03# PARTE TRES

Marta llevaba reposando en cama desde hacía una semana, una semana desde que Jesús dejó de drogarla para salirse con la suya.

¿Y así ha sido? ¿de verdad Jesús ha recuperado su puesto de trabajo? Pues para su frustración, e igual que pasó con las fotos, no ha podido salirse con la suya porque Damián no iba a permitir que volviera a ejercer de director, y mucho menos hiciera daño a Marta, volviendo a descubrir —y esconder, por supuesto— que él estaba detrás del malestar de Marta.

Aunque si era sincero consigo mismo, no le sorprendía que Jesús volviera a acudir a la misma artimaña que ya usó con Begoña hace apenas un par de meses.

En esa semana, Marta se fue encontrando cada vez mejor y a diferencia de su cuñada —que estaba relacionado con alucinógenos—, su agotamiento físico y mental era más difícil para atar cabos y más fácil relacionarlo con el exceso de trabajo, las pocas horas que dormía la rubia, y ni que decir que apenas comía algo decente.

Así que no, por el momento la manipulación de su hermano iba a seguir escondido bajo la alfombra y solo a sabiendas de Damián.

Marta seguía en reposo bajo el consejo de Luz. Marta no se lo iba a discutir ni poner en duda su trabajo, aunque eso no quiere decir que no haya intentado convencerla de que se encontraba mejor y que ya podía volver a trabajar.

Pero Luz, que ya consideraba a Marta una amiga, no quería arriesgarse a que volviera a perder el conocimiento y quería ser cautelosa.

Así que Marta decidió seguir sus consejos y seguir al pie de la letra sus instrucciones.

Estaba sentada en la cama, totalmente apoyada en una almohada mientras leía un libro para pasar el rato.

Se sentía algo frustrada ya que nunca le había gustado estarse quieta, y mucho menos estar anclada en una cama cuando podía perfectamente moverse y no depender de otras personas, sin tener el riesgo de tambalearse o volver a tener un síncope.

La distrae el picoteo de la puerta y el como ésta se abre casi de manera tímida, viendo asomar la cabeza de Fina con esa sonrisa que tanto ama.

Marta corresponde a su sonrisa, iluminándose su mirada con solo verla mientras deja el libro totalmente abandonado en la mesa de noche.

—¿Cómo estás, mi amor? —pregunta, cerrando la puerta tras de sí.

—Mucho mejor ahora que has venido —dice coqueta, palmeando el lado de la cama con una mano y con la otra, invitándola a cerrar la puerta con llave para tener un momento a solas.

Fina sonríe de oreja a oreja, mirándola seductora mientras mueve sus hombros de lado a lado. Cierra la puerta con llave y deja su bolso en la otra mesa de noche, gateando sobre la cama hasta llegar a ella y robarle un tierno beso que les hace cerrar los ojos a ambas, sonriéndose enamoradas en lo que Fina se va sentando con calma a su lado.

—¿Te han subido algo para desayunar? —pregunta, sentada de lado con su cuerpo totalmente dirigido a Marta.

Marta asiente con la cabeza, mirándola embelesada. Cierra los ojos casi por inercia al notar la suave caricia de Fina en su mejilla, sonriendo dulcemente mientras reposa por completo su mejilla en la palma de su mano.

Lleva una de sus manos a la suya, sosteniéndola y así poder depositar un tierno beso en la palma, haciendo sonreír a Fina que también tiene la mirada totalmente iluminada, cautivada por su rubia favorita.

—¿Te ha visitado Luz? ¿qué te ha dicho? —pregunta, cada vez más cerca de Marta para poder irse acunando poco a poco en su cuerpo.

—Me recomienda una semana más de reposo... pero estoy desesperada, no soporto estar encerrada entre estas cuatro paredes, sin poder hacer nada. —Resopla ofuscada, ya teniendo la cabeza de Fina apoyada en su hombro mientras ella reposa su mejilla sobre su cabeza, acercándola un poco más a ella al rodearle los hombros con su brazo.

—Tienes que hacer caso a la doctora, mi amor. Mira como has terminado por esforzarte tanto...

—Pero si ya estoy bien —reprocha infantilmente, arrugándole el labio inferior para ver si al menos conseguía ablandar a Fina y la dejase, simplemente, caminar.

—No acepto quejas, Marta —le dice levantando la cabeza para poder mirarla—. Solo es una semana más, ¿de acuerdo? Además, prometo... visitarte mucho, mucho, mucho más —le dice seductora, diciendo las últimas palabras en susurros a medida que se acerca a ella.

Roza sus labios con los de ella, buscando provocarla. Cada vez que Marta intenta besarla, Fina, sonriendo con toda la travesura del mundo, le iba esquivando los besos.

Sus risas resuenan por toda la habitación hasta que, en un descuido de Marta, es Fina la que termina por besarla tras agarrarla de las mejillas y atraerla a ella.

Ambas se funden por completo en ese beso, con las manos de Fina que se niegan a soltar sus mejillas mientras que Marta atraía todo lo que podía a Fina desde la cintura.

Juntan sus frentes en cuanto sus labios se separan cuando les es necesario respirar. Rozan sus narices, manteniendo sus ojos cerrados y, simplemente, disfrutan de su compañía.

Marta inclina la cabeza para poder besarla de nuevo, pero en cuanto sus labios se rozan, Fina se aleja con una sonrisa traviesa mientras queda un poco inclinada hacia atrás y con Marta reclinada sutilmente sobre ella.

La morena le sonríe divertida mientras le da un par de toques con su dedo índice en el hombro, mirándola con todo el cariño del mundo.

—Y, espero, señorita, que cuando vuelvas al trabajo te lo tomes con calma. Se acabó lo de trabajar tantas horas, ¿y lo de no comer? —Perfila su nariz con la suya— me voy a asegurar que comas bien, así que prepárate Marta de La Reina... que no me voy a despegar de ti —le susurra seductora, cada vez inclinándose más hacia atrás en lo que va atrayendo a Marta hacia ella desde los hombros.

—¿Ah, sí? —le pregunta en un ronroneo, sonriendo hechizada y dejándose hacer— Lo estoy deseando...

—Ven aquí... —le susurra ya no pudiendo controlarse más.

La atrae por completo a ella tras rodear su cuello con sus brazos, fundiéndose en un beso que parecía haberse hecho esperar por mucho tiempo, terminando por tumbarse en la cama para tener a su pareja sobre ella.

Era una locura que se dejaran llevar en plena casa de los de La Reina, pero la llave mantenía la puerta cerrada, y las dos querían vivir lo más libres posible que podían cuando estaban a solas, justo como ahora... solo disfrutando la una de la otra, de su compañía, de sus risas, de sus bromas, de sus abrazos, de sus caricias, de sus besos... simplemente, amándose como solo ellas saben hacerlo.

¿Y es que nunca iban a saber que la fatiga extrema de Marta fue cosa de Jesús? no por ahora, ya que la recuperación de Marta ha sido mucho más gradual que con Begoña, que fue prácticamente del día a la mañana y, por tanto, es como si Jesús hubiera aprendido de ese "error" y simplemente, ha jugado mejor con sus cartas para no levantar sospechas.

Pero este secreto no se mantendría mucho tiempo escondido, pues lo que le ha hecho a su hermana saldrá a la luz en un futuro... junto al secreto de que es un asesino y que disparó a Begoña.

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