이십구. real life

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—Es que es una idea horrible, no sé aún cómo le dije que sí —se quejó Nari mientras miraba a Jiyong, que negó con la cabeza, reprimiendo una carcajada—. No me mires así, a mí no me hace gracia.

—A mí mucha, lo siento.

—Jiyong, no ayudas.

La aludida se rio y siguió acariciando a Moonie y Ruby, que estaban más que contentos de recibir atención y mimos.

—Te apetecía, por eso aceptaste —afirmó para luego apretar los labios al fijarse en lo que estaba haciendo—. Coge algo más de abrigo, por las noches aún refresca y no quiero que te resfríes. Solo faltaría eso.

—Acabas de sonar tan madre —se burló Nari. Sin decir nada más, volvió a centrar su atención en el armario y eligió otra pieza de ropa—. ¿Mejor?

Jiyong asintió y Nari dejó esa prenda encima de la cama mientras seguía pensando qué más llevarse.

Eran solo un par de días, pero estaba muy nerviosa. Aunque no iba a hacerlo, se le pasaba por la cabeza enviarle un mensaje a Minho diciéndole que no, que había cambiado de idea y que no iría con él, que no le apetecía y que se lo pasase bien, que ya hablarían y se verían una vez que volviese. No obstante, sabía que si hacía eso, no sería justo porque le estaría mintiendo. Por no mencionar que el chico se enfadaría con ella y todo lo que habían avanzado no serviría de nada, volverían a retroceder.

Pero es que estaba aterrada. Tenía mucho miedo.

¿Pasar unos días a solas con Minho? Eso ya era muy peligroso. Siempre que estaban juntos la tensión entre los dos estallaba, ¿irse unos días juntos aunque fuese con más personas? Eso solo decía tentación. Y por mucho que hubieran caído en ella varias veces, no tenían suficiente.

No era lo único, ¿conocer a sus amigos del colegio? ¿Cómo la iba a presentar? Porque ni ella misma sabía qué eran, no lo habían hablado, ni le interesaba porque no le hacía falta. Minho y ella eran... algo. Y estaba bien así. Tampoco es que él le hubiera pedido ser nada más.

—Estás muy nerviosa —afirmó Jiyong sin titubear—. ¿Por qué?

—Sabes la respuesta, es obvia.

¿Cómo no iba a estarlo? No se le daba bien la gente porque no la entendían y ella no hacía el esfuerzo para que lo hicieran.

—¿Y si me la cuentas?

Nari frunció el ceño. Conocía a la perfección esa faceta de Jiyong, la que intentaba hacerla reflexionar y ver las cosas desde otra perspectiva al preguntar como si no supiese nada. Pese a eso, siempre le respondía, siempre intentaba comprender lo que su mejor amiga quería decirle y aprender de ello.

—Son muchas cosas.

—Tenemos tiempo. —Miró el reloj de su muñeca, ese que tenía a conjunto con Chan y había empezado mucho rumores que los relacionaban antes de que se hiciera pública su relación—. No tienes que estar lista hasta dentro de dos horas.

—Es que para empezar, ¿por qué quiere que vaya con él?

—Nari, usaré la misma palabra que tú, es obvio.

—Bueno, lo será para ti, para mí no —murmuró. Le había dado vueltas al tema y no lo entendía —. Conocer a sus amigos me resulta extraño.

—¿Por qué?

—Porque son sus amigos —remarcó.

—¿Y? —Jiyong se levantó y con total confianza, escogió varias prendas y las dejó encima de la cama—. No lo veo nada raro.

—Yo sí, es como...

—¿Seguir avanzando? —completó por ella y le sonrió de esa forma tan suya, esa que transmitía calidez y confianza—. Es lo normal cuando tienes pareja, conocer el entorno del otro, sus amistades, el círculo...

—Pero es que Minho y yo no somos pareja.

—¿Ah, no? —preguntó, extrañada—. No me mientas. Sabes que no me gusta que lo hagas.

—No lo hago, no lo somos. Él nunca me lo ha pedido —remarcó mientras buscaba una pequeña bolsa de viaje para guardar lo que se llevaría—. Somos... algo.

—¿Algo?

—Sí, algo —repitió—. No somos pareja, pero tampoco desconocidos. Por eso, por no decir que tenemos una relación indeterminada digo que somos algo.

—Interesante... —Jiyong sonrió como si supiera más de lo que estaba diciendo—. Volviendo a lo que estábamos hablando, ¿qué problema hay en que te presente a sus amigos?

—No suelo caer bien a la gente—susurró—, que tampoco me importa, pero...

—Con Minho es distinto, quieres que sea así, quieres gustarle a sus amigos y que vean lo que yo ven ti —volvió a finalizar su frase—. ¿No te dice algo?

—Sí, que estoy nerviosa.

—Además de eso.

Nari suspiró, tanto misterio le agobiaba más, ¿no podía decirlo de una vez? No quería pensar.

—No lo sé.

—Que te importa mucho Minho —dijo con una gran sonrisa, remarcando las palabras—, por eso quieres que sus amigos tengan una buena imagen de ti.

—Odio esto —reconoció—, estos dramas innecesarios. No me gusta ser así.

—Y aún así no te estás alejando como sueles hacer —apuntó de forma rápida—. Es curioso, ¿no?

Nari tragó saliva. No, ni lo tenía pensado. No quería separarse de Minho, no cuando había confiado en él y sabía todos sus secretos. Estaban muy bien, y aunque más de una vez la sacaba de quicio, no quería perderlo o dejar de hablar a diario.

—¿Podemos cambiar de tema?

—¿Por qué, Nari? —Jiyong sonrió con autosuficiencia—. ¿Porque sabes que no miento?

—Jiyong...

—Minho te gusta muchísimo —afirmó sin esperar a que se lo negase—. Y a mí me gusta mucho verte así, porque además es recíproco. Desde que lo conozco nunca lo había visto así con nadie. También le gustas muchísimo.

—Cambiemos de tema —repitió en un gruñido—. No te daré la razón.

—Porque sabes que la tengo.


❥❥❥


Nari disimuló lo mejor que pudo lo nerviosa que estaba, lo había hecho desde que Minho y ella se habían reunido para subir al coche que los estaba llevado hasta Gimpo.

¿Les caería bien a sus amigos? ¿Se aburriría en los días que pasaría con ellos y Minho? Porque esa era otra duda que tenía, si lo hacía no podría disimular, se le notaría en la cara. Y no podría marcharse, nadie iría a recogerla, porque aunque se lo pidiese a Jiyong seguro que le daría la vuelta al principio.

—¿Por qué estás tan seria? —preguntó Minho mirándola—. Me aburro si no me hablas. Es un viaje corto, pero podrías contarme algo, hace días que no nos vemos. ¿No me has echado de menos?

—¿No estás muy ocupado con el móvil? —rebatió, dejando de mirar por la ventana para centrarse en él. Dentro del coche se había quitado la mascarilla, pero con el gorro y la capucha que llevaba, sumado a eso, casi ni se le reconocía, lo que era perfecto—. Desde que estamos aquí no has parado.

—¿Celosa? —cuestionó, alzando una ceja y sonriendo con picardía.

—¿Por qué debería estarlo?

—Porque sí, por eso lo digo —la chinchó—. Estoy hablando con honey.

Nari frunció el ceño sin entender a quién se refería o a qué.

—¿Quieres que te dé un pin o algo? —comentó y sacó su móvil para preguntarle a Jiyong si Ruby y Moonie estaban bien. Ella y Chan los cuidarían mientras ella no estaba—. Bien por ti.

No quería sonar tan a la defensiva, pero entre el no entender de lo que estaba hablando, sumado a sus nervios, hacían que estuviera más irritable de lo normal.

—¿Sabes a quién me refiero?

—No sé leerte la mente.

—Pero te encantaría poder hacerlo—se regodeó y le enseñó la pantalla—. Honey es STAY, estoy hablando a través de Bubble.

—¿Por qué debería estar celosa de tus fans? Sé lo importantes que son para ti y lo atento que eres.

—¿Cómo sabes eso, Nari? ¿Me has estado stalkeando?

No iba a admitir que sí lo había hecho en parte por simple curiosidad. Él le había mencionado más de una vez lo agradecido que se sentía con sus fans y que le gustaba tener una relación cercana, y también lo había hecho Jiyong, por lo que se había metido en redes sociales para saber qué era de lo que hablaba. Así había sabido que más de una vez les preguntaba a STAY si habían comido, cómo estaban y que estaba orgulloso de lo que hacían.

—Se llama escuchar al otro, deberías hacerlo —argumentó y reprimió una carcajada—. De hecho, el otro día estuvimos hablando de lo que te apetece hacer un concierto para poder verlas de cerca, que hace un año desde el último tour y que te apetece.

Se lo había contado uno de los días que se había quedado a dormir en su apartamento. Lo recordaba a la perfección porque le habían brillado los ojos al explicárselo y se había quedado fascinada.

Aww, Nari, sí que estás atenta a lo que te cuento. —Le cogió la mano sin dejar de sonreír—. Pero no has respondido a mi pregunta, ¿me stalkeas?

—No me hace falta, ¿no te ha quedado claro? No sueles callar cuando estamos juntos, me cuentas todo lo que se te pasa por la cabeza—gruñó—. ¿Y tú me escuchas a mí?

—Claro que lo hago, te conozco más bien de lo que crees —se vanalogrió y le acarició el dorso de la mano con el pulgar—. Por cierto, voy a grabar un vlog para el canal de Youtube, no te importa, ¿no?

—¿Desde cuándo pides permiso para algo?

—También se lo he preguntado a mis amigos, no es la primera vez que salen en uno de mis vlogs, siempre pixelados, pero tú...

No se preocupaba por eso, sabía que en el caso de que saliera o se viera de algún modo editarían el trozo.

—¿Qué no me estás diciendo? —asumió y Minho se rio—. Como ves, yo también te conozco bastante.

—Nada, que vas a grabarme, ¿a que sí?

—¿Quieres que sea tu trípode humano? —bufó y se relamió el labio—. ¿Por eso me lo cuentas?

—Efectivamente, veo que ya me vas entendiendo.

Nari puso los ojos en blanco y no contestó, lo que hizo que Minho se riera y empezase a hacer otros comentarios con la intención de seguir molestándola. Así se les hizo el trayecto mucho más entretenido, con esos piques constantes que siempre tenían, el tira y afloja que los caracterizaba y que a ambos les gustaba tanto.

Al llegar, nada más bajar del coche vio que ya estaban ahí los amigos de Minho y no entendió nada al verlos. Eran solo chicos. Tres chicos. ¿Qué pintaba ella ahí? ¿Esperaban a más gente o solo serían ellos?

Se sintió ridícula, fuera de lugar, como si todo se tratase de una broma de mal gusto. Y eso fue aumentando después de que Minho los saludase con un abrazo y una gran sonrisa. Eran íntimos, se notaba.

—Qué ganas tenía de veros —admitió el chico sin poder dejar de sonreír, algo extraño en él—. ¿Cuánto hacía desde la última vez?

—Con lo ocupado que estás con tu vida de idol... —comentó uno de los chicos, el más alto, entre risas—. Tú debes ser Nari, su...

Se quedó callado y Nari decidió completar la frase por él. Aunque no fue la única.

—Amiga.

—Novia.

Al escuchar a Minho, se giró para mirarlo directamente. ¿Acababa de llamarla novia? No habían formalizado nada. Quizá se había quedado corta al decir que eran amigos, pero ¿novia?

—¿Desde cuándo somos novios? —le preguntó, procesando aún la palabra.

¿Se lo había pedido y no se había dado cuenta? Lo dudaba, eso no se pasaba por alto.

¿Era una forma más de hacerla rabiar? No, no era su estilo. Le faltaba información, tenía que hablar con él.

—No le hagáis caso, le encanta molestarme —dijo Minho mirando a sus amigos, sin responder a su pregunta—. Es mi novia, ya os lo conté por mensajes.

—¿Hablas de mí? —Nari aprovechó para recuperar un poco el control—. No sabía esa faceta tuya, Minho.

—Tampoco tanto, no te creas —se intentó justificar, restándole importancia—. Tenía que avisarles que venías.

—Porque tú me invitaste.

—Por eso mismo les hablé de ti. No por nada más.

—¿Ah, que solo nos has hablado de ella para decir que venía? —preguntó otro de los amigos—. No sé qué chat he leído entonces.

—Yo tampoco, en el que estamos hemos leído más de una vez el nombre de Nari...

Minho suspiró y Nari empezó a reír. Era agradable y muy divertido verlo así, sin saber qué decir para quedar por encima.

—¿Podemos irnos ya? —pidió, ocultando la frustración de su voz—. Se nos va a hacer tarde.

Nari asintió y se quedó en silencio mientras se ponían a hablar de cómo se organizaban en el coche. Ahí Minho la sorprendió, se ofreció para ir en medio y dejarle en una de las plazas laterales para que estuviera más cómoda. No fue lo único, le cogió la mano de forma disimulada para que se sintiera cómoda y la integró en la conversación en más de una ocasión.

Y gracias a eso, a esos gestos de Minho, los nervios pasaron a un segundo plano. Seguía estándolo, porque no podía evitarlo, pero pudo mantener una conversación normal e interesarse por lo que le contaban. Se rio al escuchar anécdotas de cuando estaban en el colegio, o de algunas cosas que hacía el idol en esos tiempos, aunque intentaba negarlo de inmediato o dar su versión.

El trayecto se le hizo muy corto, pero no pudo dejar de darle vueltas al hecho de que Minho se había referido a ella como novia. Tenía que hablar con él, aclararlo, saber si lo había dicho para chincharla de algún modo, zanjar la conversación o porque lo consideraba así, pero era imposible si solo no estaban ellos, se negaba a hacerlo delante de nadie.

Por suerte, cuando llegaron, se quedaron solos. Los amigos de Minho decidieron que lo mejor era separarse para ahorrar tiempo, irían a comprar la comida mientras que ellos se quedarían en la casa para acondicionarla y prepararla para que pudiesen ir a pescar en el lugar que había justo al lado, aprovechando las horas de sol que quedaban y estar cómodos para la noche.

—¿Por qué me miras tanto? —quiso saber Nari después de dejar su bolsa de viaje en el suelo.

—Porque vamos a dormir juntos, ¿eres consciente?

—¿Tus amigos lo saben? —rebatió sin dejar de mirarlo, buscando pistas o dobles sentido en lo que había dicho—. Quizá es... incómodo.

—Les da igual, ya se lo conté cuando les dije que venías —afirmó con mucha convicción—. Y a mí me gusta dormir contigo. Eres...

—¿Blandita? —completó y negó con la cabeza—. Siempre con lo mismo. Si no lo mencionas unas tres veces al día al hablar conmigo, no lo haces ninguna.

—Porque es la verdad. —Nari apretó los labios y siguió abriendo las ventanas y cortinas, sin mencionar lo que aún tenía en la cabeza—. ¿No quieres preguntarme nada? Tienes esa expresión tan tuya, esa que denota que hay algo que te preocupa.

—¿Debería?

—Sé que estás pensando en algo y que no te atreves a decirlo en voz alta —musitó—. Te conozco muy bien.

—Demasiada confianza en ti mismo.

—¿Te da miedo saber la respuesta? —Se acercó a ella y la agarró de la cintura, lo que siempre hacía—. Estás helada, Nari —comentó, rodeándola con los brazos y abrazándola.

—Tengo algo de frío, ahora cogeré una sudadera.

—Ven, no te alejes, deja que te caliente —dijo y empezó a reírse—. En todos los sentidos posibles.

—¡Minho!

—No he dicho ninguna mentira —afirmó—. ¿Vas a preguntarlo ya?

Suspiró, cerró los ojos y tragó saliva. Odiaba estar nerviosa, porque seguía estándolo, porque si no fuera así, ya hubiera sido directa y se lo hubiese dicho.

—¿Desde cuándo somos novios?

—¿Tu pregunta es esa? —Alzó una ceja y frunció el ceño—. Me esperaba algo de lo que te han contado mis amigos, de alguna anécdota, no esto.

—Que yo recuerde nunca lo hemos hablado...

—¿Cómo que no? —Por su tono de voz, estaba muy sorprendido—. Creía que sí, te lo pedí.

—¿Cuándo?

—Te pedí que fueras mía y me dijiste que sí.

—¿Esa es tu forma de preguntarme que querías que fuéramos pareja? —Nari estaba incrédula. Era una de las peores formas posibles para pedirle a otra persona oficializar lo que tenían—. Creía que era algo del momento, que te estabas dejando llevar...

—Sí pero no, no con eso. Para mí fue suficiente.

Nari sonrió, ver a Minho tan descolocado y tenso era gracioso. Y decidió sacar ventaja.

—¿Entonces tú crees que somos novios?

—¿Tú no?

—No me lo has pedido.

Él chasqueó la lengua, se relamió el labio inferior y la miró entre molesto y divertido.

—Bueno, ha quedado claro, ¿no?

—No, para nada.

—Nari, Nari... —Se mordió el labio inferior—. ¿Harás que te lo pida?

—Sí.

Sonrió, esperando que hablase, pero Minho no lo hizo. La miró con diversión, la besó de forma dulce y acabó juntando sus frentes.

—¿Quieres ser mi novia?

—¿Tanto te ha costado? —murmuró, disfrutando de estar así con él, de esa forma tan íntima y cercana.

Le gustaba el tipo de relación que tenían, intensa con un gran tira y afloja, pero adoraba también esos momentos.

—¿No me vas a responder?

—Sí que eres impaciente...

—¿Tú qué crees? Mi novia no considera que lo seamos y me está obligando a que se lo pida.

—¡No te estoy obligando! —protestó Nari e intentó alejarse, lo que Minho evitó, abrazándola con más fuerza—. Va, déjame.

—No me has respondido aún, ¿debo preocuparme?

—Sabes la respuesta.

—Quiero oírlo. —Se la estaba devolviendo, y lo estaba disfrutando—. ¿Tanto te cuesta? —se burló, usando casi las mismas palabras que había usado ella.

—Eres insufrible.

—Y tú una tozuda. Va, no tengo todo el día.

—Sí quiero ser tu novia, Minho. ¿No lo éramos ya?

—No sé, tú no lo creías, no te hagas ahora la que sí. —Le besó la frente y dejó de abrazarla—. Te dejo un jersey mío para que no tengas tanto frío.

—Tengo mi propia ropa de abrigo.

—Deja de quejarte por una vez, Nari —pidió con una sonrisa—. Además, ¿no es algo que hacen las parejas? Jiyong siempre lleva ropa de Chan, al igual que Eunji, creo que Gaeul también tiene algo de Hyunjin, y...

—¿Y?

—Nada, que a alguien que yo me sé también le falta su sudadera preferida —reconoció y se rio—. ¿Aún sigues teniendo frío o te he calentado lo suficiente? Porque puedo enviarle un mensaje a mis amigos y...

—Eres insoportable.






¡Holi! ¿Cómo habéis empezado la semana?

Yo os dije que algunas partes del cap intenso eran importantes, básicamente Minho creyendo que le pedía que fueran novios ahahah.

Y bueno, el siguiente seguirán modo pesca, porque su relación de tira-afloja siempre presente, nunca inpresente.

Por cierto.... jejejeje

El jueves es un día muy bonito, ¿no? :p No sé, ¿qué pensáis? 

Nos leemos, besitos xx

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