A Sinatra le pido por viajes astrales, que te cante "Fly me to the Moon", que llegue la "song" a tu corazón, que lo haga latir,"bongbon". Fue una seguidilla algo rebuscada, lo admito, pero necesitaba a Sinatra en el esquema, pues como escritora has de saber que lo primero que viene a la mente no se desecha.

Realmente no me quiero comportar como un patán, diciéndole cosas bonitas a una chica que no quiero —porque a ti sí te quiero—, así como lo hice hace un par de días. No usé la literatura contigo de forma acertada; quizá uno que otro halago, quizá un escrito por tu cumpleaños, quizá el sentirme raro cuando converso contigo; es un fermento emocional que de mi alma no brotaba hace un buen tiempo.

Hoy soy Diego, no un escritor, puedes percatarte que no incorporo a este texto las palabras usuales, ni las métricas típicas de mi don; simplemente fluyo para expresarte un gustó, mas no una razón.

Me entristece, sí, me líquida levemente el hecho de que sufras por él, porque sé perfectamente el cómo se siente, el cómo la indiferencia y falta de compromiso afectivo de otros puede desmoronar los días de alguien. Créeme, no es algo que se supere fácilmente, requiere de un proceso de luto que acaba en "aceptación".

Me gustaría poder implicarme más en ello, apoyarte más con tu dolor, hacerte sonreír todos los días, teletransportarme a tu zona y abrazarte; decirte "te quiero en mi vida para siempre" sin sonar como un orate desquiciado en la esquina del Mercado Central; que mis palabras tengan sustento, que se sostengan en lo que me revuelve el estómago cuando es contigo con quién dialogo.

Morena linda, negrita bella, princesa senegalesa; oda a la africanidad, a la sangre caliente. Nunca te rindas, pese a que el mundo es hostil e inhóspito, vale la pena vivir en él; solo estando conectados con él podremos encontrar momentos bellos, que, en el clímax de nuestra existencia, representen "felicidad".