Capítulo 32
Narra Jin
No pude evitar sonreír mientras acariciaba delicadamente el rostro de Dylan con mis uñas y las yemas de mis dedos, contemblaba como él dormía tan tranquilo mientras me abrazaba por la cintura. Tenía suerte de que hoy era fin de semana así que ninguno de los dos tenía que trabajar, es por eso que repetimos ayer tantas veces que ya ni recuerdo el número o las posiciones.
Detuve mis caricias al escuchar que me llegaban mensajes al celular, lo agarré rápido para no despertar a Dylan. Me levanté y me puse su remera para luego estirarme y así quitarme la pereza antes de salir de la habitación. Fui a la sala revisando mi celular, dándome cuenta de que los mensajes eran de un numero desconocido. Creí que solo se había equivocado o era una publicidad dr algo, pero al entrar al chat, vi que era un video en donde aparecían Rod y Dylan. Abajo de este había otro mensaje que decía: "Quizás debas ver esto, Jin".
Mi instinto me hizo dudar, sentía que el corazón me latía tan fuerte por los nervios que no entendía. Apreté el video para reproducirlo y escuchar lo que ambos hombres estaban diciendo en la oficina de Dylan.
<<-Te lo dije, amigo... ella es diferente, es terca y obstinada... pero es lo que me atrae a fin de cuentas -habló Dylan.
Hasta el mundo no sabía de quién hablaba, pero podía suponer que era sobre mí, pero decidí seguir escuchando por si las dudas.
-No lo parece, después de todo nunca necesitaste insistir.
-Es bueno encontrarme a una mujer como ella luego de tanto tiempo, aunque Jin es mejor...
No pude evitar sonreír al escucharlo decir aquello. Seguí observando y escuchando.
-Pues recuerda que solo tienes un mes para acostarte con ella, ni más ni menos.
¿Qué?
Mi sonrisa desapareció tan rápido como había aparecido.
-No necesitas recordármelo, lo sé. Pero tranquilo, sé que ganaré la apuesta.
¿Apuesta? ¿Realmente Dylan había apostado para acostarse conmigo? No puedo... creer esto.
-No es más que una más, ya lo verás, caerá como todas las anteriores... ->>
El video termina pero aún no podía quitar mis ojos de encima. Incluso pude sentirlos arder al igual que mi garganta.
-Mi reina, aquí estás -escuché a Dylan tras de mí- ¿Quieres comer algo? Después de todo lo que hicimos no pudimos comer na..da...
Mis manos temblaban, quizás por la fuerza con la que estaba apretando mi celular o porque de verdad no podía contener mis emociones en este momento. Dylan parece notarlo, porque se acerca pareciendo preocupado.
-¿Jin...? ¿Sucede algo? Dime qué pasa. ¿El clan está...? -cuando me tomó por la cintura lo perdí. Me di vuelta con brusquedad a la vez que le soltaba una bofetada que lo dejó aturdido.
Las palabras simplemente no podían salir se mi boca... estaba con tanto en la cabeza que no podía ni siquiera pensar con claridad... o siquiera retener el llanto.
-¿Cómo pudiste...? -logré decir apenas.
Dylan tocaba su mejilla por el dolor, pues le había golpeado tan fuerte que mi mano se había quedado marcada en su piel.
-¿Jin? -me miraba tan confundido, así que le lancé mi celular para que viera él mismo la razón de mi actuar- ¿Huh?
Miró la pantalla y reprodució el video, volver a escuchar lo que habían dicho sobre mí me hizo enfurecer y doler más. Dylan se mantuvo mirando la pantalla con total desconcierto, hasta que el video acabó. Cerró los ojos y suspiró, ni siquiera lo iba a negar o darme excusas.
-Te lo iba a decir...
-¿En serio, Dylan? -reí con amargura- ¿Cuándo ibas a decirme que solo fui una maldita apuesta para ti? Que solo te acercaste a mí porque querías acostarte conmigo.
-Jin, te juro que...
-No me jures nada, Dylan. No creo en tus palabras -espeté-. Debo felicitarte, demostraste ser el tipo más irresistible del planeta, que ninguna mujer puede contra tus encantos, joder que alegría para ti ¿no?
Aplaudí con indiferencia mientras hablaba, él bajó la mirada avergonzado y seguramente sintiéndose como la peor escoria del planeta. Pero ya no sabía si creer en su teatro, finge tan bien este hombre.
-Ganaste tu apuesta, pero me perdiste, Dylan. Aunque no sé si te importa siquiera.
Limpié las lágrimas de mis mejillas. Dylan vuelve a mirarme e intentó acercarse para sujetarme.
-Jin, déjame...
-¡No me toques! -me aparté de él abrazándome a mí misma-. No quiero... que vuelvas a tocarme, Dylan. Jamás. Me das asco.
-Jin... Mi reina... por favor, déjame explicarte, déjame contarte todo... -sonaba suplicante, incluso creí que se tiraría al suelo a rogar.
-¿Cómo sabré que cuando me lo cuentes, no me habrás mentido?
-Te lo prometo, Jin. Te contaré la verdad, por favor, debes confiar en mí...
-¿La verdad? ¿Qué otra verdad hay aparte de ese video? Tu me mentiste... en todo... ¿cómo te atreves a siguiera pedirme que confíe en ti? -volví a sollozar.
Dylan me miraba con una expresión de culpa que me hizo dudar, pero a pesar de todo no cedí. A pesar de mis sentimientos hacia él, no me permití flaquear.
-Sé que estoy pidiendo demasiado para una situación como esta. Pero te ruego... que me escuches.
-No puedo... -agaché la cabeza y apreté los dientes-. No después de lo que me acabo de enterar...
-Jin...
Pasé por su lado cubriéndome con mis alas para que no pudiera tocarme. Lo tenía siguiéndome y rogando que lo escuchara. Fui hasta su habitación y cerré la puerta antes de que entrara, la aseguré y busqué mi ropa lo más pronto posible.
-Por favor, Jin. Debemos hablar bien, déjame decirte todo.
Lo ignoré mientras me cambiaba, quería irme de aquí cuanto antes. Pero al estar lista y al acercarme a la perilla de la puerta, me detuve. Mis piernas perdieron fuerza, no podía mantenerme más tiempo en pie por lo que caí de rodillas estallando en llanto. Me cubrí con mis alas para acurrucarme en ellas y abracé mis rodillas.
-Mi reina, por favor... lo siento... lo siento en serio. No llores... me duele escucharte así y más por mi culpa... -habló tras la puerta.
-¿Y qué esperas que haga? Me duele... -admití entre llanto y enfado-. Duele tanto lo que me hiciste, Dylan... no puedo detenerme solo porque tú me lo pides.
-Joder, lo sé... No sabes lo arrepentido que estoy por aceptar algo tan estúpido. Quisiera volver a ese tiempo y cambiarlo, evitar cometer ese error.
-Pero no puedes... Y por eso ahora estamos así.
Aunque me limpiara mis lágrimas una y otra vez, no servía de nada, seguirían apareciendo nuevas y a montones al igual que no tenía caso retener mis sollozos, pues estos lastimaban mi garganta por querer evitarlos.
-Oye... -murmuré a pesar de todo-. Si no hubieras hecho esa apuesta... ¿Te hubieras acercado a mí con ese mismo interés?
Se quedó en silencio por un tiempo que me hizo creer que ya no estaba allí. Pero hubiera preferido que no estuviera.
-No... -respondió con sinceridad.
Apreté los dientes y mi aferré a mis piernas.
Sabía que diría eso... pero aún así quería y tenía una pequeña pizca de esperanza de que hubiera dicho otra cosa...
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