Fui forjado por mentiras
Las niñas son bonitas y buenas.
Las niñas cierran las piernas.
Las niñas son educadas al hablar.
Las niñas son sensibles
pero de ti se reirán
en cuanto empieces a llorar.
Las niñas siempre
le hacen caso a su mamá.
Las niñas siempre
caminan con mamá
porque papá
o cualquier hombre
las puede llegar a violar.
Antes no podía ver series donde salían adolescentes porque la abuela decía que no eran cosas para niños y ahora que estoy adolescente esas series me resultan infantiles y aburridas. Mi libertad fue castrada desde el primer momento. Fueron moldeados mis verbos y pasos según lo que ellos sabían, mi opinión era irrelevante.
A ellos les gustaba la ropa extravagante y yo siempre he detestado destacar. ¿Por qué no puedo disfrutar de mis días grises? Siempre preguntan qué me pasa porque esperan una sonrisa en mi boca, saludando al amarillo sol con mis dientes con frenillos, porque lo que importa es la apariencia en este mundo material.
Supongo que el perpetuo estado de pertenencia que rozaba sutilmente la esclavitud les brindaba el derecho de hacer conmigo lo que quisieran. Incluso ahora lo siguen haciendo. Ellos saben cosas. Ellos saben cosas que desconozco, se lavan la información de los codos porque no debo darme cuenta de nada. Esperan manipularme a punta de manzanas dulces y frases obsoletas que caducaron el siglo pasado. Creo que quiero mi libertad, pero quizás eso solo sea otro deseo que ellos me han susurrado al oído.
Crecer es darse cuenta que todos están jodidos y que la mayoría de tus familiares necesitan un psicólogo. Entonces, ¿por qué soy yo quien está yendo al psicólogo? La depresión pudo haber sido la única herencia que me dejará esta familia, pero ninguno de ellos está dispuesto a aceptarlo. Ya han gastado suficiente esfuerzo alardeando de los logros de su pasado y exigiendo el respeto que pocas veces demuestran o dan. Esa es la clase de ejemplo que le dan a los niños, hipocresía e inestabilidad emocional.
¿Cómo esperan que obtenga confianza y seguridad en un casa donde siempre están mintiendo? Donde robar es algo malo solo cuando le robas a los adultos, donde la homofobia y la minimización de lo sentimental son el pan de cada día. ¿Cómo esperan que confíe en esos seres que transitan la casa? Mi cuerpo se siente atrapado y a veces, casi todas las veces, no hay una salida. La puerta podrá estar abierta, pero la dependencia me exige que no siga. No puedo hacerlo por mi cuenta porque soy tan solo un esclavo de sus manías.
Oh, por favor, aliméntenme con su dinero.
Soy un adolescente tacaño, a quien no le han devuelto ningún préstamo que ha hecho. Soy a quien tratan como el bicho raro, en una familia compuesta por pura gente rara. ¿Se lo imaginan? Ser la oveja anaranjada en un rebaño de ovejas que son todo, menos blancas. A duras penas puedo distinguir mi pensamiento y anatomía individual, aunque todavía creo que soy un revoltijo de deseos que ellos tampoco han cumplido.
No sé lo que quiero porque me mandaron a callar cuando lo sabía. Respeto. Respeto exigían. Amabilidad pedían. Compasión, amor y falsa empatía. Toda escupida en mi boca a punta de amenazas y engullida como púas que quedarán trabadas en mi garganta para siempre; son ese nudo de sangre que nunca se alivia.
Mi propio nombre es la más retorcida de sus mentiras. Fuí un juego metódico que planearon de manera furtiva. Lo comenzaron en susurros, todos lo sabían. Todos lo sabían menos yo, porque el plan perfecto es ese donde mi voz callada nunca sale de mi boca porque me han convencido de nunca hablar al respecto. Todo es un secreto. El secreto es una mentira abandonada en mi tráquea, es uno de esos sollozos que salen por la madrugada e interrumpen mis sueños con sus preguntas exageradas.
Y luego de todo ese remolino de conspiraciones en busca de ofertas y regalías, mi estado de confusión absoluta se intensifica ante la existencia de las mas perturbadora de las lagunas. No puedo confiar en mi memoria porque bloquea cosas y siempre olvida. No puedo confiar en mi madre porque es ella quien me engatusa con su dulce palabrería. No puedo confiar en mi familia. Y me quedo ahí, en un estado intermitente, preguntándome si mi enfermedad mental es producto de algún trauma que no puedo recordar.
Fui forjado por mentiras. El plástico de la burbuja comienza a romperse y no tengo ningún cartón para protegerme de la lluvia, solo tengo un puñado de hojas reconstruidas con letras y frases repetitivas. ¿Quién soy? ¿Quién soy? ¿Quién soy? Cuando la interrogante que más me aterra, es el nunca llegar a saber por qué soy así.
Las niñas son recatadas
y le tienen miedo al hombre.
Las niñas son princesas,
no matadragones.
Las princesas siempre
se quedan en la torre.
Parece una historia de ensueño,
hasta que muere Santa Claus
porque nunca existió.
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