Capítulo 10

Me sentía como en un sueño, igual que cuando me propuso salir al lado de la máquina de café. El plan se iba a ir a la mierda si respondía que sí. Si aceptaba salir con él no sólo sería la envidia y punto de mira de su club de fans. Teniéndolo a mi lado seria la mejor manera de hacerle sufrir. Debía hablarlo con la persona que había acordado llevar a cabo esa maquinación. Iba a tener en cuenta su opinión, pero en ningún momento iba a decidir por mí. 

Al llegar a casa, ella no estaba. Me acerqué a la nevera para coger algo para cenar y vi la nota sujeta con el imán. 

ESTOY CON CLAUS. NO ME ESPERES DESPIERTA

Cleo había dado una segunda oportunidad al mismo chico y eso era algo que no hacía muy a menudo. Solo en la circunstancia de que viera que tenía alguna posibilidad con él. Me alegraba que ella estuviera intentándolo con alguien, pero por otra parte, me moría de ganas de contarle a Cleo como estaban avanzando las cosas. 

Cogí mi bolso y lo lancé sobre el sofá y al dejarme caer encima de éste vi que en la pantalla de mi teléfono había una perdida de Louis. Se la devolví pero no contestó nadie al otro lado de la línea. A los cinco minutos me estaba llamando él. En ese momento sentí que traicionaba a Cleo si no tenía ella la primicia, pero necesitaba desahogarme con alguien. Cuando descolgué su voz era una mezcla entre preocupación e ilusión, así que cuando me propuso de venir a casa no me pude negar. En menos de veinte minutos estaría llamando al timbre. 

Entró como un vendaval en el instante en que le abrí la puerta. No dejaba de disculparse y de decirme que no lo había podido evitar. Cuando le pregunté que a qué se refería, se limitó a sentarse en el sofá. 

- Me he enamorado, y de verdad que no es uno de esos caprichos que me dan a mi de vez en cuando. Ya sabes, esos chicos que conozco de una noches y me olvido de su nombre al día siguiente. Este es el definitivo, lo presiento. 

- Esto se merce un café. 

- Mejor que sea una copa - me reí con su alternativa. Si había algo que Louis nunca había podido evitar era ser una maricona borracha. 

- Está bien - me dirigí a la cocina cuando empezó a contármelo sin dar opción a que yo le preguntara. 

- Le he conocido por internet. Sé que no eres muy partidaria de esas cosas pero yo sí. Llevamos más de un mes hablando. Tenemos tantas cosas en común. Casi es como si fuésemos almas gemelas. De todo lo que le he dicho no le he mentido para nada, y creo que él ha sido igual de sincero conmigo. Sabes que tengo como un sexto sentido para las mentiras. No solo es que sea un encanto como personas sino que además esta muy bueno -. Hizo una pausa para coger aire -. Verás, en algunas conversaciones nos hemos puesto la cámara  y es muy guapo. Además, en algunas conversaciones me ha enseñado partes que no son la cara, sabes a que me refiero. Pues bien, llevo días enviándole fotografías para no perder el apetito. He conseguido dos cosas. Una que me envíe fotografías suyas y otra quedar con él. Hemos quedado esta noche para cenar por lo que mañana ya puedes estar pegada al teléfono ya que te llamaré para darte todos los detalles. Llevo su foto encima imprimida para poder enseñártela y que me des tu opinión -. Era como si se hubiese estado a punto de quedar sin aire. Lo había dicho todo de carrerilla y sin pararse ni un momento. Cuando por fin termino pudo respirar. 

Mientras extendía la mano con la fotografía yo extendí aquella con con la que sujetaba la copa de vino. Tomó un breve sorbo mientras observaba la foto del que tenía aspecto de ser para Louis algo más que una de sus conquistas. Lo reconocí nada más verle la cara. Era Raoul, el amigo de Sean, al que usé para dar celos a Roy. Había cambiado un poco su aspecto. Cuando yo le conocí llevaba el pelo un poco más corto y siempre peinado con gomina, y ahora lo llevaba rapado, pero sus ojos y esa sonrisa pícara con la que parecía que se iba a comer el mundo eran inconfundibles. 

- Le conozco y desde hace mucho. 

- ¿Te estás burlando de mí?

- En absoluto. Es Raoul, el amigo de Sean. El que compartía piso con Cleo. 

- Iris, has de hacerme un favor enorme. Me has de contar todo lo que sepas de él para que esta noche no meta la pata. 

Le conté todo lo que sabía y recordaba de él. Sus gustos, aficiones, cómo era como persona, lo que le gustaba y le disgustaba en una persona, sus gustos sexuales. Louis estaba atento y sin perder detalle. Parecía un alumno recibiendo una clase magistral. Si podía ayudarle a convertirse en el chico perfecto para Raoul era la mejor manera que se me ocurría. 

Cleo entró unas horas después por la puerta y se quedó asombrada al vernos a Louis y a mí sentados en el sofá con una botella de vino vacía entre los dos. 

- Louis, ¿cómo tú por aquí?

- Se nos ha enamorado. 

- ¿Y eso?

- Lo importante no es cómo sino de quién. 

- ¿De quién?

- Raoul, el amigo de Sean. 

- El mismo del que siempre he dicho que era una lástima que fuese gay. 

- Ese mismo. 

Cleo fue a la nevera y abrió otra botella de vino para servirse una copa y sentarse con nosotros. Indagó sobre todos los detalles que Louis le dio sin poder borrar su sonrisa de los labios en ningún momento. 

- Cleo - les interrumpí - ahi no terminan las cosas. Yo he de contarte algo bastante fuerte. Podemos resumirlo en que nuestro asunto se ha complicado un poco. - Di un sorbo a la copa para coger fuerzas. - Markus me ha pedido que salga con él, en plan pareja. 

Durante unos segundos se podía cortar la tensión con un cuchillo por la bomba que había soltado. Cleo se bebió la copa de un sorbo en un intento de asimilar la noticia. 

- Iris, que te haya propuesto eso es una maravilla. Debes decirle que sí, no puedes tardar ni un segundo más en contestar. Saliendo con él estarás muy cerca de él, y desde dentro es la mejor manera de hacerle sufrir. 

- Es lo mismo que pensé yo, pero quería comentártelo antes para saber que pensabas. 

- Pues ya sabes lo que pienso. Solo debes aceptar si a ti no te ha de suponer un inconveniente, o sólo hasta el momento en que te afecte. ¿Queda claro?

Cleo vio en mi mirada mi mayor temor que se podría dar. Saliendo con él podía enamorarme de él si es que no lo estaba ya. Eso me daba miedo. Una parte de mi no era capaz de controlarse al lado de Markus. Era como si una fuerza oscura me arrastra hacia él. 

No podía perder el plan de vista. Si aceptaba, ¿el plan se iria al traste? Esperaba que no. Iba a aceptar, pero aún iba a hacerle esperar un poco. No se lo iba a poner nada fácil. Esperaría a que me llamara para quedar al final y darle mi respuesta definitiva. 

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