Dia 1: La maldición de la mansión Weinmeyer
En la escuela primaria de Royal Woods, Lincoln se encontraba con su grupo de amigos hablando de su más reciente gran hazaña, la cual fue atrapar junto con Clyde un fantasma en una antigua casa embrujada.
—Y cuando fuimos al sótano para atrapar al espectro, ¡apareció detrás de nosotros y nos encerró adentro!
Los niños jadearon del susto al oír eso.
—¿Y qué pasó después?
—El espectro trató de atacarnos estando encerrados, pero no contó con que sus oponentes serían el increíble dúo "Clincoln McCloud". Peleamos por lo que nos pareció una hora contra el ente malvado hasta que con un gran trabajo de equipo y un infalible plan logramos engañarlo para que poseyera una antigua estatua ubicada en el sótano y estando atrapado logramos capturarlo.
—¿Y no tuvieron miedo? —preguntó una niña del grupo oyente.
—Pff, para nada, cuando se trata de fantasmas no hay un equipo más formidable y valiente que el dúo Clincoln McCloud—dijo Clyde.
—Tú lo has dicho, amigo—replicó Lincoln y ambos chocaron los puños.
Los demás impresionados por tal logro aplaudieron y vitorearon al dúo, reconociendo el valor y dedicación que ambos demostraban cuando ambos realizaban la difícil y subestimada tarea de cazar fantasmas. Lincoln y Clyde no lo hacían por obtener fama, sino porque alguien necesitaba resolver el problema que representaban los fantasmas, pero aún así nunca se negarían a recibir un par de porras en reconocimiento a su arduo trabajo.
Sin embargo, no todos los aplausos que venían del público eran de aliento, había un aplauso que hacía más eco que el de todos, proveniente cierto niño pelirrojo que usaba el aplauso para transmitir ironía y condescendencia.
—Vaya, Larry, debo admitirlo, fue una buena historia de fantasmas que inventaste—dijo Chandler, el chico pelirrojo engreído y un patán de primera que disfruta de molestar a Lincoln a su grupo.
—¿Qué inventé? —repitió Lincoln con indignación.
—Sí. Por favor, Larry, no creerás que somos tan tontos como para creer en una boba historia de fantasmas, ¿o sí?
—Yo no inventé nada, todo lo que dije es cierto.
—Oh, seguro que lo es—respondió Chandler sarcásticamente.
—Por supuesto que sí, Lincoln y yo jamás inventaríamos alguna historia así de compleja—dijo Clyde para defenderse.
—Entonces debo suponer que tienen alguna prueba que respalde su historia, ¿cierto? —cuestionó Chandler alzando una ceja.
—Clyde, muéstrale.
Clyde saca su teléfono de su bolsillo y muestra a Chandler y al público una serie de imágenes de Lincoln y él luchando contra el fantasma.
—Aquí estamos Lincoln y yo enfrentando al fantasma en la sala de estar. Lincoln y yo yendo al sótano. Lincoln y yo pelando contra el fantasma en el sótano. Y finalmente Lincoln y yo celebrando el haber capturado al fantasma—explicaba Clyde al mostrar las fotografías que estaban en su teléfono.
Accidentalmente pasó el dedo una vez más y mostró una foto de él si camisa besando una foto de Lori. Rápidamente apagó el celular al caer en cuenta de su error.
—Eh...ignoren eso último, por favor.
—Bueno, ¿esas son pruebas suficientes para ti? —dijo Lincoln con confianza.
Los demás chicos estaban impresionados por las imágenes que mostraban al dúo luchando contra el fantasma y estaban convencidos de que eran reales.
—Son falsas.
Todos menos Chandler, por supuesto.
—¡¿Qué?! —exclamaron Lincoln y sus amigos con sorpresa.
—Es claramente una foto editada para hacer parecer que están peleando contra un fantasma. No es real.
—¿Cómo te atreves a cuestionar mis habilidades de fotógrafo? —dijo Clyde ofendido.
—Sí, solo lo estás diciendo para no admitir que te equivocas—dijo Rusty en defensa de su amigo.
—Oh, ¿en serio? Entonces explíquenme, si se supone que es un fantasma, ¿cómo es que aparece en una imagen captada por un celular? Si se supone que los fantasmas solo se pueden fotografiar con cámaras con películas—argumentó Chandler con una sonrisa arrogante.
—Ese...es un buen punto, de hecho—dijo un chico del público y todos comenzaron a cuestionar la veracidad de las historias contadas por Lincoln y Clyde, y a su vez perdían el respeto que sentían por ellos.
Viendo cómo todos estaban dudando de sus amigos, Stella decidió dar la cara por ellos en contra de Chandler.
—¿Por qué siempre tienes que estar arruinando todo lo que nosotros hacemos?
—Sí, Lincoln y Clyde no modificaron ninguna de las imágenes. Yo me aseguré de eso—dijo Zach.
—Además, ellos no necesitan hacerlo. Son valientes y nobles que luchan contra los fantasmas que tratan de atormentarnos el día a día—dijo Liam.
—Sí, tú solo sientes envidia porque ellos son unos héroes—finalizó Rusty.
—Oigan, oigan, no tienen por qué tratarme así. Yo sólo estoy diciendo la verdad de todo. No existen fantasmas, o espectros o entes malignos, son puras patrañas ideadas para engañar a personas crédulas. La verdad es que solo los tontos creen en fantasmas, jajaja—decía Chandler sin filtro alguno y soltando risas burlonas al final.
Los chicos se enfadaron por el nivel de descaro que mostraba el pelirrojo con sus comentarios burlones, pero eso no era lo peor. Lo peor era que los demás chicos que hace un minuto vitoreaban a Lincoln y a Clyde murmuraban entre ellos y le concedían la razón a Chandler. Lincoln se enfadó como nunca al ver que una vez más Chandler arruinaba un gran momento y además ponía en duda su reputación como cazafantasma que tanto se había esforzado en tener. Estaba tan enfadado que iba a acercarse directamente al cretino de Chandler para decirle sus verdades, pero antes de que pudiera dar un solo paso ya había alguien que se le había adelantado.
Mientras seguía riéndose de Lincoln y Clyde, Chandler sintió que una mano se posaba en su hombro, interrumpiéndolo.
—Oh, ¿en serio? Eso me parece muy raro—dijo la persona que estaba detrás de Chandler con un tono frío y amenazante. Esa voz era especialmente escalofriante para Chandler, tenía una idea de quién podría ser, pero esperaba equivocarse.
—Porque mi querida abuela cree en toda clase de fantasmas y espíritus.
Lentamente, y sintiendo el aplastante aire amenazante que emanaba esa persona, giró su cabeza hacia atrás esperando que sus sospechas fueran erróneas...no fue así.
—Dime Chandler, ¿acaso ella es una tonta? —dijo la persona con un tono amenazante que dejó con los pelos de punta al pelirrojo.
Lamentablemente para Chandler, sus sospechas fueron confirmadas. La persona detrás de él, era quien por un tiempo fue considerada la chica más ruda de la escuela, y una de las pocas personas a las que él genuinamente le tenía mucho miedo, Ronnie Anne Santiago.
—¡Ah! —gritó tras sobresaltarse por la repentina aparición de Ronnie Anne atrás suyo.
Se apartó un par de pasos de ella y procedió a calmarse tanto como podía antes de hablar.
—¿Qué haces aquí, Ronnie Anne? —dijo Chandler tratando de sonar serio.
Ronnie Anne Santiago se había mudado hace 2 años junto a su familia a la ciudad de Great Lakes City, por azares del destino terminaron por volver 2 años después. Fue algo raro para todos al comienzo, 2 años es tiempo suficiente para cambiar muchas cosas en un lugar, en un grupo...o en una persona.
—¿Tú qué crees? Estaba tranquilamente paseando por la cafetería, hasta que escuché a un idiota decir que aquellos que creían en fantasmas no eran más que idiotas.
El tiempo en Greats Lakes City junto a su familia cambió muchas cosas en Ronnie Anne, ya no era la misma chica ruda y solitaria que solía ser en sus años previos, ahora era más alegre, más madura, y por supuesto, más tranquila. Ya no era la chica más ruda de la escuela, aquella que infundía miedo con solo su presencia, sino una chica más relajada y menos agresiva...la mayoría del tiempo. Sin embargo, si escuchaba a alguien meterse con sus amigos, entonces no dudaba en volver a su actitud ruda para defenderlos.
—No me has respondido todavía, Chandler. ¿Mi abuela es una idiota? —repitió Ronnie Anne, sonando más seria.
—Eh...bueno...yo...—Chandler no sabía que responder. A pesar de que Ronnie Anne se había reformado, seguía ejerciendo una enorme presión sobre él, especialmente con esa aterradora mirada con la que lo estaba viendo.
Sin embargo, si había algo más fuerte que el miedo dentro de él, era su orgullo. Y a pesar de que estaba frente a la que sigue siendo la chica más peligrosa de la escuela, no iba a mancillar su orgullo.
—¿Sabes qué? No te tengo. Y no me importa si estás aquí, lo diré de nuevo: Creer en fantasma es de tontos. Y cualquiera que lo cree, es un tonto—dijo Chandler con firmeza.
—Uuuuuhhhhhh—exclamaron los estudiantes que se encontraban en la cafetería.
—Con que así, ¿eh?
La chica del suéter morado se acercaba con pasos firmes y emanando un aire amenazante que hacía temblar a todos en la cafetería. Chandler de forma inconsciente comenzó a encogerse en sí mismo a medida que Ronnie Anne. Cuando ella se detuvo muy cerca de él, pensó que en definitiva era su fin, lo mismo los espectadores de tal enfrentamiento.
—Bueno, está bien.
No obstante, ninguno esperó que repentinamente ella se relajara y le diera la espalda a Chandler.
—Ah... ¿en serio? —dijo Chandler tan confundido como todos los demás.
—Sí, de veras. Digo, es perfectamente normal que digas eso, para ocultar el hecho de que le temes a los fantasmas.
—Uuuuuhhhhhh—exclamaron los chicos de la cafetería.
—¿Qué? Eso es ridículo, yo no le temo a los fantasmas —dijo Chandler ofendido.
—¿Ah no? Qué raro, me parecía que tus burlas hacia Lincoln eran para compensar tu miedo a los fantasmas.
—Patrañas, yo no soy ningún gallina.
—¿De veras? —dijo Ronnie Anne con una sonrisa burlona—Porque no sería la primera vez que lo demuestras. Y escuché un rumor...de que tú, el "gran Chandler" se mojó los pantalones en la casa embrujada.
—¡¿QUÉ?! —exclamó Chandler escandalizado.
Los demás chicos en la cafetería se rieron de Chandler tras oír dicha revelación. Era un rumor que corrió por un tiempo por la escuela, pero que se apaciguó casi de inmediat. Y ahora que Ronnie Anne sacó a colación el rumor junto con la acusación de que Chandler era un gallina, no tenían más motivos para no creer que de verdad se mojó los pantalones en la casa del terror. Chandler nunca se sintió tan humillado en su vida como ahora, y de la humillación sintió una gran rabia.
—¡¿Quién diablos te dijo eso?! —exigió saber Chandler.
Ronnie Anne simplemente se limitó a encogerse de hombros. Chandler se frustró por eso, pero de igual forma podía hacerse una imagen de quién pudo haber sido el que soltó la lengua.
—¡Bah, da igual! ¡No soy ningún miedoso moja-pantalones! ¡Y puedo probarlo si es necesario! —dijo Chandler defendiéndose.
—Me alegra que dijeras eso—dijo Ronnie Anne con una sonrisa malvada—Ya que tú eres tan firme con tu postura sobre la inexistencia de los fantasmas, entonces supongo que no te molestarás en probarlo...con una apuesta—propuso Ronnie Anne.
—...¿Qué clase de apuesta? —dijo Chandler, aunque sentía desconfianza.
—Es simple—comenzó Ronnie Anne, caminando alrededor del lugar—Una noche. Tú y nosotros en un lugar que declaremos embrujado, por una noche entera. Si antes del amanecer sales del lugar o admites que los fantasmas son reales, entonces ganamos. Si logras quedarte y sin admitir eso, entonces tú ganas. ¿Qué dices? —finalizó Ronnie Anne, terminando su caminata reposando su brazo sobre la mesa donde se encontraban Lincoln y sus amigos.
—¿Y qué si gano?
—Habla.
—Hmmm...ya sé, si gano entonces van a tener que hacer todo lo que yo diga por una semana.
—Wow, wow, cálmate, pantalones mojados—dijo Ronnie Anne mofándose—Una semana de castigo por solo pasar una noche en una casa fea es demasiado. Un día, y nosotros apostamos lo mismo. ¿Trato?
Ronnie Anne extendió su mano para formalizar el trato.
—Trato.
Chandler hizo lo mismo para formar el apretón de manos, pero antes de que pudiera alcanzarla Ronnie Anne se pasó la mano por el cabello.
—Muy lento—se burló la morena.
Chandler disimuló su enfadó con una tajante risa arrogante.
—Bien. Como sea. Al final de la noche yo seré quien ría al último—declaró Chandler confiado.
El timbre escolar sonó y dispersó a todos los alumnos fuera de la cafetería en dirección a sus salones, hasta que solo quedaron Ronnie Annie y el grupo de amigos de Lincoln.
—No tienen de qué agradecerme—dijo la morena con arrogancia.
—¿Agradecerte? ¿Tienes idea de lo que acabas de hacer? —dijo Rusty.
—Claro, les acabo de dar una oportunidad para cobrarle a Chandler por todas las veces en las que los ha molestado.
—Sí, también le diste a Chandler la oportunidad de humillarnos por completo—dijo Zach.
—Sí, ¿por qué tuviste decir todas esas cosas? Nosotros lo teníamos bajo control.
—¿Con toda la escuela dudando de ustedes? Seguro, como digas—respondió Ronnie Anne sarcásticamente.
Ninguna pudo responder a eso.
—Oigan—continuó la latina—sé que tienen miedo de lo que pueda pasar. Pero créanme, esta es la mejor oportunidad que tendrán para vengarse de Chandler y que los deje en paz de una vez por todas. Lo único que tienen que hacer es hacer que se espante tanto que huya hasta del país y pierda la apuesta. A juzgar por el hecho de que no ha cambiado en estos 2 años, puedo suponer que sigue siendo el mismo cobarde de siempre, así que no será tan difícil. Entonces, ¿qué dicen?
Lo que había dicho Ronnie Anne era razonable, y mostraban mucha seguridad en sus palabras. Sin embargo, corrían mucho riesgo con tan solo haber apostado con Chandler y no estaban seguros si había una garantía de que ganarían al final.
—No lo sé...Lincoln, ¿tú qué dices? —preguntó Stella a Lincoln.
Lincoln al igual que los demás tenía sus dudas sobre la apuesta. Los fantasmas eran reales, de eso no dudaba, pero convencer a Chandler de que se equivoca, siendo tan orgulloso como es, parecía muy complicado, y esperar a que se fuera del lugar espantado del miedo no era una mejor opción. Todo parecía tener muchas contras. Aún así...ver a Ronnie Anne sintiendo tanta confianza en sí misma...era todo lo que necesitaba para sentirse seguro.
—Confía en Ronnie. Sé qué ella no nos haría esto si no estuviera segura de que podría ganar—dijo Lincoln.
Ronnie Anne se sintió feliz al ver que su amiga confiaba en ella.
—Bueno, si Lincoln confía en Ronnie Anne, entonces yo también—dijo Clyde.
—Agh, si ustedes lo dicen—replicó Rusty.
El resto también cedió y mostró apoyo a Ronnie Anne.
—Bien, bien, ya estamos todos en esto. Ahora, ¿cómo se supone que ganaremos la apuesta? —preguntó Rusty.
—No se preocupen chicos. Tengo un plan—dijo Ronnie Anne, mirando a la cámara con una sonrisa confianzuda.
Al ver tal reacción, los chicos voltearon a ver a Lincoln, y lo encontraron viéndola con orgullo, como si de él fue de donde aprendió...eso.
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Sobre la colina apartada del pueblo, en las afueras de Royal Woods, se alzaba una mansión grande que tenía detrás de sí un aire místico y aterrador.
El paso del tiempo le pasó mucha factura al lugar. Las paredes estaban corroídas, casi sin pintura, con ladrillos visibles en su demacrado estado. La infraestructura gastada también mostraba unos muy pocos seguros pilares que sostenían la entrada, las escaleras de la entrada estaban podridas y las ventanas estaban rotas. La puerta que daba entrada a la edificación se veía muy vieja, con el picaporte muy oxidado y el marco dañado no permitía que la puerta se cerrase correctamente, lo que dejaba un pequeño espacio donde pasaba el aire y producía un inquietante ruido. La mansión estaba rodeada por un terreno baldío, muy descuidado y sucio, con árboles muertos en él y unos cuervos pululando sobre el edificio para aparentemente esperar a su próxima cena.
El lugar era muy rehuido por los niños del pueblo, por el aspecto tan tenebroso del lugar. Un sinfín de cuentos y leyendas míticas rodeaban la historia de ese lugar, historias que espantaba a todos los niños por igual e incluso a algunos adolescentes y adultos. Era el lugar más aterrador de toda Royal Woods.
Los chicos pudieron comprobarlo con sus propios ojos. Una reja los separaba de la entrada de la mansión, sin embargo, podían sentir su poderoso aire aplastar el poco valor que tenían para entrar a la tétrica mansión.
—Helo ahí, muchachos. El lugar más aterrador de todo el pueblo: La mansión Wainmayer—presentó Ronnie Anne a los muchachos, seguido de un impactante rayo cuyo estruendo avivó el miedo de los chicos presentes.
Todos unánimemente tragaron saliva con pesadez. No podían creer que debían pasar una noche entera en ese lugar tan horripilante, solo para cumplir con una tonta apuesta en las que los metió Ronnie Anne.
—Es...encantadora—dijo Clyde intentando ocultar su miedo frente a los demás.
—Más bien embrujada—murmuró Rusty.
—¿En serio debemos pasar una noche entera en este lugar? —dijo Stella con una mezcla de temor y disgusto.
—No, solo hasta que el pelmazo de Chandler salga corriendo con el rabo entre las piernas.
—Suponiendo que nosotros no corramos primero—dijo Zach.
—Bueno...será mejor que empecemos con un sondeo del área—dijo Lincoln preparando su equipo de cazafantasmas, pero Ronnie Anne lo detuvo.
—Wow, espera, tengo que hablar contigo primero.
Ronnie Anne y Lincoln se separan del grupo para hablar en privado.
—Escucha Lincoln, debes saber algo primero.
—¿Sí? —expresó Lincoln dudoso.
—¿Recuerdas a Sid, mi amiga de la Gran Ciudad?
—Ajá.
—Bueno, le pedí que viniera para que me ayudase para un par de...ya sabes, arreglos, para la casa.
—¿Qué clase de arreglos? —inquirió Lincoln.
—Ya sabes, un par de sábanas con ojos por acá, una bola pegajosa por allá, sangre falsa en la cocina, etc.
—¡¿Qué?! —dijo Lincoln casi gritando.
Ronnie Anne hizo un ademán para que bajara la voz y que los demás no los escucharan.
—¡¿Alteraste la casa?! —replicó moderando el tono de su voz.
—Bueno, no iba a confiar en la fútil esperanza de que apareciera un fantasma.
—Pero Ronnie Anne, eso es trampa.
—Sí, ¿y?
—¿Y? No es correcto hacer trampa.
—Tal vez, pero es necesario para vencer a ese imbécil.
—Agh, no puedo creerlo.
Lincoln sacudió la cabeza mostrando indignación por lo que hizo Ronnie Anne. La latina se molestó por su reacción y replicó.
—¡Oye! ¡Tú podrás haber estado más tiempo con él, pero yo conozco a los de su tipo! ¡Si tú no juegas sucio, ellos lo harán, y al final uno es el que termina perdiendo y en vergüenza frente a esos patanes! ¡Así que créeme cuando digo que esto es necesario para ganar la apuesta!
—¡No se trata de eso, Ronnie! —dijo el peliblanco exasperado—¡Se trata de mí y de Clyde, de lo que hacemos! Clyde y yo nos esforzamos para llegar a dónde estamos como cazafantasmas, enfrentando a toda clase de escépticos y patanes en el camino. Si falsificamos apariciones de fantasmas, pues entonces...se sentiría que...todo fue en vano.
Ante las palabras de Lincoln, Ronnie Anne pudo entender por qué la incomodidad de Lincoln. Se sintió mal de repente, su intención no era desmeritar la afición de su amigo.
—(Suspiro) Lo entiendo, Lincoln. Pero sabes bien que admiro el trabajo que Clyde y tú hacen. Es solo que...no podía seguir viendo cómo ese imbécil se burlaba de ti y te desacreditaba frente a todos. Tenía que hacer algo, aún sin tener que usar mis puños como antes, y esto fue lo que se me ocurrió. Lo siento si no te agrada, pero creo que es la mejor opción que tenemos con alguien como él—dijo Ronnie Anne defendiendo su idea.
Lincoln podía ver que su amiga solo intentaba ayudarlo con el problema que es Chandler. A pesar de sus nobles intenciones, su moral no aceptaba ganar la apuesta con trampa, ya tenía malas experiencias haciendo trampa en el pasado.
—No lo sé...—expresó Lincoln inseguro.
Ronnie Anne suspiró con tristeza ante esa respuesta. Antes de replicar, Chandler hizo acto de presencia.
—Muy bien, tontos, ya llegó el CHADler—anunció Chandler con un tono engreído.
Pero no llegó solo. Junto a él llegaron 2 de sus más fieles amigos, o lamebotas como los llamaba Ronnie Anne, Richie y Trent. Los chicos se acercaron a donde estaba el pelirrojo y sus dos amigos.
—¿Qué hacen ellos aquí? —dijo Rusty a los 2 chicos.
—Son mis amigos. Pensé que la desventaja numérica sería un problema, así que decidí invitarlos para que me acompañen por la noche. Espero que no sea una molestia—explicó Chandler.
Los chicos no podían objetar ante la lógica de Chandler. Sería tonto llegar a un reto teniendo a 7 personas en contra tuya.
—Bueno...supongo que es razonable—concedió Clyde. Los demás secundaron.
—De acuerdo—dijo Ronnie Anne—Ya que estamos todos aquí, mejor entremos y empecemos con esta apuesta.
—No tan rápido—los detuvo Chandler—Antes de empezar, creo que debemos revisar ciertos términos de la apuesta.
Chandler saca de su bolsillo una hoja de papel.
—De acuerdo con los términos iniciales, si salgo de la casa durante la noche será considerado como mi derrota. No considero ese punto como algo justo.
—¿Qué? —exclamaron los chicos sorprendidos.
—Sí. Miren esa pocilga, tiene una estructura muy endeble, podría caerse en cualquier momento. Además, es muy viejo, de seguro estará lleno de animales e insectos desagradables y peligrosos. Sin olvidar el riesgo de contraer alguna enfermedad extraña. Considerando eso, me tomé la libertad de modificar parte de nuestro acuerdo.
Chandler les pasa la hoja que tenía escrita detalladamente los términos del acuerdo. Buscaron el punto en el que detallaban las condiciones de derrota de Chandler, y se escandalizaron cuando vieron la modificación que hizo.
—¡¿Qué?! ¡¿Si sales de la mansión no será considerado como derrota?! —dijo Ronnie Anne al leer el documento.
—No veo el problema en eso—respondió con arrogancia.
—Bromeas, ¿cierto? Esto te da carta abierta a abandonar la casa cuando quieras—señaló Liam.
—Me parece justo considerando que ustedes eligieron el lugar de la apuesta.
—Esto no tiene nada de justo, definitivamente no accederemos a esto—dijo Clyde devolviendo el documento.
—Bueno, si no acceden al acuerdo, entonces se cancela la apuesta y les diré a todos que ustedes abandonaron la apuesta como unos perfectos cobardes.
—¡¿Qué?! —gritaron todos con enfado.
—¡Eso no es lo que está pasando! —dijo Stella.
—Claro que sí. Ustedes son los que no quieren aceptar la apuesta
—¡Porque estás haciendo trampa! —acusó Zach.
—¡Sí, les diremos a todos lo que estás haciendo!—dijo Liam.
—¡Ja! ¿Y a quién van a creer? ¿A los ñoños que inventan historias de fantasmas para llamar la atención, o al que los expuso frente a todos en primer lugar? —dijo Chandler con cierta ironía.
Antes de que alguno pudiera objetar, cayeron en cuenta en la veracidad de sus palabras. El incidente de esta mañana puso la reputación del dúo en duda y a su vez la del grupo entero. Aunque sus acusaciones fueron infundadas, la palabra de Chandler tuvo más apoyo que la de los chicos, si él la usara a su favor sería cuestión para que lo poco de reputación que les quedase se fuera por el caño. La verdad, estaban entre la espada y la pared.
Sin nada que hacer, Lincoln dio un paso al frente, tomó el documento con brusquedad y procedió a firmarlo.
—Lincoln—musitaron sus amigos decepcionados.
Lincoln no estaba orgulloso de lo que hizo, pero no tenía otra opción.
—Vaya Larry, parece que al final no resultaste ser tan idiota como pensaba—se burló Chandler tras recibir el documento.
Lincoln se tragó en su propia rabia al verse envuelto en una de las tontas artimañas de Chandler. Sus amigos, no se encontraban muy diferentes. Incluso Ronnie Anne podía sentir unas enormes ganas de golpearlo directo en la cara, pero no podía permitírselo.
—Bueno, con ese asunto arreglado, démonos prisa con el reto. Se hace tarde para la cena.
Chandler y sus lacayos proceden a cruzar la reja seguido de los amigos de Lincoln. Ronnie Anne iba a entrar también, pero Lincoln la interceptó en el camino.
—Ronnie.
La morena volteó a ver a Lincoln con una mirada seria.
—Hazlo. Prepara las trampas y trucos de la mansión.
Ronnie Anne esbozó una sonrisa malévola tras recibir el visto bueno de Lincoln.
—Sabía que lo entenderías.
La morena sacó de su bolsillo un walkie-talkie.
—Águila a Azulejo, Águila a Azulejo. Tenemos permiso de poner trampas en el nido, cambio.
—Azulejo a Águila. Fuerte y claro, cambio—respondió Sid, desde el otro lado.
Ronnie Anne señaló con un pulgar arriba que todo estaba en su lugar para comenzar. Lincoln respondió esbozando una sonrisa traviesa. A pesar de que no estaba al cien por ciento de acuerdo con el plan de Ronnie Anne, ciertamente Chandler no estaba jugando limpio y era necesario combatir fuego con fuego para poder triunfar.
Una vez cuadrado todo con Sid, Ronnie Anne y Lincoln siguieron a los demás hasta dentro de la mansión. El edificio estaba tan sucio, descuidado, desordenado y viejo como se esperaba. Cantidad de polvo cubriendo el interior, telañaras adornando los muebles y el techo, insectos asquerosos de todo tipo huyendo ante la inesperada aparición de los chicos, todo eso y más alimentaba el desagrado y el miedo hacia la residencia.
—Cielos, es más tétrico por dentro de lo que esperaba—comentó Rusty.
—Oh, qué mal momento para no tener mi inhalador—dijo Clyde, comenzando a respirar por una bolsa de papel.
—Meh, la verdad no es la gran cosa—manifestó Trent con indiferencia.
—Entonces, ¿a qué espectro vamos a cazar hoy? ¿Casper, Bettlejuice, o al holandés errante? —inquirió Chandler de forma burlesca.
—No idiota, hoy vamos a buscar al fantasma de la única hija de los Wainmayers, Gratiela la solitaria—explicó Ronnie Anne.
—Huh, nunca oí de ella—replicó Chandler.
—Yo sí—intervino Zach, ganándose la atención de todos los presentes.
—Cuenta la leyenda que a finales del siglo XIX, los Wainmayer se establecieron aquí luego de fundar una de las empresas de zapatos con mayor auge de la época. Gratiela era la única hija del matrimonio, pero nunca se sintió parte de la familia. Tenía un trato distante con sus padres, quienes nunca le prestaban atención por atender sus diversos negocios. No tenía amigos con los que relacionarse. Lo más cercano que tuvo a un lazo afectivo fue con sus sirvientes que atendían la casa, pero no era nada más allá de trato profesional.
—Al cumplir 18, conoció un muchacho que llegó para suplir a un viejo trabajador que estaba de baja por enfermedad. Cuando lo conoció, dicen que se sintió más cautivada que en toda su vida. Se había enamorado a primera vista. Con el tiempo los dos convivieron más y formaron un lazo, más fuerte del que Gratiela jamás había formado. Un día, sus padres anunciaron sus intenciones de mudarse a Nueva York para expandir el negocio, pero eso significaría que venderían la mansión y despedirían a todos los empleados. Gratiela se opuso a eso firmemente, oponiéndose a sus padres abiertamente por primera vez en su vida. Al final, decidieron dejarla a su suerte con la mansión y un pequeño presupuesto, para ver por cuánto tiempo podía mantener su ilusión.
—Gratiela estaba feliz de haber podido doblegar a sus padres y seguir viendo a su amado. Estaba tan emocionada que iba a confesársele a su amado. No obstante, antes de poder hacerlo, descubrió que el muchacho estaba por regresar a su pueblo natal tras la recuperación del otro empleado. También descubrió que allá lo esperaba su familia...y su prometida. La noticia la dejó profundamente con tristeza, pero dejó que se marchara sin confesar sus sentimientos. Dicen que tras ver a su amado perderse en el horizonte, cayó en una terrible enfermedad de la cual nunca se recuperó. Murió de tristeza y arrepentimiento por no poder estar con la persona que más amabas. La leyenda dice, que el fantasma vaga por estos lares, deambulando sin rumbo mientras se lamenta por su amor perdido—contó Zach la leyenda del fantasma, lo que dejó a la mayoría con un sentimiento de tristeza.
—Cielo, eso tan triste—comentó Stella conmovida por la historia.
—Y patético—comentó Chandler sin tapujo—No imaginé que la historia del fantasma sería tan lamentable. Supongo que esa es la única clase de fantasma que ustedes pueden... ¡Auch!
Mientras expresaba sus apáticos pensamientos, fue interrumpido por un fuerte pisotón de parte de Ronnie Anne.
—Uy, perdón, había una cucaracha cerca y fallé en aplastarla—se excusó Ronnie Anne, aunque sonreía con suficiencia.
Chandler le dio una mirada una mirada de odio mientras se agarraba el pie.
—Cucarachas, ¿eh? Supongo que este lugar representa un riesgo grande para la salud—intervino Richie mirando retadoramente a la morena—Creo que entonces deberíamos retirarnos, para cuidar nuestra salud—continuó sin dejar de mirar a Ronnie Anne.
—Déjalo, está bien—dijo Chandler—Esto apenas comienza, y quiero demostrarles a estos tontos lo falso que es su espectáculo—repuso Chandler para molestia de todos en la mansión.
—Bueno, ¿a dónde deberíamos ir? —preguntó Rusty.
—Hm...creo que deberíamos ir a la habitación donde murió la señorita Weinmeyer. Los muertos suelen tener más actividad espectral en el lugar donde fallecieron—sugirió Clyde.
Lincoln estaba de acuerdo, pero antes de decir algo fue interceptado por Ronnie Anne, quien le susurró algo al oído.
—(Suspiro) Creo que deberíamos ir a la cocina.
—¿Por qué lo dices? —cuestionó Clyde.
—Pues porque...no sé, es un lugar común para las manifestaciones espirituales—explicó Lincoln.
Sin que nadie más lo viera, Ronnie Anne le dio un pulgar arriba.
—Hm, supongo que es cierto, y es mejor explorar el territorio antes de los enfrentamientos. Vamos.
El grupo decidió seguir la sugerencia de Lincoln e ir a la cocina. No tenían un mapa del lugar, pero la experiencia de Lincoln y Clyde explorando lugares embrujados les permitió usar la lógica para encontrar la cocina. El camino a la cocina tenía en medio un largo pasillo que tenía una serie de pinturas de lo que parecía ser la rama familiar de la familia Weinmeyer. El estado deteriorado de las pinturas les daba un aspecto perturbador, que incomodaba a los niños. Zach, siendo el más perceptivo, notó que la pintura de un señor de la familia Weinmeyer movía la mirada en su dirección.
—R-R-Rusty—llamó el temeroso Zach a su amigo.
—¿Qué?
—Mira, los ojos te siguen.
El chaparro señaló la pintura vieja del hombre que lo seguía con la mirada. Los chicos dieron dos pasos al frente, luego dos pasos atrás. Fueron adelante y atrás, adelante y atrás y comprobaron que efectivamente la pintura los seguía con la mirada.
—¿Viste?
—Ay hombre, ¿por qué nunca puede ser una chica la que esté mirando? —se lamentó Rusty.
—Si saben eso es un efecto óptico, ¿no? —mencionó Trent con ironía.
—Oigan, avance, tontos—los apuró Chandler.
Los 3 siguieron de largo dejando atrás la pintura. Ninguno notó que las retinas del hombre se movieron anormalmente en su dirección.
Luego de pasar el pasillo de las pinturas, llegaron al comedor, donde había una mesa de unos 15mts cuadrados. Como era de esperar, la mesa y las sillas estaban en deplorable estado. Siguieron su camino a la cocina, sin embargo, algo pegajoso y viscoso rozó la nuca de Stella y le provocó un chillido.
—¡Iiiihhhh! —soltó Stella, mientras un escalofrío recorría su espalda. Volteó nerviosa atrás esperando ver lo que la rozó, sin conseguirlo.
—¿Q-qué fue eso? —preguntó Stella asustada.
—¿A qué te refieres? —preguntó Liam.
—Algo...algo me rozó el cuello. Era pegajoso y...acuoso.
—Jaja, muy buen acto, pero no soy tan tono como para creerme eso—desestimó Chandler la queja de Stella.
Stella sintió ganas de responderle con agresión, pero se abstuvo de hacerlo. Lo mejor era ignorarlo y seguir de camino a la cocina.
Al llegar, encontraron la cocina en el mismo estado que los lugares anteriores.
—Bien, aquí estamos—dijo Lincoln.
—Revisemos el lugar en busca de algún rastro del espectro—dijo Clyde.
Ambos procedieron a realizar la inspección, aunque Lincoln no lo hacía con tanto compromiso, sabiendo que Ronnie Anne puso algunas trampas para engañar a Chandler. Si bien aceptó las trampas para cerrarle la boca a Chandler, seguí sintiéndose un poco incómodo ante la idea.
—Chicos, creo que encontré algo.
Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando los llamó Liam señalando algo que lo asustó. Lincoln se acercó donde el granjero junto con el resto. Todos contemplaron una gran mancha en la pared de aspecto extraño.
—Es...una mancha—dijo Clyde poniéndose nervioso.
—Sí...y no parece ser de humedad—señaló Liam.
—Pff, por favor. Solo es una mancha, no significa nada—desestimó Chandler.
—¿Y qué hay de eso?
Rusty señaló las paredes de la cocina que comenzaron a escurrir gotas de lo que parecía ser sangre. Pronto, las cuatro paredes se encontraron con sangre escurriendo sobre ellas. Los amigos de Lincoln se asustaron tanto que se abrazaron entre ellos mientras temblaban. Incluso los dos amigos de Chandler temblaron de miedo al presenciar esto.
Clyde también estaba asustado, pero sabía controlar su miedo gracias a su experiencia.
—Lincoln.
—Sí, debemos revisar.
Ambos sacaron un detector de espectros para rastrear la fuente de la sangre. Chandler no perdió la oportunidad de seguir mofándose de Lincoln y Clyde por su acto.
—Ja, no sé qué es peor, sus tontos aparatos que pretenden "cazar fantasmas", o esta sangre más falsa que un billete de 3 dólares—se burló Chandler.
En respuesta, Ronnie Anne le volvió a pisar el pie, lo que provocó su grito de dolor.
—Lo siento, otra cucaracha—dijo Ronnie Anne con una sonrisa de satisfacción.
El dúo pasó los aparatos por toda la cocina hasta que hicieron un "¡Beep!" que captó la atención de ambos.
—Capté un rastro de actividad fantasmagórica, pero es muy débil—explicó Clyde.
—Hay que seguir revisando—dijo Lincoln.
—Ah, ¿q-qué tal si lo hacemos fuera de la cocina? —pidió un asustado Rusty apoyado por el resto.
—Sí, creo que sería lo mejor—aceptó Lincoln
Todos salieron de la cocina y se dirigieron de regreso al comedor.
—(Bostezo) Qué aburrido. Para ser una casa embrujado no es particularmente tenebrosa. Este fantasma es muy decepcionante—comentó Chandler.
—Agh, ¿puedes dejar de ser un cretino al menos un segundo? —pidió Lincoln hastiado del comportamiento de Chandler.
—Hm, déjame pensarlo...nop. Ser un cretino es lo único que me mantiene entretenido, ¡Jajaja! —se burló una vez más Chandler, ganándose el desagrado del resto.
Ronnie Anne respondió dándole un fuerte zape que le hizo detener su risa burlona. Chandler volteó a verla con enfado.
—Mosquito—dijo Ronnie Anne mostrando el mosquito muerto en su mano.
—Como sea—dijo Chandler ignorando eso—Mi punto es que realmente no logran impresionarme con sus trucos baratos.
—¡¿Qué insinúas?! ¿Qué estamos haciendo trampa? —encaró Clyde al pelirrojo.
—Exactamente, cuatro ojos.
—(Jadeo) ¡¿Cómo te atreves?! Nosotros nunca haríamos eso, ¿cierto Lincoln? —dijo el afroamericano buscando el apoyo de su mejor amigo.
—Eh...sí, seguro—respondió Lincoln sin mucho entusiasmo.
—¿Ves? Lo creas o no, todo lo que has visto hasta ahora ha sido auténtico—continuó el moreno.
—Por favor, son solo efectos especiales baratos. No ha ocurrido nada legítimamente paranormal hasta ahora.
Justo cuando dijo eso, una de las sillas de la mesa del comedor se arrastró por sí sola por el suelo, pasando entre el grupo, hasta llegar al pasillo, donde tropezó con un pedazo de madera suelta y se cayó.
—Me voy—declaró Rusty tras ver la inquietante escena, pero Stella lo detuvo en el camino agarrándolo de la camisa.
—¿Ahora le crees? —dijo Zach.
—Son más efectos especiales—defendió su argumento el engreído.
—Dios, eres tan obstinado—dijo Stella.
—Y con orgullo—replicó Chandler.
—La silla iba en dirección al pasillo, tal vez el espíritu trata de decirnos que vayamos a la sala—dijo Clyde.
—Sí, tal vez—replicó Lincoln.
—Alto, ¿quieren ir al lugar donde el fantasma quiere que vaya? —dijo Rusty cuestionando la lógica del grupo.
—Es necesario seguirle el juego al fantasma para incitar su aparición. Vamos—explicó Clyde y guio al resto a la sala.
Al llegar, no encontraron nada fuera de lo normal a simple vista, pero los detectores del dúo hacían ruidos muy extraños para el resto, lo que los inquietaba.
—Chicos, ¿qué está pasando? —preguntó Stella.
—Hay mucha actividad fantasmal en esta zona—respondió Clyde.
—Pero...hace un segundo no era así—resaltó Zach.
—Exacto.
La respuesta de Clyde puso de pelos de punta al grupo. Rusty ya no podía aguantar más la presión y buscó huir.
—Ok, es todo, ya no me importa este reto estúpido. No vine a que un fantasma me llevara a la dimensión desconocida. Me voy.
—Rusty—trataron de detenerlo sus amigos.
—Lo siento, pero por nada voy a...
Rusty cortó abruptamente su oración cuando estando por salir, una estatua de armadura de caballero que estaba en el camino dejó caer un hacha que cargaba y destruyó el suelo. El suceso por poco llega a cortarle el cuerpo a Rusty, aunque llegó a cortarle algo de su cabello.
—¡Rusty! —exclamaron todos preocupados.
—¿Estás bien?
—¿Te hiciste daño?
Preguntaron 2 de sus amigos, pero él estaba enfocado en la parte de su cabello que fue cortada.
—Mis rizos...mis pobres rizos...—se lamentó y cayó de rodillas.
—Oye Chandler—hablaba Trent con su amigo—esto se está volviendo peligroso. Tal vez debamos irnos—sugirió el castaño.
—Aún no, no hasta encontrar algo que los exponga como los fraudes que son.
—¡¿Qué?!
Clyde indignado, fue a encarar a Chandler.
—Mi amigo casi muere, ¿y sigues acusándonos de tramposos?
—Por favor, ese es uno de los clichés más baratos que hay en las películas.
—Chandler, por Dios—musitó Stella igual de indignada.
—¿Qué? No es mi culpa que ustedes sean tan falsos y faltos de imaginación con todo este numerito.
—¿Numerito? —dijo Clyde.
—Sí, la silla, los aparatos, la armadura. Es demasiado obvio.
—Eres un...
—Es más, apuesto que puedo encontrar cómo finges esos sonidos de tu control.
—¡Oye!
Chandler le arrebata el aparato detector a Clyde y comienza a jugar con él tratando de encontrarle el truco, aunque en realidad lo hacía más que todo para molestar a Clyde. El chico McBride se enojó y forcejeó con él para recuperarlo. Sus amigos fueron a ayudarlo, pero los dos lacayos de Chandler también intervinieron y pronto se convirtió en una batalla grupal.
Lincoln quería detener la pelea, pero el incidente de la armadura encendió las alarmas de su cerebro y decidió mejor hablar con Ronnie Anne sobre eso.
—Ronnie, ¿puedo hablar contigo un segundo?
Al tener su aprobación, Lincoln la llevó a un lugar apartado y procedió a hablar con ella.
—¿Podrías explicarme qué fue eso de la armadura?
—¿A qué te refieres?
—Fue demasiado Ronnie Anne, pudiste ocasionar un accidente.
—¿Qué? Yo no fui quien puso esa armadura.
—¿Entonces quién?
—Pues...no lo sé. Tal vez Sid, a veces se pasa de la raya.
—Entonces, ¿dices que tal vez las demás trampas son igual de peligrosa?
—Yo...no lo sé.
Insatisfecho con esa respuesta, Lincoln suspiró hastiado y decepcionado.
—Desármalas.
—¿Qué?
—Las trampas, desármalas.
—Lincoln...
—Mira, no me importa si Chandler me humilla en la escuela por el resto de mi vida, no pondré en riesgo las vidas de mis amigos por una tonta.
—Pero...
Ronnie quería objetar, pero al ver la mirada firme del albino desistió de hacerlo. Su punto era válido y comprendía sus sentimientos, ella tampoco arriesgaría la vida de sus amigos por algo así.
—(Suspiro) Está bien.
Cediendo, la latina sacó su walkie-talkie y llamó a Sid.
—Águila a Azulejo, Águila a Azulejo, ¿me copias?
Ronnie Anne esperó una respuesta, pero solo recibió estática.
— Águila a Azulejo, Águila a Azulejo, ¿me copias?—repitió con un tono de voz mayor.
En un momento le llegó una respuesta.
—Aquí—se alcanzó a escuchar, aunque la voz de Sid sonaba muy bajita.
—Se cancela la operación, repito, se cancela la operación. Hay que desmantelar todas las trampas, cambio.
—...ok—respondió Sid secamente.
—Indícame tu ubicación, para buscarte y comenzar con el desmantelamiento, cambio.
—...primer piso...2da puerta...derecha.
—Entendido, voy para allá, cambio.
—Bien Lincoln, está en el primer piso. Será mejor buscarla antes de que hagan las paces.
Ronnie Anne y Lincoln fueron a las escaleras para subir al primer piso y buscar a Sid para desmantelar las trampas que ambas habían puesto en la mansión.
Momentos después de que se hubieran ido, la trifulca entre los chicos se había detenido.
—¡Eres un idiota, Chandler! —le gritó Clyde—¡Tenías envidia de que nosotros tuviéramos la atención de todos y por eso tratas de hacernos ver mal!
—¡Bueno, no podía dejar que un par de ñoños que creen en fantasmas se hicieran populares con sus historias inventadas! —devolvió Chandler.
—¡Eres tan egocéntrico y narcisista que no soportas que alguien acapare la atención por un segundo!
—¡Pues es indignante que tú y el idiota de Larry se ganen al público con un montón de tonterías!
—¡Lo dice quién solo tiene fama haciendo retos estúpidos en internet!
—¡Al menos es mejor que hacerse el cazafantasmas!
Mientras ambos se intercambiaban ofensas, un gruñido siniestro los interrumpió y detuvo el corazón de todo el mundo.
—...¿Qué fue eso? —musitó Rusty asustado por el gruñido.
—Eso...debieron ser ustedes, no cabe duda—acusó Chandler, lo que molestó a Clyde.
Stella volteó a los lados en busca de Lincoln y Ronnie Anne, pero no los vio por ningún lado.
—Oigan, ¿dónde están Lincoln y Ronnie Anne? —preguntó la asiática y todos cayeron en cuenta en la ausencia de ambos.
—Oh no...desaparecieron—dijo Zach muy asustado.
—Chandler, creo que en serio deberíamos irnos—sugirió Richie igual de asustado.
—No seas gallina. Es obvio que ese par se escabulló fuera mientras peleábamos y fueron quienes originaron el ruido.
Clyde estaba tan enojado por la insistencia de Chandler que estuvo a nada de darle un golpe en la cara, pero se abstuvo de hacerlo.
—Tenemos que encontrarlos—dijo Clyde—Hay que separarnos y buscar...
—¡NO! —gritó Rusty súbitamente—No vamos a separarnos.
—Pero así es mejor para abarcar más espacio y...
—¿A quién le importa eso? ¿Nunca has visto una película de terror? Cuando se separan es cuando el asesino o espectro ataca a todos los miembros del grupo sin piedad. Lo siento, pero si vamos a separarnos entonces mejor me voy antes de que pierda algo más que mis rizos—expuso Rusty dejando en claro lo opuesto que estaba a la sugerencia de Clyde.
Sin más remedio, y reconociendo la verdad expuesta por el pelinaranja, Clyde concedió que fueran todos en grupo.
—Bien, vayamos juntos. Revisemos la planta baja primero, luego vamos por el primer piso.
Dicho esto, todos fueron detrás de Clyde a revisar el lugar en busca de Lincoln y Ronnie Anne. Antes de irse, una sombra pasó fugazmente atrás de ellos sin que ninguno se percatara.
En el primer piso, Lincoln estaba revisando su aparato detector que registraba incoherentemente lecturas altas de presencias fantasmales.
—Rayos, esta cosa se dañó—se quejó Lincoln—Ronnie, ¿cómo hicieron para desconfigurar nuestros aparatos detectores?
—¿Qué? —dijo Ronnie Anne confundida.
—Sí, antes los aparatos funcionaban perfectamente, pero ahora registran lecturas muy extrañas desde que llegué a la mansión.
—No lo sé, Lincoln. Pregúntale a Sid cuando la veamos, ella es la que se encarga de esas cosas tecnológicas.
Ambos llegan a la habitación indicada por Sid y entran en ella. Era una habitación grande y espaciosa, teniendo una cama de tamaño King con base ornamental, una peinadora, una mesita de noche al lado de la cama y un closet. También había una ventana que daba lugar al balcón de la habitación. A pesar de tener tanta antigüedad como el resto del edificio, no se veían tan maltratado como el resto, y de hecho era el lugar más limpio de la mansión que habían visto hasta ahora con diferencia.
—¿Sid? ¿Estás aquí? —llamó Ronnie Anne a su amiga, pero no obtuvo respuesta.
—¿Dónde está ella? —preguntó Lincoln.
—No lo sé...tal vez esté escondida.
—¿Escondida?
—Sí, dijo algo de querer disfrazarse de fantasma y asustar a todos. Yo le dije que era una idea tonta, pero una vez algo se le mete en la cabeza es difícil sacársela—explicó Ronnie Anne y se dispuso a buscar debajo de la cama.
En lo que la morena se ponía a buscar a Sid, el peliblanco fue a revisar un poco la habitación. Se acercó a la peinadora y contempló que esta tenía encima una serie de fotos de los antiguos propietarios. En una se veía a un matrimonio con su hija de 5-7 años, otra era de los padres solamente, y la última era de una chica con un chico. Todas estaban en blanco y negro, pero esto no evitó que Lincoln reconociera que la chica de la última foto no solo era la hija del matrimonio de la primera y segunda foto, sino que además se encontraba con el muchacho mayordomo del cual estaba enamorada.
—Diablos, no está aquí—se quejó Ronnie Anne y pasó a revisar el closet en busca de su amiga.
No conocía a la muchacha, pero por su sonrisa podía ver que ella realmente estaba enamorada de él. Se preguntó cómo es que había alguien tan tonto como para no caer en cuenta que la chica con la que tiene el lazo más fuerte está enamorada de él. A él sólo le tomó ver una foto de hace 100 años para comprobarlo. Se rio un poco al respecto, aunque también sintió una punzada en su pecho, como si fuera una auto recriminación.
—Diablos, aquí tampoco—volvió a quejarse Ronnie Anne al no encontrar a Sid y procedió a buscar en el balcón.
Mientras devolvía la foto a la peinadora, notó que la cama seguía teniendo la sábana y el edredón de hace más de 100 años que se mostraba en la foto. Esto lo llenó de curiosidad, pues no solo se conservó una habitación cualquiera, sino que también tenía fotografías de los antiguos dueños, y de la etapa de la señorita Glatiel antes de morir. Pero también se preguntó, ¿cómo es que estas fotos importantes terminan en la habitación de los empleados?
Tras hacerse esa pregunta comenzó a sospechar. La habitación de los Weinmeyer quedaba en el primer piso, la de Gratiel en el primero. El lado de su habitación era el izquierdo, lugar que solicitó la dama porque era el que tenía una ventana hacia Royal Woods y no a un bosque de aspecto peligroso como esta.
—Bueno, tampoco está en el balcón. Tal vez incluso se fue al bosque raro de atrás.
Al oír la información de Ronnie Anne, Lincoln estaba casi seguro de lo que estaba pasando, pero antes de decir algo al respecto, le hizo una pregunta a Ronnie Anne.
—Ronnie...cuando hablaste con Sid, ¿no notaste algo raro en ella?
—Ah...no, no mucho en realidad. Creo que solamente el tono de voz bajito y... creo que la recepción es mala porque se escuchaba...como debajo del agua, jeje—dijo Ronnie Anne bromeando al final, pero Lincoln no sintió ni una pizca de alegría.
De hecho, saber esto lo llenó de más miedo de lo que su amiga había visto hasta ahora.
—Tenemos que irnos. Ya.
—Sí, vamos a buscar en otra habitación.
—No, hablo de la mansión. Hay que irnos.
—¿Qué? ¿Por qué?
Lincoln trata de abrir la puerta, pero esta no se abría.
—Rayos, no se abre—se quejó Lincoln y siguió intentando abrir la puerta con más intensidad.
El nerviosismo del peliblanco más la preocupación en su voz puso en alerta a Ronnie Anne.
—Lincoln, ¿por qué hay que irnos?
—Pues...porque...
Hizo una dramática pausa antes de la revelación para darle más efecto.
—Ronnie Anne...esa no era Sid—respondió solemnemente.
/
El grupo de la planta baja siguió buscando el paradero de Lincoln y Ronnie Anne. Llegaron hasta un gran salón de baile, quizás era el lugar donde los Weinmayer hacían sus fiestas con sus socios y amigos. Había muchas mesas repartidas por el salón cubiertas por sábanas, lámparas sin bombillas
Este era el lugar con más polco acumulado de entre todos. Tal vez Gratiela nunca volvió a usarlo en el ocaso de su vida.
—(Cof) (Cof) ¡Ronnie Anne! ¡Lincoln! —llamó Clyde a sus amigos.
—¡¿Dónde están?! —hizo lo propio Stella y luego tosió.
—Es obvio que no estuvieron aquí, de ser así el polvo se hubiera disipado—argumentó Rusty con lógica.
—Aun así, no estaré tranquilo hasta revisar todo. Vamos, chicos—dijo Clyde y él junto con sus compañeros comenzaron a revisar el salón.
Mientras tanto, Chandler y sus lacayos se quedaron quietos en medio del salón.
—Vaya, sí que se toman en serio este numerito del "amigo perdido", ¿eh? —expresó Chandler con sarcasmo.
Harto de su actitud, Clyde le respondió.
—Escucha Chandler, me importa un comino la apuesta. Mi amigo está perdido, y si solo vas a seguir molestando entonces será mejor que te vayas.
Chandler ofendido, levantó la cabeza con arrogancia.
—Hm, bien, como sea. Esta fue una pérdida total de mi tiempo. Sigan ustedes jugando a los fantasmitas, yo me voy de aquí. Vámonos, muchachos.
Chandler junto a sus amigos procedieron a dirigirse a la salida, pero se encontraron con un problema cuando trataron de abrir la puerta.
—Jaja, qué graciosos, cerrar la puerta para crear una atmósfera de terror.
—¿Qué? —respondió el grupo confundido.
—No se hagan los tontos, es obvio que fueron ustedes.
—Ah...Chandler—dijo Trent.
—¿Qué?
—Nosotros...fuimos los últimos en entrar.
Chandler miró con confusión a su amigo. Antes de poder decir algo, el ambiente se vio invadido por el sonar de una canción clásica.
—¿De...de dónde viene esa música? —dijo Stella asustada.
—Ah...seguro fue alguno de ustedes que puso una corneta o algo—trató de explicarlo Chandler.
—Bueno—dijo Zach—Sea lo sea que sea, no creo que debamos...
Zach se vio cortado cuando la madera del suelo que pisaba cedió ante su peso y se rompió. El sonido alertó a los presentes.
—¡Zach! —exclamaron sus amigos preocupados y fueron a socorrerlo.
Contemplaron que el chaparro estaba con la mitad inferior de su cuerpo bajo el suelo.
—¿Estás bien? —preguntó Liam.
—Ay...sí...eso creo—respondió Zach con dolor.
—Vamos, te ayudaremos a salir.
El grupo lo tomó de los brazos e intentó jalarlo hacia arriba.
Nervioso por todo el ambiente tenso que se generó en el salón. Chandler siguió intentando abrir la puerta.
—¡Diablos! ¡Ya dejen sus tontos juegos y abran la maldita puerta! —dijo Chandler alterado.
—¡¿Que no ves que estamos...?!
Antes de que Stella pudiera terminar, una de las mesas cayó estrepitosamente al suelo.
—¡¿Q-qué fue eso?!
Luego, otra mesa cayó con más fuerza cerca de la entrada. Richie pegó un salto del susto y cayó en brazos de Trent. Una figura misteriosa pasó con rapidez por el salón, ninguno pudo vislumbrarla por completo. La música aumentada de intensidad y ponía nerviosos a todos.
Chandler sacado de sus casillas siguió golpeando la puerta frenéticamente para intentar abrirla.
—¡Larry, abre la puerta! ¡Abre la maldita puerta ahora!
—¡Chicos, sáquenme de aquí rápido! —pidió un Zach aterrorizado.
—¡Eso intentamos!
De pronto, otra mesa junto con las sillas se volcó. Luego le siguió otra...y otra...y otra, cada una en un orden que formaba una línea recta. Todos palidecieron del miedo al ver tan terrorífica secuencia y apuraron sus acciones tanto como podían. Pronto, la serie de mesa volteadas llegó hasta la entrada principal donde se encontraban Chandler y sus amigos. Cuando faltaba una última mesa por voltear antes de llegar al trío...todo se detuvo, incluso la música.
Por un instante, todo estuvo bajo un silencio tenso y sepulcral, el cual nadie quería romper.
Pero de repente, todo cambió. La música regresó con más intensidad y una figura misteriosa se irguió sobre la mesa con un aire impotente y amenazante.
—¡AAAAAAAAAAAAHHHHHHHHH!
—¡AAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHH!
Ambos gritaron llenos de terror al ver a la presencia manifestarse. Richie y Trent se abrazon del miedo y se quedaron temblando. Pero Chandler no se iba a quedar de brazos cruzados. Usando la linterna que tenía en mano, se la lanzó al espectro en un intento desesperado por alejarlo de él.
Nunca esperó que fuera a funcionar.
—¡Auch!
El fantasma cayó de la mesa tras recibir el golpe de la linterna. Todo el mundo entró en confusión al ver al fantasma caer tan fácilmente por tan solo un golpe.
—Auh.
El fantasma se acariciaba la cabeza donde recibió el golpe, y ya no estaba prestando atención a los muchachos. El trío se acercó sigilosamente al fantasma y notaron que de este sobresalía una especie de manta. La retiraron y revelaron que debajo de ella se encontraba... ¡una chica!
—(Jadeo) ¡Oh por Dios, eres tú! Tú...tú... ¿quién eres tú? —preguntó Chandler al no reconocerla.
Era una chica de pelo castaño, ojos rasgados y pecosa, que usaba una camisa azul manga larga que dejaba descubiertos sus hombros, unos pantalones cortos negros y una diadema rosada. La chica en cuestión era la mejor amiga de Ronnie Anne, Sid Chang, quien estaba ahí para ayudar a asustar a ese chico Chandler y a sus amigos para ganar la apuesta.
Aun cuando la descubrieron, Sid no iba a desistir en tratar de asustarlos.
—Ah... ¡soy el fantasma de Graciosa Wanemayo! ¡Vengo a succionarles y llevármelo al inframundo para que los atormente POR EL RESTO DE SUS VIDAS! ¡UUUUUUUHHHHHHHHH!
Sid siguió con su actuación haciendo sonidos y gestos para parecer aterradora, pero todos estaban tan confundidos que ni siquiera reaccionaron.
El otro grupo por fin pudo sacar a Zach del agujero y se acercaron a donde Sid y el trío. Nadie más que Clyde sabía quién era esa chica.
—¿Sid? ¿Eres tú?
La asiática detuvo cuando escuchó que alguien la reconoció.
—Oh, hola...eh... ¿Clayton?
—Clyde.
—Sí, Clyde.
—¿La conoces? —preguntó Stella.
—Sí, es la amiga de Ronnie Anne.
—¿Es soltera? —preguntó un encantado Rusty.
Clyde decidió ignorarlo.
—¿Qué haces aquí?
—Ah...pues...paseaba por aquí y...ah...
Sid buscaba con qué excusarse, pero no se le ocurría nada convincente. Mientras el resto dudaba, Chandler no tardó en unir los puntos y llegar a una conclusión.
—Oh, ya entiendo lo que pasa. Esta idiota era el supuesto fantasma. Todas las cosas raras que han ocurrido hasta ahora fue por ella, intentó engañarnos para que saliéramos huyendo de la casa.
Los demás quisieron objetar, pero encontraron a Sid in fraganti y ella intentó seguir con el acto luego de ser descubierta. No ayudó que Sid no negara las acusaciones.
—Ja, sabía que no era un fantasma todo este tiempo. Intentaron verme la cara de tonto, pero no les funcionó porque soy el más listo y perspicaz. Apuesto que todo fue un plan del tonto de Larry para engañarme.
—¿Qué? Él no tuvo nada que ver en esto... ¿cierto?
Clyde volteó a ver a Sid en busca de una respuesta que probara su punto, pero esta bajó la mirada con vergüenza.
—¿Sid?
—Bueno...la verdad es que...Ronnie Anne fue quien lo planeó, pero le preguntó a Lincoln si estaba bien y él...pues...—explicaba Sid con pena.
La respuesta dejó muy devastado a Clyde. Sabía que su amigo a veces recurría a jugadas sucias para cumplir con sus cometidos, pero nunca imaginó que caería tan bajo como fingir una aparición de un fantasma para ganar una apuesta. Esto era una traición no solo a su profesión como cazafantasmas, sino a su amistad por no consultarle algo tan importante a él. Destrozado por la revelación, Clyde cayó de rodillas derrotado.
Sus amigos bajaron la cabeza, compartiendo el mismo sentimiento de decepción y vergüenza. Mientras que Chandler reía triunfante.
—¡JAJAJAJAJAJA! ¡LO SABÍA! Todo era falso. Nunca atraparon a un fantasma porque no existe, y ustedes solo querían ganar fama a base de mentiras. ¡Son un fraude! ¡JAJAJA! —se reía Chandler con todo el afán de burlarse.
—Y tenemos toda la confesión en video, para evitar que ustedes lo nieguen—dijo Richie mostrando su teléfono que había grabado todo.
—¡Oh, esto es perfecto! Una vez que toda la escuela vea esto, nadie volverá a confiar en ustedes, ni para sus mentiras de cazafantas, ni para su tonto noticieron, ¡ni nada! —continuó burlándose el pelirrojo, para la impotencia y frustración de Clyde y el resto.
—Y por supuesto, todos ustedes serán mis esclavos por un día entero. Ahora, ¿qué sería lo primero que los obligue hacer? ¿Ser mis mayordomos? ¿Ser mis muñecos de pruebas para unos videos de internet? ¿U obligarlos a usar unos trajes ridículos frente a toda la escuela? Uy, tantas opciones y cada una es mejor que la anterior.
—Podemos pensar en algo en nuestras casas, pero por ahora creo que deberíamos irnos—sugirió Trent.
—Sí, tienes razón. Ya no tenemos razón para seguir en esta pocilga.
Chandler unos amigos caminaron hasta la puerta en dirección de la salida.
—Será mejor que se preparen para mañana, idiotas. Porque mañana será un muy, muy, muy, muy largo día, para todos ustedes.
Chandler abrió la puerta para salir del salón. Pero en el camino, se encontró con un obstáculo...siniestro.
Justo detrás de la puerta, había una chica. Pero no una chica cualquiera. Esta se veía transparente, como si su presencia no estaba completa en este mundo. Su cuerpo emanaba una luz azulada y grisácea. Tenía un largo cabello oscuro que pinta de estar descuidado por mucho tiempo. Su cara era pútrida, como si los gusanos la hubieran dejado a medio comer. El labio inferior estaba desaparecido, su cuenca derecha estaba vacío salvo por un pequeño punto blanco. La mejilla derecha izquierda estaba medio comida, dejando ver los dientes que ocultaba debajo. Tenía unas bolsas de piel debajo de los ojos que reflejaban su cansancio. Sus brazos eran largos y delgados, sus manos estaban sucias y maltratadas y sus dedos eran horripilantemente largos, con unas uñas mugrientas y filosas. Estaba descalza, con los pies enlodados, descuidados y maltratados, desprendiendo un olor mortífero, además de tener unas uñas tan filosas y asquerosas como la de sus manos. Vestía unos harapos gastados y sucios que cubrían su maltrecho y delgado cuerpo.
Además de eso, la chica se encontraba levitando frente a todos, dándole un aire de superioridad frente a los indefensos chicos. Al estar frente de tal figura aterradora, inconscientemente todos en el salón se alejaron un poco hasta chocar con la primera mesa que encontraron. Todos menos Chandler, quien no tenía miedo.
—Ugh, vaya, ustedes no saben cuando darse por vencido, ¿eh? —dijo Chandler con arrogancia.
—Grrr...—gruñó el espectro.
—Pff, por favor. Creo que de todos, este es el intento más patético para asustarme. Es decir, mírenlo, este fantasma es tan feo que en lugar de miedo da lástima. ¿Y esa luz? Vamos, es el truco más barato de todos. Ni qué decir de su "efecto" de volar. Estoy seguro de que solo se trata de una mediocre proyección.
Chandler atravesó su mano en el fantasma para probar que se trataba de una proyección. La atravesó sin problemas, pero sintió que dentro de ella había algo extraño. Cuando sacó su mano, esta se encontraba cubierta de una sustancia viscosa.
—Ah, entiendo. Hicieron que sudara, qué efecto tan malo y barato—dijo Chandler mostrando su mano cubierta de la sustancia.
—Ah...C-C-Chandler...l-las proyecciones...n-no sudan—le explicó un aterrorizado Trent.
—¿Qué?
Chandler calló cuando el fantasma lo tomó con su horrible mano y lo elevó al aire. Lo miró con unos fulminantes ojos llenos de furia que desprendía un calor intenso de la rabia. Lo que había dicho Chandler lo ofendió muchísimo, y lo haría pagar.
Lo agitó en el aire con violencia, lo azotó una y otra vez y terminó arrojándolo con fuerza a donde estaba el resto. La fuerza fue tan grande que Chandler se llevó consigo a todo el grupo hasta la pared ubicada al otro extremo del salón. Se desorientaron un momento debido al conmocionante golpe, pero recobraron la conciencia cuando el fúrico espectro se acercó a ellos con unas claras intenciones de hacerles severo daño.
—Fa...fa...fa...—balbuceaba Chandler sumido en el miedo—¡FANTASMAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA! —finalmente soltó el aullido de terror que estaba atorado en su garganta.
—¡GRUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAGGGGGGGGGGGHHHHHHHHHHH! —rugió el fantasma temible y apartó violentamente todas las mesas del salón a los lados.
—¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH! —gritaron los niños completamente aterrorizados.
/
—¿Qué quieres decir con que no era Sid? —preguntó Ronnie Anne a Lincoln.
Lincoln embistió un par de veces más la puerta con su hombro y luego se detuvo a responder.
—Quiero decir que el fantasma nos engañó. Uso la interferencia de las radios para manifestarse y hacerse pasar por Sid.
—¿Y por qué haría eso?
—Porque sería más fácil para nosotros vencerlo si estamos Clyde y yo juntos con los equipos. Además, los fantasmas son más fuertes en los lugares donde fallecieron. Por lo que veo, Gratiela falleció en su habitación, que es donde estamos. Si nos quedamos por más tiempo, corremos mucho riesgo—explicó Lincoln y siguió embistiendo la puerta un par de veces.
—Déjame intentar.
Lincoln le dio espacio a Ronnie Anne y esta pateó la puerta con fuerza. Este era un movimiento infalible para abrir una puerta trabada, pero que ahora no surtió efecto. Volvió a intentarlo con más fuerza, pero no logró nada más que hacerla temblar.
—No tiene caso, está totalmente trabada.
—Tiene que haber una forma de escapar y reunirnos con el resto.
Lincoln y Ronnie Anne procedieron a pensar en un plan para salir de esa habitación. Pronto, Ronnie Anne recordó la salida del balcón.
—Agh, duh, salgamos por el balcón—expresó Ronnie Anne con obviedad.
—No, podríamos lastimarnos y es necesario estar al cien por ciento para pelear contra un espectro tan fuerte.
—Eso no es problema.
Ronnie tomó el edredón de la cama.
—Podemos usar esto y las sábanas para crear una cuerda para bajar.
—Por supuesto. Ronnie, eres una genio—halagó Lincoln a su amiga.
Ronnie Anne se sonrojó por el cumplido, pero lo disimuló haciéndose la arrogante.
—Hm, dime algo que no sepa.
Ronnie Anne y Lincoln procedieron a formar la cuerda y atarla al extremo de la cama. Cuando estaban por salir al balcón, las puertas se cerraron bruscamente en sus narices, provocando que cayeron sobre sus traseros. Antes de preguntarse qué estaba pasando, vieron que detrás de las cortinas que cubrían las ventanas se proyectaba una sombra de una chica. La sombra estaba estática frente a ellos, y podían sentir que los miraba atentamente.
Se congelaron al ver la aparición repentina de esa sombra, pero todo estaba lejos de terminar ahí. La sombra levantó el brazo y señaló con su largo y tétrico dedo el armario de madera de la habitación. El armario comenzó a agitarse bruscamente por un rato, hasta que se detuvo. Luego, con rapidez fue llevado hasta las ventanas y las cubrió por completo.
Con violencia el armario abrió sus puertas y el par de niños sintieron que su corazón se detuvo por completo. No hubo ni una acción ni un ruido alguno por unos segundos. Lejos de tranquilizarme, el par sintió que sus músculos se tensaban y que un sudor se escurriera lentamente sobre sus rostros pálidos.
Todo estuvo en una perturbadora calma...hasta que una mano siniestra salió del armario y se agarro del borde. Luego otra mano salió y tomó el otro borde, tomando una calma escalofriante para posar cada uno de sus dedos sobre el borde del armario.
—¡GROOOOAAAAAAAAAAAAARRGGHH! —rugió el espectro a los niños al salir del armario.
—¡AAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHH! —gritaron ambos aterrorizados por la aparición.
El ente maldito alzó su mano terrorífica, deslumbrando sus escalofriantes garras que amenazaban con acabar con caer sobre el indefenso peliblanco. Pero antes de que estas pudieran tocar a Lincoln, Ronnie Anne logró reaccionar a tiempo y empujó a Lincoln a un lado para evitar el mortal ataque.
Al espectro eso no le gustó, y miró desafiante a la morena, quien se encontraba parada frente a ella con bravura para defender a su amigo.
—¡Oye, métete con alguien de tu tamaño! —retó Ronnie Anne al ente.
Enojado, el fantasma alzó la mano hacia Ronnie Anne y sobre ella se manifestó una luz celeste. Fue levitada por la fuerza hacia el fantasma y luego este comenzó a cerrar su mano, causando que el cuerpo de Ronnie Anne se estrujara. La morena luchaba con fuerza para librarse del control telequinético del fantasma, hasta que poco a poco lograba ganar más control sobre su cuerpo. El fantasma se enojó y apretó con más fuerza su mano, pero Ronnie Anne seguía luchando sin ceder.
—¡Déjala en paz! —gritó Lincoln y disparó su rayo de protones para atacar el fantasma.
El ataque fue efectivo logrando incapacitar momentáneamente al fantasma.
—Ronnie, ¿estás bien? —preguntó Lincoln preocupado.
—(Cof) Sí, estoy bien—respondió Ronnie Anne, ocultando su dolor en sus músculos.
Pero la calma no duró mucho, pues el ánima maldita recobró regresó en un estado colérico por el ataque de Lincoln. Usando sus poderes fantasmales, levitó todos los objetos de la habitación al mismo tiempo. Desapareció un haz de luz, y luego los objetos levitados comenzaron a moverse en el aire con mucha rapidez. Ahora sin poder ver a su atacante, Lincoln solo podía disparar su rayo de protones a los diversos objetos en el aire, mientras que Ronnie Anne protegía a Lincoln y a sí misma de los ataques de los objetos que se lanzaban sobre ellos.
/
De vuelta en la planta baja, el grupo se encontraba huyendo de la aparición del salón por el pasillo. El ente lanzaba las sillas y mesas buscando hacerles daño a los niños.
Por fortuna, ninguno de los ataques hirió a alguno de ellos y lograron llegar hasta la sala.
—¡Ahí está la puerta! ¡Vamos! —señaló Richie, y junto con Trent, fueron en dirección a la puerta de salida.
Pero a poco metro de llegar, 2 armaduras de caballero dejaron caer sus pesadas armas sobre el suelo. Una de ella volteó su cabeza oxidada en dirección a los niños, y luego levantó el dedo índico y lo movió de un lado a otro, negándoles el paso.
La escena fue tan aterradora que ninguno se atrevió a dar un paso a la salida.
—¡Al primer piso! —indicó Liam y comandó al grupo hacia las escaleras que iban al primer piso.
Pero antes de llegar, un candelabro cayó repentinamente sobre el borde de las escaleras, casi aplastando a Liam quien cayó al suelo.
—Ha...creo que me oriné un poco—dijo Liam de los nervios.
El grupo escuchó otro rugido del fantasma y supieron que se encontraba peligrosamente cerca.
—¡¿Qué hacemos?! —preguntó un histérico Chandler.
—¡Escóndanse! ¡Ahora! —ordenó Clyde.
Todos acataron la orden y cada uno se escondió debajo de los diversos muebles que se encontraban en la sala.
El fantasma llegó y no los vio por ningún lado. Buscó por toda la sala, pero no encontró ni un rastro de los chicos. Esto lo llenó de una rabia inmensa y soltó otro poderoso rugido. Después usó sus poderes para hacer levitar los objetos de la habitación. Los chicos se agarraron de los muebles de donde estaban escondidos para evitar que los descubrieran. Por fortuna funcionó, pero aquellos que si fueron levitados revolotearon con fiereza por toda la sala, causando un caos en todo el lugar. El fantasma siguió rugiendo de frustración por no poder encontrar a los chicos. Pero de pronto un haz de luz se manifestó a su alrededor y desapareció. Sin embargo, los objetos flotantes siguieron moviéndose por el aire, preocupando a los chicos.
—¡Maldición, no puedo creerlo! ¡Es un fantasma! ¡De verdad es un maldito fantasma! —gritó Chandler asustado.
—¡Dios, no puedo creer que voy a morir en un lugar como este! —gritó Richie.
—¡Oye tú, cuatro ojos! —le gritó Chandler a Clyde—¡¿Cómo matamos a esta cosa?!
—¡Es un fantasma, zopenco! ¡Ya está muerto! —resaltó Zach con ironía.
—¡Lo que sea! ¡¿Cómo nos deshacemos de eso?!
—¡Eh...no lo sé! ¡No lo veo por ningún lado como para atacarlo con el rayo de protones!
—¡¿Entonces no puedes hacer nada?!
—¡Este...!
—¡Vamos, Clyde! ¡Debe haber algo que puedas hacer!
Clyde pensó por un momento cuáles otras opciones eran viables para salir de este gran predicamento en el cual se encuentra él y sus amigos. Sin ayuda de Lincoln, el hombre con el plan, le era muy difícil pensar en una estrategia ofensiva. Hasta que repentinamente recordó algo que podía ser de ayuda.
—¡Tal vez...si le ayudamos a cumplir su misión pendiente!
—¡¿Eh?!
—¡Los fantasmas se quedan estancados en el mundo de los vivos porque suelen tener alguna misión pendiente! ¡A veces es venganza, a veces es una promesa fallida, y también un arrepentimiento!
—¡¿Cómo su desamor por el chico mayordomo?! —preguntó Liam.
—¡Sí! ¡Exacto!
—¡Sencillo, solo tenemos que invocar a su novio muerte para que se emparejen, eso si no vivió una vida feliz de casada que su novio y formó una familia feliz y próspera! —dijo Rusty con sarcasmo.
—¡Bueno...tal vez si ve una pareja parecida a ella formarse, pueda encontrar la paz a través de la empatía!
—¡Bueno, si es para salvar el mundo! ¡STELLA, ¿quieres ser mi novia?! —le gritó Rusty a Stella.
—¡IUGH! ¡NO!
—Rayos—se lamentó Rusty—¡¿Qué hay de ti, niña fantasma?! ¡¿Quieres un poco del Rustman?! —le preguntó a Sid.
—¡No gracias, mi corazón le pertenece a Yoon Kwan de Twelve is Midnight! —dijo Sid.
—¡Ugh, esto no hubiera pasado si tuviera mis rizos!
—¡No, no, no! ¡Tiene que ser como en la historia! ¡Dos personas que comparten un vínculo muy especial, pero que hasta ahora ninguno haya podido dar el primer paso! —explicó Clyde.
—¡¿O sea unos tortolitos?! —dijo Zach.
—¡Exacto! —afirmó Clyde.
—¡Oh, genial! ¡Solo hay un problema, ¿en dónde conseguiremos a una pareja así de tonta?! —discutió Chandler irónicamente.
/
En el primer piso, Lincoln y Ronnie Anne seguían batallando contra los objetos malditos que los atacaban. Estaban muy cansados, apenas podían aguantar el ritmo de la batalla, pero no podían darse por vencidos todavía. Lincoln seguía disparando su rayo de protones contra los objetos levitados para desencantarlos, mientras que Ronnie Anne lo protegía de los ataques de los objetos usando sus puños.
La estrategia solo evitaba que ellos cayeran, más no les permitía ganar el combate. Si seguían así, tarde o temprano iban a caer.
—Lincoln...(jadeo) no puedo seguir...(jadeo) por mucho tiempo más—avisó una agotada Ronnie Anne.
—Yo tampoco, pero hay que seguir. Hasta que aparezca—dijo Lincoln.
Resignada, Ronnie Anne siguió defendiendo a Lincoln de sus ataques.
De pronto, el fantasma hizo aparición en la habitación y mostró un estado colérico, producto de la frustración por no haber podido encontrar a los niños de la planta baja. Tal era su furia que su luz cambió a ser roja con un toque de amarillento, y emitió el rugido más fuerte que cualquiera de ellos haya escuchado en su vida.
Lincoln aumentó la potencia de su rayo de protones y apuntó contra el fantasma. El rayo parecía ser efectivo contra este y había esperanza de que la victoria fuera suya, pero la alta potencia en tiempo prolongado provocó un sobrecalentamiento en los sistemas del rayo y terminó por apagar.
—¡Oh no! —se lamentó Lincoln.
—¡¿Qué?! ¡¿Qué pasa?!
—¡Se sobrecalentó! —dio a conocer las malas noticias, y en ese entonces Ronnie Anne por primera vez se preocupó por su vida.
El fantasma enojado y libre del efecto del rayo, cargó su propio rayo fantasmal en contra de la pareja para destruirlo. Lincoln y Ronnie Anne lo eludieron saltando hacia un lado, pero el espectro continuó lanzando rayos que los forzó a saltar para esquivarlos. Todo terminó cuando quedaron acorralados en una esquina, sin posibilidad alguna de escapar. El fantasma, viendo que sus presas no tenían a dónde huir, cargó en sus manos un potente rayo para acabar con la vida de ambos.
—¿Es...es todo? —dijo Ronnie Anne habiendo perdido la esperanza.
—Yo...creo que sí—dijo Lincoln rendido.
El fantasma juntó los brazos hacia arriba y aumentó la cantidad de energía acumulada para preparar un rayo tan potente que quizás destruiría la mansión por completo.
En sus últimos momentos de vida, Lincoln pensó en la familia que iba a dejar atrás. Sus hermanas, sus padres, sus mascotas, sus abuelos, todos sufrirán su pérdida repentina y probablemente se culparían por su muerte. Lamenta no poder consolarlos una última vez antes de morir. También pensó en sus amigos, que probablemente también sufrirían los efectos del devastador rayo que del fantasma. Lamentó haberlos involucrado en esto, a pesar de que ninguno tenía que ver en el asunto de los fantasmas. Deseaba poder despedirse de ellos apropiadamente, especialmente de Clyde, quien su primer y más grande amigo.
Lamentó tantas otras cosas de su futuro que ahora jamás podrá cumplir, tantos errores del pasado que ya no podrá enmendar. Tantos momentos divertidos que ya no podrá vivir. Pero, de entre todo eso, había una cosa que lamentaba más que todo. Era lo que más pesaba en su corazón, y también, lo único que podía hacer antes de morir.
—¿Ronnie?
Volteó a ver a su amiga, la encontró con sus manos cubriendo su rostro y soltando sollozos. Estaba llorando. ¿Tenía miedo a morir? Lincoln sabía que no era por eso. No, era porque se sentía muy culpable por haberlos hecho ir a la mansión del fantasma y provocar la muerte de todos.
—Hey, Ronnie. No.
Lincoln apartó suavemente las manos de Ronnie Anne de su rostro y la encaró. Efectivamente ella estaba llorando por la culpa.
—No es tu culpa, ¿me oíste?
—Pero...pero...yo...
—No es tu culpa. Es mía. Fui muy inepto, y lo siento—le dijo Lincoln para confortarla.
Ronnie Anne calmó sus sollozos con el conforte de Lincoln, también limpió sus lágrimas con su manga. Abrió la boca para decir algo, pero no pudo dejar salir las palabras.
—Ronnie—siguió Lincoln—Quiero...quiero que sepas que...me alegra haberte conocido. Fuiste una excelente amiga, me divertí mucho contigo, y aprendí muchas cosas gracias a ti. Pero...también, quiero que sepas que yo...yo—Lincoln quería terminar de decir lo que sentía, pero las palabras se atoraban en su garganta y luchaban por salir.
Tomó un respiro, y se armó de valor para terminar su oración.
—Yo te...
Pero antes de poder terminar, fue interrumpido por Ronnie Anne, quien inesperadamente se acercó...y le dio un beso en los labios. Una acción precipitada impulsada por los verdaderos sentimientos de Ronnie Anne hacia Lincoln, que salieron por primera y única vez antes de morir. Ella no quería morir sin arrepentimientos, pero muchos de ellos no podía evitarlos. Sin embargo, si podía decirle a Lincoln lo que sentía por él, o expresarle sus sentimientos de alguna forma, no dejaría que lo único que Dios le permitió hacer antes de morir se le escapara de las manos.
Lincoln fue tomado por sorpresa por la repentina acción de Ronnie Anne. Es decir, ya los dos se habían besado previamente, ¡pero siempre fue él quien tomó la iniciativa! Jamás Ronnie Anne había sido la que tomara el primer paso. Sin embargo, no le molestó en absoluto. Al contrario, estaba feliz de que ella con las acciones pudiera expresar de mejor forma lo que él batalla por expresar con las palabras.
Correspondió el beso de Ronnie Anne y se dejó llevar por el momento. Abrazó a Ronnie Anne mientras se besaban, y se permitió sentir el amor que fluían entre los dos. Si iban a morir, estaban contentos de que fuera de esta forma.
El fantasma había terminado de acumular energía y se dispuso a acabar con la vida de todos en la mansión de una vez por todas. Pero en el momento en el que se disponía a lanzar su mortal ataque, contempló que la pareja con la que ha estado luchando toda la noche, estaba dándose un último beso de amor antes de morir.
Verlos a los dos, besándose tiernamente y con lágrimas en los ojos, calmó toda su ira. De hecho, era tan conmovedor, que todo su instinto asesino se esfumó por completo.
—Awwww...—suspiró el ente, como si fuera una colegiala enamorada.
Verlos a los dos besándose y expresando el amor que sienten el uno por el otro le recordó su pasado, donde pasó por muchos momentos especiales con la única persona a la que ella ha amado. Al verlos a ambos, no pudo evitar proyectarse a sí misma sobre ellos, con su amado a su lado. Pensó que tal vez si hubiera sido más valiente y hubiera confesado sus sentimientos a su amado...quizás hubiera tenido su final soñado.
Eso era todo lo que necesitaba. Murió en la incertidumbre de no saber qué hubiera pasado de haber dado el paso, si hubiera sido correspondida, o habría tenida un desenlace trágico. Ahora lo sabía, pudo haber sido feliz de haber sido más valiente. Incluso alguien como ella tuvo la oportunidad de ser feliz con la persona que más amaba.
Su alma atormentada se llenó por primera vez de paz y serenidad. Junto a ello, se manifestó una luz blanca brillante que cubrió toda la habitación y cegó a la pareja.
Lincoln y Ronnie Anne cubrieron sus ojos para no ser lastimados por la potente luz. Cuando esta bajó de intensidad, fueron testigos de algo increíble: La misma fantasma monstruosa que estuvo a punto de matarlos, se había convertido en una hermosa joven de clase alta del XIX. La muchacha los vio con solemnidad a ambos y les dedicó una cálida sonrisa, mostrando gratitud por liberarla de su tortura autoimpuesta por el arrepentimiento, y deseándoles buena suerte en su futura relación.
Luego se elevó en el aire hasta atravesar el techo, y siguió subiendo hasta que al fin logró llegar a las puertas del más allá, donde encontraría la paz eterna.
—Ah... ¿qué fue eso? —preguntó una confundida Ronnie Anne.
—Eh...no lo sé—admitió Lincoln igual de confundido.
Los dos se quedaron mirando el techo un buen rato, preguntándose por qué de repente el fantasma dejó de atacarlos y ascendió al cielo. Sin embargo, el ambiente se llenó de una reconfortante paz, que los relajó y les plantó una solemne sonrisa en sus rostros.
No obstante, sintieron que también había algo extraño. Cuando se fijaron, notaron que tenían sus manos entrelazadas. Es decir, ¡estaban tomados de la mano!
Nerviosos y sonrojados, los dos se separaron rápidamente y dieron un par de pasos para distanciarse. Lo que habían hecho hace un momento...no esperaban tener que explicarlo. Y ciertamente, ninguno quería ser el primero en explicarse.
—Eh...eh...bueno...
—Este...sí...yo
Los dos balbuceaban sin poder expresar ninguna palabra coherente. Los nervios y la vergüenza causaban un lío en su lenguaje, y preferían salir huyendo a toda prisa antes de tener que explicarse ante el otro.
—Ah...creo...que hay que bajar con los demás.
—Sí...eso.
Los salieron de la habitación rápidamente en dirección a la salida. Se comprometieron a evitar la mirada del otro por todo el camino.
/
Mientras tanto, en la planta baja, todos los objetos flotantes que amenazaban al grupo cayeron secamente al suelo. Con cuidado, todos asomaron sus cabezas de sus escondites.
—¿Qué...qué pasó? —preguntó Chandler temeroso.
—Yo...creo que se fue—dijo Clyde incrédulo.
—Entonces, ¿se terminó? —preguntó Rusty.
—Así parece.
Viendo que el fantasma se había ido, Chandler y sus lacayos no dudaron en salir de sus escondites y salir huyendo por la salida tan rápido como sus piernas les permitía. Los demás no perdieron el tiempo e hicieron lo propio, sorteando las ahora inertes armaduras que hace un momento les obstruían el paso.
Corrieron hasta llegar a una distancia segura lejos de la mansión y luego se detuvieron a descansar y descargar el túmulo de emociones que se formaron en ellos por la experiencia.
—¡DIABLOS! ¡Eso...eso fue...UNA MALDITA LOCURA! —expresó un jadeante Chandler.
—Sí...creí que iba a morir—reveló Trent.
—Yo también, ¡hasta le envié un mensaje de despedida a mi mamá! —dijo Trent.
—Maldita sea. No quiero volver a pasar por esto nunca más en mi vida—dijo Chandler.
—(Jadeo) Cielo...yo no la contaba—dijo Zach.
—Tampoco yo. Clyde, si tú y Lincoln viven esto todo el tiempo...se ganaron mi respeto por siempre—dijo Rusty.
—Sí, eso fue intenso—dijo Stella.
—Bueno...no suelen tan fuertes como esto...pero gracias—respondió Clyde.
—Diablos, eso fue lo más intenso que he vivido en mi vida. Aún más que mi pelea contra virginia por el último pie de manzana en invierno—dijo Liam.
—¿Saben? Yo ya viví algo parecido con un fantasma. Solo que era un pollo...pero igual fue intenso—dijo Sid.
Ya repuestos de la tensión, Clyde buscó con la mirada a su amigo, pero no lo vio por ningún lado.
—Ah, chicos... ¿dónde están Lincoln y Ronnie Anne? —preguntó Lincoln.
—¿No están aquí? —preguntó Rusty.
—¡Oh por Dios! ¡Deben seguir en la mansión! —dijo Sid escandalizada.
—¡Tenemos que volver y rescatarlos! —dijo Clyde.
—¡¿Estás loco?! —dijo Chandler—Casi morimos ahí dentro, ¿y tú quieres volver?
—Escúchame, mis amigos están atrapados ahí dentro, y no me importa lo que tú o los demás piensen, ¡yo iré a rescatarlos sea como sea! —declaró Clyde con tan firmeza que intimidó a Chandler.
—¡Chicos!
Afortunadamente, Lincoln y Ronnie Anne aparecieron corriendo juntos, mostrándose sanos y salvos.
—¡Lincoln!
—¡Ronnie Anne!
Clyde y Sid corrieron hacia sus respectivos mejores amigos y los recibieron con un gran abrazo. El resto del grupo los acompañó y formaron un gran abrazo grupal.
—¡Me alegro que estén bien!
—¡Estaba tan preocupado!
—¡¿Dónde estaban?!
—¡Creí que estaban muertos!
Cada uno de los chicos los bombardeaban con preguntas, sin dejarlos responder.
—¡Chicos! —gritó Lincoln para callarlos a todos—Estamos bien, ya no tienen que preocuparse.
—Chicos—Ronnie Anne dio un paso al frente mostrando un rostro de arrepentimiento—De verdad lo siento. Por mi culpa, todos ustedes estuvieron en peligro. Si no hubiera hecho la apuesta...y...si no hubiera hecho trampa, nada de esto hubiera pasado—se disculpó profundamente Ronnie Anne.
Esperaba que al menos uno de ellos la regañase o recalcara que efectivamente fue su culpa, pero en su lugar, se encontró con la mano reconfortante de Sid reposando sobre su hombro.
—Oye, no pasa nada.
—Sí, nadie salió lastimado.
—Es nuestra culpa también por no decir nada.
—Está bien. Tú sólo querías ayudarnos.
Fueron algunas palabras de consuelo que recibió de parte de los amigos de...no, de sus amigos. Se sintió aliviada por verse liberada del peso de la culpa, tal vez así se sintió también la fantasma de Gratiela.
—Pero dígannos, ¿qué estuvieron haciendo todo este tiempo? —inquirió Rusty.
—No van a creerlo, el fantasma nos engañó y nos encerró en la habitación dónde murió Gratiela—empezó a relatar Lincoln.
—Sí, e hizo unas apariciones súper aterradoras—continuó Ronnie Anne.
—Luego tuvimos que pelear y fue realmente intenso.
—Sí, Lincoln usaba su rayo raro y lastimaba al fantasma y yo golpeaba los ataques del fantasma para desviarlos.
Lincoln y Ronnie Anne siguieron contando cómo fue su experiencia en el combate contra el fantasma. Todo iba bien, hasta que llegaron a la parte.
—Genial, pero ¿cómo fue que lo vencieron? —inquirió Zach.
Para este punto ambos se sonrojaron simultáneamente. No tenían entendido cómo fue que lograron que el fantasma se fuera, pero no querían contar lo que estuvieron haciendo cuando creyeron que era el final.
—Eh...ya sabes...
—Con una...súper estrategia...muy bien planificada.
—Sí...eso.
Dijeron ambos sin poder ocultar la vergüenza en sus rostros. Al conocerlos muy bien y la extraña relación que ambos compartían, todos se hacían una idea de lo que pasó, a lo que esbozaron una pícara sonrisa.
—¿En serio? —dijo Sid juguetonamente y se llevo a Ronnie Anne abrazándola por el cuello.
—Dime Ronnie Anne—siguió Sid—¿Tú sabes cómo era la forma en la que se podía vencer al fantasma?
—Eh... ¡sí! Por supuesto.
—Entonces, ustedes hicieron exactamente lo que había que hacer para derrotarlo, ¿verdad?
—Claro, claro, tal cual había que hacerse.
—¡Genial! ¡¿Significa que tú y Lincoln ya son novios?!
Ronnie Anne se congeló de inmediato y su rostro se coloró tras oír lo que dijo su mejor amiga.
—¡¿Q-q-qué?! —exclamó Ronnie Anne sonrojada.
Al no tener negación de parte de su amiga, Sid chilló de alegría y le dio un gran abrazo a su amiga, feliz de que diera el siguiente paso con Lincoln. Al entender que cayó en la trampa de Sid, Ronnie Anne suspiró resignada.
Mientras, Lincoln seguía con sus amigos que lo miraban con una sonrisa traviesa.
—Una estrategia, ¿eh? —dijo Zach—Bueno, supongo que tiene sentido, después de todo eres el hombre con el plan.
—Sí, por supuesto. Yo siempre...tengo un as bajo la manga, jeje—dijo Lincoln nervioso.
—Claro. Por cierto, felicidades, Lincoln—dijo Rusty.
—¿Por qué?
—Tienes lápiz labial en los labios.
—¡¿Qué?!
Lincoln rápidamente comenzó a pasarse las manos por los labios para quitarse el lápiz labial que le impregnó Ronnie Anne tras el beso.
—Caíste—dijo Rusty y todos se rieron por la broma.
Lincoln entendió que fue engañado y que reveló accidentalmente que había besado a Ronnie Anne. Sin nada que hacer, bajó la cabeza con vergüenza y esperó a que terminaran de reírse. Pero de pronto sintió que la mano de Rusty se apoyaba sobre su hombro. Levantó la mirada y encontró a sus amigos sonrientes.
—En serio, Lincoln. Felicidades—felicitó a su amigo y todos los demás le siguieron.
Lincoln sonrió reconfortado por tener el apoyo de todos sus amigos.
—Gracias, chicos—agradeció sinceramente Lincoln.
—Bueno, tontos—interrumpió Chandler ambos momentos—No tengo idea de lo que ha pasado, pero sea lo que sea no quiero volver a vivir algo como esto. Yo me voy, y espero que no vuelva a verlos jamás bajo estas circunstancias. Adiós—se despidió Chandler e hizo además de irse.
Pero Ronnie Anne lo detuvo tomándolo del hombro.
—¿A dónde crees que vas?
Chandler volteó la cabeza y encontró a Ronnie Anne esbozando una siniestra sonrisa.
—A...mi casa.
—¿Tan pronto? Pero todavía no hemos decidido cuál era tu castigo.
—¿Qué? ¿De qué rayos están hablando? —dijo Chandler, volteándose para verlos a todos.
—Perdiste, Chandler—continutó Lincoln, con una sonrisa triunfante—Logramos demostrar que los fantasmas existen, así que tienes que cumplir con tu castigo.
Chandler se vio en problemas. Efectivamente demostraron que los fantasmas si existían, pero él no quería admitir la derrota. Pero para su suerte, seguía teniendo el contrato, el cual tenía un vacío legal que usaría a su favor.
—¿Sí? Pues no importa, porque la apuesta era lograr que admitiera que los fantasmas existen, y nunca lo hice.
—¿De qué estás hablando? Lo admitiste cuando el fantasma nos atacó—reveló Clyde y todos los demás lo apoyaron.
—¿Sí? ¿Y qué? No tienen con qué probar que lo hice. En cambio, yo tengo esto.
Chandler mostró las imágenes de Sid fingiendo ser el fantasma que tenía en su teléfono.
—Esto probará que son un fraude, y su credibilidad caerá por los suelos. Así que es su palabra contra la mía, y yo gano—dijo Chandler confiado en su victoria.
—De hecho
Stella reveló que ella había grabado el momento en el que Chandler y sus lacayos admitieron la presencia de un fantasma, junto con pruebas confiables de que eran legítimas.
—Es tu palabra contra la tuya—finalizó Stella y todo el grupo sonrió victoriosamente.
Derrotado por la habilidad de Stella, Chandler siguió buscando desesperadamente alguna salida de su situación. Volteó a ver a sus amigos en busca de ayuda.
—Chicos, ayuda—pidió un Chandler desesperado, pero ninguno de los dos podía ayudarlo.
—Lo siento, Chandler.
—Pero no podemos hacer nada ante eso
Viéndose derrotado y sin ninguna posibilidad de escape, Chandler cayó de rodillas y sintió su mundo venirse abajo.
—¡No es justo! —gritó lleno de frustración, mientras el grupo celebraba su victoria.
/
En la escuela, todos se encontraban narrando la historia de su travesía en la mansión Weinmayer.
—Y al final logramos salir victoriosos y el fantasma al fin pudo descansar en paz—terminó de contar Lincoln y el público oyente lo recibió con un fuerte aplauso.
—Vaya, ustedes sí que son geniales.
—Sí, lamentamos no haberles creído antes.
—Ese Chandler es todo un patán.
—Pero ustedes son unos héroes.
Comentaban los chicos que escucharon el relato contado por Lincoln y Ronnie Anne, principales héroes de la historia.
—No se preocupen, chicos—dijo Lincoln.
—Sí, de hecho fue para bien, ya que gracias a eso pudimos cerrarle la boca de una vez por todas a ese cretino de Chandler y vivir una gran aventura—dijo Ronnie Anne, dándole una rápida mirada a Lincoln quien correspondió.
Ambos decidieron cambiar la última parte por una batalla épica para no revelar nada ante el público. No iban a ignorar lo que pasó ahora que lo sabían sus amigos, y viendo las consecuencias que podía traer gracias a la historia de Gratiel Weinmayer. Se iban a tomar las cosas con calma, pero en definitiva podían decir que eran algo más que amigos.
—Eso es genial, chicos. Pero tengo una duda, ¿qué pasó con toda la apuesta? —preguntó Chica Jordan.
—Oh, eso me recuerda. ¡Oigan tontos, ya pueden salir! —gritó Ronnie Anne a la puerta de la entrada.
A la cafetería entraron Chandler, Richie y Trent, listos para cumplir con la apuesta. El castigo que les impusieron fue asistir el resto del día a la escuela con unos humillantes disfraces. Trent llegó con un tonto disfraz de princesa, Richie con un disfraz de My Little Pony y Chandler...¡con uno de Hello Kitty!
Todos se burlaron de ellos por tener que usar esos tontos disfraces, también como despecho por las malas pasadas que el trío les jugó a todos en la cafetería. Chandler se sintió más humillado que en toda su vida y no pudo hacer nada más que ahogarse en su propia rabia y frustración.
—No sé ustedes, pero yo me siento muy hermosa—dijo Trent.
Chandler y Richie lo vieron con una ceja levantada.
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