21. Sentidos.
YoonGi observó a Jimin con una mirada traviesa y juguetona, una chispa de anticipación en sus ojos. —Jimin, ¿Quieres experimentar algo nuevo?. —Preguntó con una sonrisa ladeada, mientras sus dedos jugaban con los bordes de su corbata.
Jimin arqueó una ceja, intrigado por la pregunta de YoonGi. —¿A qué te refieres?. —Indagó, sintiendo una mezcla de curiosidad y emoción. La expresión en el rostro del mayor solo aumentó su intriga.
Sin responder directamente, YoonGi avanzó hacia Jimin con gracia y seguridad. Sus manos expertas se movieron con destreza, deshaciendo el nudo de su corbata con movimientos suaves y precisos. —Vas a descubrirlo muy pronto.—Murmuró con voz ronca, llenando el aire con anticipación.
Una vez que la corbata estuvo desatada, YoonGi la sostenía entre sus manos mientras miraba a Jimin con una intensidad cautivadora. —Cierra los ojos. —Ordenó con suavidad, sus ojos brillando con una mezcla de seducción y misterio.
Jimin obedeció, sintiendo un cosquilleo de anticipación en su interior. La oscuridad detrás de sus párpados cerrados solo aumentó su excitación, mientras esperaba ansioso lo que su novio tenía planeado.
YoonGi se acercó a Jimin, su mirada fija en el rostro del menor. Con movimientos deliberados y llenos de intención, envolvió la corbata alrededor de los ojos de Jimin, asegurándose de que estuviera cómodamente ajustada pero no apretada.
Jimin podía sentir la suave tela de la corbata rozando su piel, y su respiración se aceleró ante la sensación. —¿Pero qué haces?. —Preguntó con una mezcla de emoción y deseo en su voz.
YoonGi se inclinó hacia adelante, sus labios rozando el oído de Jimin mientras hablaba en un susurro provocador. —Vas a sentir cada pequeño detalle con más intensidad, cada roce, cada beso. Estás a punto de experimentar algo completamente nuevo, amor.
La voz de YoonGi tenía un efecto embriagador en Jimin, y sus palabras llenaron su mente con anticipación y un deseo creciente. Podía sentir el latido de su corazón resonando en sus oídos mientras YoonGi continuaba con su atrevida sorpresa.
Con suavidad, YoonGi guió a Jimin hacia atrás, haciéndolo caminar lentamente hasta que chocó con la pared. Sus manos hábiles se deslizaron por los costados de Jimin, sus dedos trazando líneas imaginarias por su piel expuesta.
—Confía en mí, Jimin. —Murmuró YoonGi, su voz llena de complicidad y ternura. —Voy a hacerte sentir cosas que nunca has experimentado antes.
Jimin asintió con un suspiro tembloroso, su corazón latiendo con anticipación. Estaba completamente a merced de YoonGi, y la oscuridad de la corbata solo aumentaba su conexión y su disposición a dejarse llevar por el placer desconocido que su novio tenía preparado para él.
Con los ojos vendados suavemente por la corbata de YoonGi, sus sentidos se agudizaron y su corazón comenzó a latir con anticipación. Se encontraba en un estado de expectación, sin saber qué vendría a continuación.
El roce de la corbata alrededor de sus ojos fue suave, pero cargado de emociones. Jimin sintió cómo su aliento se entrecortaba ligeramente, anticipando lo que estaba por venir. La oscuridad que envolvía sus ojos lo dejó vulnerable y ansioso por las sensaciones que lo rodeaban.
Luego, el dulce y cálido aliento de su novio acercándose a su rostro. Le provocó un cosquilleo recorrer su piel cuando sus labios se encontraron por primera vez. Fue un beso lento, lleno de pasión y ternura al mismo tiempo.
La falta de visión intensificó cada sensación. Cada movimiento de los labios de YoonGi contra los suyos fue un torbellino de emociones. El beso parecía durar una eternidad mientras se sumergían en él, explorando cada rincón de sus bocas con devoción.
Jimin dejó escapar un suave suspiro entre los besos, entregándose por completo a las caricias de YoonGi. Sentía el calor de su cuerpo tan cerca, el palpitar de su corazón acelerado resonando en el espacio entre ellos. Sus manos buscaron el contacto, deseando tocar a YoonGi y sentir su piel bajo sus dedos.
El beso era como una danza, una melodía íntima y apasionada entre dos almas que se amaban. Los susurros de sus labios hablaban un lenguaje que no necesitaba palabras.
La oscuridad que le envolvía permitía que su mente se concentrara solo en las sensaciones que estaba experimentando. Cada roce de labios, cada mordisco suave, cada suspiro compartido se volvía más significativo.
Finalmente, cuando el beso se desvaneció, ambos quedaron sin aliento y con el corazón latiendo con fuerza.
Jimin sintió la urgencia de quitarse el antifaz, deseando enfrentar a YoonGi con la mirada directa y sentir su presencia sin obstáculos. Pero justo cuando comenzó a levantar sus manos para hacerlo, sintió la firmeza de las manos de YoonGi sosteniéndolas con suavidad pero de manera decidida.
Un escalofrío recorrió la espalda de Jimin al sentir el agarre de YoonGi, y su respiración se volvió más agitada en respuesta.
—Sin tocar. —La voz de YoonGi, resonó en sus oídos, sus palabras llenas de un deseo que enviaba un escalofrío por la columna vertebral de Jimin.
Jimin sintió que el pulso latía con fuerza en su muñeca, donde YoonGi tenía sujetas sus manos. La orden de YoonGi se convirtió en una especie de mantra en su mente, recordándole que estaba en las manos de su novio, completamente a su merced.
La oscuridad del antifaz seguía cubriendo sus ojos, y la privación de su sentido de la vista aumentaba la sensación de vulnerabilidad y anticipación. Jimin se mordió el labio inferior, luchando contra el impulso de tocarse a sí mismo y quitarse el antifaz.
Cada vez que intentaba mover sus manos, el agarre de YoonGi se intensificaba, recordándole la orden susurrada con tal intensidad. Era una lucha interna entre el deseo de liberarse y la excitante sensación de estar completamente en manos de YoonGi.
La voz de YoonGi, aunque suave, estaba llena de autoridad y pasión. El tono le recordó a Jimin que esta experiencia era un regalo que YoonGi le estaba brindando, y que debía someterse completamente a su guía.
Jimin sintió que su cuerpo se relajaba en respuesta, entregándose a las manos del mayor con una mezcla de confianza y excitación. Su corazón latía con fuerza mientras permanecía inmóvil, sus manos sujetas por encima de su cabeza, su mente llena de ideas y anticipación de lo que YoonGi tenía planeado.
Cada uno de sus sentidos se volvió más agudo ante la pérdida de la vista y el tacto. La anticipación crecía mientras YoonGi continuaba con su plan de consentir a Jimin de formas que no requerían el contacto físico directo.
Jimin podía sentir el aroma delicioso de la comida que YoonGi había preparado, y sus papilas gustativas anticipaban el sabor mientras el aroma llenaba la habitación. El sonido de la música ambiental parecía más intenso, vibrando a través de su cuerpo y haciéndolo sentir más conectado con el momento.
Las caricias de YoonGi sobre su piel sin duda alguna habían cambiado. Sentía su aliento cerca, su presencia cálida y magnética. Cada vez que YoonGi se acercaba, los sentidos de Jimin se ponían alerta, esperando el roce que no llegaba.
Estaba dispuesto a confiar en YoonGi completamente, a someterse a su guía y a experimentar cada sensación que él tenía reservada para él.
En ese momento, Jimin se dio cuenta de que la experiencia no solo se trataba de placer físico, sino de una profunda conexión emocional que compartían. Suspiró, relajando su cuerpo y dejándose llevar por las manos y la voz de su novio, listo para lo que fuera que YoonGi tenía planeado para él.
Y entonces, como un estallido de placer sensorial, el sabor de las frutas llegó a su lengua.
El dulce sabor de la fruta llenó los labios de Jimin mientras YoonGi la colocaba cuidadosamente sobre su boca. Cerró los ojos y se dejó llevar por la sensación, saboreando la jugosidad y la frescura que la fruta aportaba. Sus labios se humedecieron por el jugo mientras la textura suave se deshacía con cada mordisco.
A medida que YoonGi continuaba colocando trozos de fruta en los labios de Jimin, los besos robados añadían una capa extra de intimidad y deseo al momento.
La anticipación crecía con cada trozo de fruta que Jimin saboreaba, sin saber qué iba a venir después. La suavidad de los labios de YoonGi o el ligero sabor de la fruta, creando una experiencia sensorial única que lo dejaba anhelando más.
La combinación de sabores y sensaciones se mezclaba en su mente, creando una sinfonía de placer que iba más allá de lo físico. Jimin podía sentir la intensidad del momento en cada latido de su corazón, en cada suspiro que escapaba de sus labios mientras se entregaba a la experiencia.
Cada beso robado, cada caricia sutil, cada sabor compartido... todo se unía en una danza íntima que era tan sensual como emocional.
Jimin se dejó llevar por la pasión y el deseo, permitiendo que cada sensación lo envolviera por completo. Ya no se trataba solo de la fruta o los besos, sino de la conexión profunda que compartían, de la forma en que cada gesto hablaba de su amor y su deseo mutuo.
Y cuando finalmente la última fruta se posó sobre sus labios, y YoonGi se acercó para sellar la experiencia con un beso, Jimin sintió que todo su ser estaba vibrando con la intensidad del momento. Era como si el mundo entero hubiera desaparecido, dejándolos a solas en un espacio donde solo existían ellos y su amor.
Y mientras la música seguía sonando de fondo, Jimin se dejó llevar por la sensación de ser consentido y adorado. Cada gesto, cada atención, cada aroma y sabor se volvieron más intensos en su mente, creando una experiencia que iba más allá de lo físico.
Estar privado de la vista y el tacto había convertido esta cena en un banquete de sensaciones. Era como si cada detalle estuviera diseñado para satisfacer sus sentidos de una manera íntima y apasionada.
Jimin se dejó envolver por la experiencia, saboreando cada momento y dejándose llevar por la conexión que compartía con YoonGi. Aunque sus manos seguían sujetas, su corazón se sentía libre y ligero.
YoonGi acarició suavemente el rostro de Jimin antes de retirar la corbata que cubría sus ojos. —Hazme tuyo. —Pidió en cuanto la luz volvió a inundar sus ojos, y encontró la mirada intensa y amorosa de YoonGi. —Por favor.
Los toques eran eléctricos, como corrientes que recorrían sus cuerpos y encendían cada centímetro de piel. El contacto de sus labios era una promesa ardiente, una declaración de amor que trascendía las palabras.
Con cada prenda que caía al suelo, la tensión aumentaba. La desnudez compartida era más que física, era una vulnerabilidad que los unía de manera profunda. Los ojos de YoonGi ardían con un deseo incontenible, mientras que el cuerpo de Jimin estaba lleno de anticipación y anhelo.
Cuando finalmente se unieron, fue como si el mundo se detuviera a su alrededor. La piel se rozaba con intensidad, cada movimiento era un eco de sus emociones desbocadas. Jimin podía sentir el pulso de YoonGi, el latido de su corazón que se sincronizaba con el suyo en una danza de pasión compartida.
Las manos se deslizaban sobre la piel, explorando cada rincón con devoción. Cada caricia era un recordatorio de su conexión, de la forma en que sus cuerpos encajaban perfectamente como piezas de un rompecabezas.
Los gemidos y susurros llenaban el espacio, una sinfonía de placer y deseo que solo ellos podían escuchar.
Jimin se dejó llevar por la intensidad del momento, sus manos aferrándose a los hombros de YoonGi, sus uñas dejando marcas temporales en su piel. Cada embestida era un estallido de sensaciones que lo arrastraba más profundo en el abismo del placer.
YoonGi respondía a cada uno de los movimientos de Jimin con pasión desenfrenada. Su cuerpo se movía en armonía, cada roce y cada beso eran un tributo a la conexión que compartían. La habitación se llenaba de gemidos y suspiros, una sinfonía de éxtasis que crecía en intensidad a medida que se acercaban al clímax.
Cuando finalmente llegaron juntos al punto álgido de su unión, fue como si el universo estallara en una explosión de emociones. El placer los envolvió por completo, cada fibra de su ser vibrando con la magnitud de su amor compartido. Y mientras se aferraban el uno al otro, sintieron que el tiempo se detenía por un instante, permitiéndoles saborear cada momento de ese éxtasis compartido.
Después, envueltos en el calor del abrazo, sus cuerpos se recuperaron lentamente del frenesí de la pasión. Las miradas se encontraron, cargadas de satisfacción.
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