Tardes de otoño
Tardes de otro tiempo, de un tiempo más bueno,
cuando en nuestras manos, guardábamos sueños.
Tañir de campanas, la fuente y el cielo,
vuelo de palomas cabalgando el viento.
Por las diagonales, las que van al centro,
avanza el silencio, llevando un lamento.
Un silbido largo, fantasmal, sereno,
puebla los lugares que nos conocieron.
Se quejan las hojas, que adornan las plazas,
les falta la risa que les regalaba,
después del ahogo, cuando me besabas.
Tardecitas tibias, recuerdo añorado,
soles que supieron, lo que yo te amaba.
No he guardado fotos, ni flores, ni cartas,
tengo los recuerdos que acuden, llamados
si el llanto pretende nublar mi garganta,
y entonces revivo ese amor sagrado,
que aunque pase el tiempo, en mí se agiganta,
Tardecitas dulces, díganle al oído,
que nadie lo quiso, como yo lo he amado.
Tardecitas dulces, díganle al oído,
que lo sigo amando, aunque se haya ido.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top