16. Tuyo.
Bajo el cielo oscurecido por las nubes grises y la lluvia que empezaba a cesar, Jimin arrastró suavemente a YoonGi al patio. El aire estaba cargado de humedad y el olor a tierra mojada llenaba sus sentidos. Se encontraban en un espacio donde la naturaleza y la pasión se entrelazaban en un ballet perfecto.
Jimin miró a YoonGi con un brillo en sus ojos, un brillo que solo la lluvia podía capturar y reflejar. Los latidos de sus corazones parecían resonar en armonía con el sonido de las gotas que golpeaban suavemente las hojas de los árboles y el suelo.
—Gané, YoonGi. He logrado lo que querías. —Susurro, aún incrédulo de lo estaba sucediendo.
La confesión de YoonGi resonaba en el aire, y Jimin comprendió perfectamente a qué se refería. Había alcanzado el objetivo de enamorarlo, de abrir su corazón y permitirse amar y ser amado.
La lluvia que parecía cesar volvió a caer con más intensidad, empapando sus cabellos y ropas. Pero en ese momento, el clima parecía ser una metáfora de la pasión y la liberación que estaban a punto de experimentar.
Jimin se acercó lentamente a YoonGi, sus ojos fijos en los de él. Cada paso que daba resonaba con la promesa de un amor compartido y consumado. Las gotas de lluvia se deslizaban por sus rostros, como lágrimas y risas mezcladas, como si la naturaleza misma estuviera celebrando su unión.
YoonGi sostuvo su mirada, dejando que las emociones fluyeran entre ellos sin palabras. El espacio entre ellos se redujo, hasta que finalmente sus labios se encontraron en un beso cargado de pasión y deseo. La lluvia caía sobre ellos, uniendo sus cuerpos y almas de una manera única y significativa.
La intensidad del beso creció con cada segundo que pasaba, cada caricia y cada gemido quedaban atrapados en el aire húmedo. Las manos de Jimin recorrieron el cuerpo de YoonGi con deseo, explorando cada centímetro de él por primera vez.
Jimin levantó el rostro hacia YoonGi, sus ojos oscuros llenos de deseo y anhelo. Cada mirada, cada gesto, parecían ser una conversación sin palabras entre sus almas. Con manos temblorosas y dedos ágiles, comenzó a desabotonar lentamente la camisa de YoonGi, sus movimientos cuidadosos como si estuviera desvelando un tesoro oculto.
Cada botón liberado revelaba más de la piel pálida de YoonGi, sus músculos tensándose levemente bajo el contacto de las gotas de lluvia y los dedos de Jimin. El ritmo de sus corazones se aceleraba, marcando el compás de la anticipación y el deseo compartido.
Cuando la camisa finalmente cayó al suelo, Jimin se inclinó hacia adelante, sus labios recorriendo la piel expuesta de YoonGi con suavidad y urgencia. Besó cada centímetro, desde su cuello hasta su pecho, sintiendo la textura y el sabor de su piel mezclados con el aroma de la lluvia.
YoonGi dejó escapar un suspiro contenido, sus manos acariciaron el cabello mojado de Jimin, guiándolo en un viaje sensorial por su cuerpo. Los labios de Jimin se detuvieron en uno de sus pezones, su lengua trazando círculos húmedos alrededor antes de tomarlo en su boca con suavidad.
El gemido apagado de YoonGi resonó en el aire, como una melodía compartida entre ellos. Las manos de YoonGi se aferraron a los hombros de Jimin, como buscando un ancla en medio de la creciente marea de sensaciones.
Jimin continuó su exploración, sus besos y caricias desplazándose hacia abajo, siguiendo la línea de los músculos de YoonGi hasta llegar a su ombligo. Sus labios dejaron una estela de calor y humedad en su camino, susurros silenciosos de deseo.
Finalmente, Jimin se arrodilló frente a YoonGi, sus ojos encontrándose con los de él. La intensidad del momento se reflejaba en sus miradas, una mezcla de pasión y vulnerabilidad compartida. Con manos temblorosas, desabrochó el cinturón y deslizó los pantalones de YoonGi hasta el suelo, revelando la desnudez que yacía debajo.
El deseo en los ojos de YoonGi era palpable, su aliento entrecortado mientras observaba a Jimin con una mezcla de anticipación y entrega. Jimin acarició la longitud de su miembro con su mano, sintiendo el pulso de su corazón en cada latido.
Con lentitud y cuidado, Jimin tomó a YoonGi en su boca, sus labios envolviendo el calor y la dureza de él. Los gemidos apagados de YoonGi llenaron el aire, una sinfonía de placer y gratificación. Cada movimiento de Jimin estaba cargado de intención y pasión, como si quisiera grabar en su memoria cada sensación y cada respuesta que provocaba.
La lluvia seguía cayendo sobre ellos, su ritmo constante como un latido que acompañaba el crescendo de sensaciones entre Jimin y YoonGi. El placer compartido los envolvió en una danza de intimidad y conexión, mientras el mundo exterior quedaba eclipsado por el fuego que ardía entre sus cuerpos y corazones.
Bajo la lluvia que parecía purificar su conexión, Jimin y YoonGi se entregaron al amor que habían construido juntos.
Sus cuerpos se movían en sincronía, como si estuvieran danzando al ritmo de la tormenta.
YoonGi se inclino un poco levantando el rostro del menor, volviendo a besarlo. Un beso con tanto deseo, su lengua se adentraba sin piedad dentro de la boca contraria, su mano bajo el miembro ajeno intentado darle placer con un lento moviente de manos, tal lento, tortuoso y experimentado, sabía exactamente donde tocar, como mover su mano para darle placer a su joven amante.
—Hagámoslo ahora Jimin. —Ordeno, tomando la cintura del menor.
Cada beso, cada caricia cada embestida, resonaba con la intensidad de sus sentimientos compartidos.
La pasión ardía entre ellos, un fuego que solo podía ser apagado por la lluvia que caía sobre ellos. En ese momento, no había más miedos ni dudas, solo existían ellos dos, unidos por un lazo indestructible de amor y deseo.
Bajo el cielo lluvioso, Jimin y YoonGi escribieron un nuevo capítulo en su historia, un capítulo de amor, pasión y entrega total. La lluvia los envolvía, como testigo y cómplice de un amor que había resistido obstáculos y finalmente se había liberado en su forma más pura y genuina.
—¿Serás solo mío? —Indagó sintiendo curiosidad por los sentimientos de Jimin.
Quería asegurarse de que fuera real, que esta vez no se equivocaría.
—Tuyo. —Respondió, despejando todas las dudas de Min.
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