Celo

Osomatsu-san no me pertenece, uso sus personajes sin fines de lucro.

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Marcó un ritmo a su tacón ante la desesperación afuera de su casa en medio de la madrugada, miro por enésima vez la pescadería y buscó recelosa de alguna fuga donde el aroma de Osomatsu pudiera escapar; al verificar (nuevamente) que no hay ninguna, pone de nuevo su vista en la calle esperando a ese par de idiotas.

Suspiró al ver dos figuras acercándose con paso veloz, o por lo menos una de ellas que apenas si pudo exclamar un "Good night, darling!" para saludar y entrar a la casa como si dependiera su vida de ello. Totoko parpadeó sorprendida ante eso.

Aun así, espero pacientemente al cuarto hijo, no dijeron palabras y ambos se adentraron a la vivienda, ¿Qué se podía decir ante esta situación? ¿Cuáles eran las palabras adecuadas para usarlas? No las sabía ninguno de los dos.

Ya iban a dejar los zapatos en la entrada hasta que el estruendo que se escuchó del cuarto los hizo moverse más rápido. En la habitación, se podía ver una escena donde Karamatsu jalaba de los pies a Osomatsu, y esté se aferra con dientes a la cama, literalmente hablando.

― ¡Aniki! Vamos a un hotel, te traje tus juguetes...

― ¡No quiero!

― ¡Traje tus consoladores!

― ¡Yo quiero a Totoko!―braveó en berrinche.

El segundo hermano perdió el equilibrio y cayó en bruces, el primero aprovecho el momento para volver a su nido hasta enterrarse entre las sabanas de la cama. El azul bufó de mala gana, y decidido sacaría al mayor del cuarto de la alfa. Los restantes observaban la escena; la mujer quiso intervenir cuando vio la manera brusca del doloroso de tratar al omega en celo.

―No lo hagas...―exclamó con calma Ichimatsu.

Su expresión neutra e indiferente no le calma del todo, es decir, la mayoría del tiempo está con esa expresión, al querer desobedecer la petición del morado ve como Osomatsu se defiende respondiendo con la misma moneda; le había dado a Kara un buen golpe. Y parecían seguir así por un buen rato, ninguno parecía ceder a su objetivo; uno con la intención de quedarse y el otro con llevarlo a un lugar lejos, no fue hasta que Oso consiguió lastimarlo de verdad, Kara tenía una herida donde la sangre brotaba.

No supo cómo Ichi llegó al auxilio del segundo y lo agarró por cuello de la sudadera al mayor, tampoco sabía porqué ella le dio un golpe en el estómago a Ichi a cambio. La mirada de los nuevos oponentes se cruzó con furia, se podía notar los instintos de un alfa al querer proteger, esto se notó tanto en las acciones del morado como las de ella.

― ¿Qué crees que haces, Totoko?

―Debería de preguntarte lo mismo.

―Tú nos pediste que lo sacáramos de tu habitación.

―Lo sé, pero ustedes saben de lo pienso de las agresiones hacia un omega―gruño de frustración.

El silencio se plasmó, el dúo trago en grueso ante las palabras, el omega miró atento a la alfa y ella seguía firme ante sus principios. No tocarían "ese" tema, nadie quiere tocarlo, porque saben como le afecta a esa mujer.

― ¡Karamatsu!―llamó con fuerte voz al doloroso.

― ¡S-Sí!―titubeó ante el tono de voz.

―Quiero que dialogues con el idiota de tu hermano y lleguen a un acuerdo...

― ¡Ni hablar!

― ¡Osomatsu!―dirigió su mirada al de rojo―Haz el esfuerzo...―ordenó y aparto su mirar de la cara jadeante del mayor.

Su vista se enfocó en el piso, se sorprendió de ver el frasco de pastillas para calmar el celo vacía, suspiro resignada y se frotó la frente.

―Mientras lo hacen, iré por más pastillas. Acompáñame, Ichimatsu.

― ¿Por qué tiene que ir...?

―Quédense aquí y lleguen a un acuerdo.

Las palabras de obediencia de Yowai solo provoco que el olor de la habitación creciera.

Durante el camino de la farmacia más cercana hubo silencio, la mujer se encontraba sumida en sus pensamientos ante el comportamiento de esos tres; las preguntas comenzaban a llenarse en su cabeza, y estas carecían de tener respuestas lógicas, pero... ¡Estaba hablando de la familia Matsuno! Nada era normal en ellos.

En cambio, por parte del cuarto se mantenía callado, no es una persona de lo más conversadora, pero sin duda tenía una molestia, el ceño fruncido y de querer estar algo apartado de su persona se notaba con facilidad. Al llegar a la farmacia, el morado fue directo por un frasco de pastillas en específico y unos cigarros.

― ¿Y eso?―cuestionó al señalar la cajetilla.

―Osomatsu le relaja fumar una caja después del celo.

―Oh...

Pagaron y volvieron rumbo a la casa, la tensión entre ellos podía cortarse fácilmente con un cuchillo, no sabían con exactitud quebrar el jodido silencio y más por la situación.

― ¿Por qué estás molesto?―por fin preguntó la alfa.

―Me llamaste a las dos de la madrugada interrumpiendo mi sueño, diciendo que mi hermano había entrado en celo y estaba en tu casa sin querer salir de tu habitación ¿no te parecen motivos suficientes?

―No te veías molesto cuando llegaste junto con Karamatsu.

― ¿Eso que tiene que ver?

― ¿No será porque lo ordene quedarse?

El silencio se volvió a plasmar, había dado en el clavo y la reacción del chico era suficiente respuesta con solo escuchar un chasquido de lengua.

―Al parecer sigues siendo igual de lista, Totoko-chan―comentó de forma ácida el nini.

Y ante ese comentario la hizo retomar esos días de escuela, tal vez no lo noto de cierta forma, pero ahora se da cuenta que con los Matsus no logró relacionarse lo suficiente fueron Osomatsu y Karamatsu, los mayores parecían apoyarse mutuamente por algo y no entendía el por qué... pero después el de rojo comenzó a coquetearle y pasó más tiempo con él por el asunto del festival.

Ella había roto una barrera ante su descuido en el festival y ellos parecieron volverlo unirlo, aunque ya no era lo mismo.

Le entrego las pastillas al azul sin entrar a la casa.

―Me tardaré un poco más, pero sean pacientes―habló con nerviosismo.

―Como sea, Kusomatsu.

―Esperaremos afuera.

Tras cerrar la puerta se recargo en la pared de la calle y volvió a sumergirse en sus pensamientos hasta el olor a nicotina le inundo las fosas nasales, miró de donde procedía y encontró a Ichi de cuclillas fumando.

―No le des vueltas al asunto, lo hemos ocultado casi por ocho años ¿para qué? Ser descubiertos porque a Osomatsu se le adelanto el celo.

Lo observó, carraspeaba y parecía más enojado de lo que estaba en el camino.

―Entonces es cierto...

― ¿Cierto qué?

―Sobre Karamatsu.

― ¿Qué tiene que ver Kusomatsu...?

―Es un omega también ¿verdad?

― ¿Eso qué te incumbe?―braveó incorporándose con intención de fundar miedo.

―Me incumbe, porque en vez de sacar a un omega de mi casa se metió otro.

Ichi solo le dio una calada al cigarro y expulsó el humo directo a la cara de la mujer.

― ¿Y qué si lo es?

―Necesito una explicación, de alfa a alfa...

―También notaste eso ¿Por qué dejaste la universidad con lo lista que eres?

―Por la misma razón que creo que ustedes no quieren admitir lo que son.

Volvió a darle otra calada al cilindro― ¡Ah~! Parecemos betas, actuamos como betas, pero los únicos betas son nuestros padres y Jyushimatsu junto con Choromatsu. Los omegas son ellos, y los alfas de la familia son Totty y yo...

― ¿Todomatsu?

―No te sorprendas, el cabrón sabe ocultarlo muy bien hasta para confundirlo con un omega en varias ocasiones.

Ichimatsu dio su relato de los hechos, y admitió que los seis no eran todos iguales o despreocupados de la vida como pensó ella. 

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