estupidez. De pronto siento unos brazos rodearme y aferrase a mí, Rose perdió la almohada y ahora estoy siendo utilizado como el reemplazo. Trato de quitármela de encima, pero ella hace más fuerza e incluso rodea mi cintura con una de sus piernas.
¡Mierda! Esta va a ser una larga... muy larga noche.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top