1

Un chico observó a Leonardo; tan bonito, tan caótico, tan con baja autoestima.

El chico tiró del anzuelo y... ¡picó!

———

La primera vez que lo vio, le pareció atractivo. Siempre se topa con chicos lindos, pero no duran nada. Solo eran líos de una noche y con suerte dos. A veces Leonardo mandaba mensajes de texto para verse un fin de semana. Nunca contestaban.

—Pff, mucho hombre para tan poca cosa —decía constantemente.

Aunque ni era “hombre” ni era “mucho” para alguien. Se lo repetía cada día para que, con suerte, se lo creyera de una vez. Tal vez ayudaba el broche que le regaló Sunita el día de su cumpleaños para cambiar su imagen a humano. Una piedra de ocultación fue perfecto para él.

Entonces un día, se presentó ante él un humano. Se supone que no debían interactuar con ellos, pero fue tan encantador con él. Le decía tantas cosas bonitas, que se veía bien y que lo amaba.

El chico vio lo fácil que era, que simplemente tiró del anzuelo y... ¡picó!

🐢

Leo fue a su habitación arrastrando a su gemelo. A Donnie, pese al desacuerdo que tenía, no hacía nada por liberarse del agarre de su hermano. Leonardo ha estado fuera de sí durante semanas, y que de repente lo llame le provoca curiosidad.

Cuando entra, observa un montón de prendas esparcidas por todo el lugar.

—¿Me llamaste para recoger tu desastre? No, jodete 'Nardo.

—Te llamé porque necesito que me cubras esta noche —Donnie enarca una ceja, confundido—. Tengo una cita. Con el chico lindo que rescatamos de Hypno.

—Todos te parecen lindos, Leo.

—¡Pero él es más lindo! Por favor y... —hace una pausa, y suelta un suspiro resignado—. Te dejo ser el gemelo mayor por una semana.

—Un mes.

Leo suelta un chillido disgustado, pero acepta.

—Además, limpiarás mi laboratorio durante dos meses.

—Mes y medio y no me hago responsable de las cosas rotas que deje.

Donnie lo observa fijamente, retándolo. Finalmente rueda los ojos, frustrado.

—Bieen, mes y medio. Pero ahora será mejor mi habitación.

Leonardo salta a abrazarlo y acaricia su mejilla con la de su hermano, ronroneando. Donnie ni acepta ni rechaza el abrazo, pero no se da cuenta que ronronea al contacto.

Un sonido de notificación del celular de Leo hace que el dueño se aleje de golpe del abrazo y lo agarre. Donnie se confunde con eso, y se siente ligeramente ofendido por tal acción, aunque no dice nada, en cambio dice:

—¿Es él?

Leo afirma emocionado, y comienza a mandar mensajes. Donnie lo mira tan alegre y jovial, y se pregunta qué hará cuando terminen.

—Le pregunté con cuál ropa debería ir. Quiere que nos vistamos igual, ¡como pareja!

—Leo, eres una tortuga de orejas rojas.

—Una tortuga de orejas rojas gay. Lo sé, Don, no tienes que decir lo obvio.

Ignora el comentario de su gemelo. —Abrígate. Hace un frío de mierda haya afuera y tus defensas son lo peor.

—¡Estaré bien! He estado tomando mis vitaminas. Deja de preocuparte, ese es trabajo de Raph.

—León.

El contrario se termina de vestir, agarra el broche y se despide de su hermano rápidamente.

🐢

Leonardo realmente ama al Chico Lindo (que es como le había apodado, ya que nunca decía su nombre real). Sin embargo, verlo salir de un motel con alguien más hizo que su estómago se revolviera. Y su corazón también, aunque solo un poco.

Decidió no acercarse, y se mantuvo cerca de la visión de ambos. Se imaginó que el Chico Lindo lo vería, lo besaría y le diría cuánto lo ama.

Ninguna de esas tres cosas sucedió.

Esa noche solo lloró un poco. Había sido una pésima noche.

🐢

Después de esa pésima noche, fue al apartamento de su novio (¿aún lo eran?), y se sintió ridículo. Una chica diferente al de esa noche estaba ahí.

—Ella no es nada mío, bebé. Solo vino por un proyecto de la universidad.

La chica se veía preciosa y atenta, se presentó y le abrazó alegre.

Leo se sintió pequeño de nuevo.

—¿Podemos hablar? —Pregunta Leo con timidez.

—¿No estamos hablando ahora?

—Por favor. Tal vez en otro lugar —pide de nuevo, y lo sujeta del brazo para llevarlo al cuarto de su pareja.

Al estar solos, Leo se arrepiente. Se genera un ambiente de incomodidad y su pareja lo mira fijamente, frustrado. Eso le recuerda a Leo por qué su pareja toma sus decisiones.

Después del evento de los Kraang, Leo odia tomar decisiones. Y que alguien más las tomé por él, lo hace más fácil, más cómodo y no esa estúpida sensación de estar arruinándolo todo. Le hace olvidado lo idiota e inmaduro que es.

Su pareja carraspea, sacándolo de sus pensamientos. No voltea verlo, probablemente esté enojado con él.

—Te vi en un motel —directo al grano, y Leo piensa que pudo hacerlo mejor.

Muy bajito dentro de él, escucha la voz de su novio decirle que nunca piensa. Sacude su cabeza sacando esos pensamientos.

—¿Me estabas espiando?

—¡N-no! O bueno... —Leo balbucea un poco, jugando con sus dedos—. Lo siento, ¡pero dijiste que nos viéramos en la pizzería De la esquina!

—Sí, eso dije. Y te tardaste demasiado que tuve que invitar a alguien más.

—Pero me vestí para ti... —Leo siente que está a punto de llorar de nuevo y lo odia.

El chico lo observa de pies a cabeza, y poco a poco se acerca a sus labios.

—Hoy también te vestiste para mí, ¿no? —Leo afirma y se acerca al cuerpo de su pareja—. Te ves bien con la ropa, pero te verás aún mejor sin ella.

Recuesta a Leo en su cama con calma, quitándole pantalón, chaqueta y el broche que oculta su identidad.

Leo no nota eso, hasta que siente como las acaricias del Chico Lindo se detienen, y observa el rostro asqueado del contrario. Inconscientemente, se cubre con una almohada de ahí y siente romperse todo de él.

—Perdón…

🐢

Leonardo solo sale un momento de su habitación. Ni siquiera fue mucho tiempo, solo fue por un trozo de pizza y quería estar en la comodidad de su lecho.

Pero sus hermanos lo hacen difícil, ya que están ahí husmeando en su celular.

Donnie se acerca a él, se veía enojado y a punto de explotar, pero no hace ningún comentario burlón al respecto. No está de ánimos.

—¿Él te obligó, Leo? ¿Te amenazó ese idiota? —pregunta exaltado el morado.

Leo tarda en comprender lo que sucede, pero observa la miniatura de una foto suya y ya recuerda.

«Ah, mierda. Las fotos. Debí haber eliminado el chat. » piensa, aunque sabe que es inútil, de cualquier manera, su gemelo siempre sabe cómo sacar información.

—¿Ahora les importo? —Leo se cruza de hombros, sin verlos a los ojos.

—¿Qué? Leo, siempre nos has importado —dice Mikey, tratando de acercarse al azul, pero este retrocede.

—Claro que no. Desde eso, me han dejado de lado.

“Eso” era el evento de los Kraang, evento el cual Leo ha evitado durante mucho tiempo. Sin mencionar su casi muerte, la casi muerte de sus hermanos, su idiotez y terquedad y esa estúpida manía que tenía de sentirse inferior.

¿Cómo combatía algo intangible? Y ese chico lograba distraerlo. Fue bueno a decidir por él, a escoger su ropa, su comida y sin tener esa idea de haberlo arruinado todo.

—¡Creímos que necesitabas espacio! No teníamos idea, Leo —se disculpa Raph, avergonzado.

—¡Me han estado ignorando! —grita con los ojos medio llorosos—. En el cumpleaños de Mikey ni siquiera me tomaron en cuenta, no me contaban de sus salidas y cada que me acercaba a ustedes ¡se iban! ¡Ni siquiera un puto mensaje de cómo estaba!

—Leo-

—No, Mikey, cállate. No entendía qué estaba haciendo mal, ¡ni qué había hecho! —la voz de Leo suena cada vez más dolida—. Todas las perras noches me preguntaba qué había hecho mal. ¿Es por lo del Kraang? ¿Porque no sé tomar decisiones? ¿Tan idiota me creen? ¿O simplemente soy yo?

Raphael piensa en decir algo, pero titubea y al final no dice nada.

—¡Y después apareció él! Fue tan amable conmigo, no me trataba como un idiota, le gustaba cómo me veía y me gustó. Realmente me gustó. Pero creo que él nunca gustó de mí —mientras más habla, más disminuye su tono de voz.

—¿Y te amenazó el imbécil? —la pregunta insistente de Donnie hace reír a Leo, una risa que suena más como a clavos y sarcasmo.

—Él nunca me amenazó, yo se las mandé por mi cuenta —Leo se sienta en el costado de su cama teniendo la mirada sorprendida de sus hermanos—. Ustedes se estaban alejando, ¡no quería que él hiciera lo mismo! Lo necesitaba. Así que le mandé fotos mías. Me decía que me veía precioso, pero solo eso. No quería que lo fuera a ver, ¡tampoco una relación a distancia! Después de unas fotos más, dejó de contestarme los mensajes. A los días, lo vi teniendo sexo con una chica más. Así que tan homo no era

—Leo, lo sentimos —canturrea deprimido el menor de todos.

—Y sí, tenían razón. Soy estúpido, ¿pueden burlarse de mí después? Quiero estar solo.

Ignoran a Leo (lo cual ya no extraña al azul) y en vez de irse, se abalanzan contra él para abrazarlo. Leo siente mucha presión dentro suyo que, por el agarre, no puede evitar soltarse a llorar y se sostiene en Mikey.

—Es que... no entiendo. ¿Qué hice mal? ¿Tan mal me veo? —solloza el azul. Con ello, los demás lo sostienen con mayor fuerza.

—Nada, 'Nardo. Es un imbécil—dice Donnie, mientras le pide a April por mensaje unas tres cajas de pizza y piensa en traer las mantas y almohadas.

—P-pero fue tan lindo conmigo. Me vestía para él y me esforcé mucho que creí que podría funcionar y...

—Leo, basta. Solo por hoy piensa en ti —dice el grandote, Leo solo suelta un chillido mezclando la tristeza, angustia y decepción.

Realmente no quiere pensar en sí mismo.

Tiempo después, llega April con las pizzas, Donnie con las mantas y Mikey con las pelis para verlo en un pequeño proyector del morado. Raph no salió de la habitación porque Leo se aferró completamente a él, deprimido y gris.

Aún le duele, le duele cómo le gritó que se fuera no solo de su departamento, sino de su vida. También de la pequeña dependencia que le ocasionó, en donde escogía alimentos que ni siquiera le gustaba o le hacía vestirse con ropa que a él le gustaba pero incomodaba a Leo.

Pero ahora mismo, mientras está viendo una peli de Jupiter Jim y a Mikey pelear contra el sueño, le duele un poco menos. Se recuesta a lado de su gemelo que ni lo aparta ni lo acepta, solo lo deja hacer. Y afirma de nuevo, que le duele mucho menos.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top