Somos,

reflejo de luz,

espejo de luna.

Somos,

hijos del trono de estrellas.

Vamos,

mis hermanas,

de pie.

Vamos,

mis hermanos,

álcense.

Despiertan los lechos de roca,

sueños y esperanza,

memoria.

El destino llama,

hijos de la luz de las estrellas.

Nuestro canto

trasciende al vació y la oscuridad.

Más allá de las llamas,

bajo cenizas

vive el recuerdo de quienes fueron.

Todo el sacrificio,

no fue para olvidar.

Por los caídos ahora,

caminamos sobre un suelo gris,

frío.

Puentes,

cadenas,

nuestros nombres grabados en la piedra.

Nosotros también somos nobles,

oh señores,

y algún día triunfaremos.

Hoy reclamamos nuestra corona.

Hoy cae una dinastía.

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Originalmente publicado en "Voces del Viento Joven" (2017), Antología del Ateneo Juvenil Javier Villafañe SADE