saðr (EDITADO)
El caballo de Levi galopaba para reencontrarse con su grupo. Su cabeza era un tremendo lío, solamente un nombre ocupaba toda su mente y era Astar.
- Debiste dejarme ahí, esto solo traerá problemas.
Se encontraba maniatada detrás de él.
- Astar, esto nos incumbe a todos, y si trae problemas estoy seguro de que seremos capaces de disiparlos como hemos hecho hasta ahora. No voy a dejarte a la deriva de esas...esas estúpidas cosas. Seas la hija de esa señora o no, no te voy a dejar.
Una vez dentro de los muros, Levi la desató y ella continuó a pie. Contaron las bajas, hicieron los trámites pertinentes y finalmente, un llamado del Comandante.
El momento de contar toda la verdad, había llegado.
"Eternidad. Muerte. Oscuridad. La realidad se va a comprimir con lo irreal en un mundo se sombras y dolor en un portal astral. ¿Estás dispuesta a vender tu alma por amor? Una eterna lucha entre seres paranormales se presta al margen del mundo humano por el control de los recursos. La vida no es fácil y menos cuando eres el descendiente directo de Caín y te espera la cabeza de un poderoso linaje. Tendrás que decidir. Tu vida, amor, poder"
Erwin, Hanji y Levi, se encontraban en la mesa. Todo estaba cerrado. El olor a té negro invadía el lugar. Las miradas cayeron sobre ella.
- Antes de nada, Comandante, se que desterrarme ha pasado por su mente. No le culpo, yo también quiero lo mejor para los soldados, pero como ya se dio cuenta, mantengo un vínculo muy estrecho con el Capitán Levi, y no puedo explicarlo. Es por eso que, aunque intente irme, no puedo, o bien yo no me alejo o él me lo impide. Es algo...difícil de explicar. - le entregó su corazón, y este asintió con una sonrisa.
- Estoy orgulloso de tener un soldado como tú en mis líneas Astar.
Ella miró a Levi, que asintió con una pequeña sonrisa.
- Está bien...lo que voy a relatar a continuación...lo que voy a decir ahora no es información que se comparte a humanos, cualquier ser que lo haga se evaporaría rápidamente.
La mente de los presentes viajó al momento en el que el pastor Nick, se esfumó, y sus miradas se posaron nuevamente en ella, llenas de temor.
- Provengo de un lugar lleno de sombras y muerte. He crecido y me he criado ahí. Es un sitio inexpugnable para los seres humanos.
El corazón de Levi latía muy rápido y Astar pudo notar su nerviosismo.
- Soy hija de un demonio milenario. Soy la primera y única mujer antideluviana. Éramos 13, pero para cuando yo nací, 12 de ellos ya eran polvo.
Contó el relato sin entrar en detalles. No era necesario que ellos supieran todo.
- Vam...vampiros?.- dijo Hanji nerviosa.
- El antideluviano, el del clan más poderoso...finalmente podemos afirmar, que se encuentra entre nosotros. La Gehena ha comenzado.
El enclave de ancianos empezó a recitar una retahíla de palabros en un idioma completamente arcaico al pie de velas. Una corriente de aire fruto de un ventanal abierto a patadas, apagó las velas. Los ancianos callaron, y uno de ellos dio un paso al frente.
- Es un honor, tener ante nosotros, Astarté.
Ella avanzó intentando desafiar al cónclave, pero estos parecían inmunes.
- No te molestes, pequeña bestia, la batalla final está lista para empezar. A la siguiente luna después de la aparición del ojo estelar.
Todos los hombres abandonaron el lugar entre las sombras, menos uno.
Uno de aquellos ancianos dejó su cara al descubierto. Un rostro completamente momificado, ojos negros, sin orbes, escalofriante.
- Acércate. Yo ya había visto esto. Las premoniciones no fallan.
El hombre posó sus manos en el rostro de ella y sus ojos se viraron poniéndose en blanco. La sangre emanaba por su boca, nariz y sus ojos. Sus dientes consiguieron afilarse, su piel parecía romperse en cualquier momento. La imagen era absolutamente tétrica.
Las imágenes sucedían en la mente de ella a través de aquellas ásperas manos. Una gran explanada, lluvia, niebla, titanes enormes, gritos, llantos, miembros cercenados, cadáveres y una imagen final, de alguien clavándole un puñal a ella justo en el corazón.
Las manos del viejo se apartaron y ella poco a poco volvió en sí.
- Es una ayuda, espero que puedas acabar con eso, antideluviano, porque si no el mundo está completamente sentenciado.
- ¿Pero...no entiendo...qué voy a hacer? ¡He visto mi propia muerte!
- Eso significa únicamente dos cosas, y esas dos cosas, él las conoce.
Astar se puso en la repisa del ventanal.
- Que tengas suerte.
saðr - Verdad
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top