Capitulo 1
La presentación de la heroína
en esta historia.
Donde no ama a nadie y
no tiene idea de lo que es
el amor.
Sophie Isabelle Warren LeBlanc, fue la segunda hija de Lord Weymouth, un Vizconde cercano a la familia real y su esposa Lady Margareth. Tan solo dos años menor a su hermana Maggie, como la llamaba ella con afecto.
Sophie y Margareth crecieron juntas y desarrollaron una complicidad de hermanas. Compartían institutriz y pasaban muchas horas jugando. Sin embargo, cuando Sophie tenía 3 y Margareth 5, nació la tercera hija, Marianne.
Fue asi como, tras el nacimiento de Marianne las cosas cambiaron en la casa de Lord Weymouth. Margareth fue presionada por ambos padres para ser exageramente correcta, cortés y conservadora. Mientras que Sophie, en su afán por imitar a su hermana siguió cada una de las cosas que ella hizo. Aprendio latín, matemáticas básicas y leyó libros de Jane Austen. Por otro lado, su hermana pequeña solía ser mas dulce y expresiva por tener beneficios de ser la menor. Siempre era más protegida por sus padres.
Poco a poco al llegar a la adolescencia despertó en Sophie un interés muy fuerte por la música, precisamente por el violín. Su padre no encontró inconveniente en fomentar aquel deseo en ella. Sin embargo, al ser la hija mediana, sentía que siempre se encontraba aislada de los demás miembros de su familia.
Los mimos y atenciones eran para Marianne, mientras que la presión social y los correctivos eran para Margareth.
Así fue como Sophie desarrollo un carácter apacible en apariencia y callado. Perfeccionista y metódico.
Londres, primavera de 1811.
La mucama terminaba de poner unos pasadores sobre el peinado de Sophie. Su vista estaba fija en el espejo delante de ella, miraba como cada uno de los mechones de cabello ondulado y negro iban siendo acomodados delicadamente. Suspiro cansada, ella no quería una fiesta de presentación en sociedad, no se sentía lista para eso. Aunque su madre insistió en que al tener 17 estaba lista para entrar al mercado de las jovencitas casaderas.
Le habian puesto demasiado color en las mejillas, estuvo a punto de frotar con su mano para quitarlo cuando la mucama la miro fijamente a sus ojos verdes. — no lo haga señorita Sophie — murmuro con una sonrisa.
Ella bajo la mirada — Se mira extraño en mi... No estoy acostumbrada... Es todo — se justificó y miro los pliegues en el vestido de color salmón que habían mandado a traer de Italia para ella.
— Ya vera que seguramente hoy algún caballero quedará impresionado por lo hermosa que luce — le adulo su dama de compañía. Sophie solo sonrió. No le gustaba que le hicieran esos cumplidos, no porque creyera que era fea. Aunque tampoco se consideraba una belleza exótica.
Las hermanas de ella eran de cabello casi rubio como su madre y ojos azules. Ella saco la mirada verde y cabello oscuro como su padre.
Jamás había convivido con nadie de los que estarían en ese baile en su honor. Ella solo conocía a las mujeres del servicio en casa y a sus hermanas. ¿De que hablaría con esos extraños? ¿Y si no les agradaba? ¿O qué tal si creian que tenía malos modales?
Comenzaba a ponerse nerviosa de pensar en lo que podría decir toda la aristocracia de Londres si ella cometía un error esa noche.
Había logrado convencer a su madre de tocar una pieza de música con el violín esa noche delante de los invitados, ella creía que eso ayudaría a que los demás la conocieran.
Después de la presentación formal delante de cerca de 100 personas que no conocía y de fingir una sonrisa por un largo rato, le dieron permiso de tocar el violin. Fue hasta el espacio para ello y toco una pequeña pieza de apenas 10 minutos.
Todos se quedaron sorprendidos. Sophie era un simple humano que no expresaba nada cuando hablabas con ella, pero cuando tocaba el violín... Ella era una expresión completa de pasión.
Tenía razón su mucama. No fue difícil que su tarjeta de bailes se llenara esa noche. Bailo con tantos caballeros solteros que ya le dolían los pies.
Cuando el baile iba a terminar miro que un joven de cabellos oscuros entro mirando a todos lados, como si buscara a alguien. Ella lo siguió con la mirada, no era normal que llegara a esa hora. Se detuvo con otro chico de su misma edad de cabello castaño.
Ella había bailado con él, más no recordaba su nombre completo. Recordaba que se llamaba Kentin y solo eso. Los miro hablar un rato después el de cabello oscuro llegó a donde estaba ella. — Bienvenida a la sociedad de Londres, señorita Warren —
Ella lo miró fijamente y sonrió por cortesía — gracias ¿Podría decirme su nombre? —
Rasco su nuca y sonrió el joven — ah si, es verdad... Soy Alexy Stewart... Hijo de Lord Castlereagh — sujeto la mano de Sophie y beso los nudillos cubiertos por el guante.
Había estado estudiando a los invitados unos días antes, recordó que Lord Castlereagh tenía dos hijos y un bastado mayor a ellos, pero una señorita no hablaría de ello. — ¿Y su hermano? —
Alexy mostró una sonrisa de cortesía — Él se encuentra indispuesto el día de hoy, pero por mi parte... Disfrutaría mucho una pieza de baile con alguien tan exquisito como usted — murmuró galante y Sophie extendió su mano hacia él aceptando.
Disfruto mucho de la compañía de Alexy. No solo era extremadamente amable y educado, cualidades que Sophie realmente notaba y apreciaba. Si no, también era una persona muy culta. Sabía tanto como ella de pintura, escultura y música.
De forma secreta, Sophie deseaba que si alguien la volvía a visitar o la volvía a ver en algún baile, fuera Alexy Stewart, aunque sólo fuera un joven de 21 años, sin derecho a ningún título.
Tan pronto y el baile acabo fue con su hermana a hablar sobre todos los hombres con quiénes habían bailado. Cuales parecían un buen partido y aquellos que no.
Londres, verano de 1812.
En el caso de las hijas de la familia Warren LeBlanc, la recomendación era buscar un hombre con buen estatus económico. Lord Weymouth tendria que pasar el título de Vizconde a uno de sus sobrinos y dejar literalmente a sus hijas desamparadas. Solo tenían una pequeña dote cada una y eso era algo que constantemente se les recordaba a las tres jóvenes.
Margareth como siempre, presionada por sus padres cuando tuvo 21 se casó con un ministro del parlamento. No era secreto que él la adoraba, la trataba muy bien y siempre cuidaba su bienestar. Sin embargo, ella no sentía lo mismo. Simplemente se casó y prometio respetarlo el resto de su vida.
Sophie lo sabía y eso le aterraba, le daba miedo llegar a tener que casarse con alguien que no provocará ninguna clase de reacción de ella, simplemente casarse para no quedar en la ruina cuando su primo se llevara el título de su padre. Odiaba ser mujer en momentos así.
Tenía 18 años y recibía visitas de varios caballeros. Todos eran excelentes partidos, pero ninguno le hacía sentir nada extraordinario.
Y ella estaba segura de algo, para casarse, debía de sentir algo extraordinario.
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:) Pues... Sé que no dije mucho, pero siento que dije lo suficiente para presentar a la protagonista.
¿Les agradó?
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