2. Si no fuera humano
Dominick
Seguro llegaría tarde. Y seguro Alanna se enfadaría.
Corría por los pasillos de la biblioteca de la universidad mientras intentaba que los libros (plantas medicinales de las llanuras y Aves de las montañas) no cayeran de sus brazos. No solo se había perdido la sesión de cetrería con Gilian y otros nobles, ahora también llegaría tarde con el sastre donde Alanna lo estaría esperando.
La universidad se había construido como parte anexa del castillo, siendo la biblioteca la conexión con el fin de que tanto el colegial como los residentes del palacio tuvieran acceso a ella. Los volúmenes se habían empezado a recolectar durante la guerra de división, la mayoría habían sido robados durante ese tiempo, pero de vez en cuando traían nuevos libros de las expediciones que se realizaban a las costas de Jeden, y otros tantos era de la autoría de los mismos semi-elfos.
Dom entró sin aliento a la sala, se disculpó por la tardanza, dejó los libros en un buró y se quitó la capa para que le tomaran las medidas.
Hacía pocas semanas que había cumplido los veintiún años y el rey Breogán había decidido, según las costumbres, que ya tenía edad para comprometerlo con su hija. Alanna era hermosa, su cabello plateado resaltaba sus ojos oscuros, y por tener en su sangre herencia élfica sus orejas eran ligeramente puntiagudas, lo que le daba una apariencia elegante. Sin embargo, se sabía que con la princesa se tenía que tener cuidado, era de lengua afiliada, directa y descortés con quienes consideraba inferior, a pesar de ello tenía por detrás una larga fila de pretendientes, lo que sorprendía a Dom.
Mientras el sastre hacía su trabajo, Alanna no dejaba de indicar tal y cual detalle le quedaría mejor, en qué partes estaría ajustado y cuáles otras las prefería holgadas. Dom se limitó a hacer lo que le pedían y no darle la negativa a las decisiones que tomaba la hija del rey. El traje sería blanco, al igual que el de su prometida, y la capa azul para resaltar los ojos de Dom. Acordaron que los últimos detalles serían tomados cuando Dom pudiera probarse el traje.
Una vez decidida la fecha de la próxima visita el sastre tomó sus herramientas, se despidió de Alanna y dejó la sala.
—La próxima vez intenta llegar a tiempo y no me hagas perder el mío —dijo Alanna, cambiando la amable expresión con la que había tratado al sastre por una que Dom conocía bien y que sentía la tenía reservada solo para él—. Si mi padre supiera que no te tomas en serio tus nuevas responsabilidades nunca habría aceptado el compromiso. —Se colocó frente a su prometido y cruzó los brazos como si le estuviera hablando a un niño. A pesar de la diferencia de estatura ampliada por el banco en el que estaba parado Dom, Alanna no se dejó intimidar y siguió con la acusación—. Que no me quiera casar no significa que la ceremonia tenga que ser un desastre y no voy a permitir que lo arruines, más te vale llegar a tiempo la próxima vez. —Fue a recoger sus cosas y se retiró hacia la puerta.
—Nunca recuperarás Hory si sigues distrayéndote con cosas tan triviales —terminó, señalando los libros que seguían en el buró y salió de la habitación, dejando a Dom anonadado y sin tiempo de replicar.
Después de la conversación con Alanna, aunque había parecido más un monólogo, dejó el cuarto para dirigirse hacia el aposento de su tío, cuya presencia siempre lo tranquilizaba y lo ayudaba a despejar su mente.
Lo último que le había dicho la princesa lo dejó estremecido y un tumulto de dudas se empezaban a crear en su mente. ¿Realmente conseguiría regresar a Hory? ¿La gente lo recordaría? ¿Pelearían por él?
Con todos sus pensamientos hechos un caos se encontró con Gilian en los pasillos. Todavía llevaba puesta la vestidura para cetrería, lo que quería decir que la sesión no llevaba mucho de haber acabado. Al igual que su hermana, su cabello era plateado, heredado de su padre, pero sus ojos eran grises, como los de su madre. Al reparar la presencia de su amigo, Gilian fue hacia él y le preguntó sobre su ausencia en la sesión, de lo mucho que Siba, el halcón que le había regalado a Dom en su cumpleaños, necesitaba ser adiestrado. También hablaron sobre su nuevo compromiso y de la envidia que había creado entre los nobles; al mencionar a su hermana, Dom le contó lo que opinaba al respecto: la relación entre ambos no era como esperaba el rey. En realidad, nunca habían tenido una buena relación, el desprecio de Alanna hacia él se había presentado desde que eran niños.
—Ocupa tiempo, necesita acostumbrase a la idea de que pronto será una mujer casada —argumentó Gilian cuando Dom terminó de exponer sus dudas.
—¿Acostumbrarse? No fue sorpresa el compromiso, todos lo esperaban desde hacía tiempo —replicó, intentando que su tono no fuera acusatorio. Cuando llegó a Elios hacía ya once años se empezó a hablar de las posibilidades de un casamiento entre la hija del rey Breogán y el recién llegado. — Sería diferente si no fuera humano.
Llegaron a un cruce y se detuvieron para terminar la conversación.
—No creo que esa sea la razón —comentó Gilian—. Más bien piensa que merece a alguien de su misma posición y que es ella la que debió de haber escogido con quien casarse en primer lugar, al ser la tercera como sucesora creció creyendo que no sería necesario un matrimonio de conveniencia. Luego llegaste tú y bueno... eso cambió sus planes.
Dom iba a cuestionar su respuesta, pero tal vez tenía razón. Tal vez Alanna sólo estaba enojada por cómo habían terminado las cosas para ella y se desquitaba con él, al que creía culpable. ¡Pero esa no era excusa para tratarlo de esa manera!
—Hablaré con Alanna —concluyó Gilian ante el silencio de su amigo—. Haré que te trate con más... gentileza —aventuró guiñando un ojo, dando a entender más de lo que Dom quería, tomó el corredor de su lado derecha y se despidió alzando la mano.
Genial, ahora Alanna creerá que soy un cobarde.
~~
Tocó la puerta de la habitación y esperó una repuesta. Abrió una de las damas de compañía de Alanna y al reconocerlo lo dejó pasar anunciando su entrada a la princesa.
—Gilian, ¿qué te trae por aquí?
Alanna estaba ante un espejo de tamaño completo, examinando el vestido blanco que traía puesto, supuso que sería el que estaban preparando para la ceremonia.
—Quería hablarte de Dominick.
Al oír el nombre, Alanna despidió a su dama de compañía y dejó el espejo para escuchar lo que su hermano tenía que decir.
—Tienes que tratarlo mejor, Alanna. Dom es importante para los planes de nuestro padre. Y todavía no está decidido si te casarás o no, nada más es el primer paso.
—¿Qué ganaría al tratarlo mejor? Si me caso con él lo haremos sin importar cómo nos relacionemos, y si no nos casamos será un desperdicio de esfuerzo tratarlo de una forma que no merece —se defendió Alanna—. Además, ¿crees que no sé de qué depende esa decisión? Están esperando que su tío muera o algo parecido.
—Estamos esperando que Geralth nos apoye, es distinto a quererlo muerto—murmuró Gilian, procurando que sus palabras no salieran de la habitación.
—Claro, que los apoye o muera, lo que suceda primero.
—Alanna, eso no es de tu incumbencia, solo... — La conversación no había ido hacia donde Gilian pretendía, tampoco sabía hasta que grado su hermana estaba enterada de lo que pasaba en el reino, en especial en la política. Tendría que tomarse mayores precauciones cuando hablara con ella sobre esos temas, no quería que supiera lo que no le correspondía—, solo trata mejor a Dom, es mi amigo. —terminó la frase y fue hacia la puerta, tendría que investigar quién le estaba pasando información a Alanna.
—Por cierto, escuché a Borka decirle a nuestra madre que habían visto a la Ventus cerca de Solis. Sabes lo que eso significa. —Con una mueca agregó—Cuando por fin estaba disfrutando de su ausencia.
Sin decir nada, pero escuchando cada palabra de lo que decía su hermana, salió del cuarto y cerró la puerta.
Sabía lo que significaba: Diederick estaría pronto en Estella. Se encaminó hacia los aposentos de la reina, sabiendo en el estado en la que la encontraría y confió en que las cosas no empeorarían con su regreso.
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¡Hola! aquí el capítulo 2.
Espero que les haya gustado, agradezco sus comentarios y votos.
~Yina
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