Gritos al anochecer.
Capítulo 5: Gritos al anochecer.
-¡No Kacchan! ¡No te vayas! ¡No me dejes solo! ¡Kacchan! ¡KACCHAN!- golpe con mis puños la puerta del casillero esperando que se abriera, comenzaba a sofocarme, sentía como si las paredes del casillero se cerraran cada vez más dejándome menos espacio para respirar, después de golpear la puerta del casillero comencé a patearla -¡KATSUKI! ¡KACCHAN TE LO RUEGO VUELVE! ¡KATSUKI!- mi garganta comenzaba a doler por el esfuerzo al gritar, mis ojos se inundaban de impotencia y mi cuerpo de desesperación. Deje de golpear el casillero, me abrace a mí mismo sujetando mi cabeza mientras la hundía en mi pecho y hacia un intento fallido de tranquilizarme.
-Alguien... quien sea... ayúdeme- sollozaba -Kacchan... regresa, regresa por mí- estaba desesperado, podía escuchar muchos otros gritos fuera del casillero, chicas, chicos, maestros y maestras seguramente. -Nadie vendrá a ayudarme... porque nadie puede salvarme, solo yo... ¿Cierto?- dije en alto esperando que alguien me respondiera.
Con mis manos temblorosas saque de mis bolsillos mi llavero, encendí mi pequeña linterna para poder ver la puerta del casillero, era fácil de abrir, simplemente tendría que levantar una barra de metal con una llave y saldría, con la llave más larga que tenía levante la delgada barra de metal que hacía que la puerta se cerrara, escuche un "clac" y después la puerta estaba abierta.
Abrí la puerta, me asome con extremo cuidado, lo último que quería era más zombis en el salón, salí de prisa y me colgué la mochila que Kacchan me había dejado, la puerta del aula estaba destrozada, necesitaba algo con que defenderme y lo más importante, necesitaba encontrara a Kacchan.
Busque en todo el cuarto esperando encontrar algo bueno, lo único que podría servirme eran unas tijeras, junto con una pata de una de las mesas que habían destrozado los zombis al entrar al cuarto, un zombi adulto entro a la habitación y corrió intentando morderme, golpe su cabeza con la pata de la mesa, solo lo hice retroceder un poco.
Entre en pánico, volví a golpearlo innumerables veces hasta derribarlo y después poder encajarle las tijeras en la cabeza, pues en las pocas películas que había visto de zombis solo podrían morir si dañabas su cabeza, saque las tijeras de su cráneo, casi al instante la sangre comenzó a brotar de la herida, mi estómago se revolvió, pero no había tiempo, debía salir en busca de Kacchan ahora que tenía la adrenalina y la desesperación en mi cuerpo.
En el pasillo no había nadie, sin embargo seguían escuchándose gritos de distintas partes, comencé a correr en línea recta esperando escuchar alguna grosería de Kacchan, ¡Joder! La escuela estaba relativamente oscura, no veía nada; la pequeña luz que desprendía mi llavero no era suficiente y si utilizaba la linterna del celular seguramente desperdiciaría batería valiosa, además del hecho que estorbaría al momento de atacar.
Escuche muebles quebrarse y me detuve, espere cualquier movimiento o cualquier otro sonido, pero no lo hubo, nuevamente avance con paso cauteloso, alumbraba con la linterna el pasillo o el suelo esperando ver algo. -¿Ka-Kacchan?- pregunte temeroso.
Y de plena oscuridad una chica se abalanzó sobre mí con un gruñido simulando a una bestia o felino en pleno ataque, no podía creerlo era una niña de primero, lo sabía por su corbata en su cuello, caímos ambos al suelo, ella estaba sobre mí, con el impacto había soltado la madera con la que venía preparado, la tenía sujeta por ambos brazos evitando que me mordiera, eso no evitaba el que me golpeara en mi cara o costillas; doble mis piernas y con ellas impulse mi cadera lanzándola atrás de mí, rápidamente saque las filosas tijeras de mi bolsillo -¡Perdona me!- y le encaje las mismas entre sus cejas perfectamente delineadas y maquilladas.
Soltó un gemido como último aliento y después de retirar las tijeras callo muerta al suelo, golpeando su cara contra la fría madera, con temor la tome entre mis brazos y la recosté boca arriba de forma apropiada, coloque sus pequeñas manos en su pecho y cerré sus parpados. -Tan solo eras una niña...- dije entristecido -¡Vete a la mierda!- escuche al final del pasillo, justo en donde se encontraban las escaleras, esa voz... ¡Esa voz y ese vocabulario serian inconfundibles! -¡Kacchan!- grite, me levante tomando la madera que traía y con el corazón desbocado corrí en dirección de esa voz.
Efectivamente Kacchan estaba acorralado en las escaleras, cinco zombis lo querían derrotar, este se defendía con la pequeña navaja que empuñaba -¡Aléjense!- golpe a un par de zombis, estos dejaron de lado a Kacchan y venían tras de mi -¡¿Qué haces aquí escoria!? ¡Te dije que volvería por ti!- aun casi muerto me reclamaba, golpee a los cadáveres hasta poder derribarlos y después poderles encajar las tijeras en el cráneo.
Kacchan había matado a otro de los zombis dejando un total de un par, uno para cada uno, con su cuerpo acorralo a uno contra el barandal de la escalera, golpeo su cara con fuerza hasta hacer que este callera, el cráneo del zombi estaba reposando sobre un escalón, Kacchan vio la oportunidad, dio un gran salto y con su pie aplasto el cuello del zombi. -¡¿Con eso tienes maldito?!- grito satisfecho
A la vez que él hacía eso, yo golpeaba a mi contrincante con la madera -¡Deja me!- como golpear no funcionaba decidí enterrar la madera en su ojo pensando que eso lo detendría, pero no sucedió, con torpeza saque las tijeras y las encaje con fuerza en su cabeza, como si se tratara de un muñeco sin baterías se desplomo.
-¡Oí! ¡Nerd de quinta! ¡Te dije que esperaras en el casillero donde perteneces! ¡¿Si te hubieran matado, que cuentas le entregaría a tu madre?!- grito Kacchan, pero yo no hice más que correr a abrazarlo -¡Kacchan!- me sentía a salvo, sin embargo el zombi que estaba tirado en las escaleras se levantó con rapidez queriendo atacarnos -¡Cuidado!- grite empujando a mi amigo contra la pared, por suerte tenía las tijeras aun entre mis manos, antes de que se levantara completamente lo taclee y comencé a apuñalarlo, perdí la cordura, estaba asustado y solo el agarre de Kacchan me detuvo -Suficiente Deku...- volví en mí mismo presenciando la escena, la sangre estaba esparcida en el suelo, en mi ropa, en mi rostro...
El cadáver estaba más que destrozado de la cara y parte del pecho, solté mi arma, no porque quisiera si no porque mis brazos comenzaron a temblar y después a fallar, mis comisuras comenzaron a descender y mi llanto por fin se liberó, solté un tremendo llanto que sin duda atraería a cualquier zombi -¡Kacchan! ¡Quiero irme a casa! ¡Lleva me a casa!- comencé a asfixiarme con mis sollozos -Por... por favor llévame a casa-
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