XXVIII
Laurent
Comunicarle a Hellen mi verdadero sentir fue la decisión correcta y la más madura que pude tomar. Sin embargo, haber hecho lo correcto no me privo de quedarme con un sabor amargo. Un sentimiento de autocompasión se adueñó de mí, ya que mis patrones evitativos retuvieron la conexión más bonita que había sentido en mi vida. Ahora consideraba seriamente regresar a terapia, no solo porque Hellen me lo había recomendado, sino por mí mismo. Y, al recordar que mi mamá me había ofrecido su apoyo en ese aspecto días atrás, deseé que esta noche, al llegar a casa, estuviera despierta para hablar con ella. Para mi suerte, así fue. La encontré en la sala, leyendo lo que parecían ser unos documentos del trabajo.
—Hola, mamá —la saludé, sentándome en el brazo del sofá donde ella estaba sentada—. ¿Qué haces?
—Cosas del trabajo. —Me mostró los documentos—. ¿Y tú qué tal, futuro mejor saxofonista del mundo?
—Para serte sincero, no tan bien...
—¿Y eso a qué se debe? —Dejó los documentos en la mesa de centro de la sala y se centró en mí.
—No se trata de nada grave —le dije para suavizar el asunto y no preocuparla—. Pero estuve pensando en algo. ¿Recuerdas que hace unos días viniste a hablar conmigo a mi habitación?
—¿Cuándo te hablé de si necesitabas regresar a terapia?
—Sí —asentí—, creo que no fui del todo sincero contigo ese día. La verdad es que sí me vendría bien volver a las sesiones.
—¿Y por qué no me lo dijiste? —me preguntó, pidiéndome que me sentara a su lado en lugar de en el brazo del sofá, y le hice caso.
—Porque... —Ni siquiera sabía cómo explicárselo.
—Está bien, no es necesario que me lo digas ahora —prosiguió ella para que no me sintiera presionado—. Lo importante es que estás siendo sincero contigo mismo.
—Gracias, mamá, por ser tan comprensiva conmigo. —Le agradecí de la manera más sincera posible.
—Sabes que estoy aquí para todo lo que necesites —me dijo, reafirmando su apoyo hacia mí. La seguridad que me daban sus palabras no tenía precio—. Si quieres, mañana mismo hablo a la clínica para reservarte una sesión para esta semana.
—Me parece bien. No hay por qué esperar más.
—¿Qué horario quieres? O, mejor dicho, ¿cuál te conviene más, considerando que tus días son bastante ocupados?
Ahora que mi mamá lo mencionaba, mi agenda estaba saturada por las responsabilidades que tenía en el conservatorio y con la banda. La única opción disponible para ir a terapia era en la mañana. Cabe mencionar que no me gustaba levantarme antes de las diez, pero esta vez no había otro horario por el que apostar.
—Tendrá que ser por la mañana —le respondí, sin esconder mi disgusto—. A las diez u once estaría bien.
—También podrías ir el fin de semana, si no te convence.
—Mi psicólogo de turno no trabaja los fines de semana, mamá. ¿No lo recuerdas?
—¡Es cierto! —Suspiró, lamentando su olvido—. Entonces, no queda más que reservarla por la mañana.
—No queda de otra. —Me puse de pie para irme a mi habitación—. Muchas gracias de nuevo por todo tu apoyo.
—Mientras esté viva, estaré para lo que necesites. —Ella tomó los documentos de hace unos momentos y también se retiró a su habitación.
Al cabo de una hora, recostado en mi cama y recapitulando todo lo que había pasado en el día, pensé que, fuera de lo ocurrido con Hellen, había una cosa que se podía rescatar: Yara y los demás chicos de la banda me informaron que, a partir de la siguiente semana, comenzaríamos a trabajar en nuevas canciones, y no serían solo dos o tres, sino un álbum completo. Lo que más me llenó de satisfacción fue que me recalcaron que incluirían los solos que les mostré el lunes anterior.
Tenía el presentimiento de que este álbum podría ser el trampolín definitivo para la banda. Todos los integrantes estábamos en un momento formidable, y eso se reflejaba en las presentaciones y los ensayos. Y, además del buen desempeño, se percibía una actitud excelente, una determinación palpable de triunfar y el firme propósito de no conformarnos con ser una banda más que pasaría al olvido.
Era consciente de que el conflicto interno con Hellen, pese a haber hablado con ella, me seguiría durante las próximas semanas. Y no quería que mi desempeño se viera afectado por mis problemas emocionales, por lo cual, para mi bien personal y el de la banda, era crucial dejar las negaciones atrás y empezar el proceso de mejorar mis condiciones mentales.
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