Descubierto
Holiguiiss mi gente...
Este fanfic es parte de mi taller (aunque no lo crean si hay taller de eso .--.) y me atrevía hacer un omegaverse porque soy algo fan del Au, pero no me atrevía a escribir de esté por miedo a fracasar y es un tema con la que no estoy muy familiarizada. Pero fue lo primero que se me vino a la mente cuando me dijeron que el producto final era publicarlo...
Advertencia:
· Posible manejo del Ooc
· Lemon en un futuro
· Relaciones entre hermanos (incesto)
Osomatsu-san no me pertenece, uso sus personajes sin fines de lucro, espero que lo disfruten.
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En este mundo todo se divide en tres especies de humanos; los alfas, los betas y los omegas.
Se dice que ya se determina desde el nacimiento, pero los análisis verdaderos son hasta finales de secundaria donde se descubre la verdadera naturaleza de las personas. No es una gran sorpresa que la mayoría queden en betas ya que es lo que abunda.
Pero siempre será bien visto un alfa, por ser superior.
Y se tratara al omega como es, por ser inferior.
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Arrugo el papel, lo piso y marcho con furia en sus pies ¿Debían de bromear? ¿Dónde están las putas cámaras escondidas? Ahora ya no podía ocultar lo que era y más cuando su organismo estaba en su contra soltando ese aroma.
Su tierna apariencia se arruina por esto, ya no podía juntarse con las féminas betas u omegas sin recibir una propuesta con otras intenciones; era un asunto jodido por donde lo vieran. Todos los beneficios de ser alfa parecían ser pocos con las desventajas; tener que controlar su celo, la incomodidad de ir al sanitario, entre otras más.
Para ella es espantoso ver a un alfa aprovechándose de un omega por su celo y que este terminé siendo su pareja de vida por la absurda marca; los omegas reaccionaban por instinto y era en contra de su voluntad.
Incluso hay alfas que se juntan en busca de un omega entrando en celo, y no importa si está acompañado de su alfa o no, al final conseguirán lo que quieren de todas formas.
Dejando lo negativo, era bueno el gran respecto que tenían, pero hay que admitirlo, eso era temor. Ella deseaba tener admiración por ser una chica frágil y tierna, no una tosca y ruda alfa; no desea juntarse con los alfas de la escuela, ya que en la mayoría eran hombres y las mujeres habían adoptado su segundo género imitando a los varones.
Debía de comportarse como ellos.
Ella era un alfa.
Totoko Yowai es un alfa.
Y eso le parecía desagradable.
Desea despertar de esa pesadilla se ser de la subcategoría superior, los odia; porque ellos le quitaron algo valioso para ella.
Y aun con el pasar de los años, con sus intentos de ser Idol para gritar que no lo era, nadie la escucha porque ve a una alfa con tendencias de ternura en sus canciones no es relevante...
"Debería de comportarse como debe de ser"
Suspiro rendida después de quitarse la cabeza de pescado, los comentarios no paraban desde que decidió hacer esto romper con los estereotipos por odiar ser lo que es.
¿Cuánto más seguiría soñando con ver una B en su documento oficial? ¡Una beta! Soltó una sonrisa algo boba al recordar cuando los hermanos Matsus fueron a la presentación; ellos eran los únicos seguían viendo a la niña que les ayudaba en los deberes y sentían amor por ella.
Aunque por el pasar el tiempo eso se volvió en cariño.
Eran betas los seis.
Les tenía una enorme envidia, eran del montón, no debían de preocuparse por los celos o de marcar a alguien; cada uno se preocupaban de sus propios asuntos, Todomatsu de estar al pendiente de las redes, Jyushimatsu del béisbol, Ichimatsu de sus gatos, Choromatsu de sus mangas, Karamatsu de tratar ser cool...
Pero de todos, envidiaba a Osomatsu... y al que más ama.
Lo amaba desde la secundaria.
Su confesión se había ido al caño cuando dieron los resultados, aunque pensó que también lo catalogarían como alfa ―aunque lo detesta de admitir―, era masculino y de puño pesado, no parecía doblegarse con facilidad y manipulador en muchos sentidos; a pesar que le quito su papel de prima ballerina, esos eran otros detalles. Pero lo catalogaron beta como sus demás hermanos.
Los sentimientos crecieron cuando él siguió tratándola de la misma forma, hasta quería enamorarla con su simpleza; pero siendo sinceros esos temas eran tabú en todos los sentidos ¿Él podía satisfacer sus necesidades? ¿Se repetiría la historia? ¿Sería perdonada con tanta facilidad? Se encerró en su propia burbuja y dejo a un lado sus sentimientos, remplazo el amor por envidia, y lo camufla en enojo cuando Oso le coquetea.
Salió de su trabajo, el cielo ya se teñía en completa oscuridad, camino sin un rumbo fijo hasta llegar al parque encontrándose con un familiar puesto de Oden.
―Hola, Chibita―se sentó en esa banca a un lado de ellos.
―Totoko-chan ¡Estuviste fantástica!―exclamó Choromatsu
― ¡Sí! ¡Sí! ¡Fue una gran presentación!―secundó Jyushimatsu.
―Hay que celebrar por eso...
―Osomatsu, no te me repegues ¡Maldito nini virgen!
―Vamos, una cerveza...
Se encogió de hombros y tomo el tarro de cerveza, la banca no estaba tan apretada ya que faltaban otros tres, los tarros iban y venían. A penas iba por la tercera cuando el de rojo se apartó del puesto.
― ¿Sucede algo?
―No, solo que ellos ya están borrachos y se hace tarde...
― ¡No te vayas sin pagar!―vocifero Chibita.
―Ellos van a pagar, yo me voy―señalo con diversión a Jyushi utilizando la cabeza del tercero como tabla para edificar una torre de palillos.
―Yo también...―comento la alfa y se levantó.
Oso tragó en grueso, pero siguió actuando de forma despreocupada o con interés de ser acompañado de Totoko, por lo visto, se esforzaba por seguir así.
Caminaron juntos; y poco a poco la voluntad del primero comenzó a doblegarse, a veces aceleraba el paso y otras volvía a un ritmo constante, no estaban tan borrachos y la mujer podía notar como el mayor intentaba dar un tema donde solo ella respondiera con monosílabos y él hablara de más.
Él se alejó más de la cuenta y se apoyó en un poste de luz con la respiración entrecortada. Ella quería ir en su auxilio, pero se detuvo a pocos pasos cuando olió algo familiar en el ambiente; ese olor lo conocía desde hace tiempo, a veces estaba en la calle y otras en esos lugares donde los alfas necesitan satisfacer sus deseos más bajos.
Miró con temor al rojo, antes de que su mano tocara la cabellera ajena, Osomatsu le agarro de los hombros y la beso; no supo por qué correspondía, no entendía la sumisión por parte de él, al separarse alzó la mirada ya que él le ganaba en centímetros. Su cara estaba roja y jadeaba con demasía.
―Totoko...―su voz se había suavizado―Más, por favor, alfa ¡Más!
El hombre, la abrazo a la espera de ser atacado, en cambio ella se congeló por lo sucedido.
― ¿Un o-omega?
[...]
Corría entre las calles cargando a Osomatsu en su espalda, de sus piernas comenzaba a chorrear algo líquido. Tuvo la intención de abandonarlo en el parque, pero era un omega entrando en celo y cualquier alfa aprovecharía su estado con tal de divertirse ―algo más que sumar a la lista de "¿Por qué es malo ser alfa?" ―; pero ella era la menos indicada para cargar con la tarea de llevarlo a casa.
Pensó en volver con Chibita y los demás, pero para mala suerte, el puesto ya no estaba, así que a fuerza debía de llevarlo a su casa cuando sus padres ahora mismo se encontraban de viaje, era la más cercana y si iba con los Matsus, lo más probable es que podría ser emboscada durante el viaje por el olor que desprendía el omega.
Debía de pensar en la seguridad de él, suspiro de alivio al doblar la esquina y ver la pescadería, abrió la puerta y lo llevo a su cuarto asegurándose que el olor a omega no se escapará de la casa. Cuando lo dejó, fue directo al baño, tenía una enorme suerte (no tanto por encontrarse en esa situación) que sus pastillas para calmar el celo también fueran para el uso de omegas, aunque en mayor cantidad.
Al volver se le hincho una vena de la frustración, toda su guardarropa estaba hecha bola, se dirigió con pasos firmes y levanto una capa.
― ¡Sal de ahí!
―No
― ¡Osomatsu, vas a ensuciar mi ropa!
―No quiero
― ¡Hazlo de una buena vez y tomate las pastillas!
Osomatsu volvió a negar con fuerza, acomodo de nuevo la ropa y se hizo bolita en ella, comenzó a jadear de forma errática; cualquier alfa caería rendido, era claro que estaba en celo, pero la mujer debía de ser fuerte, no debía aprovecharse de él. Apretó sus puños y decidió usar una forma más delicada, se acomodó en un extremo de la cama para luego levantar una esquina del «nido».
―Osomatsu-kun, por favor tomate esto.
―No quiero―el olor a feromonas comenzó a invadir la habitación.
― ¿Por qué no?
El mayor asomo su rostro― ¿No quieres hacerlo conmigo?― ¡Maldición! Esos ojitos marrones suplicaban por querer ser sometido.
―Osomatsu-kun, ven aquí...
Palmeo sus piernas y plancho su falda con las manos para mayor comodidad, el mayor gateo hasta acomodarse en su regazo, aún tenía ropa de la fémina encima y se abriga con ella inundándose con el olor de Totoko, incluso la abraza para tener más esencia de ella. Es correspondido, ambos se miran a los ojos y parece ceder a sus bajos instintos.
Cierran los ojos en sincronía por la cercanía, se besan de forma lenta y suave, algo superficial hasta convertirse en uno más apasionado; sienten cosquillas por el contacto, el omega se marea por las sensaciones que le provocaba la alfa. Totoko se aleja de la boca ajena y llena de besos el cuello del mayor; Oso se eriza cuando siente la lengua pasar sobre su clavícula, se siente más ansioso por ser marcado.
―Se paciente...―la voz de mujer era picara y seductora.
―B-Bien―jadeo obediente.
―Ahora, quiero que abras la boca, tengo algo para ti.
Totoko mostro dos dedos en señal de querer lubricarlo, él no se negó y comenzó a chuparlos. Todo parecía una especie de sueño, al fin lo haría con ella, su entrada se lubricaba de solo pensarlo, pero sus fantasías lujuriosas se fueron al caño cuando ella metió el puño de golpe y un sabor amargo apareció en su lengua, en un movimiento rápido saco la mano y apareció una botella de quien-sabe-donde.
―Trágate las putas pastillas, Osomatsu-kun―braveo la chica mientras lo obligaba a beber.
Al escuchar el tragar del rojo, dejo la botella y suspiro aliviada.
―Eres mala...
Ella lo miró de pies a cabeza, él seguía con la cara roja y sudorosa en busca de calor ¿Por qué se veía muy apetecible? Para su mala suerte las pastillas tenían un efecto de retraso en el organismo.
Tenía muchas preguntas respecto a lo que sucede ¿Osomatsu en serio es omega? ¿Era el único de su familia? ¿Ellos lo sabían? ¿Siempre fue o es el resultado de uno de los experimentos de Dekapan? Acaricio su cabeza y de forma discreta toco su nuca, no sintió alguna marca por lo que eso la alivio mucho.
Ambos parecían caer por el sueño, aunque era culpa del efecto del medicamento Oso cayó dormido, a pesar que dijo muchas cosas para provocarla y estaba enojado por la negación de ella. La alfa aprovecho el momento para quitarlo de su regazo con mucho cuidado para escapar con urgencia al baño ya que había sentido mucha incomodidad entre sus piernas. Como lo sospechaba, su pene había salido por el olor de las feromonas y tenía que descargarse si es que estaría al cuidado del mayor. Tenía por entendido que esa medicina era de efecto corto y un celo no se puede controlar así, tenía... ya saben, hacerlo o fingir por lo menos, algo que lo consolaran.
Al salir del sanitario miro el reloj del pasillo, muy pronto serían las dos de la madrugada, iba a entrar, pero sus instintos querían lucir su lado dominante; tenía suerte de tener puesto su suéter con cuello de tortuga, solo lo tuvo que desdoblar para cubrir parte de su cara y por lo menos poder dormir unas cuantas horas antes que volviera a ponerse inquieto.
―Después que pase, tendremos que hablar...
Se recostó en el sofá y durmió.
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En la secundaria todo cambio, pudo ver muchos omegas querer ceder a sus bajos deseos aun cuando no querían, esas caras nunca los podrá olvidar; o mejor dicho, una cara en específico.
La culpa la recorre de forma... ¿caliente? Jadea y gruñe entre sueños, siente húmedos los labios y unas manos la manosean. No es ningún recuerdo, pero se siente placenteramente bien, se deja llevar por todas esas sensaciones mientras su nariz siente cosquillas por un aroma encantador.
Es sencillo, podría ser muy común entre tantos, pero eso es lo que le hacía especial de entre todos los demás.
Poco a poco abre los ojos y reacciona con esfuerzo al ver a Osomatsu subirle la falda, pero es tarde cuando tiene el miembro en su boca y comienza a marcar un ritmo conforme se penetra con sus propios dedos. Tal vez no podría provocarla con palabras o intento de galantería, ¿A quién engañaba? Si lo hacía, pero estar en esa situación con el aroma del mayor desprendiéndose por todo el lugar, su cara sonrojada con necesidad de un alfa y los sonidos que emitía eran demasiado para ella.
La mujer al fin decidió mandar al diablo su moral, usa sus dedos para consolar a su necesitado amigo ¿Por qué se sentía tan bien? La estreches de él era grandiosa, no necesitaba de tanta lubricación y miles de pensamientos se nublan ante el ritmo que marca la boca del rojo; solo domina el instinto primitivo de satisfacer el placer que le rodea. Pero su lado racional grito más fuerte.
Reacciono antes que Osomatsu se siente en el miembro, de nuevo lo obliga a tomar las pastillas, no le importa si él está al borde de las lágrimas por ser rechazado. Ya mejor controlada quiso hablar con él, ya que no se podría quedar aquí durante el celo.
―Osomatsu...
―Vete.
―Es mi cuarto.
―No me importa.
―Escucha...
― ¿Por qué me rechazas?―no comprendía porque esa cara ahora si le afectaba.
―Estás en celo, no sabes lo que haces.
―Si sé, quiero pasarlo con Totoko ¡Tú eres la única persona a la que me dejaría marcar!
No entendió por qué le regalo un beso en la frente y le sonrió "A su tiempo..." esto reconforto no solo al omega, la alfa se sentía satisfecha con su respuesta, ambos sentían el corazón palpitar a mil por hora y ambiente parecía más rosa, como un shojo; pero sin llegar hacerlo. Dejando el panorama romántico, miró el reloj, eran las tres y media, tenía que buscar ayuda de alguien que supiera acerca de los celos sin necesidad de un alfa de por medio.
―Osomatsu...
― ¿Mmh?
― ¿Cómo te puedo ayudar a pasar el celo?
―Fóllame.
―Ya te dije que no lo haré y lo sabes...
―Bien, creo que serán mis juguetes y yo, aunque puedes cooperar.
― ¡Maldito nini virgen!
― ¿Eh~? ¿Aún me consideras virgen?―Totoko apretó los dientes.
― ¿Tu familia sabe que eres omega?―asintió el mayor―Voy a llamarlos ¿Quién es el encargado de cuidarte en estas condiciones?
―Karamatsu...
Ella asintió y fue a la sala para llamar a la casa Matsuno, pero después dudo antes de marcar el último número; si ponía en juego a la lógica, tal vez Kara no era beta después de todo. Si es así le surgirían más dudas y algo más referente al mayor, cruzo los dedos esperando que alguien contestara, se escuchó el beep de que agarraron el auricular del teléfono para su alivio. Cuando la voz cansada de Ichi respondió la llama, confesó todo con prisa, solo más importante para la comprensión del cuarto hijo. Hubo un silencio mientras el joven procesaba lo ocurrido.
"En media hora Kusomatsu y yo estaremos en tu casa..."
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