diez.
Jisung estaba realmente algo irritado mientras arreglaba su camisa y limpiaba la saliva de la comisura de su boca, caminando hacia la puerta de entrada mientras Minho fruncía los labios, subiendo la bragueta de su pantalón.
Era su primer jodido día de vacaciones y realmente quería tener algo de tiempo con su ardillita, ¿por qué mierdas los interrumpían en ese instante?
― ¡Ya voy! ―gritó Jisung cuando tocaron otra vez la puerta con fuerza―. Imbécil...
Su queja se vio cortada cuando abrió y de pronto un deplorable Bang Chan lo tomó de las solapas de su camisa, empujándolo contra la pared.
― Felix ―murmuró en un gruñido―, ¿dónde mierda está Felix?
Jisung parpadeó tanto por la sorpresa como por la confusión, su cabeza doliendo levemente por el golpe que se dio contra la pared, para luego hacer una mueca de molestia.
― ¿Qué voy a saber yo, idiota? ―preguntó con brusquedad, queriendo soltarse.
Sin embargo, aunque no lo pareciera por su delgadez, Bang Chan realmente podía ponerse agresivo y salvaje si estaba molesto o desesperado.
Bang Chan lo soltó, empujándolo, y sin decir otra cosa se metió al interior de la casa.
― ¡¿Qué mierda, Bang Chan?! ―se escuchó el grito de Minho.
― ¡Felix! ―gritó Bang ignorándolo―. ¡¿Lix, dónde estás?!
No hubo respuesta.
Jisung volvió a entrar al comedor, irritado, enojado y disgustado por la situación, sin comprender realmente qué estaba haciendo Bang Cham en su casa, buscando a Felix. ¿Acaso habían peleado?
Qué jodida novedad.
Jisung realmente no encontraba nada nuevo al hecho de que pelearan, porque esos últimos meses se había acostumbrado a verlos discutir por cualquier nimiedad, se acostumbró a ser el hombro donde Felix sollozaba porque su matrimonio se estaba arruinando y no sabía cómo rescatarlo.
Nunca le había gustado por completo Bang Chan para Felix. No llegó a odiarlo como ese último tiempo, simplemente, no le terminaba de convencer para pasar el resto de su vida con su mejor amigo. Quizás se debía a que, como mejor amigo de Felix durante toda su vida, no consideraba a nadie demasiado bueno para que estuviera junto a alguien que siempre le sonreía a todas las cosas de la vida, fueran buenas o malas.
No, y Bang Chan se alejaba por completo de lo que consideraba el prospecto ideal para Felix.
Bang Chan era... Era alguien demasiado... Bueno, ¿cómo decirlo?
Bang Chan complementaba a Felix. Bang Cham era tranquilo allí donde Felix era un desorden. Bang Chan siempre parecía activarse cuando Felix estaba a su lado. Bang Chan parecía comprender de una extraña forma a Felix cuando el resto no lo hacía.
Sin embargo, había algo en lo que Bang Chan no percibía de Felix, algo que Jisung consideraba mucho más fundamental que nada en la vida, y era que Felix amaba de una forma tan profunda, tan dolorosa, que si uno no estaba dispuesto a dar todo por Felix, entonces no lo merecía tampoco. Esa forma de amar provocaba también que Felix se esforzara el doble, el triple, el cuádruple, el quíntuple, lo necesario, para salvar algo que consideraba fundamental en su vida.
En cambio, para Bang Chan, si las cosas no funcionaban, simplemente había que acabar con ello para evitar el daño.
Frunciendo el ceño, Jisung sacó su móvil mientras Minho le miraba como pidiendo una explicación, pero ignorando a su novio, marcó el número de su mejor amigo.
El número que usted marca se encuentra apagado o temporalmente fuera de servicio, luego del timbre, puede dejar...
― Hey, Felix ―murmuró Jisung con su estómago apretado―, cuando escuches esto, por favor, llámame. Te quiero, rayito de luz.
Se giró en el momento en el que Bang Chan volvía a entrar, y Jisung notó sus ojos rojos, sus mejillas encharcadas, rastros de llanto en su piel, más blanca de lo normal. Incluso su cabello estaba empapado con la leve llovizna de ese día, y por un breve instante, muy breve, Jisung sintió pena de Bang Chan al verlo tan perdido -incluso lucía asustado, aterrado, como un niño pequeño.
Pero fue un breve instante, hasta que vio los papeles medio húmedos que Bang Chan sostenía en su mano.
― ¿Son los papeles de divorcio? ―preguntó Minho poniéndose de pie.
Bang Chan le observó
― Dónde está Lee Yongbok ―repitió.
No era una pregunta. Era una exigencia.
Jisung endureció su mirada.
― Si lo estás buscando para que firme tus jodidos papeles... ―comenzó a decir, pero enmudeció cuando el más alto le interrumpió con la voz quebrada:
― No, ya los firmó ―sollozó, sus ojos poniéndose cristalinos otra vez―, los firmó y desapareció ―tomó aire, desesperado―. Necesito encontrarlo, necesito decirle que... que lo amo, que lo necesito, que no quiero separarme nunca más de él, necesito pedirle perdón por ser un imbécil y hacerlo llorar...
― Bang Chan ―la voz de Minho sonó extraña―, ¿qué demonios hiciste?
Y Jisung lo notó, entonces: Felix había desaparecido sin decir nada.
Si hubiera sido una pelea normal, su mejor amigo habría ido a contarle para desahogarse, después de todo, era lo que siempre hacía. Pero ahora Felix ni siquiera lo llamó, simplemente pareció desaparecer lo más pronto que pudo, sin querer hablar con nadie, y su estómago dolió ante el pensamiento de que si hizo eso, fue porque estaba herido y alterado y hecho un desastre, sin querer que nadie lo viera.
Sin querer acercarse a Jisung para ganarse un "Te lo dije".
Y había firmado los papeles. Si Felix firmó los papeles, si se marchó sin decir nada, significaba que se había rendido, que ya dio todo de sí y no podía seguir entregando más a una persona que no quería ese más.
Felix firmó los papeles porque su corazón fue, finalmente, roto en miles de pedazos, fue porque se dio cuenta de que seguir teniendo esperanzas en eso le estaba haciendo demasiado daño y Bang Chan no merecía eso de él.
― No les interesa ―murmuró Bang Chan sin mirarlos.
Jisung hizo un ruido de rabia, sus labios convertidos en un rictus de molestia, y sin poder evitarlo, antes de que Minho lo sostuviera, dio unos pasos y empujó a Bang Chan, dándole un golpe en la mejilla que resonó en el comedor.
― ¡¿Qué mierda hiciste, bastardo?! ―le gritó queriendo darle otro golpe, pero Minho actuó y lo sostuvo de la cintura, tirando de él para atrás.
Bang Chan abrió la boca, pero entonces el móvil de Jisung sonó.
Jisung miró el número.
― ¿Es Felix? ―preguntó Bang Chan con esperanza en su voz.
― ¡Vete a la mierda! ―espetó Jisung―. ¡Fuera de mi casa!
El móvil seguía sonando.
― Hannie ―el mencionado enmudeció cuando notó el tono suplicante, derrotado de Bang Chan―, por favor, por favor, deja que lo oiga. Deja que me diga donde está ―dio un paso más, con la voz quebrada―. Prometo arreglarlo. Prometo hacer que vuelva a sonreír como antes. Pero por favor, déjame escucharlo.
Jisung miró a Minho, sorprendido, porque debía ser la primera vez que oían a Bang Chan suplicar por algo.
Suspirando, Jisung contestó y puso el altavoz.
― ¿Lix? ―preguntó con tono inseguro.
Hubo unos segundos de silencio.
― Hola, Jinnie... ―saludó Felix con tono roto―, ¿cómo estás?
Jisung quiso romper a llorar.
― Eso no importa, bebé ―murmuró Han―, ¿dónde estás tú?
Se escuchó una risa amarga, humillada.
― Tenías razón ―sollozó Felix―, ¿por qué nunca te hago caso? Tenías la maldita razón ―no dijo nada, escuchándolo llorar al otro lado de la línea―. Bang Chan no... no merecía una... una se-segunda oportunidad, tú me... me lo dijiste...
― Bebé, bebé, eso no importa ―se apresuró a decir Jisung respirando aceleradamente―, por favor, ¿dónde estás? Minho y yo estamos preocupados por ti.
― De seguro Bang Chan fue a tu casa para pedirme una... una explicación por los papeles ―susurró Felix con voz ida―, pero no... no puedo enfrentarlo, Hannie, lo amo tanto que... que si lo veo mientras acepto su... su divorcio, voy a... voy a llorar... voy a llorar como un bebé... ―una nueva risa apenada―. Ahora estoy... estoy llorando tanto... Ah, pero Bang Chan debe estar feliz, ¿no es así? Podrá estar con Seungmin...
Un nuevo sollozo al otro lado de la línea.
Jisung no sabía qué decirle, llorando también.
Felix se escuchaba sin esperanza, Jisung nunca lo había oído llorar de esa forma, y no sabía qué hacer para tratar de consolarlo, para tratar de hacerlo sentir un poco mejor.
Bang Chan, frente a él, también estaba llorando, y Jisung se sintió extraño porque nunca lo vio llorar.
― Ven conmigo ―murmuró Jisung―, por favor, Bbokie...
― No, no ―Felix tomó aire―, ahora estoy... estoy en casa de HyunJin, yo, uh... No sabía dónde ir y... ―su voz volvió a romperse―. Necesito... necesito irme, Hannie, no puedo seguir aquí, necesito... necesito reparar mi corazón y... Y duele tanto, Ji...
― Bbokie...
― Lo olvidó ―gimió Felix de pronto, callándolo, y ahora podía sentir que Felix estaba llorando a lágrima viva, sin contenerse―, olvidó mi... mi cumpleaños, Hannie...
― ¿Qué? ―Jisung miró a Bang Chan, que tenía una expresión culpable en ese instante.
― Me... me dejó plantado... ―balbuceó Felix―, lo... lo esperé por... por más de dos horas, y no... no llegó, Hannie... Él... él ya no me quiere, ¿no es así?
― Voy a matarlo, Lixie, voy a matarlo, te lo prometo.
Hubo una risa entrecortada, sin embargo, no le hizo sentir mejor.
― Necesito... necesito irme... ―masculló Felix―, sólo... sólo quería contártelo, bebé ardilla...
― Pero Bbokie...
―Te llamo después.
Cortó la llamada.
― Jisung, por favor, cariño... ―comenzó a decir Minho cuando Jisung se puso de pie.
― ¡Eres un jodido hijo de puta! ―le gritó Jisung ignorando a su novio, que lo tuvo que sostener de la cintura otra vez―. ¡Su maldito cumpleaños! ¡¿Cómo mierda se te puede olvidar su maldito cumpleaños, bastardo?! ¡No sabes lo ilusionado que estaba contigo! ¡No sabes lo contento que estaba! ¡Voy a matarte, idiota, te lo prometo!
― Lo arreglaré... ―murmuró Bang Chan retrocediendo antes de que Jisung se soltara―, lo solucionaré, lo prometo...
Salió de la casa, llamando al hospital, pidiendo que lo contactaran con la secretaria de Felix.
Ya sabía dónde estaba, ahora sólo tenía que rogar por un perdón que no merecía.
Yeji estaba sentada en el suelo, jugando en el suelo con unos autitos de carrera, y la niña lo miró, parpadeando inocentemente.
― ¿Po qué lolas, tío Lixie? ―preguntó Yeji con pena en su voz.
Felix se obligó a sonreír a pesar de sentir el corazón roto, a pesar de que sentía que una parte suya estaba muriendo por todo lo que había ocurrido las últimas veinticuatro horas. Eran demasiadas emociones que no podía controlar y lo estaban desgastando a más no poder.
― Es que me hice daño y duele, Yeji ―le dijo revolviéndole el cabello.
La niña arrugó el ceño.
― ¿Dóne dele? ―preguntó poniéndose de pie.
Felix le acarició la mejilla, apretándosela con ternura.
― Aquí, Yeji ―murmuró llevando la manito de la niña a su corazón―, me rompieron el corazón, bebé.
Yeji comenzó a frotar su mano contra su pecho, suspirando.
― Sana sana colita de lana, si no sana hoy, sanalá maniana ―murmuró la pequeña con tono dedicado―. ¿Mejoooooool, tío Bbokie? ―preguntó la niña.
Felix se rió, sintiendo sus ojos llenos de lágrimas otra vez.
― Sí, Yeji, se siente mejor ahora ―le revolvió el cabello, la niña poniendo una expresión satisfecha para volver a jugar.
Felix se giró, mirando por la ventana la llovizna de ese día, suspirando por qué no sabía qué estaba haciendo allí exactamente. Ir a la casa de HyunJin se sintió natural en su momento, desesperado por la situación en la que estaba, deseoso de encontrar una mano amiga que no le juzgara ni supiera toda la historia detrás de su amor desesperado por Bang Chan.
HyunJin, por supuesto, no dudó en recibirlo en su casa, aunque se había disculpado porque no podía atenderlo debido a que debía ir a dejar a Yeji a la guardería mientras él iba a trabajar. Pero eso no le importaba a Felix, con tener un espacio donde Bang Chan no le encontrara cuando descubriera la carta de divorcio firmada bastaba, aunque no sabía si Bang Chan iría a buscarle.
Después de todo, ¿no había conseguido lo que quería desde el principio?
Sí, Bang Chan debía estar satisfecho ahora, haciendo sus trámites mientras pensaba en la vida que compartiría con Seungmin de ahora en adelante una vez todo estuviera hecho.
Y él tendría que asumir que todo había acabado, que ahora estaba solo, que el hombre que amaba le había dejado, y sabía que dolería al principio, que costaría, que esa herida tardaría en curar (y puede que nunca curara por completo), pero era el precio a pagar para hacer feliz a Bang Chan.
Miró la boleta del avión sobre el escritorio, avión que partiría a Osaka, Japón, en dos días, en un viaje donde buscaría alejarse de todo el daño para volver a repararse.
A las cuatro de la tarde fue en busca de Youngjae a la guardería, y HyunJin le había avisado que llegaría en una hora más, así que estaba ahí, jugando con la hija de su amigo para tratar de despejarse un poco.
No quería seguir llorando, no cuando su cabeza dolía tanto y sus ojos estaban tan hinchados y rojos.
El timbre de la casa sonó.
Suspiró, poniéndose de pie.
― Quédate aquí, Yeji, iré a ver quién es ―le dijo pasando a su lado.
― Está ben, tío Lix ―asintió la niña sin dejar de jugar con sus muñecas.
Caminó hacia la entrada, pensando en que debería ser algún vecino que necesitaba de HyunJin, y abrió la puerta.
Se encontró con los ojos de Bang Chan.
Abrió la boca, sorprendido, su mano moviéndose para cerrar la puerta, pero antes de poder hacerlo, estaba de pronto siendo empujado, las manos desesperadas de Bang Chan tomándolo de las mejillas y tirando de él en un beso desesperado, feroz, lleno de sentimientos y dolor.
Jadeó contra la boca de Bang Chan, atónito, sus ojos humedeciéndose también, y comenzó a sollozar sin entender lo que estaba ocurriendo.
― No te vayas ―lloraba Bang Chan contra su hombro, sin soltarlo―, no quiero el divorcio, Bbokie, por favor, no te marches ―tomó aire, sus mejillas húmedas―. Lo siento, lo siento tanto, mi amor, por favor, perdóname, te lo ruego, por favor...
― Bang Chan... ―jadeó Felix sin mirarlo―, vete, por favor.
― No, no, no... ―Bang Chan se arrebujó más contra él, sin dejar de llorar―, perdóname, lo lamento, sé que soy un idiota, un imbécil, sé que no merezco tu amor ni nada que venga de ti, nunca te he merecido, lo tengo claro, pero por favor, Bbokie, te lo ruego, por favor, no me dejes, no puedo vivir sin ti, no puedo, te lo prometo...
Se quedó en silencio, sin moverse, mientras su camisa quedaba húmeda por las lágrimas de Bang Chan, incapaz de bajar la mirada, porque sabía que si lo hacía, que si le veía llorar, iba a perdonarle todas las cosas del mundo.
― A-amas a Seungmin... ―tartamudeó con la voz temblando―, lo he... lo he asumido, Bang Chan...
― ¡No! ¡No, no, no! ―gritó Bang Chan sin soltarlo―. ¡No es así, Bbokie, lo prometo! No lo amo, no lo amo, te amo a ti, a nadie más, lo he entendido ahora ―Bang Chan trató de volver a besarlo, pero Felix movió su cabeza, sollozando―. Soy un tonto, un estúpido, lo sé, Lixie, porque lo entendí sólo ahora que ya te perdí, pero por favor, por favor, no me dejes... Te amo, te amo, te amo, eres mi compañero del alma, eres mi batería, eres mi esperanza, eres mi sol, eres lo más hermoso que tengo, por favor, perdona a esta mierda de persona, te lo ruego, te lo ruego, pequeño príncipe, lo lamento tanto... Sé que todavía me amas, te lo-
― Ya no te quiero ―susurró Felix sin mirarle―, no te quiero, Christopher...
― No ―Bang Chan lloró con más fuerza, desesperado―, no lo digas...
― No te quiero ―repitió Felix hipando.
Bang Chan tomó aire, resquebrajado, y volvió a hablar, mirándolo a los ojos.
― Lix ―su voz estaba quebrada y trató de sonreír, aunque sus labios temblaban con tanta fuerza que no sabía si lo logró―. Treinta días, Bbokie.
Felix parpadeó, moviendo su cabeza, y le miró en silencio.
Gracias por leer <3
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