El salto número 20 - Lauradadacuentista
Andrés había viajado en el tiempo 19 veces.
Una vez al año volvía, inexplicablemente, al caluroso día 6 de junio de 1999.
Ese día conocía a Julia, su mujer, pero ese no era el motivo clave del salto, debía evitar que ella muriese.
Se dormía la noche del 5 en su presente y aparecía el 6 de junio del 99 a las 7 de la mañana en los baños públicos del mercado. Inevitablemente, a las 7 de la mañana siguiente era de nuevo engullido por el tiempo y devuelto a su cama en el año del que había venido.
El repetitivo guión empezaba a las 7:36.
—¡Buenos días "joven"! —Le decía los primeros años la simpática florista. Con las canas, últimamente había pasado a llamarle "señor".
El coche azul, fuera de control, giraba la esquina. Había averiguado que la conductora, una mujer llamada Isabel, se desmayaba al volante momentos antes. Entonces Andrés saltaba desde tres pasos a la derecha de la señal de stop para empujar a Julia con fuerza y apartarla de morir atropellada. Seguidamente el coche se empotraba contra una farola. Nadie resultaba herido.
El Andrés "viajero" se esfumaba de la escena porque su "yo" de 1999, con su horripilante camisa naranja, salía corriendo de la cafetería de enfrente a socorrer a la chica que temblaba del susto y que acabaría casándose con él en 2008.
Jamás le había contado nada a Julia sobre sus viajes. Le hubiera tomado por loco. Desgraciadamente, su relación se desgastó lentamente y en 2018 estaban en plena crisis de pareja.
En todos los saltos Andrés siempre había seguido la misma pauta hasta el último año, el número 19. Salvó como siempre a Julia, pero cansado de la misma coreografía, decidió innovar e investigar porqué Isabel podía haberse desmayado. La ayudó a salir del coche estrellado, charló con ella, les sorprendió su química y acabaron disfrutando juntos del mejor 6 de junio de su vida. Le tenía cautivado.
Andrés creía que lo que había entre Julia y él era amor, pero solo un día en compañía de Isabel le había revelado el motivo real de sus saltos: la vida le regalaba una segunda oportunidad.
Mientras esperaba un año más hasta el salto número 20 trazó un plan.
Había llegado su momento.
A las 7:35 Isabel se desmayaba, pero esta vez en brazos de Andrés, mientras la entretenía charlando y evitaba así que montara en su coche. Resultó una simple bajada de tensión por el calor.
Pasaron un nuevo primer día inolvidable juntos y, al despedirse, le entregó una meditada y convincente carta sobre un chico con una espantosa camisa naranja al que debía conocer.
A las 7 de la mañana del día 7 de junio de 2019 Isabel le despertaba, un día más, con uno de sus dulces besos y Andrés seguía tan enamorado como aquel primer día.
De pronto alguien irrumpía en la habitación.
—¡Papá, mamá! ¡Despertad!
Jamás hubo un salto número 21.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top