Capítulo 9
NECESITO VERTE EN LOS JARDINES DE ENFRENTE DE LA FACULTAD
No había pasado ni un día que nos habíamos visto y él ya tenía la necesidad de tenerme de nuevo. ¿Era eso un signo de que el plan estaba surtiendo efecto? Me estaba costando mucho, más de lo que creía llevarlo a cabo. Para poder cumplirlo debería contestarle que no, pero por otro lado, me apetecía saber cual era el motivo de aquellas prisas.
¿PARA QUÉ?
Antes de cinco segundos mi móvil volvió a sonar con la respuesta.
SINCERARME
Al levantar la cabeza Cleo me miraba fijamente con una sonrisa en sus labios. Sabía de sobras lo que estaba ocurriendo, por lo que era una estupidez negar lo evidente.
- Ve y luego me lo cuentas todo - salí con paso ligero hacia el lugar de encuentro -. En ningún momento olvides tu cometido - me gritó mientras entraba en el tren.
Al llegar a los jardines estaba completamente exhausta y con los pulmones que me salían por la boca. Me acerqué a la cafetería y compré un refresco para hidratarme y no caer desmayada. Al ir hacia el lugar del encuentro lo vi sentado en un banco fumándose un cigarrillo. ¿Cuánto tiempo llevaría esperándome?
No se dio cuenta de mi llegada hasta que me dejé caer extenuada por el cansancio en el banco e involuntariamente mi cabeza fue a apoyarse sobre sus hombros. Una sonrisa de triunfo se dibujó en su rostro y al darme cuenta de la imagen que deberíamos estar dando desde fuera, en tan sólo unos segundos me coloqué completamente erguida y cogí cierta distancia.
- ¿Cuánto rato llevas esperándome?
- Cuando te he mandado el mensaje llevaba como veinte minutos sentado en este banco.
- ¿Para que querías verme? -. Intentaba sonar seca y distante pues no debía perder de vista el objetivo en ningún momento, pero ver aquellos ojos verdes me lo dificultaba bastante, olvidando por unos segundos el plan -. Terminemos con esto de una vez.
- ¿No te apetecía verme?
- Tú me has mandado el mensaje así que, o me dices lo que quieras decirme o me voy. Aún tengo muchas cosas que hacer como para estar perdiendo el tiempo aquí.
- Está bien, tú lo has querido -. Se sentó de lado con la pierna izquierda cruzada encima de la derecha y su brazo apoyado en el respaldo del banco, sus ojos me miraban fijamente y una tierna sonrisa asomaba en sus labios -. Verás, una cosa que has de saber de mí es que siempre me gusta ir con la verdad por delante.
- ¿Perdón?
- Iris, eres distinta a las demás. Contigo no quiero repetir antiguos errores del pasado.
- ¿Acaso he de recordarte que entre esas chicas está mi mejor amiga? - no pude evitar que mi voz adoptara cierto tono de indignación. Este chico me tenía completamente descolocada, tan pronto era un encanto como conseguía hacer que me hirviera la sangre.
- Siento haberme referido a ella de ese modo. Me refiero a que todas las chicas con las que he estado saliendo caían demasiado rápido a mis pies y no suponían ningún reto para mí. Tú eres todo lo contrario, no consigo acercarme a ti y eso me gusta. Quiero superar ese reto contigo.
- ¿Intentas decirme que soy un reto para ti? - Si hubiese estado de pie delante de él en lugar de sentada le habría partido la cara de una bofetada.
- No en el sentido que estas pensando -. Quise decir algo, pero me interrumpió -. Verás, soy una persona que le gusta superarse a sí misma, a la que no le gusta estancarse. Nunca me he conformado con lo que se me ofrece, sino que siempre he querido más ¿Ves por dónde voy?
- Entiendo que que cada cosa que dices es una gilipollez más grande que la anterior y que cuanto más lo intentas arreglas, más lo empeoras.
- Me he expresado mal. Empecemos de nuevo y te lo digo sin justificarme ni excusarme. Iris, me gustas. Desde que te vi por primera vez, he querido acercarme a ti. Cuando conseguí hablar contigo, mi deseo se incrementó. Quiero intentar algo contigo sin que haya ninguna mentira de por medio ni ninguna historia rara.
Me quedé atónita y sin palabras. No sé si terminaba de entender lo que me estaba proponiendo, de modo que se lo pregunté directamente.
- ¿Qué es lo que quieres intentar?
- Pues, no sé. Como conocidos no nos llevamos mal. Me gustaría saber si alguna vez podríamos ir a cenar juntos, y si habría la posibilidad de que esas cenas se podrían repetir de forma continuada. Vamos, que...
- ...que me estás proponiendo que salgamos juntos -. No lo pude evitar, empecé a reírme como una loca. No sé porqué pero no podía parar. Era insólito que el chico más guapo de la facultad me estuviese proponiendo salir con él.
- Me sincero y tú te ríes en mi cara -. En su rostro se dibujó una mueca de disgusto-. No era la reacción que esperaba.
¿Seria posible que le hubiese sentado mal? ¿Había la probabilidad de qué me lo estuviese diciendo en serio que quería salir conmigo y no se tratara de un programa de cámara oculta?
- Está bien, ¿por qué no me das un tiempo para asimilarlo y darme una respuesta?
- Veinticuatro horas.
- Si empezamos con exigencias vamos mal. Déjame el tiempo que necesite.
Me levanté y me fui, pero antes acerqué mis labios a su oreja prometiéndole que le daría una respuesta. Cabía la posibilidad que le dijera qué me negase y no quería que se lo tomara a mal.
- Después de todo, siempre podemos ser amigos -. Su voz se tiñó de una profunda tristeza con esas palabras.
- Por supuesto.
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