"Renacimiento del amor" - ElanyHiragizawa

Fandom: Yuri!!! On Ice

#1 Nuestro amor.

Era una noche tranquila en la que dos no tan jóvenes enamorados descansaban en su habitación.

Seung y Phichit llevaban 40 años de casados; ambos unieron sus vidas en matrimonio jurándose amor eterno. Su vida era bastante feliz y tranquila.

— Amor, ¿qué es eso que está sobre el buró? — preguntó Phichit señalando un pequeño frasco que se encontraba sobre el buró cerca de la cama.

— Nikiforov me lo recomendó, dice que gracias a esta pócima volvió a crecerle el cabello, y que Katsuki no volvió a engordar.

— ¿Para qué la quieres?

— Mi columna me está matando, ningún médico ha podido ayudarme a aliviar el dolor completamente. Dicen que esta pócima es mágica y que te ayuda cumplir cualquier deseo; soy escéptico, pero me he quedado sin remedios.

—¿En serio?, no lo creo, sé que esta pócima no hará realidad lo que deseo en este momento, porque lo que deseo está justo aquí — afirmó Phichit para después besar el cuello de su esposo de manera excitante.

— Te quiero — dijo Seung acariciando el cabello del moreno.

— ¿Qué te parece si pasamos a la acción? — preguntó pícaramente el tailandés dejando de besar su cuello y poniéndose encima de él.

— Me parece bien.

Así fue como ambos abuelitos pasaron a la acción de dormir abrazados, ya que su organismo se acostumbró a dormir antes de las 10 p.m.

#2 Enfrentará.

Pasaron algunos días y ambos se mantuvieron distantes, principalmente Phichit. Seung lo atribuyó a que tuvieron mucho trabajo, así que le restó importancia.

Ellos vivían en Corea del Sur.

Compraron todas las pistas de hielo y ofrecían clases de patinaje; de igual forma, ambos entrenaban a los nuevos patinadores estrella.

Un día, cayó una nevada que les impidió a todos llegar a la clase matutina en la pista de Lotte World, a excepción de Phichit, Seung y un pequeño niño rubio.

Phichit dijo que podía darle la clase, aunque Seung insistió en que lo mejor sería reponérsela después, porque para darle la clase debía de entrar a la pista; Phichit era terco y no le hizo caso a su esposo.

Phichit entró a la pista y ayudó al pequeño en todo momento, entretanto, Seung observaba desde las gradas.

De repente, Phichit resbaló y cayó de bruces. Seung entró a la pista para ayudar a su amado quien yacía en el hielo; afortunadamente, Phichit seguía consciente.

Seung le ordenó al niño que volviera a casa, así que éste se marchó. Ambos estaban sentados en las gradas, Phichit mirando al suelo y Seung llamando a un médico, sin embargo, el tailandés le quitó el celular y colgó la llamada.

— ¡¿Qué demonios te sucede?!

— ¡Sucede que odio ser un maldito anciano! — gritó Phichit desbordando lágrimas. — Si no fuera un anciano esto nunca habría pasado.

— Yo te dije que no patinaras, ahora devuélveme mi celular.

— Tú no entiendes y nunca vas a entenderlo. Me siento vacío, estúpido, roto; cada día me veo en el espejo y solamente veo a un viejo decrepito que morirá pronto.

— Tranquilo, aún queda mucho por delante.

—  Necesito que te alejes, ya que soy una bomba de tiempo y en cualquier momento voy a explotar.

— ¿A qué te refieres? —  preguntó Seung perdiendo la paciencia.

Phichit apretó los puños, era hora de la verdad.

—   Tengo cáncer...

#3 La adversidad.

El silencio reinó en el lugar; Phichit seguía llorando y Seung apretaba los puños mientras un nudo se formaba en su garganta, no quería mostrarse débil, pero aquella noticia le cayó como un balde de agua fría.

—  Odio ser viejo, ¿sabías que el 60% de personas con cáncer tiene 65 años o más?

—  Te llevaré al médico.

—  Fui hace unos días, no iré de nuevo, únicamente necesito que te vayas.

— No... — respondió Seung agarrándolo de los hombros. — Si quieres que me vaya mírame a los ojos y dime que no me amas, hazlo y me iré.

Phichit no pudo hacerlo, así que se zafó de su agarre y se dirigió a un cuarto el cual utilizaban los entrenadores para descansar. Phichit se sentía débil y se había torcido el tobillo, no obstante, el cuarto estaba cerca de donde ellos se encontraban; con mucho esfuerzo, Phichit entró y cerró la puerta; Seung no lo detuvo.

Phichit lloró desconsoladamente maldiciendo su condición. En medio de su miseria vio que la pócima de Seung estaba sobre un estante.

— Deseo volver a la época en la que tenía 19 — dijo Phichit para después agarrar el frasco y beber su contenido, sin antes leer las instrucciones y advertencias que venían al reverso del frasco.

#4 Sin importar la época.

La alarma sonó y Phichit siguió durmiendo hasta que la voz de una mujer lo despertó.

— Me alegra que hayas venido a visitarme, pero le prometiste a Yuuri que lo irías a apoyar en su competencia, además debes volver con Celestino para seguir entrenando. Tu vuelo parte en una hora, apresúrate.

— ¿Mamá? — preguntó Phichit quitándose las cobijas de encima.
La mujer no le hizo caso y salió del cuarto. Phichit inmediatamente se percató de que estaba en su habitación de la infancia; se miró al espejo y encontró a un apuesto joven de ojos marrones y piel canela. Había vuelto a tener 19...

Phichit gritó y después se tranquilizó pensando en que simplemente era un sueño que debía disfrutar, pues cuando despertara volvería a ser el mismo viejo caduco.

Hizo lo que su madre le ordenó y antes de irse la llenó de cariños.

Llegó al aeropuerto y abordó el avión. Phichit no recordaba bien que había pasado ese día, únicamente sabía que era 2016 y que viajaría a Moscú para apoyar a Yuuri en la Copa Rostelocom.

Al llegar a Moscú se encontró con Yuuri quien le agradeció su apoyo. Después, ambos fueron a la pista en la que se llevaría a cabo la competencia.

Phichit de repente recordó que los resultados de ese evento determinaron su lugar en su primer Grand Prix Final, y también recordó que ese día conoció al amor de su vida quien quedó en último lugar.

Cuando llegó el turno de Seung, el moreno no pudo apartar la mirada de él y sintió tristeza, en toda la carrera del coreano esa había sido su peor actuación.

Se conocieron en el baño de hombres, Seung se había ido a lavar la cara y Phichit acababa de salir del baño; su conversación fue breve, pero eso no quita que ese haya sido su primer encuentro.

Phichit pensó que como todo era un sueño, podía abrazar y besar a Seung sin ningún reproche. Entró al baño de hombres y vio que Seung se estaba limpiando las lágrimas.

— No llores, todo estará bien — aseguró Phichit con una cálida sonrisa para después abrazar a su amado quien rápidamente se soltó y le dio una cachetada.

— Jamás vuelvas a hacer eso o no sabes de lo que soy capaz — le dijo mientras le dedicaba una mirada gélida, al final se retiró del baño dejando al tailandés bastante confundido.

— Eso resultó mal, es obvio que él no sabe que serás su esposo —  escuchó que dijo una voz detrás de él, así que se volteó; no creía lo que estaba viendo.

#5 Las circunstancias ni el lugar.

— ¿Seung? — preguntó, pues estaba viendo la figura del coreano en bata blanca.

— No, tu subconsciente me hizo tomar esta forma.

— Este sueño es una locura.

— No es un sueño, tú tomaste la pócima y deseaste volver a tener 19, he aquí el resultado. Vine a darte el reto.

— ¿Reto?

— ¿Qué acaso nadie lee las instrucciones? — interrogó el guía con molestia. — Las instrucciones dicen que tienes que cumplir un reto para que tu deseo sea permanente o para deshacerlo.

— ¿Qué debo hacer?

— Debes enamorar a tu futuro esposo antes de la luna llena que será dentro de dos días, de igual forma debes besarlo para congregar su amor. Si para ese entonces no lo lograste, te convertirás en polvo de estrella.

— Nos tomó años enamorarnos, tuvimos que tejer una amistad primero. ¿Cómo se supone que voy a enamorarlo en dos días?

— Usa tu imaginación — respondió frívolamente para después desaparecer.

#6 Nuestro amor.

Phichit quiso despertar de aquella pesadilla, mas era imposible. No le quedó más que volver a su hotel a arreglarse para la fiesta nocturna en honor a los ganadores de la Copa Rostelocom. Esa era su oportunidad para volver a enamorar a Seung.

Llegó a un salón lo suficientemente grande para albergar a todos los asistentes, y por si fuera poco el lugar contaba con bonitos jardines. Lo primero que hizo al llegar fue buscar al coreano con la mirada, posteriormente recordó que ese día estuvo conviviendo con los demás patinadores y nunca vio a Seung, quizás ya había partido a Corea. 

Phichit se entristeció, así que minutos después salió a tomar un poco de aire; grande fue su sorpresa el encontrar a Seung sentado en una de las bancas del jardín. Phichit tomó valor y se acercó.

— Hola...

Seung sin decir nada caminó hacia la salida del lugar, sin embargo, Phichit lo agarró del brazo y lo detuvo.

— ¿Qué quieres? — preguntó sin ningún rastro de amabilidad en su rostro.

— Lamento mi comportamiento de hace un rato, no quise ofenderte

— Disculpa aceptada, ahora suéltame.

— No... — respondió Phichit, y Seung lo miró con enfado — No sin antes tomarnos una selfie — dijo para después sacar su celular y tomarla, el coreano no pudo hacer nada, aquello le tomó desprevenido.

— ¡Qué demonios te pasa! — gritó Phichit zafándose del agarre de Seung — No vuelvas a hacer eso jamás, ¿¡entendiste!? — al final Seung aventó el celular lejos y fue a la salida.
Phichit dejó que se fuera; de alguna forma entendía su actitud, ya que Seung del futuro le contó que se deprimió por aquel fracaso. Lo de la selfie fue algo imprudente; al siguiente día haría algo para animarlo y volverlo a enamorar, por ahora le daría tiempo.

#7 Perdurará.

Phichit se sentía cansado por haber bailado tanto. Al finalizar su encuentro con Seung, entró al lugar para convencer a Min-So Park de no abandonar Moscú tan pronto y convencer a Seung de hacer turismo para distraerse; logró su cometido y se quedó gozando su juventud, así que bailó toda la noche y tomó demasiadas selfies con su celular que ahora tenía la pantalla rota gracias al coreano.

Min-So Park le dijo que Seung no quería salir de su habitación del hotel, a Phichit no le quedo más que tocar su puerta rogando que abriera, cosa que hizo.

— Hola, quiero disculparme por lo de ayer, y me preguntaba si te gustaría ir a hacer turismo conmigo.

— No — respondió Seung cerrando la puerta.

Phichit debía de pensar en otra cosa si deseaba que Seung saliera de su habitación. Después de una hora se atrevió a tocar la puerta de nuevo, venturosamente ésta se abrió.

— ¿Qué tal al cine?

— No.

Phichit recibió el mismo rechazo; esperó una hora para volver a tocar, aunque el resultado fue el mismo. Se sentía triste, pero no se rendiría.

Tocó la puerta tantas veces que el coreano perdió la paciencia y se resignó.

— Aceptaré si dejas de molestarme de por vida — dijo Seung, a lo que Phichit asintió.
Fueron a una cafetería y les tomaron su orden, mientras esperaban, Phichit no dejó de hablar. Sus pedidos llegaron y ambos disfrutaron sus manjares en silencio, hasta que Phichit encontró algo extraño en su pastel, un anillo de compromiso.

— Eso no es mío — afirmó Seung.

— En realidad, es mío — dijo el señor de la mesa de al lado.

— ¡¿Eres gay?! — preguntó una mujer rubia. — Pensé que solo eras europeo.

— No entiendes, yo... — la mujer lo interrumpió y empezó a decir cosas que comprobaban su homosexualidad, sin embargo, el hombre le aclaró que le iba a proponer matrimonio, así que ella se abalanzó a sus brazos y aceptó. Phichit no desaprovechó el momento para gritar: "¡Que vivan los novios!", al final todos aplaudieron y celebraron.

— Lamento si eso te incomodó, yo... — se disculpó Phichit, mas fue interrumpido por la estrepitosa risa de Seung. Phichit pensó que su risa era lo más bello.

Seung se disculpó por lo ocurrido y desde ese momento la conversación fue más amena.
Salieron de la cafetería y caminaron al hotel, en el camino, Phichit vio un Karaoke e hizo que Seung entrara con él.

Empezó a sonar la canción de "Don't go breaking my heart" y Phichit subió al escenario, aquella era la canción que bailaron el día de su boda, Seung amaba esa canción.

Salieron del karaoke y hablaron animosamente hasta que llegaron a la habitación de Seung, pronto se haría de noche.

— Gracias, me divertí — afirmó Seung.

— Igualmente — dijo Phichit acercándose al coreano con la intención de besarlo, pero éste se apartó.

— Escucha, eres lindo, pero no estoy enamorado de ti. La amistad, el cariño y el enamoramiento son cosas que se dan a lo largo del tiempo, no de la noche a la mañana. Si quieres podemos intentar ser amigos, es lo único que puedo ofrecerte.

Phichit se resignó y fue a su habitación con miles de pensamientos en la cabeza. Cuando la luna llegó a su punto más alto ya no había nadie en la habitación, solo polvo de estrella.

#8 Y renacerá.

Phichit despertó en un hospital, todo había sido un sueño. Poco después Seung entró a la habitación y lo abrazó.

—Me alegra que despertaras — dijo el coreano sin contener el llanto.

— A mí me alegra que estés a mi lado.

— Te amo — dijo Seung para después besar a su amado.

— Seung, ¿qué fue lo que me pasó?, dímelo directamente.

— Verás...te caíste en la pista de hielo y... estuviste en coma durante dos años. El doctor dijo que tienes cáncer terminal y que tu caída empeoró las cosas — respondió el coreano con dificultad, aquello le dolía de sobremanera.

Ambos quedaron en silencio hasta que Phichit habló.

— Nos tomó todo un proceso llegar hasta aquí, no nos enamoramos a primera vista, lo nuestro fue paulatino y pausado, nuestra historia de amor es la historia más hermosa que jamás he escuchado, pero toda historia tiene un fin, aunque sé que este no será el fin de nuestro amor. Te amo, gracias por ser tan maravilloso; me has dado tanto y estaré eternamente agradecido. Hace tiempo deseé volver a ser joven, pero no lo volvería a hacer si eso significa no tenerte a mi lado, aprendí que la vida únicamente se vive una vez y no puedes volver al pasado; atesoró cada momento que vivimos porque fue único, momentos que no volverán. Yo no le tenía miedo a envejecer, ni al cáncer, le tenía miedo a la muerte, pero ahora estoy listo... 

Ambos lloraron y se recordaron lo mucho que se amaban hasta que quedaron dormidos.
Phichit Chulanont murió esa noche, después de todo, su alma se convirtió en polvo de estrella y desde el universo observaba a su amado deseando que pudiera seguir adelante, ya después se volverían a encontrar.

Toda historia tiene un fin, pero su amor perduraría toda la eternidad, su amor podría renacer cuantas veces fueran, en los universos que existieran y ante cualquier adversidad. El amor es así, cambiante, raro y sobretodo indestructible.

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