-Prólogo 3/7-

-Día 20 Junio Siglo XVIII, Palacio Azul-

"Estaba Ao en sus aposentos, jugando en vez de estudiar y con la puerta entreabierta. Jugar era su única manera de evadirse de sus problemas. Cada día allí para él eran un completo infierno. Si no jugaba, iba a buscar a sus amigos, pero a su madrastra eso la ponía negra porque ella pensaba que él evadía el deber cuando lo que realmente Ao quería era no verla a ella. Esa mujer era una madre de pega, una extraña para él. Ao echaba de menos a su difunta madre biológica, quien murió al poco de nacer él. Llora por ella por las noches y en su intimidad, así como comerse su soledad y sufrimiento, a pesar de que su padre, quien le quiere, no le culpe. Pero Ao sí se culpa a sí mismo y disruta poco de la vida. Él a veces se siente incomprendido, perdido y por eso no se digna a mostrarse. Apenas come, está palido y temen que enferme. A él le da igual vivir o morir. Pero si muere lo sentirá por la gente querida por él como Lyon."

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