Terapia
⚠️ADVERTENCIA⚠️ El siguiente capítulo toca temas como el abuso sexual y las drogas. Si es sensible a este tipo de temas, favor de abtenerse o leer con precaución.
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Se encontraba frente a la puerta, sus manos temblaban y sentía que iba a desmayarse.
Langa lo tomó por los hombros y le dio una cálida sonrisa.
–¿Esto es enserio necesario?– preguntó Reki.
–Es por tu bien– murmuró –Todos necesitamos ayuda, y no es algo por lo que debas avergonzarte– tomó sus manos.
–Está bien– suspiró –No tienes por que esperarme ¿Lo sabes, no?–.
–Estaré aquí, Reki– besó su mejilla.
–De acuerdo– sonrió.
Entró a la sala.
–Emm, buenas tardes–.
–Oh, hola– le sonrió un hombre musculoso –Un gusto verte, mi nombre es Hiromi Higa ¿Tú eres?–.
–Reki Kyan– respondió casi en susurro.
–Siéntate, no tengas pena– señaló un sillón frente a él –Dime ¿Qué te trae por acá?–.
–¿Un conocido?– dijo no muy seguro –Bueno, él dijo que esto podría hacerme bien– se rascó la nuca –Por mi parte, creo que estoy bien– forzó una sonrisa.
–¿Y por qué crees que te pidió que vinieras?–.
Se mordió el labio y tragó saliva –Por que me desmayé en una fiesta–.
El mayor se sobresaltó.
–¿Y eso por qué sucedió?–.
–No es nada muy interesante. Había mucha gente, me sofoque–.
–¿Y estás completamente seguro que solo fue por la gente–.
–Bueno, también estaba mi ex novio con su nueva pareja, entre en pánico– confesó –Pero es normal. Los adolescentes tenemos emociones muy explosivas–.
–Lo siento mucho, Reki. Pero a pesar de que es cierto que los jóvenes suelen reaccionar de maneras muy extremas a ciertos problemas, perder la consciencia no es ni un poco normal– se puso derecho –Dime ¿Eso te pasa seguido?–.
–No, esa fue la única vez que eso pasó– se le cristalizaron los ojos –Lo más común es que me den ataques de ansiedad–.
–Ya veo– asintió con lentitud –Mira, te seré sincero, Langa habló conmigo antes–.
–¿Qué?–.
–Hace unas semanas vino aquí y me comentó lo que había sucedido. Yo fui el que le recomendó que buscaras ayuda. No esperé que se tratara de mí. No sé si sea capaz de ayudarte. Haré mi mayor esfuerzo, por supuesto. Pero creo que sería más conveniente que busques ayuda externa– lo miró.
–Mi familia no puede costear esos gastos– dijo con rapidez.
–Entiendo. Entonces te voy a pedir que cooperes con el proceso. Con esto me refiero a que debes ser honesto y abierto ¿Te parece?–.
–Sí–.
–Está bien ¿Qué te parece si hablamos de tu ex novio?–.
Tragó saliva y volteó hacia el piso con una notoria expresión de incomodidad.
–O si prefieres hablar de otro tema...
–No, está bien. Es solo que es una historia algo larga–.
–Tenemos una hora, no te preocupes– rio.
Soltó un pesado suspiro.
–¿Por dónde empiezo?
Un joven Reki de trece años se encontraba garabateando en su cuaderno, como hacía usualmente. Maldijo para sus adentros. El dibujo había traspasado la hoja y ahora debía reescribir su tarea de matemáticas.
–Oye, se ve asombroso– dijo alguien a sus espaldas.
Se sobresaltó y volteó de golpe.
–No sé tu nombre– dijo el niño peli morado –Yo soy Tatsu ¿Y tú?–.
–Reki– susurró.
–Que lindo nombre– se sentó en el pupitre de al lado –¿Qué se supone que es?– devolvió su mirada al dibujo.
–Un yeti– respondió.
–Cool– tomó su mano –Pero creo que deberías remarcar un poco el contorno– guió la pluma –Así se ve mejor–.
El pelirrojo se sonrojó.
–Tienes razón– sonrió.
Esa simple interacción marcó un antes y un después en la vida de los jóvenes. En pocos meses, ambos ya se encontraban en una relación. Y lo que al principio solo se trataban de inocentes besos de pico y abrazos, cambiaron al cabo de un año.
Las ásperas manos de Tatsu se aferraban a la cintura de Reki como si fuera lo más importante de su mundo. Poco a poco, estás bajaban a su espalda baja. Rozando con su trasero.
–Oye– se separó –Ya hablamos de esto–.
–Al menos déjame tocarte– hizo un puchero.
–Tatsu...
–No es mi culpa que seas tan tentador– lo miró coqueto –Anda,sabes que te gusta– lo pellizco–.
Ahogó un gemido.
–Basta, somos niños–.
–Siempre dices eso– se quejó –El próximo año que cumplamos quince seguirás repitiéndolo. Cuando cumplamos dieciocho seguirás con tu jueguito ¡Y seguro cuando tengamos cuarenta todo será igual!– gruñó –Reki, solo quiero sentirte cerca– acarició su mejilla.
–Es solo que no quiero perder mi virginidad tan temprano–.
–No tienes que perderla aún. Podríamos solo frotarnos o podrías... Ya sabes– señaló al bulto en su pantalón –Seguro tus manos harían buen equipo con tu boca–.
El rostro del pelirrojo tomó el mismo tono que su cabello.
–Dios, no tienes vergüenza– miró hacia el piso –Solo frotarnos ¿Ok?–.
El pelimorado sonrió y se pegó completamente a él.
Decir que Reki no se sentía cómodo era poco. Temía que en algún momento su madre llegara y los encontrara junto con sus hermanas. Más eso no cambiaba el hecho que de una u otra manera gozaba la sensación de tener a su novio cerca.
Al cumplir los quince, perdieron la virginidad. Había sido en un motel al que lograron entrar con identificaciones falsas y un soborno al encargado de recepción.
Esa primera vez había sido hasta dulce, en opinión del pelirrojo.
Los siguientes años, todo parecía ir de maravilla a simple vista. Pero ellos sentían alejarse.
Para arreglar eso, se fueron un fin de semana a unas cabañas en la montaña. Solo ellos dos.
Estaban recostados en la cama durante la última noche.
Reki estaba ansioso por irse, no había sido su experiencia favorita. Por el contrario, Tatsu lo había adorado.
–Reki– susurró en su oído –¿Qué te parece una última vez?–.
–¿Enserio?– gruñó –Ya duérmete–.
–Por favor– suplicó.
–Piensa con tu cabeza de arriba ¿Quieres? Si lo hacemos otra vez, volveré a mi casa con piernas débiles y mi madre sospechará–.
–¡Que sospeche entonces!–.
–Que no– le dio la espalda.
Hizo una mueca y pegó el bulto en su pantalón contra el trasero de su novio.
–Dormiré en la sala– se levantó Reki de golpe.
–Espera– lo tomó por la muñeca –Ya me calmo. Lo prometo ¿Quieres que te traiga agua?–.
–Eso sería muy lindo de tu parte– sonrió.
–Iré por ella–.
Al cabo de unos minutos, regresó.
–¿Por qué se ve blanca?– arqueó una ceja.
–Le puse una aspirina. Todo el día te estuviste quejándote de que te dolía la cabeza–.
–Lo siento– murmuró –Gracias– lo besó –Eres asombroso– bebió.
–Lo sé– acarició su cabello –Descansa–.
–Tú igual–.
Cerró los ojos.
...Al día siguiente que desperté, estaba desnudo– dijo con un nudo en la garganta –Él también. Esa dichosa aspirina resultó ser GHB– dejó escapar unas lágrimas –Soy un idiota-.
–¿Ese chico estudia aquí?– preguntó Hiromi con notoria preocupación.
–Prefiero no responder–.
–Entiendo– respondió no muy seguro –Solo quiero que sepas que este es un ambiente seguro. Y queremos protegerte–.
–Langa no sabrá sobre esto ¿Verdad?–.
–Ni él ni nadie–.
–¿Puedo irme? Tengo clase en cinco minutos–.
–Solo si me prometes volver la próxima semana. Y Reki, muchas gracias por cooperar. Eres enserio muy valiente por contarme todo esto–.
–Si tú lo dices– suspiró
Abrió la puerta y se encontró con el peli celeste esperándolo sentado contra la pared de enfrente.
–¿Cómo te fue?– le preguntó.
Lo único que el pelirrojo pudo hacer fue lanzarse contra su pecho y llorar. El contrario lo miró confundido, pero finalmente solo lo abrazó.
–No te preocupes, aquí estoy–.
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