Capítulo 21
Narra Shadow:
Llevo un buen tiempo ignorando a Rose. Lo cual me ha sido muy difícil ya que vivimos bajo el mismo techo y con sus ojos siguiendome tanto en clases como en el departamento se me hace muy difícil no dirigirle la palabra. Esa es la razón por la que prefiero pasar la mayor parte del tiempo fuera con mi motocicleta, ya que de esa manera puedo evitar su mirada. Aunque debo admitir que eso no es del todo cierto, sin importar a donde vaya, ella permanece en mi mente. Y eso me ha quedado muy claro con mi anterior regreso a la heladería de la última vez.
Flashback.
Era martes por la tarde y ya había terminado con todo el trabajo, lo que incluía salir a comer algo con Rose y darle sus medicamentos. Por lo que me subo a mi motocicleta y salgo a la calle sin rumbo alguno. Mientras acelero pienso en lo que pasó con Rose, realmente, me es inevitable pensar en sus ojos jade llenos de lágrimas e infestados de temor, en su cuerpo temblando como una frágil hoja de otoño, la forma en que mordía su labio inferior para reprimir su llanto. Todo eso me mata por dentro, ella de seguro debe odiarme ahora. Sin embargo, eso es lo mejor para ella, si dejaba a sus sentimientos crecer ni yo mismo sería capaz de reprimirme y terminaria por hacerle daño.
Mi mente sigue concentrada en ello hasta que diviso la heladería en la que Rose se puso celosa. Todavía me causa algo de gracia ese momento en que la camarera fue reprendida por su jefe.
De modo que aparco la motocicleta en el estacionamiento de la heladería e ingreso a la misma para ocupar una mesa. Miro a mi alrededor y no encuentro a la camarera de aquella vez. En su lugar veo un rostro nuevo y sonriente; una eriza de púas verdes y ojos violetas. Muy común y nada especial, pero admito que no está nada mal para pasar el rato, después de todo ha pasado un tiempo desde mi última diversión.
-Bienvenido a Tip Top - me dice con voz alegre y profunda - ¿qué es lo que desea pedir?
La analizo un poco y en definitiva ella es lo que busco, una eriza sencilla y fácil de engañar. Me doy cuenta de que ella también me observa con cierto interés, lo que me da señal de que puedo empezar a actuar.
-Gustoso pediría algo muñeca, pero desde que te vi lo último que quiero pedir es un helado - digo con una voz seductora y la miro directamente a los ojos - quiza tú puedas ayudarme con este problema.
-Si yo pudiese ayudarle en algo lo haría gustosa - me dice mientras su rostro se torna colorado - ¿Qué necesita de mí?
-Una buena plática y tú compañía es más que suficiente para mí - le sujeto la mano con delicadeza - aunque dudo que te pueda dar una plática entretenida sin el riesgo de perderme en esos ojos tuyos.
-Tal vez... - dice con cierta duda.
-Por supuesto entenderé si rechazas mi invitación, ya que es tan solo una ilusión mia que una belleza como tú quiera pasar un poco de tiempo conmigo - digo con un aire de decepción y lástima. Lo que será suficiente para que alguien como esta ilusa caiga en mis redes.
-¿Te parece si hacemos un trato? - dice con superioridad (cayó en mi truco).
-Por tí vendería mi alma infierno - digo acercandola a mí.
-De ser así, pide un helado cualquiera y espera hasta las 18:00 ya que salgo a esa hora - me da un beso en la mejilla y me lanza una sonrisa pícara - te veo dentro de poco guapo.
-Te espero con ansias - digo mientras ella se aleja.
Entonces aparece otra camarera que toma mi orden. Un helado de chocolate oscuro con crema batida y fresas encima. No pasó mucho tiempo para que me trajeran mi helado, a lo que por supuesto yo empecé a desgustarlo con satisfacción. Todo iba bien mientras pasaba el tiempo en espera, al menos eso fue hasta que me lleve una de las fresas a la boca. Apenas sentí el sabor dulce y envolvente de esa fresa mi mente recordó de inmediato el sabor de los labios de Rose que se asemejaban al sabor de las fresas. Me pierdo en el recuerdo de todos esos besos que le robé y me voy hasta el recuerdo más reciente en que pude pasar mis labios por su cuello. Pero estos exquisitos recuerdos son interrumpidos por un abrazo que se aferra a mi espalda.
-Espero estes listo para salir a caminar - me susurra cerca del oído aquella eriza de púas verdes.
-Nena te he esperado todo este tiempo - digo mientras me levanto y me pongo frente a ella - estoy listo para lo que sea.
Ella simplemente rie y se sujeta de mi brazo para así disponernos a salir a pasear, pero claro esta que ''pasear'' no es mi única intención para esta noche. Es más, tengo varios planes para esta noche. Y en definitiva lo voy a disfrutar al máximo.
Caminamos por varios lugares y en más de una ocación le robe varios besos que no me dejaban satisfecho en absoluto. Con unas cuantas palabras dulces, breves toqueteos y sonrisas fingidas; fueron suficientes para que ella sucumbiera ante mí. La hice desear mucho más de mí, a tal grado que cuando me despedí de ella me sujeto la mano con fuerza evitando mi partida.
- Por favor, te pido que no te vayas aún - dice sonrojada (fue más fácil de lo que pensé) - el tiempo que he estado contigo ha sido maravilloso... Por eso mismo quisiera conocerte más a fondo, algo más íntimo.
-De ser así, ¿te gustaría acompañarme a mi casa? - digo mientras la envuelvo por la cintura.
Ella me mira deseosa y asiente ante mi ofrecimiento, sin decir nada más la llevo en mi motocicleta hasta mi casa (obviamente no estoy tan loco como para llevarla al departamento y correr el riesgo de que Rose nos vea). Una vez llegamos la dirijo al interior de la casa y apenas logro cerrar la puerta sujeto con fuerza las caderas de aquella eriza y la acorralo contra la pared. Ella por su parte no opone resistencia, mas todo lo contrario, la ilusa eriza acerca sus labios a los mios para iniciar un lujurioso beso entre ambos. Mi deseo natural aumenta por lo que rozo su piel y poco a poco le quito algunas prendas hasta dejarla en ropa interior. Traslado mis besos hasta su cuello, lo que provoca un gemido por parte de ella. Inesperadamente mi mente es ocupada por la imagen de Rose en mi cama tratando de reprimir sus gemidos, su respiración agitada, el sonrojo en su rostro y los sonoros latidos de su corazón.
-Ya callate - digo y separo de golpe a la eriza verde - no soporto escuchar tus molestos gemidos.
-¿Qué es lo que te pasa? - dice ofendida - hace poco estabas muy apresurado por que comenzaramos a divertirnos.
-Lo estaba hasta que ofendiste a mis oídos con tus molestos sonidos - le lanzo su ropa a lo que ella entiende y se viste sin decir nada - apenas termines de vestirte largate de aquí.
Al poco rato escucho la puerta de mi casa cerrarse de golpe.
-¿Qué demonios te pasa Shadow the Hedgehog? - me cuestiono a mí mismo.
Sin embargo, ya conozco la respuesta a la perfección. Lo sabía desde el momento en que la vi, lo supe en el momento en que me ofrecí a cuidar de ella, lo sabía muy bien desde que le robé ese primer beso sin poder contenerme.
Fin del Flashback.
Sigo caminando sin rumbo alguno y como ya es costumbre mi cabeza esta invadida en su totalidad por Amy Rose. No obstante estos se encuentran interrumidos por una hermosa voz que llega incluso al fondo de mi corazón, obligandolo a que su ritmo se desvoque por completo. Presto mayor atención y sin darme cuenta ya estoy siguiendo esa voz.
Mis pies parecen dirigirse solos, mi ser es invadido por la calidez, las preocupaciones de disipan; dejandome unicamente con una sensación de paz. De repente, la canción se detiene y la voz angelical que escuché desaparece y es reemplazada por el sonido que producen las hojas de los árboles al ser azotadas por la brisa. De ese modo es cuando me doy cuenta de que me encuetro justo en la entrada del "Bosque de la luz". No puedo creer de que inconscientemente estuve a punto de entrar a ese lugar. A decir verdad tampoco estoy de humor para analizar lo que acaba de pasar, así que me dispongo a regresar a casa. Pero antes de siquiera dar un paso veo una silueta que esta saliendo del bosque. Mi sorpresa es enorme al ver a Rose. Ella también se percata de mi presencia y mira hacia mi dirección, su mirada cruza con la mía. En cierto aspecto se ve algo asustada, lo que solo hace que me preocupe más. No obstante, antes de que pueda decirle algo Rose pierde el conocimiento y cae al suelo.
No espero más y corro hacia ella. Rose esta ardiendo en fiebre, ¿qué hacia ella en ese lugar? La llevo a casa en mi motocicleta a toda velocidad, me salto varios altos y semáforos en el camino, pero es lo que menos me importa ya que mi única prioridad en este momento es Rose. Después de toda esa carrera llegamos por fin al departamento, la meto a su cama y voy a por sus medicinas. Tomando en cuenta de que ella esta inconsciente no tengo más opción que administrale inyectables, los cuales le hacen un efecto rápido. La fiebre ha reducido bastante y mi preocupación también se regula de alarmada a moderada.
A pesar de que Rose se encuentra mejor no quiero separarme de ella. La observo con detenimiento y sus rasgos al estar dormida siguen siendo adorables, para ser sincero, extrañaba poder verla de esta manera. Finalmente, mis ojos terminan por centrarse en sus rojos y carnosos labios que no tienen comparación. Sin siquiera pensarmelo dos veces me acerco a ella hasta tener su rostro a escasos centímetros del mío, gracias a esta cercanía puedo sentir su delicado aroma.
-Me enloqueces Rose, desde que entraste a mi vida nada de lo que hago o pienso tiene sentido alguno. Y ahora solo terminas por acorralarme en esta situación y dejando que termine por rendirme a la tentación de tenerte cerca - susurro mientras voy cerrando el espacio que existe entre ambos, para terminar de sellarlo con un profundo beso (el cual estaba deseando desde hace mucho tiempo). Me separo de ella y poso mis manos en sus mejillas - Lo admito Amy Rose, desde el momento en que entraste en mi vida cai por completo a tus pies y siento que de seguir así no podré reprimir más este sentimiento. Por lo que tome la desición de que si recibo una señal, por más insignificante que sea te diré todo y cuanto siento por tí. Te quiero Rose, eres a quien he esperado todo este tiempo.
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