009. finger mistake
↯ CAPÍTULO NUEVE . . . !
▬ ❝ error de dedo ❞ ▬
narra bárbara
actualidad
Una semana después. . . !
—¿Y tu de que te ríes, loca? —Mau me lanzó una mirada extrañada.
Trate de guardar la calma y controlarme pero fue honestamente imposible. Lo mire y sin poderlo evitar seguí riendo; cubrí mi boca con mis manos para tratar de parar.
—Es que... es que... —solté otra carcajada—. Vi un video de perritos que d-daba risa...
Mauricio terminó por asentir y no hacer más preguntas al respecto, seguía con su mirada fija en mi, como si tuviese un bicho raro como copiloto.
¿Me importó? Na, ya estaba acostumbrada, además, mi atención seguía robándosela mi celular.
Estos tres últimos días Roier se había estado levantando temprano para así tomarse un licuado "fitness" el cual llevaba un huevo crudo; la primera vez que se lo tomó solo me mandó un audio, y con eso me hizo el día, pues ya me imaginaba la cara que estaba haciendo. Al segundo día hizo lo mismo, hasta que al fin (hoy) me mando un video y hacía muecas de querer vomitar.
La confianza con la que me enviaba audios y ahora videos me provocaban ganas de hacer lo mismo, quizá sólo un audio, pero me daba vergüenza hacerlo, me daba pena mi propia voz.
Sin más, llegué a la universidad, me despedí de mi hermano y me encamine hasta mi salón. Mientras caminaba, dudaba si mandarle un audio de voz; suspire, y diciendo para mi misma un "chingue su madre, la vida es una", lo hice.
Mire a todas partes, asegurándome de no tener a nadie tan cerca que pudiese escucharme.
Y sin más, empece a grabar el audio con el estómago hecho un maniobro de nervios.
Casi siempre me comunico por audios con mis amigos y familiares porque me daba pereza escribir, pero con este chico...
—Ay no eh, tampoco se ve tan asqueroso como dijiste, Roier —a pesar de haber dudado en decirle Roier o Sebastian (pues seguía aún siendo parte de su vida privada y no pretendía incomodarlo), no pude evitar soltar una risita al recordar aquel video donde casi se vomita—. Preferiría tomar eso que venir acá al kínder como lo llamas tú —corte el audio, sintiendo como mis pulmones soltaban todo el aire acumulado.
Lo mandé, sintiendo una pequeña sensación de satisfacción al ver que rápidamente lo miró; sonreí feliz. Apague el teléfono y me quede esperando unos veinte segundos, no duraba tanto tampoco el audio.
Ya habían pasado cinco minutos y nada que recibía respuesta suya. Él seguía activo y adentro del chat, pero nada.
Empezaba a impacientarme un poco. Solo un poco.
Ya estaba entrando a mi aula cuando entonces recibí respuesta de su parte.
Se dibujó una sonrisa en mis labios, me metí al chat y me di cuenta que me había contestado con un audio.
[Audio]
0:06 ━❍──────── -1:10
[R: dios —alargó a la s un par
de segundos, haciendo que las
mariposas en mi estomago se
hicieran más grandes— que
bonita voz tienes, es muy tierna;
bueno, todo en ti es muy tierno.
Cambiando de tema así bien
drásticamente, la neta prefiero
lo mismo que tú, sabe mejor el
pinche licuado este que ir a la
escuela. ¿Ahora si ya estás en
en tu salón?]
claro q tengo la voz más
hermosa del mundo
mundial 🤗
sisisi ya estoy en mi
salón
y como no quiero q me
regañen, tendré que dejar
hasta aquí nuestra pequeña
conversación
hablamos en un par de
horitas más
bno, solo si tú puedes (:
para ti mi agenda esta
completamente libre
así q si puedo
pon mucha atención
en tus clases porq ya
quiero q me diseñes
un trajecito o algo eh
<3
—¿Con quién hablas, morra? —la voz de Nat, que apareció de repente, me hizo saltar en mi sitio.
No pude chillar de la emoción por el corazón, pero wow.
Automáticamente tape mi teléfono con mis manos, sintiéndolas temblar levemente.
—¡Ay! —murmure—. Me asustaste —reí, nerviosa.
—Pues así tendrás tu consciencia, por que yo no hice nada, ¿tú que andabas haciendo? —una sonrisa divertida se expandió por sus labios, mientras que sus cejas se movían de manera curiosa y graciosa.
—Nada, nada —negué con la cabeza—. Es que estaba viendo un video de tu ya sabes quien —trague duro, rezando por sonar convincente para la morocha.
Su ceño se frunció: parecía estarme analizando minuciosamente. Tras un par de segundos de una ardua observación de su parte, terminó diciendo un vacilante:—. ¿Okey?
Y yo le iba a responder algo más para desviar el tema, pero una voz externa me interrumpió. Era una voz diferente a las de mis compañeros, pero a pesar de ello se me hacía muy conocida. No estaba entendiendo nada.
—¿Hola? —lo escuche decir.
Natalia y yo nos miramos y entonces, caí en cuenta. Quite mis manos de mi celular, sintiendo que me iba a desmayar en cualquier momento por la repentina falta de aire.
Efectivamente, mientras hacía una maniobra extraña con mi teléfono para que Nat no viera absolutamente nada, le había marcado a Sebastian por accidente.
Mi amiga me miró boquiabierta y con los ojos bien abiertos mientras que yo seguía sin creerlo. Estaba pasmada.
Verdaderamente, reaccione después de cinco segundos.
—¿Qué? Ay no, que pendeja, error de dedo.
Y con mis manos temblorosas (casi como si fueran mantequilla) terminé colgando.
—¡¿Qué hiciste, babosa?! —Nat me tomó de los hombros, de donde me empezó a zarandear—. Le acabas de colgar al amor de tu vida, ¿sabes lo qué pasó? ¡¿Estás consciente?! ¡Él te contesto la llamada! —lloriqueo una última vez, soltándome.
—No puede ser, no puede ser —repetí en murmullos, pasándome las manos por mi rostro—. ¿Porque me mandas estas pruebas, diosito? Ya quedó claro que no soy tu mejor guerrera hace un chingo.
Le marqué estúpidamente y de seguro escuchó todo, absolutamente todo, y ahora no sé qué hacer.
—¡Le colgaste a tu futuro esposo, Barbara Jocelyn Iriarte! —Nat negó con la cabeza, luciendo mucho más preocupada que yo.
Pobre: la tengo tan traumada con Roier que llego a estos extremos.
—Le marque por accidente, güey, ¡le marque por accidente! —pegue mi frente a la mesa.
Fingí llorar, aunque por dentro estaba llorando de verdad.
Claro que quería hablar con él por llamada, pero claramente no así. No salió como yo quería... ¡ni siquiera lo había planeado!
¿Qué pensará de mí ahora?
—Márcale de nuevo —dijo con cierta chispa de esperanza Nat, estirando el teléfono en mi dirección.
Negué, haciendo un puchero.
Ahora ya había cambiado de perspectiva; porque si le volvió a marcar seguro que contesta, y no quiero que Nat se entere de nuestras charlas vía Instagram todavía.
—Esto solo pasa una vez en la vida —me lamenté falsamente, suspirando.
—Pero pueden ser dos —volvió a insistir, aún acercándome el celular.
—Ya no contestará —la mire a los ojos, fingiendo tristeza.
Ella chasqueo la lengua y negó.
Ya no hablamos más respecto al tema pues justo iba llegando el profesor.
Todo el tiempo en la universidad se me hizo eterno; la hora del almuerzo había llegado pero no tuve el tiempo de mandarle mensaje alguno (o más bien si tuve, pero adentrarme a su chat me daba miedo).
Al finalizar las clases salí disparada del salón y de la universidad. Natalia se tuvo que retirar en la antepenúltima clase por cuestiones familiares, así que me tocaba volver sola a mi departamento.
Tome un Uber, llegue a mi depa, baje y me dirigí a mi piso.
Hoy no me tocaba trabajar gracias a diosito; desde hace mucho que quiero dejar aquel trabajo, pero digamos que buscar otro con la universidad de por medio no es fácil.
Llegué a mi departamento, entre, deje mis cosas tiradas en la sala y tomé mi teléfono, lanzándome al sofá.
Estaba dudando si mandarle un mensaje o un audio, actuando como si nada hubiese pasado.
O marcarle también sería una opción...
¡No, no! No podría marcarle de nuevo y menos en el mismo día: me daba un chorro de pena saber que escuchó algo de lo que decíamos Nat y yo.
Mi teléfono vibro en mis manos, sacándome de mis pensamientos.
llegaste del kínder???
si no me equivoco, hoy
no te toca ir a trabajar
ya llegué
y si, estás en lo correcto
hoy no trabajo
mira nd mas
ya hasta me aprendí tus
horarios 👏🏻
oye
pdn por colgarte hace
ratito
fue un accidente
error de dedo es la
mjr excusa del mundo,
barbie 👀
Estaba por contestar su mensaje, pero me fue imposible, pues acababa de entrarme una llamada de Sebastian.
¿Qué se supone que haga o diga?
No le voy a contestar... ¿o si?
Arregle mi cabello aunque sé que no me vería, pero de todos modos: debía de verme decente porque uno nunca sabe.
Mis manos sudaban y temblaban (como se me comenzaba a hacer costumbre), respire profundamente y sin más, conteste.
—Error de dedo —lo escuche decir, y mi corazón se aceleró.
A los segundos, una carcajada salió de sus labios.
—No me creas, pero de verdad fue error de dedo —dije, intentando que mi voz saliera natural.
—No, si te creo: lo mío también fue error de dedo, pero ya que me contestaste —paro un segundo y volvió a hablar—. ¿Qué tal va tu día?
Sonreí ante su pregunta.
Todos los días hace la misma pregunta y eso hacía que mi corazón baile de alegría.
—Pesadito, pesadito, pero pues bien —respondí—. ¿Y el tuyo? —pregunte.
—Algo cansado pero bien —dijo de igual manera. Solté una pequeña risa ante la mueca que hizo—. Hasta cuando ríes eres tierna, Barbie.
Lo escuché soltar un suspiro, no sabía que decir. Esto no estaba contemplado, esto no estaba en mis planes.
—Gracias —susurre, sintiendo las mejillas arder—. Por cierto, ¿qué haces, Roier?
Terminé por cambiar de tema. No sabía que más decirle, mi cabeza estaba en blanco completamente; practique para esto mucho antes de tan siquiera obtener respuestas de su parte en insta, pero al parecer nada salió como quería.
Él chasqueo la lengua—. No me digas Roier ya, Barbie. Ya tenemos mucha confianza como para que me sigas llamando así, ¿no crees? Ya sé que te sabes mi nombre, úsalo —mis mejillas si antes estaban rojas, ahora podían compararme con mi cabello fácilmente—. Ahora si, respondiendo a tu pregunta, estoy haciéndome de comer. ¿Quieres ver? —soltó con un deje de emoción en su voz.
Esto tampoco estaba en mis planes, y para estar siendo improvisado, creo que estaba saliendo bastante bien.
¡Y me pidió que le dijera Sebastian, güey!
Si no estoy gritando es porque lo tengo en llamada, si no...
Asentí—. Quiero ver.
Claro que quería ver lo que se estaba cocinando, además, también quiero verlo a él.
Solicitó la videollamada y sin esperar ni un segundo acepte, sonriente.
Yo sé que por algo me dio por arreglarme el cabello, y estoy feliz por mi sexto sentido bien desarrollado. Mi sonrisa se ensanchó al verlo a él.
Llevaba puesta una gorra, una playera azul obscuro y lo poco que veo de un par de pescadores negros. Apenas y me vio, me pareció ver como en sus rosas y finos labios crecía una sonrisa.
—Me da algo de pena —se rió, y un ligero tono carmesí cubro sus mejillas—. Bueno, en fin.
Me mostró lo que estaba haciéndose de comer.
—Oye, si se ve rico.
—Soy de esos del master chef —dijo y me lanzó un guiño.
Para este momento solo deje que viera de mis ojos para arriba, pues estoy bien segura de que estoy sonrojada y no quiero que me vea así.
—Eres increíble, Ro... Sebas —me corregí, negando con la cabeza con una pequeña sonrisa ladina.
Me tardaría un poquito en llamarlo Sebastian, pero supongo que no es imposible.
—A diario me lo dicen —termino de decir, poniendo una mano sobre su cadera, antes de soltar una risa.
Sin duda este será otro de mis días favoritos, que pasaría a la historia de mi vida: el primer día que hice llamada con Sebastian, donde hablamos más tiempo que él acostumbrado, donde surgieron temas nuevos y más profundos.
A veces siento que no es real, pero sé que lo es, que lo estoy viviendo ahora y que es el mejor sentimiento de toda mi vida.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top