Capítulo 9

Aquí es donde la tensión de Sophie empieza a notarse 
y la pasión de Armin se desborda un poco.

Londres, invierno de 1815.

Solo unos segundos después de que Armin se encerrara en su habitación.

Las cortinas de su habitación permanecían siempre cerradas, Armin realmente no era adepto de estar al aire libre; ni tampoco disfrutaba de los rayos del sol golpeando su rostro cada mañana. Miro con desinterés la hora que marcaba su reloj de bolsillo y pensó que quizá podría lograr dormir un par de horas antes de que su madre viniera a golpear la puerta para enviarlo a que se hiciera cargo de sus quehaceres como Vizconde.

Se deshizo rápidamente de las botas y del abrigo que llevaba puesto para cubrirse del frio. Pronto cayeron también el chaleco, el saco y la corbata. Se dejó caer perezosamente sobre la cama y se estiro mientras miraba el techo que cubría a esta.

Solo bastaron unos segundos para que la imagen de Sophie volviera a su mente. Recordó aquella sensación de sus labios y volvió a sonreír por enésima vez desde aquel instante, repaso mentalmente lo que había ocurrido. Como el delicado cuerpo de Sophie, el cual para su suerte noto lleno de curvas, encajaba a la perfección con el suyo, lo tersos que eran sus labios y el delicioso aroma que venía desde ella.

Cerró los ojos pensando en todo aquello, repasando cada movimiento que su mano hizo sobre la angosta cintura de ella, el calor que emanaba su cuerpo cuando lo tenía cerca. Se perdió por un largo rato en sus pensamientos, en todos los detalles que recordaba entre la penumbra de su pequeño encuentro con ella, la belleza que la conformaban y entonces sucedió.

La pregunta llego a su mente. ¿Y si ella no le hubiera detenido? ¿Si ella lo hubiera dejado continuar con su locura? La romántica e inocente imagen que tenía en ese momento se volvió lúdica.

Se permitió imaginarse a sí mismo poniendo a Sophie contra la pared más cercana que tenían en aquel balcón, metiendo su mano por debajo de aquella abultada falda del siglo pasado y dándole algo de placer, <como Dios le diera a entender>, a ella. Intento imaginar cómo deberían de ser los gemidos que brotarían de sus labios en aquel instante, las expresiones que pondría en su rostro. Estaba seguro de que terminaría bajando aquel vestido solo para poder contemplar sus pechos, tocarlos y posiblemente lamerlos hasta dejarlos enrojecidos.

Después todo fue aún más lejos, porque deseo estar dentro suyo, deseaba saber que se sentiría estar en el interior de Sophie Warren. En su mente repaso todo con detalle, como en ese rincón del balcón simplemente levantaría lo necesario el vestido y posiblemente tendría que apañárselas para cargarla a ella mientras la penetraba.

La respiración de Armin estaba agitada, como su ritmo cardíaco. Tal y como si estuviera corriendo desenfrenado. Mientras su mano frotaba de forma frenética su miembro sintió que sus mejillas y pecho ardían.

Estaba por terminar.

Londres, primavera de 1816.

A pesar de que Sophie y Marianne no solían ser muy unidas, se habían visto obligadas a pasar un poco más de tiempo juntas a causa de que se casarían con solo un mes de diferencia. Desde que Sophie dejo a Armin en Park Hyde, la sensación de nervios no abandono su cuerpo, la persiguió hasta la casa Warren y se quedó con ella por varias semanas. Ahora estaban reunidas su madre y sus dos hermanas en la sala del te. Esperando por ella para ir a elegir algunos detalles para los vestidos que ambas hermanas usarían en sus respectivas bodas.

Al entrar al salón del té, las miradas azuladas de las tres mujeres se posaron en ella. Sonrió un poco nerviosa y aclaro su garganta. ‒Lamento el retraso, disfrutaba tanto de estar practicando que perdí la noción del tiempo

Marianne sonrió con sus manos aun descansando sobre su regazo, con una postura no solo llena de gracia, sino también de feminidad. ‒ No te preocupes, Sofi. Apenas empezábamos a hablar de ello

Sophie entro al salón y se sentó junto a Margareth. Cualquiera que mirara a las cuatro mujeres reunidas jamás imaginaria que Sophie era parte de esa familia. Bastaba con ver a sus hermanas y madre, con cabello rubio y ojos azules para saber que tenían algún parentesco. Sin embargo, Sophie con todo ese cabello oscuro y ondulado, y aquellos vibrantes ojos verdes, dejaba en duda la reputación de Lady Warren, hasta que veías a su esposo. Con el cabello negro y ojos verdes como los de Sophie.

La madre de Sophie volteo a verla mientras le extendía una taza de te ‒ ¿Sophie? ‒ murmuro. Al parecer llevaba un largo rato con la taza delante de ella y no lo había notado.

Lo siento... ‒ murmuro apenada mientras tomaba la taza y la llevaba de inmediato hasta sus labios, olvidándose de los buenos modales. Debía aceptar que esa larga caminata desde su habitación hasta ahí la había dejado sedienta y algo agotada.

Estas roja ‒ Señaló su hermana Maggie mientras la veía con un gesto serio e impecable, tal y como una dama de sociedad debía actual siempre.

La mano derecha de Sophie fue hasta su mejilla para comprobar aquello, pero sus mejillas estaban heladas. ‒ oh, debe ser porque baje las escaleras a prisa

Maggie asintió y volvió la vista a su madre ‒ Deberíamos ir ahora mismo, no quisiera demorarme después de las 5, a Richard no le gusta tomar la cena solo ‒ comento con tranquilidad.

Si, solo espera a que Sofi termine su te ‒ se puso de pie ‒ mientras tanto pediré que preparen el coche para que salgamos ‒ dijo mientras hacia su recorrido hacia la salida del salón. Después de que cerró la puerta Marianne dejo la taza y miro a Sophie.

No había tenido oportunidad de decirte... pero te mire ir a un balcón sola en el baile de máscaras ‒ murmuro aguantando las ganas de soltar una pequeña risa, de aquellas que usan los hermanos menores cuando descubren alguna travesura de los mayores.

Sophie sintió que estuvo a punto de regresar el sorbo de té que bebía, sin embargo se las arregló para verse inmutable ‒ No se dé qué hablas ‒ Casi había olvidado ese día. Casi. No quería aceptar que desde entonces, solo Armin rondaba por su mente.

No es tan malo estar a solas con tu prometido... después de todo deben conocerse ‒ dijo con un semblante demasiado relajado.

Maggie solo había estado escuchando lo que Marianne decía y finalmente negó con la cabeza ‒ No hagas caso a lo que dice Marianne, de verdad que los hombres siempre esperan tener una mujer... pura para su noche de bodas

Ya les dije que no pasó nada... ‒ volvió a repetir con la voz ligeramente irritada. No con ellas, si no con Armin por haber hecho todo ese drama de hacerse pasar por Alexy y no conforme, besarla. En conclusión, para ella realmente no paso nada.

Marianne formo un mohín y se recargo contra el sillón ‒ bueno, si tú dices... ‒ murmuro mientras se llevaba la taza de nuevo a la boca.

El camino hacia la tienda de los vestidos estuvo lleno de juegos y bromas inocentes por parte de la hija menor de Lady Warren. Desde el día en que Armin se había atrevido a besar a Sophie, cualquier cosa relacionada con el tema de su boda con Alexy le causaba una sensación de angustia que cada día le resultaba más difícil disimular.

Cuando se miró delante del espejo con el vestido que usaría en ese tan importante día, no pudo hacer ninguna expresión. Solo lo miro y reviso que estuviera bien ajustado de donde debía, que las costuras no molestaran. Incluso cuando Marianne salió con su vestido puesto y la miro sonreír, reír y parecer llena de una energía que hasta ahora era desconocida para ella. Sintió celos.

Sophie por primera vez sentía celos de su hermana Marianne, sentía celos de que ella estuviera feliz de casarse, ¿Por qué ella ya no estaba feliz? Hace unos meses lo estaba, realmente estaba feliz. Ahora se sentía tan culpable cada vez que veía a Alexy.

¿Estas bien, Sophie? ¿Algo no te gusta de tu vestido? ‒ Pregunto su hermana Maggie al ver la expresión que apareció en su rostro al ver a Marianne dar vueltas por toda la tienda con el vestido.

Sophie se limitó a asentir. No podía decirle a nadie como se sentía, que había pasado. Tampoco podía darse el lujo de cancelar su matrimonio ahora que su padre había gastado tanto dinero en poder complacerla en cada cosa que había elegido hasta ahora, pero sobre todo, no quería darle el placer a Armin de que viera que todo lo que había hecho, realmente había funcionado. Ella no arriesgaría su prestigio por el simple hecho de que Armin la hacía sentir diferente y la hacía dudar de lo que ella creía que era correcto.

••••••••••

¡Condenación! ;-;

Me tarde porque tuve que hacer una investigación para expresar correctamente la perspectiva de Armin, ya que... Quiero ser un poco realista dentro de toda esta fantasía. Y pues... obvio los niños, no sienten como las niñas, ni aman como las niñas... Así que... bueno. Ahí esta... Espero que les gustara... Estoy trabajando con varios capítulos al mismo tiempo, espero y las próximas semanas tener oportunidad de actualizar mas seguido.

Besos~!

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