27. No soy SeokJin.
Jimin y Yoongi hicieron una parada en un pequeño restaurante de carretera para comer y refrescarse antes de continuar su viaje. El lugar estaba relativamente tranquilo, con unas pocas mesas ocupadas por familias y viajeros como ellos. Jimin podía sentir la tensión en el aire, aunque Yoongi se esforzaba demasiado en aparentar que no le incomodaba tomarlo de la mano y tener muestras de afecto en público.
Se sentaron en una mesa cerca de la ventana, y Yoongi entrelazó sus dedos con los de Jimin, forzando una sonrisa que no llegaba a sus ojos. Jimin notó el esfuerzo que Yoongi estaba haciendo y, aunque apreciaba la intención, no podía evitar sentirse incómodo.
—Yoongi, no tienes que forzarlo —dijo Jimin en voz baja, mirando alrededor del restaurante.
Yoongi suspiró, soltando la mano de Jimin por un momento y apoyándose en la mesa. Sus ojos reflejaban una mezcla de frustración y tristeza.
—Lo siento, Jimin. Solo... quiero que sepas que estoy tratando de ser más abierto —respondió Yoongi, bajando la mirada—. Pero no es fácil.
Jimin asintió, sintiendo una punzada de empatía por su novio. Sabía lo importante que era este paso para Yoongi, y lo mucho que lo intentaba pero también sabía que queria que fuera real, que cada gesto de afecto fuese autentico.
—Aprecio que lo intentes, de verdad. Pero no quiero que te sientas presionado a hacerlo solo por mí —dijo Jimin, tomando la mano de Yoongi suavemente.
Un mesero se acercó a su mesa, interrumpiendo el momento. Tomaron sus pedidos y, mientras esperaban la comida, Yoongi se inclinó hacia Jimin, susurrándole al oído. —No quiero perderte.
—Yoongi —Murmuro Jimin, con la voz un poco temblorosa—, quiero que sepas algo. No soy Seokjin, y no espero que seas diferente de lo que eres.
Yoongi se detuvo, mirando a Jimin con curiosidad.
—¿Qué quieres decir, Jimin? —preguntó, suavemente.
Jimin respiró hondo, buscando las palabras adecuadas.
—Yo entiendo que te dé miedo o que te avergüence —dijo Jimin, su voz ganando fuerza con cada palabra—. Entendí cuando mi padre me apostó como si fuera algo que puedes comprar en una tienda. Así que el hecho de que te dé vergüenza decirle al mundo que eres gay... no es nada para mí. Yo entiendo y acepto lo que eres y lo que tenemos.
Yoongi levantó la mirada y le dedicó a Jimin una sonrisa más genuina.
—Te prometo que voy a mejorar en esto. No quiero que te sientas incómodo por mi culpa.
Jimin sonrió, sintiendo un calor reconfortante al escuchar las palabras de Yoongi.
—Lo sé, Yoongi. Y estoy aquí para ti —respondió, acariciando suavemente la mejilla de su novio.
Yoongi se inclinó hacia Jimin, susurrándole al oído.
—Solo quiero besarte, pero creo que eso sería mucho para mí —admitió Yoongi, con una sonrisa tímida.
Jimin rió suavemente, su voz llenando el espacio entre ellos con una calidez juguetona.
—Poco a poco, puedes solo sostener mi mano, si quieres —dijo, tomando la mano de Yoongi y entrelazando sus dedos—. Además, no me importaría un poco de coqueteo mientras tanto.
Yoongi levantó una ceja, su interés despertado.
—¿Ah, sí? ¿Y qué tipo de coqueteo tienes en mente? —preguntó, con un tono de voz bajo y provocador.
Jimin se acercó, sus labios rozando la oreja de Yoongi mientras hablaba en un susurro seductor.
—Oh, ya sabes, un roce de piernas bajo la mesa, un par de miradas insinuantes, y quizás... una promesa de lo que podría venir más tarde.
Yoongi sintió un escalofrío recorrer su columna vertebral. La seguridad y el coquetería de Jimin eran intoxicantes.
—Me parece que puedo manejar eso —dijo Yoongi, apretando la mano de Jimin con una sonrisa maliciosa.
La comida llegó y, aunque la incomodidad persistía en el aire, se sintieron más unidos al saber que estaban dispuestos a enfrentar sus miedos juntos. Durante la comida, Jimin no dejó de lanzar comentarios coquetos y provocativos, disfrutando de cada reacción que sacaba de Yoongi.
—¿Sabes, Yoongi? —dijo Jimin, jugando con su tenedor—. Hay algo increíblemente sexy en verte tratar de ser valiente. Hace que me pregunte qué más podrías hacer cuando te lo propones.
Yoongi rió, sacudiendo la cabeza ante la travesura de Jimin.
—Eres imposible, ¿lo sabías? —respondió Yoongi, su tono lleno de cariño.
—Y tú me quieres por eso —replicó Jimin, con una sonrisa brillante.
—Te amo por eso.
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