24. Ex pareja.
Yoongi miró detenidamente al chico frente a él. SeokJin había vuelto, después de la forma tan cruel en que lo abandonó. Ahora estaba aquí, como si nada hubiese pasado, como si todo fuera una simple pelea sobre quién tenía más sábana durante la noche.
Soltó la mano que con tanta fuerza sostenía, la mano de Jimin.
El silencio era denso y cargado de emociones no dichas. Yoongi estaba anonadado, sin saber cómo reaccionar. Los dos hombres que más le habían hecho sentir estaban frente a él, y no sabía qué hacer.
Dudó por un momento, pero volvió a tomar la mano de Jimin. Sin pensarlo dos veces, lo besó apasionadamente. Sin embargo, Jimin sintió que había algo diferente en ese beso, no era un beso apasionado como todos los anteriores, o un beso romántico, era como si Yoongi intentara demostrarle algo al desconocido frente a ellos, como si intentara reafirmar su relación de una manera casi desesperada.
Jimin se separó tan pronto como pudo, con los ojos llenos de confusión e interrogantes.
—¿Quién es él, Yoongi? —preguntó Jimin, su voz temblando ligeramente.
Yoongi respiró hondo, tratando de encontrar las palabras adecuadas. Su mente estaba en un torbellino de recuerdos y emociones, y le costaba ordenar sus pensamientos.
—Jimin, él... él es SeokJin —dijo finalmente, su voz apenas un susurro—. Es... mi ex.
SeokJin dio un paso adelante, sus ojos llenos de una mezcla de dolor y arrepentimiento.
—Yoongi, sé que te lastimé —dijo SeokJin, con la voz cargada de sinceridad—. Me fui de la peor manera posible y no hay excusas para eso. Pero... he vuelto para intentar arreglar las cosas, para pedirte perdón.
Jimin sintió una punzada de dolor en el pecho al escuchar esas palabras. Miró a Yoongi, buscando alguna señal, alguna indicación de lo que debía hacer o decir.
—Yoongi, ¿quieres que me vaya? —preguntó Jimin, con un nudo en la garganta.
Yoongi lo miró con intensidad, sus ojos oscuros reflejando una mezcla de sentimientos.
—No, Jimin, no quiero que te vayas —dijo Yoongi con firmeza—. Tú eres quien está aquí conmigo ahora. Y no creo que lo que SeokJin tenga que decir cambie eso.
SeokJin bajó la mirada, aceptando las palabras de Yoongi con una tristeza palpable.
—Voy a mi habitación —dijo Jimin suavemente, evitando el contacto visual con SeokJin. —Tienen que hablar... Yo entiendo.
Yoongi lo miró confundido, acaso no acaba de declarar que no quiere hablar con SeokJin, que nada cambiara.
—Jimin —murmuró Yoongi, apretando su mano por un momento antes de dejarlo ir.
Cada escalón que subía Jimin era una entrega de confianza. Quería creer que Yoongi haría lo correcto, pero los celos mordían su corazón. Se encerró en la habitación, tratando de distraerse, pero cada minuto se sentía como una eternidad.
Pasaron dos, tal vez tres horas, cuando finalmente escuchó la puerta abrirse. Yoongi entró, su rostro reflejando el peso de la conversación que había tenido. Se sentó junto a Jimin en la cama, tomando su mano.
—Jimin, necesito decirte algo —comenzó Yoongi, con voz seria—. SeokJin va a quedarse aquí unos días.
El corazón de Jimin se detuvo por un momento. Los celos volvieron a arder en su pecho.
—¿Qué? ¿Por qué? —preguntó Jimin, tratando de mantener la calma.
—Su madre falleció —dijo Yoongi con un suspiro profundo—. Solo pudo pensar en refugiarse aquí, en los brazos de alguien que una vez amó. Pero quiero que sepas que ya no siento lo mismo por él.
Jimin sintió una mezcla de compasión y celos. Por un lado, entendía el dolor de SeokJin, pero por otro, la idea de tenerlo bajo el mismo techo lo carcomía por dentro.
—Yoongi, esto es... difícil para mí —admitió Jimin, mirando a los ojos de su novio—. Sé que debes ayudarlo, pero no puedo evitar sentirme asi... No lo quiero ver junto a ti.
—Lo sé, Jimin. Y agradezco que me lo digas. Pero quiero que confíes en mí. Lo hago porque sé lo que es perder a alguien, y él no tiene a nadie más. Solo necesito que confíes en que tú eres quien quiero y deseo.
Jimin asintió, aunque la sensación de celos no desaparecía del todo.
—Está bien, Yoongi. Confiaré en ti —dijo Jimin, apoyando su cabeza en el hombro de Yoongi. Luego levantó la vista, con una chispa de picardía en los ojos—. Y por favor, solo te pido que no escapes a medianoche a la habitación de huéspedes —añadió con un puchero, sus labios apenas rozando los de Yoongi—. Solo puedes dormir conmigo.
Yoongi sonrió, sintiendo la electricidad en el aire. Se inclinó y besó suavemente la frente de Jimin, su aliento cálido contra la piel de su amado.
—Nunca haría eso, Jimin. Yo también quiero solo dormir contigo —susurró Yoongi, su voz baja y cargada de intención. Sus labios descendieron al cuello de Jimin, dejando un rastro de besos ardientes.
—Y dormir contigo, si sabes a lo que me refiero —añadió juguetonamente, deslizando sus manos por debajo de la camisa de Jimin. Sus dedos recorrieron la piel suave, provocando un gemido de placer en Jimin.
—Demuéstramelo entonces —pidió Jimin, entregándose completamente a los brazos de su novio.
Yoongi no perdió tiempo. Sus manos exploraron cada centímetro del torso de Jimin, acariciando y provocando. Los labios de Yoongi se movieron desde el cuello hasta la clavícula, dejando una serie de besos húmedos y mordiscos suaves.
—Eres tan irresistible, Jimin —murmuró Yoongi, su voz ronca de deseo.
Jimin arqueó la espalda, susurrando el nombre de Yoongi con cada exhalación. Sus manos se enredaron en el cabello oscuro de Yoongi, tirando suavemente mientras su cuerpo respondía al toque experto de su novio.
—Quiero sentirte —dijo Jimin, su voz apenas un susurro lleno de necesidad.
Yoongi lo miró, sus ojos oscuros llenos de deseo y determinación.
—Esta noche, solo tú y yo —respondió Yoongi, sus labios encontrando los de Jimin en un beso apasionado, lleno de promesas y sensaciones que solo ellos compartían.
La habitación se llenó de suspiros y gemidos, el sonido de dos cuerpos encontrándose en un baile de pasión y amor. Cada movimiento, cada caricia, estaba cargada de una intensidad que hablaba de su conexión inquebrantable.
Cuando finalmente se quedaron dormidos, sus cuerpos entrelazados, sabían que nada ni nadie podría romper el vínculo que habían construido juntos.
••••••♥️••••••
A la mañana siguiente, Jimin bajó a la cocina y lo primero que notó fue a SeokJin, ignorándolo deliberadamente mientras servía el desayuno.
—Buenos días —dijo Jimin, tratando de mantener la cordialidad.
Jimin notó cómo SeokJin se burlaba en silencio, como se movía en la cocina sabiendo perfectamente dónde encontrar cada cosa que necesitaba, como si le estuviese diciendo: "Yo fui primero y lo conozco mejor."
Jimin se acercó a la mesa y, al ver solo dos platos servidos, preguntó con cautela:
—¿Y mi plato?
SeokJin se giró con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos.
—Oh, lo siento, no te hice nada —respondió con una voz cargada de falsa inocencia.
Jimin sintió la punzada de la exclusión, pero antes de que pudiera responder, Yoongi llegó, carraspeando la garganta para llamar la atención.
—No te preocupes, Jimin y yo saldremos a desayunar juntos —dijo Yoongi, tomando a su novio por la cintura—. Buenos días, amor —añadió con una sonrisa pícara, robándole un beso a su amado.
Jimin, siempre coqueto, deslizó sus manos por el pecho de Yoongi, disfrutando de la reacción que provocaba en él. Yoongi, encantado con el juego de seducción, sonrió y lo abrazó más fuerte.
—¿Te gusto cómo desayuno? —susurró Jimin en el oído de Yoongi.
—Me encantas a cualquier hora del día —respondió Yoongi, mirándolo con deseo.
SeokJin observó la interacción con una mezcla de frustración y nostalgia, sintiéndose fuera de lugar en un espacio que alguna vez consideró suyo.
Después de disfrutar de su momento, Yoongi volvió su atención a SeokJin y dijo:
—Mientras estás aquí, Jimin y yo visitaremos a mi madre. Es tiempo de que mi novio la conozca.
Jimin sonrió, emocionado por la oportunidad y por el reconocimiento público de su relación, mientras SeokJin se quedaba atrás, sintiendo el peso de su pasado y el vacío de lo que había perdido.
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