Capítulo 21
Me quedaba sola y con el piso completamente para mi. Cleo estuvo viniendo unos días para ir recogiendo algunas cosas que le quedaban pendientes, pero una vez se llevó el último bulto estuve sola en un piso del que no podía asumir los gastos de forma única.
Era urgente que encontrara a alguien con quien compartir piso.
La primera opción que se me vino a la cabeza sin dudarlo ni un segundo fue Louis. Le llamé y se lo propuse pero muy amablemente declinó mi oferta.
- Lo siento, cielo. Sabes que te quiero mucho, pero aprecio demasiado mi intimidad y me encanta vivir solo. Además se rumorea de que insufrible compartir piso conmigo.
Supe que en esa afirmación se escondía una parte de mentira y otra de verdad pero no le dí mayor importancia. Aproveché la misma llamada para quedar con él y poder verle.
- No puedo creerme que Cleo se vaya a vivir con Claus. Me alegro tanto por ella de que haya encontrado por fin a su amor.
- ¿Quieres decir que éste es el definitivo?
- Van a tener uno hijo juntos, no sé yo.
- Eso no demuestra nada. Mucha gente se separa aún y teniendo hijos en común. Además, todos sabemos como es Cleo. Tarde o temprano acabara exigiéndole demasiado y es posible que él no lo soporte.
- ¿A ti que te pasa que estás tan negativo?
- Nada. A lo que tú llamas ser negativo yo lo llamo ser realista.
- No es cierto. Tú siempre has sido un idealista y un romántico, así que no entiendo a que viene ese repentino cambio.
- Pues a que no tiene sentido creerse todas esas patrañas del amor ideal y romántico.
- ¿Hay algo que quieras compartir? - nada más terminar de formular la pregunta me imaginé que todo aquello tenía que ver con Raoul y con que seguramente había hecho alguna estupidez.
- Te hice caso. No le fui detrás y le permití su tiempo para poder pensarse las cosas.
Estaba claro que aquello tenía que ver con Raoul, no cabía duda. Conociéndole seguro que hizo alguna estupidez.
- ¿Y
- Creo que he esperado un tiempo más que prudente y le he dado su espacio para poder pensarse las cosas. Aunque sabes que soy una persona con mucha paciencia, aún y así esta tiene un límite.
- ¿Has ido a verle? - no super ni porqué estaba preguntándolo cuando sabía la respuesta.
- Sí. Fue el otro dia a buscarle a su apartamento y con lo que vi al llegar allí supe de sobras que él había tomado una decisión con respecto a lo que le dije y a nosotros.
Se quedó callado. Era muy típico de Louis que cuando tenía que notificar algo importante se tomase su tiempo para darse cierto protagonismo y mantener el misterio.
- ¿Qué fue lo que viste?
- A otro tío saliendo de su apartamento y para despedirse se dieron un beso en los labios.
- A lo mejor estás sacando las cosas de contexto.
Intentaba ver el lado positivo de la situación. Por experiencias anteriores, a veces los gays se daban besos en los labios solo a modo de saludo, sin que implicara nada más detrás.
- Por favor, Iris. No era un beso de cortesía como el que puedo darte alguna vez. Era un beso, y no tengo ninguna duda de que entre esos dos hubo sexo.
Louis estaba completamente destrozado. Aunque no me gustaba inmiscuirme en una pareja sentía el deber moral como amigo de interceder por él. Debía encontrar una excusa perfecta para poder hablar con Raoul. Tenía el pretexto idóneo. La colección que había comprado en la galería me faltaban algunos datos para poder terminar de hacerle la factura y gestionarle el envío de las obras a su casa. Lo iba a hacer nada más reincorporarme después de las fiestas.
#
- Al final no tuvimos ocasión de vernos estas fiestas.
- Nos deberíamos haber organizado mejor, tal vez.
Desde que se iniciaron de nuevo las clases, Markus estaba aferrado a mí como un clavo ardiendo. Nunca hubiera imaginado que fuera el típico chico empalagoso que está haciendole a una todo el día arrumacos. No es que no me gustara ni que disfrutara de ello, es solo que había momentos del día en que añoraba el poder respirar por mi misma y mi propio aire, sin tener que compartirlo con nadie.
Yo misma era consciente de que su comportamiento tenía un efecto en todo nuestro alrededor. Sus acérrimas admiradoras se subían por las paredes cada vez que él me rodeaba con sus brazos, me daba un tierno beso en la mejilla o mostraba cualquier tipo de afecto hacia mi. Es más, hubiera jurado que si hubiera un completo silencio se hubiese podido oir como maldecían de mi persona en voz baja. No pude negar que me daba cierta satisfacción provocar esa aversión hacia otras personas.
Cleo me miraba siempre manteniendo las distancias. Seguía sin ser santo de su devoción el modo en cómo yo me entregué a lo que entre las dos habíamos iniciado. A pesar de que supe que siempre iba a poder contar con ella, el hecho de que estuviese esperando a un bebé y de que se hubiese ido a vivir con Claus hizo que la relación entre las dos cambiaran.
En un momento dónde Markus se alejó de mi ella se acercó a mi por la espalda y me rodeó con sus brazos.
- Sé que no produzco el mismo efecto que él, pero los míos antes te consolaban y te daban fuerzas.
- Y lo siguen haciendo -. Me la quedé mirando y observé como inconscientemente no dejaba de acariciarse la barriga -. ¿Cómo lo llevas? ¿Lo has hablado con tus padres? ¿Con el decano?.
- Es demasiado pronto. De momento solo lo saben mis padres y los suyos.
- Supongo que se lo han tomado genial.
- Por ambas partes han puesto el grito en el cielo, pero de sorpresa.
- No imaginas cuanto me alegro por vosotros dos.
- Mil gracias, cielo ¿Cómo llevas la búsqueda de alquilar la habitación?
- Pues la verdad, lo he dejado bastante aparcado. Supongo que espero a quedarme sin ahorros para que sea imprescindible compartir piso.
- Sabes, por mucha rabia que me de y aunque me vaya a odiar mucho por decirlo en voz alta, creo que tengo al candidato perfecto -. Sus ojos se desviaron en la dirección que Markus se había marchado.
- ¿Qué?
- No me parece tanta locura. Queremos hacerle daño. Una buena manera es hacerle vulnerable. Que hay más vulnerable que compartir piso con la que es tu pareja.
- ¿Quieres que ocupe tu habitación?
- Estoy segura que mi habitación no la va a pisar para nada -. Empezó a soltar una risa maliciosa y alejarse de mí mientras la idea no dejaba de rondar en mi cabeza ¿Para qué demonios me lo había planteado siquiera? - Recuerda - estaba de pie frente a mi y señalándome con un dedo - siempre que estés segura y no vayas a correr peligro. De ser así, no vayas por un camino por el que podrías perderte.
¿Tan malo seria que viviera con Markus? Podria probar una temporada y si no funcionara volver al punto dónde estábamos ahora.
- ¿Estás bien? - volvía a rodearme con sus brazos y a mirarme con aquellos profundos ojos azules.
- Vivamos juntos - le anuncié de repente. Sin esperar respuesta le rodeé con mis brazos y le besé en los labios.
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