Conflicto
El grupo se encontraba en el departamento de Kaoru. Reki estaba fascinado por lo diferente que era a la de los demás. Mientras que. De hecho, conocer el hogar de cada uno lo ayudaba mucho a comprender mejor sus personalidades.
El pelirrosa se trataba de alguien pulcro y "rosado", por decirlo de alguna manera. La mayoría de los muebles eran blancos con decorados pasteles.
La verdad, no le sorprendía tanto. Mucho más considerando que se trataba del hogar del presidente del comité estudiantil.
–¡Portavasos!– le gritó a Miya por tercera vez en esa tarde.
–Estás exagerando– gruñó el menor –Una cerveza no va a arruinar tu mesa–.
–Claro que sí. Kojiro ya lo ha hecho varias veces– contestó.
–Ya me he disculpado por eso– hizo el peliverde un puchero.
–Ya acábese alguien una botella– se quejó Adam –Quiero jugar–.
–Oh no, siempre que inician con sus jueguitos tontos acaban en alguna pelea–.
–¿Qué clase de juegos?– preguntó el pelirrojo.
–Tú sabes, beer pong, yo nunca nunca, verdad o reto y cosas así– respondió Langa.
–En su mayoría suenan inocentes–.
–No cuando es con estos sujetos– habló Cherry –Adam y Joe casi siempre se quieren agarrar a golpes–.
–¡Él se lo busca!– gritaron los mencionados al unísono.
–Es algo divertido de ver– sonrió el pelinegro –Usualmente no apoyaría el juego, pero es el primero con Reki– lo abrazó por la cintura –Y estoy más que ansioso por poder conocer cada parte de él– lo miró coqueto.
–Lo que quieres es meterlo en problemas– se metió el peli celeste –Él no hará nada que no quiera ¿Entienden?– les lanzó una mirada asesina a todos.
–Que aburrido– bufó el mayor.
–De hecho, suena divertido– mencionó el pelirrojo.
–¿Uh?– lo miraron.
–Al parecer no eres tan aguafiestas como creí – rio Adam –¿Qué tan bueno eres con la bebida?–.
–No suelo tomar– mintió. En realidad, no tomaba nada.
–Pues hoy lo harás– se apresuró a acabarse la botella –¡Círculo!–.
El grupo obedeció con Kojiro, Langa y Kaoru dudosos. Ninguno exageraba al decir que las peleas ocasionadas por esos juegos eran de todo menos lindas.
Todo comenzó en cuanto Adam giró la botella. Como siempre solía pasar, al principio se trataban de preguntas inocentes. Su interés en el pelirrojo era tan grande que prefirió utilizar la técnica de ir escalando poco a poco.
Preguntas sobre su familia, relaciones y virginidad pasaron de manera rápida. Y aunque a Reki le costara admitirlo, desde que empezó a acudir con el psicólogo, ya no le costaba tanto hablar sobre su vida con los demás.
–Miya– canturreó el peliazul.
–Estás truqueando esto– frunció Kojiro el ceño –No es posible que te esté tocando a ti hacer TODAS las preguntas–.
–Se le llama tener dinero, jamás lo entenderías– lo miró burlón.
–¿Eso qué tiene que ver?–.
–Miya– lo ignoró –¿Verdad o reto?–.
–¿Qué clase de cobarde crees que soy?– rio el pelinegro –Reto–.
–Besa a quien te parezca más atractivo de la habitación–.
–¿Atractivo? Pero si no veo ningún espejo cerca– bromeó.
–¿Qué sucede? ¿El gran Miya Chinen no es capaz de besar a un amigo?–.
–Estás haciendo esto a propósito– lo tomó su novio por la muñeca.
–Esta reunión se estaba volviendo aburrida. Solo quiero encender un poco las cosas– le susurró.
–Por tu culpa se hará un problema enorme– lo regañó Kojiro.
–Chinen ¿Lo harás o ya te ablandaste?– insistió.
El menor tragó saliva. Sabía las consecuencias que sus actos podían traer. Y él no era una mala persona ¿O si?
Adam no dejaba de mirarlo. Frunció el ceño y jaló a Reki hacia él.
Sus labios se unieron a la fuerza.
El pelirrojo quedó congelado ante la acción. Su primer instinto fue buscar a Langa. Cuando lo encontró, sus ojos se veían dolidos.
Se separaron.
–Wow– soltó el pelinegro –Eso fue asombroso– intentó besarlo de nuevo, pero Reki se alejó –¿Hay algún problema?–.
–Y-yo preferiría que no...
–¿A qué le tienes miedo?– lo atrajó por la cintura.
–Detente– le lanzó Langa una mirada asesina.
El contrario hizo una mueca –No metas a tus celos en esto ¿Quieres, Hasegawa?–.
–Él no se siente cómodo. Déjalo en paz– gruñó.
–¿Y si no qué?– bajó sus manos a las piernas del pelirrojo.
Todo pareció detenerse cuando el puño de Langa tocó el rostro de Miya.
Se quedaron asombrados, en sus 4 años de conocerse, el canadiénse jamás había reaccionado de una manera no pacífica.
Incluso él mismo quedó helado al darse cuenta de lo que había hecho ¡Y frente a Reki! ¿Qué pensaría de él ahora?
–Miya, yo...
–¿¡QUÉ CARAJOS ESTÁ MAL CONTIGO!?– gritó mientras sobaba su mejilla.
–Solo quería evitar que lo lastimaras– masculló.
–Iba a besarlo y ya ¿O tú qué creías? ¿Que iba a abusar de él?– no obtuvo respuesta –¿Enserio piensas tan mal de mí?–.
–Chicos, calmemonos antes de que las cosas se pongan peor– dijo Kaoru.
–¡Te la pasas creyendo ser un niño bueno, Hasegawa!– lo ignoró –Te sientes superior a nosotros por tu "moral". Pero adivina que, no eres más que una simple oveja que sigue la corriente con el fin de ser aceptado– se puso frente al peli celeste –No eres mejor que cualquiera en esta habitación– se quitó la chaqueta –¿Quieres pelear? Adelante– se puso en posición.
El mayor soltó un pesado y lo pasó de largo.
–Me retiro por hoy. Lamento mucho haber arruinado su noche– tomó sus cosas –Reki, ten cuidado, a veces se pone agresivo cuando está ebrio– le susurró.
–Langa...
–No te preocupes, Joe. Te dejaré el auto, yo tomaré un taxi–.
–¡Espera!– corrió Reki hacia él –Yo voy contigo– lo tomó por la muñeca –Ya es algo tarde y mi madre seguro está preocupada– mintió –Los veo luego, chicos– se despidió y salió lo más rápido posible.
Durante el trayecto, ninguno de los dos dijo ni una palabra ¿Y cómo hacerlo? Langa seguía muy apenado y Reki sufría una mezcla de miedo y confusión por la situación.
Llegaron a la casa del menor.
–Ten linda noche– susurró el peli celeste.
–Quédate conmigo hoy– respondió sin pensar.
–¿Uh?–.
–Me gustaría hablar con alguien y no quiero pasar la noche solo– se rascó la nuca –Puedo prestarte ropa y por mi madre y mis hermanas no te preocupes– se mordió el labio –Además, no quiero que el taxi te salga muy caro–.
–De acuerdo– accedió no muy convencido.
Después de pagar, fueron hacia la habitación del pelirrojo.
Le entregó una pijama que le quedaba grande, esperando que fuera cómoda para su amigo.
Se recostaron juntos en la cama.
–Enserio lamento lo de hoy– el canadiense fue el primero en hablar.
–No tienes que hacerlo–.
–Pero mi manera de reaccionar fue tan... incorrecta–.
–Estoy de acuerdo en eso, pero me defendiste– esbozó una ligera sonrisa –Nunca nadie lo había hecho antes– se le cristalizaron los ojos.
–¿Te sientes bien?–.
–Solo estoy decepcionado por Miya. No me esperaba que fuera capaz de comportarse así– lo miró a los ojos –¿Sabes? Él solía gustarme hasta hace poco–.
–¿Qué? ¿Enserio?–.
–Mhm, pero apartir de hoy... Supongo que eso queda descartado– se apoyó en su pecho –Gracias, Langa–.
–¿Por qué?–.
–Por todo. Eres el mejor amigo que cualquiera podría tener–.
Cayó dormido.
El mayor soltó una risita y besó su frente.
–Tú también eres asombroso, Reki– susurró.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top