FLOR DE CANELA

Casi todas las noches me pregunto —con filosofía de por medio— si vale la pena seguir con esto: "¿No estaré siendo demasiado terco al darle cuerda a un juguete oxidado y roto?"

"¿A dónde canalizo esto?, ¿escribir, o quizá cantar?"; en la mente nada da respuesta, nada me funciona. Me embelesas, me atrapas, me enredas y yo en este baile del ridículo ando perdiendo. Incluso con esas canciones, esos poemas, esos versos; incluso con las rosas artificias del ingenio; con nada tú arraigarás.

Conozco el dolor y sus matices, conozco también el silencio, porque en él viví; lo que no conozco es tu esencia, y eso en mi psique hace bulla. Pero quiero explorar ese fabuloso mundo de los libros, aunque en él mi tiempo se consuma; hacer mío el concepto de tu libertad y de lo que ignoro por tu causa; entender las virtudes de un cielo que se niega a ver el Sol.

Esbozaba con rimbombantes vibraciones: "¡Todos tenemos defectos!"; no habría cosa tan cierta, esa es una verdad; como hombre admiro a Eva, no al santo de Jehová. Me cuestiono la firmeza de mis razones con vehemente plenitud: "¿Qué dirá la actitud de esta alma aglutinada de su ciencia?"; supe que no habría clemencia y eso me sentó fatal.

Je ne vais pas abandonner, fleur de cannelle

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