02. Park Jimin.
Tae es mayor que Jimin por 3 años y YoonGi es mayor por 6
Jimin tiene 19 -casi 20-
Tae 22
YoonGi 26.
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Jimin era un joven de estatura media, de unos 1.70 metros, con una figura delgada y esbelta que reflejaba su dedicación al baile. Su cabello era de un tono rubio brillante y le llegaba hasta los hombros, aportando un toque distintivo a su apariencia. Algunos mechones caían desordenadamente sobre su frente dándole un aire despreocupado y juvenil.
Sus ojos eran grandes y expresivos, de un cálido color marrón que reflejaba su dulzura y compasión hacia los demás. Cuando se emocionaba, sus ojos brillaban con una chispa de entusiasmo que contagiaba a quienes lo rodeaban.
La sonrisa de Jimin era una de sus características más encantadoras. Su rostro se iluminaba cuando reía, mostrando unos dientes blancos y perfectamente alineados de nos ser por su diente frontal que estaba ligeramente torcido a un lado.
Su piel era de tez clara, pero con un toque saludable de color, producto de pasar tiempo al aire libre practicando su pasión por el baile.
Tenía manos ágiles y delicadas, capaces de realizar movimientos gráciles y precisos mientras bailaba.
En cuanto a su estilo de vestir, a menudo prefería ropa cómoda y casual. Camisetas holgadas y pantalones ajustados eran su elección habitual.
Jimin también era conocido entre sus amigos como un chico muy sexy y cotizado. Su carisma natural y confianza en sí mismo lo convertían en el centro de atención donde quiera que fuera. Su actitud segura y su habilidad para moverse con gracia mientras bailaba, atraían las miradas de quienes lo rodeaban.
Su atractiva apariencia física, con su figura delgada y cabello rubio que le daba un toque juvenil y moderno, lo convertía en objeto de deseo para muchos.
Sin embargo, lo que hacía que Jimin fuera aún más atractivo era su personalidad amable y cercana. Siempre trataba a los demás con respeto y consideración, lo que lo hacía aún más irresistible para quienes lo conocían.
Su popularidad no solo se debía a su aspecto físico, sino también a su talento y dedicación al baile. Sus presentaciones cautivaban a la audiencia y ganaban el elogio de muchos. Como resultado, era buscado para participar en eventos y competiciones relacionadas con el baile, lo que aumentaba aún más su cotización en el mundo artístico.
A pesar de su atractivo y popularidad, Jimin no dejaba que la fama se le subiera a la cabeza.
Mantenía una humildad y amabilidad genuina, lo que lo hacía aún más encantador para aquellos que lo admiraban. Su carácter carismático, genuino e incluso coqueto lo convertían en alguien con quien era fácil conectar y querer estar cerca.
Así, además de ser un joven delgado y rubio apasionado por el baile, Jimin era un chico muy sexy y cotizado, cuya presencia carismática y talento artístico lo destacaban entre la multitud y lo convertían en una figura querida, admirada y deseada por muchos.
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Una semana antes de la apuesta de su padre.
El día amaneció con un sol radiante, pero para Jimin, de 19 años, la preocupación se cernían sobre él como una sombra persistente. La situación económica en casa debido a la adicción de su padre le había puesto un peso insoportable sobre los hombros.
Aún más cuando falleció su madre meses atrás, dejándolo solo un padre adicto a las apuestas.
—Despierta tienes que ir a trabajar. —Pidió a su adicto y ebrio padre, quien se encontraba tirado en el sofá, sin embargo el hombre no fue capaz de reaccionar debido al alcohol en su cuerpo y el cansancio mental que ejercían las apuestas. —Me voy a la escuela, despierta ya. —Pidió una última vez.
Antes de salir rumbo al colegio, Jimin miró la fotografía de su madre, cuyos ojos reflejaban esperanza.
Salió de su departamento Justo cuando recibió un mensaje de su amado novio, quien le esperaba para llevarlo al colegio.
El novio de Jimin, era un joven de 22 años que irradiaba una presencia imponente y atractiva. Con una estatura alta y una figura bien delineada, se destacaba dondequiera que fuera.
Su carisma natural y su sonrisa cuadrada encantaban a todos a su alrededor.
Trabajar a medio tiempo en la empresa de su padre le brindaba una posición económica privilegiada, pero también lo mantenía ocupado y comprometido con sus responsabilidades.
Aunque a veces se mostraba celoso, especialmente cuando veía a Jimin brillando en los escenarios y otros hombres le coqueteaban.
Kim TaeHyung el novio de Park Jimin.
—Hola amor. —Saludó apenas vio esa silueta que tanto le encantaba.
En el auto, se respira un amor apasionado y juvenil que se refleja en ambos ojos brillantes y sonrisas contagiosas.
Mientras Jimin pone su canción favorita y ambos la cantan con entusiasmo, mirándose profundamente a los ojos, compartiendo su complicidad y felicidad.
En el semáforo, se toman de la mano con ternura, y al detenerse, TaeHyung le sonríe y le regala un beso dulce y tierno, sin embargo Jimin deja escapar un suspiro en forma de berrinche.
—Quiero más que un besito. —Explicó, atrapando los labios ajenos.
En un beso apasionado un instante mágico y lleno de intensidad. Sus miradas se entrelazan, y en un gesto suave, sus labios se encuentran en un beso cargado de emoción y amor. La conexión entre ellos se intensifica, con cada segundo que transcurre.
Las manos de Jimin se aferran con ternura, al cuello de TaeHyung acariciándole mientras el corazón late fuertemente.
La pasión se transmite a través del contacto de sus labios y la calidez de sus cuerpos. Jimin no es capaz de terminar el beso, sin embargo el claxon de los otros autos los obligan a alejarse.
Cuando finalmente se separan, sus ojos brillan con un rato de deseo.
Finalmente, llegan a la entrada del colegio.
En el tiempo libre entre clases, Jimin se refugiaba en la danza, le encantaba y necesitaba practicar y esforzarse al doble si quería mantener su beca.
En el salón de prácticas, se ponía sus audífonos y dejaba que la música lo llevara a otro mundo. Bailar era su forma de liberar tensiones, de expresar lo que no podía poner en palabras.
—Por fin dejas de bailar. —Escuchó cuando se quitó sus audífonos.
Jimin sonrió cuando visualizo a su mejor amigo. —Hoseok ¿Cuando llegaste? —Indagó, pues no se había percatado de la llegada su amigo.
—Hace unos minutos. —Respondió atento a los pasos de Jimin. —¿Vamos a la sala de descanso?
—No quiero, sabes que ahí siempre están apostando e intento dejar de apostar, no quiero terminar como mi padre. —Explicó aceptando que las apuestas tarde o temprano se harían una adición.
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