Capitulo 11

Aún no le había dado ninguna respuesta a Markus respecto a su proposición. Los días iban pasando, sentía que su paciencia empezaba a agotarse, y aunque yo tenía bien tomada mi decisión quería hacerle esperar aún un poco más. No quería dejar ver mis cartas tan pronto, si es verdad que le importaba hasta el extremo y era tan diferente como él decía de las demás; estaba segura de que iba a apreciar esa espera. En mi fuero interno también sabía que ese tiempo que estaba demorándome en la respuesta me permitía equilibrar si de verdad quería seguir adelante con el plan o era mejor dejarlo antes de haber empezado nada. 

Cleo había empezado a salir de forma asidua con Claus y cada vez se los veía más compenetrados. Ella cada vez se mostraba más natural y sincera con él, lo que para ella era un paso muy importante. De una forma muy sutil y educada a mí me había ido relegando a un segundo puesto hasta casi dejarme en las sombras. Se encontraba en un momento en que ella debía vivir su vida y disfrutar la oportunidad que se había brindado, tanto a ella como a Claus. 

Por lo que respecta a Louis nunca le había visto de tan buen humor. Había seguido viendo a Raoul, e incluso este le había expresado que nunca había conocido a nadie que con tan poco tiempo que le conocía tuviese la sensación de que se conocía desde hace mucho tiempo. Sin darse cuenta se estaban enamorando el uno del otro, yo no sabía si ellos eran conscientes, pero era más que obvio que les estaba sucediendo. 

En lo que a mi problema acontece no terminaba de decidirme si era el momento o no de decírselo, al igual que tampoco terminaba de decidirme si debía seguir adelante con las maquinaciones o dejarlo estar. Sólo tenía una cosa clara y era que contra más tiempo le hiciese esperar más le haría sufrir, al fin y al cabo, ese era el objetivo principal.

Otra de las buenas noticias para mi es que llevaba más de dos semanas con trabajo. Era secretaria en una galería de arte que había en el centro. Entre muchas de las tareas que llevaba a cabo, me encargaba de mantener la galería limpia, de vender alguna obra o libro si alguien entraba preguntándome por ella. He de reconocer que los primeros días estaba muy tensa y me aburría bastante. El sueldo no estaba mal, además de que tenía la ventaja de que me pagaban por semanas. 

Louis entró en la galería dando saltos de alegría. Algo grande la había pasado, eso estaba claro. Tenía una sonrisa de oreja a oreja y una luz en los ojos que no le había visto nunca. Entró chillando. 

- ¡No tiene nada de que quejarse! Vale que la tiene de un tamaño considerable, pero lo que tiene lo sabe usar. 

- Pero, ¿ya te lo has tirado? - Me asombró lo rápido que había ido. Se suponía que estaba buscando al amor de su vida, y de la manera cómo iba parecía que no iba a pasar de ser un polvo más o un rollo de una noche como lo habían sido todos aquellos que conformaban su lista. 

- A ver, llevamos casi un mes viéndonos y creo que es que debía hacerlo ya. Menos mal que me he atrevido a hacerlo, ¡ha sido genial! ¡Siete veces! ¿Te lo puedes creer? Lo hemos hecho de una manera tan salvaje y en posturas tan diferentes. Nunca había disfrutado tanto en la cama con un hombre. Creía que sólo era una fantasía que me estaba montando en mi cabeza pero sin lugar a dudas me he enamorado de él. 

Conocía a Raoul mucho mejor que él en aspectos como ese y siempre conseguía provocar el mismo efectos con todos. Se acostaba con ellos y hacía que se prendieran de él pero a los cinco minutos él se había olvidado del nombre de su amante. Me supo mal ver que Louis había caído en la trampa, ya que era mi amigo desde hacía muchísimo tiempo. La solución era muy fácil, pues sólo debía sentarme con él y aclararle que no se hiciese ilusiones, pero al mirarle la cara y ver de nuevo aquella expresión fui incapaz de hacerlo. El tiempo le terminaría enseñando la verdad y que clase de chico era Raoul; aunque, algo muy dentro de mí mientras le miraba deseaba que estuviera equivocado. 

Darme cuenta de que tenía sentimientos encontrados entre hacerle ver la verdad a Louis y pensar de esa forma en Raoul me dio cuenta de que yo misma había vivido esa misma situación con Roy. El tiempo que estuvimos juntos no fue agradable para ninguno de los dos, pero como amigos nunca había llegado a compenetrarme tanto con nadie salvo con Cleo. 

Instintivamente, dando la espalda a Louis agarré el teléfono y le mande un mensaje a Roy en que le pedía que debíamos vernos y que necesitaba hablar con él. La respuesta fue casi inmediata al decirme que no tenía inconveniente y que iba para mi casa cuando yo se lo dijera. 

- Cariño, ¿va todo bien? - Louis me miraba con cara de cordero degollado.

- Sí, es sólo que le he pedido a Roy que venga un momento para hablar.

- ¿Roy? El mismo Roy que estuvo contigo y tenía ese culo tan perfecto.

- Sí, ese mismo, pero te recuerdo que es la cosa más hetero del mundo.

- Cielo, mira que está mal repartido el mundi=o. Sólo dime una cosa, ¿qué necesitas hablar con él?

- Lo que hablamos el otro día con Cleo. 

- ¿Lo de que te han pedido salir? ¿Aún no le has dado una respuesta?

- No. 

- Iris, con el tiempo que lleva esperando es más que suficiente y debes decírselo lo antes posible. Solo que, ¿por qué necesitas el consejo de Roy?


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