El limonero lánguido suspende...

El limonero lánguido suspende
Una pálida rama polvorienta,
Sobre el encanto de la fuente limpia,
Y allá en el fondo sueñan
Los frutos de oro...
Es una tarde clara,
Casi de primavera,
Tibia tarde de marzo,
Qué el hálito de abril cercano lleva;
Y estoy solo, en el patio silencioso,
Buscando una ilusión cándida y vieja;
Alguna sombra sobre el blanco muro,
Algún recuerdo, en el perfil de piedra
De la fuente dormido, o en el aire,
Algún vagar de túnica ligera.

En el ambiente de la tarde flota
Ese aroma de ausencia
Qué dice al alma luminosa: nunca,
Y al corazón: espera.

Ese aroma que evocan los fantasma
De las fragancias vírgenes y muertas.
Si, te recuerdo, tarde alegre y clara,
Casi de primavera,
Tarde sin flores, cuando me traías
El buen perfume de la hierbabuena
Y de la buena albahaca
Qué tenía mi madre en sus macetas.

Qué tú me viste hundir mis manos puras
En el agua serena,
Para alcanzar los frutos encantados
Qué hoy en el fondo de la fuente sueñan...

Si, te conozco, tarde alegre y clara,
Casi de primavera.

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