019

Sunwoo estaba teniendo un ataque de pánico. Cuando escuchó lo que le pasó a Jacob Bae, el pánico se apoderó de él y le resultó difícil respirar. Fue al único lugar donde sabía que iba a tener algo de privacidad: el baño de Myrtle la Llorona.

Había estado pasando mucho tiempo allí y se estaba dando cuenta de que no le importaba la compañía de Myrtle. Ella era tan miserable como él y en realidad sabía escuchar. No le dio ningún detalle, pero le dijo lo suficiente para que ella pudiera consolarlo. Era extrañamente reconfortante.

Corrió al baño y a uno de los cubículos. Después de vomitar su almuerzo, se sentó en el asiento del inodoro y metió la cabeza entre las rodillas. Se concentró en su respiración, tratando de que su corazón latiera a un ritmo normal. Aunque no estaba funcionando, no estaba recibiendo suficiente aire y eso solo hizo que el pánico se asentara más. No podía creer que casi había matado a Jacob Bae.

Un chico con la que nunca había hablado antes. Le dijeron que Jacob estaría bien después de unos meses de recuperación, pero eso no hizo que el pánico se calmara. Si esto es lo que se siente después de casi matar a alguien ¿cómo podría matar a Kim Junmyeon?

— ¿Sunwoo? — habló la fantasma — ¿Estás bien? — La voz de Myrtle apenas penetró su pánico abrumador, pero él no pudo responderle. Las paredes se estaban cerrando sobre él.

Myrtle desapareció pero Sunwoo no se dio cuenta.

Tenía miedo de que su respiración se cortara, se sentía ahogado y su brazo parecía quemarle.

Sunwoo no supo cuánto tiempo estuvo así, apenas fue consciente cuando la puerta se abrió y alguien se arrodilló frente a él. Al principio, el moreno pensó que estaba alucinando, Oh Changmin no podía estar arrodillado frente a él, mirándolo preocupado mientras le tocaba las rodillas, pero entonces las manos de Oh tomaron sus mejillas y miro esos hermosos ojos marrones.

Se perdió en su mirada, enamorado nuevamente del color de sus ojos, no eran ni azules, ni verdes. Eran color café, café que le quita el sueño, café que le produce desvelos.

Sus ojos eran como una manta reconfortante sobre sus hombros y su respiración comenzó a ralentizarse. Fue entonces cuando se dio cuenta de que Changmin estaba hablando.

— ¿Kim? ¿Sunwoo? ¿puedes oírme?

Sunwoo podía, pero no quería que las manos de Changmin se movieran. Oh se puso de rodillas y movió la mano que estaba sobre su rodilla hacia su hombro. Estaba tratando de llamar la atención del moreno, cuando en realidad Sunwoo le estaba prestando demasiada atención.

Estaba mirando directamente a los ojos de Changmin, con sus propios ojos cristalizados. El pánico estaba disminuyendo y finalmente pudo pestañear.

— ¿Sunwoo, me escuchas?

Cuando Changmin volvió a hablar, el pelinegro solo podía mirar sus labios, ese pequeño labio que sabia de ante mano que tiene un sabor único, un sabor dulce, un sabor a berrys.

Eso lo sacó de su ensoñación y se puso de pie abruptamente, causando que Changmin cayera sobre su trasero en el suelo.

— ¿Qué diablos estás haciendo aquí, Oh?— Siseó, su pánico convirtiéndose en uno diferente. El pánico de darse cuenta de que alguien lo había visto perder el control de sí mismo.

Changmin se puso de pie y lo miro mal mientras se limpiaba sus pantalones — Myrtle me dijo que estabas teniendo un ataque. Vine a ver si estabas bien — explicó — ¿Qué diablos te pasó?

— ¿Por qué ella te aviso a ti entre todas las personas? — espetó confundido.

— Yo era el único alrededor, pero ese no es el punto...

— El punto es que esto no es de tu incumbencia.

— Estabas a punto de desmayarte, Sunwoo.

— Lo tenía completamente bajo control — se defendió mientras se arreglaba su uniforme.

— Es mentira — bufo — Si yo no estuviera aquí...

— ¡Claro, lo olvide! — exclamo alterado — ¡Sí, nada puede salir mal con el chico dorado alrededor! Estoy eternamente en deuda contigo.

Changmin levantó la vista, mirándolo enojado y Sunwoo se preparó para una de sus típicas peleas verbales, pero en cambio Changmin chasqueo la lengua y negó con la cabeza.

— Vete al infierno, Kim — fue lo último que dijo y salio del baño.

— Creeme, ya estoy allí — soltó el moreno una vez estuvo en soledad de nuevo.













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Changmin pisoteaba molesto el pasillo a la sala común de Gryffindor. Odiaba estar tan enojado y herido por la forma en que Sunwoo siempre lo trataba. Pensó erróneamente que habían superando eso. Changmin solo estaba tratando de ayudarlo y estaba honestamente preocupado por él cuando Myrtle se le acercó y le dijo que Sunwoo no estaba pudiendo respirar.

Había corrido al baño con el corazon latiendo con un miedo que le hacia doler los huesos, buscando desesperado a Sunwoo, su corazón casi se partió al ver la forma en como encontró a ese fuerte moreno.

Parecía un niño perdido, alguien buscando ayuda, ojos desesperados que parecían clamar por el desesperadamente, pero una vez que Sunwoo pareció calmarse, tuvo control sobre si y volvió a actuar como esa persona sin corazón, como esa persona que todos creen que es.

Y en ese instante Changmin tuvo la gran duda ¿Sunwoo demuestra una personalidad falsa a los demás? ¿O Sunwoo le mostró una personalidad falsa a el?















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— Entonces ¿estás diciendo que Oh Changmin te calmó de un colapso mental?

Sunwoo miro a Songjin aburrida, mientras se secaba el cabello — Changmin pensó que yo estaba en problemas y saltó para salvarme como el héroe que cree que es — giro los ojos.

— ¿Y estás seguro de que no fueron sus ojos chocolate los que te trajeron de vuelta a la realidad? Porque eso suena más como tú

— Jin, por favor... — suplicó cansado.

— No hay nada de malo en eso. Quiero decir, él es agradable a la vista y si no estuvieras tan obsesionado con Oh, ya habría tratado de estar con él.

— ¿Si recuerdas que lo amenazaste?

— Tu lo trataste peor y conseguiste ser su novio — se encogió de hombros.

— A pesar de lo fascinante que ha sido esta conversación, tengo trabajo que hacer — enuncio el moreno y tiro la toalla a la cara de su mejor amiga.

— ¡Dile a Oh que digo "hola" — sonrió y Sunwoo solo giro los ojos y salio de la habitación.












Sunwoo ni siquiera sabía por qué terminó en la biblioteca. Tenía la intención de ir a la Sala de los Menesteres para trabajar en la reparación del Gabinete Evanescente, pero no pudo decidirse a ir. Después de lo que pasó con Jacob, no quería ni pensar en su misión. Tampoco quería insistir en su ataque de pánico y el hecho de que Changmin lo había visto. No quería pensar en cómo eso afectaría todo, así que trató de concentrarse en su trabajo.

Lo cual funcionó solo hasta que el mismo Changmin decidió entrar a la biblioteca. Sus miradas conectaron por breves segundos y fue Sunwoo el encargado de romperlo, bajando de nuevo sus ojos a su lectura, esperando que Oh tome eso como señal que no quería verlo.

— Kim, necesitamos hablar.

Por supuesto que no sería tan fácil...



Sunwoo no levantó la vista de su libro para responder — No tengo nada que decirte.

— Bueno, yo si tengo mucho que decir. Entonces, a menos que quieras que toda la biblioteca también lo sepa, levantate.

Sunwoo resoplo y cerro su libro de golpe, causando que haga un fuerte sonido, se levantó de la silla con un aura intimidante, pero Changmin solo lo miraba aburrido.

Oh lo llevo al río, haciendo que Sunwoo lo mirara desconcertado. Entendía que Changmin quisiera privacidad ¡Pero el clima estaba helado!

Honestamente, todo esto era ridículo, Sunwoo no podía creer que quería volver a la época en que todas sus interacciones eran solo discusiones.

— Será mejor que hagas esto rápido Oh — pidió Sunwoo, como siempre levantando sus escudos.

Changmin dejó de caminar y se giró para mirarlo —¿Qué te pasó hoy?

— Por favor, creí que ya hablamos de eso...

— ¿Hablamos? ¿Y donde estaba yo? Porque no recuerdo haber tenido una conversación decente contigo.

— ¿Hay algún punto en esta conversación?

— Tal vez quede como un imbécil — Changmin se relamio los labios — Pero sabes que me importas...

— Oh, frena esto.

— Sunwoo...

— ¡No es de tu incumbencia! Sé que estás jugando el único papel que sabes cómo jugar, pero no necesito un salvador o un protector.

— ¡No estoy tratando de ser tu protector! Yo solo... yo solo...

— El elegido siempre fue una mierda formando oraciones cohesivas...—replicó secamente.

— ¿Puedes dejar de ser un imbécil por un segundo? — gruñó — Solo estoy tratando de decir que no quiero hacer esto nunca más. Estoy malditamente cansado de esforzarme para odiarte cuando en realidad yo...

Changmin cerro los ojos y desvío la mirada, se sentía avergonzado, sintió que sus heridas se volvieron a abrir por golpes nuevos de la misma persona, que estaba volviendo a sangrar donde un día dolió y fue cuando se dio cuenta que aún estaba hecho para la persona que lo construyó para luego romperlo cruelmente.

— Olvidalo, esto fue una idea tonta — formulo y camino para alejarse de Sunwoo, pero este lo detuvo del brazo.

— ¿Que ibas a decir Oh?

Sus miradas se encontraron, pudieron decirse tantas cosas, pero si se siguen conociendo de la misma forma y se fijan en la intensidad de sus miradas, ya deberían saberlo.

Ambos se quedaron en silencio, con el sonido del frio río de fondo que era testigo de sus más confusos sentimientos. A Changmin se le nubló la visión y no tuvo vergüenza alguna para dejar escapar esas lágrimas que al sentirlas caer, Sunwoo entró en pánico.

Llorar era lo último que quería ver de Changmin, pero el rubio sentía que ya había pasado por mucho y que se merecía finalmente soltarse.

El corazón del bajo latía con mucha fuerza y la presión en el pecho era dolorosa pero más potente eran todos los recuerdos de sus momentos anteriores e incluso del mismo día.

Como si su vida pasara delante de sus ojos, recordó la primera vez que se vieron, la primera vez que hablaron, la primera vez que discutieron, la primera vez en la que existieron besos de por medio, abrazos, palabras dulces, su primera vez, la última que vez hablaron.

Changmin ya no estaba dispuesto a callar nada, no estaría dispuesto a ver cómo su relación se hacía pedazos por causa de un absurdo silencio. Ya no.

Estuvo al borde de la muerte y recuerda perfectamente que en medio de su inconsciencia había lamentado no haber tenido una oportunidad mas con Sunwoo y ahora que la vida le estaba dando esta oportunidad, la aprovecharía sin importar el resultado, porque a este punto, se trataba mas de el que de Kim.


— Que tal vez aún sigo enamorado de ti...




El moreno dejó que el cuerpo de Oh se acercara a el, consiguiendo que el bullicio de la naturaleza se hiciera mudo para sólo poder oír el latido de su propio corazón loco. Changmin acababa de decir que probablemente aún lo amaba, no había escuchado mal ni tampoco se trataba de una ilusión. Se quedó absorto disfrutando en medio de su asombro lo dicho por el rubio.

— ¿Oh, q-que?

—¡Que te amo! ¿Ahora eres sordo? — grito enojado — ¡He querido decírtelo desde hace mucho y me he contenido y ahora me vale una mierda todo, tampoco me importa que no me correspondas, puedes irte al infierno si quieres, pero quería sacármelo de mi sistema para poder continuar!

Sunwoo tomó en un abrazo a Oh, abrazándolo hasta el punto de elevarlo al aire. No podia creer que Changmin acaba de admitir que lo amaba.

¡Changmin lo amaba!

El pelinegro aún un poco abrumado, consiguió tomar el rostro de Changmin una vez que lo colocó en el suelo para esparcir esos besitos húmedos que hicieron al rubio reír mientras más lágrimas corrían por ese lindo rostro suyo.

—Deja de llorar, por favor, no llores — juntó su frente contra la del más bajo.

— Lo siento, es por eso que no me gusta llorar — sollozo y escondió su cabeza en el pecho del moreno — Una vez que lloro ya no paro.

Changmin ya no podía controlar su ser ni sus emociones por lo que no tuvo el más mínimo reparo en aguantar las ganas por ponerse en puntas y abalanzarse sobre los labios de Sunwoo para entregarle ese ansiado beso, uno que sabía a esperanzas además de frutas. El alto, como buen eterno enamorado, correspondió al beso en medio de una sonrisa llena de regocijo, palpando, sintiendo, explorando cada milímetro de esos labios que pensó que jamás volvería a probar.

Los fuegos artificiales estallaron en el corazón de ambos, Sunwoo sujetó fuertemente la cintura de Changmin elevando a este del suelo, atreviéndose luego a dar giros mientras Oh aferraba sus brazos a su cuello, las piernas en su cintura y lo abrazaba con fuerza.

— Joder, vas a matarme — confesó Kim, en medio de un gruñido.

Sunwoo solo camino unos pasos hasta que llego a un árbol, donde lo bajo y lo recostó en el tronco.

Changmin seguía abrazado al moreno por el cuello y Sunwoo tuvo la oportunidad de verlo y esta vez sin esconderse.

Oh Changmin era hermoso, tan lindo como la blanca luna que brillaba en el cielo oscuro atreviéndose nuevamente a compararlo con las bellezas del mundo. Oh era esa blanca luna que iluminaba espacios oscuros como el cielo y ese brillo se debía a él quien sería el sol.

— Mierda, si que es liberador decirlo — suspiro Changmin, levantando la cabeza.

Sunwoo también quería sentirse de la misma manera, sentirse libre, pero había una posibilidad de que pudiera lastimarse si lo intentaba. El pelinegro no se asusta fácilmente, al menos por fuera. Por dentro, casi siempre estaba asustado.

— Esto es una locura... — murmuró Sunwoo negando con la cabeza.

— Por supuesto que lo es — asintió el rubio y tomo el rostro del moreno entre sus manos —  Pero mi amor, no quiero dejar esto sin darle una última oportunidad.

— Esto es una mala idea, nos estrellaremos y nos quemáremos.

— Entonces, ¿por qué no lo disfrutas mientras dure? — pidió, acercando su rostro al del alto, sus bocas casi tocándose.

— Por ahora...

— Esa es la única forma en que vivo — fue lo último que dijo antes de tomar los labios de Sunwoo entre los suyos.

No fue un beso como cualquiera que ya se habían dado, fue uno de esos donde dejas de usar los labios y das espacio al corazón, uno de esos donde quisieras que el mundo se detuviera para morir ahí.

Ninguno aún movió sus labios, como primero asimilando que esto estaba pasando realmente.

Sus labios, tan moldeados para ambos, hicieron una agradable unión en un beso tierno pero que reunía todas las sensaciones ideales para calmar sus deseos. Sunwoo gustaba separar un poco los belfos para que Changmin pudiese colocar su lengua sobre su carmesí labio inferior, casi gimió al volver a sentir la hormigueante sensación que causaba el rubio cuando deslizaba con cuidado su lengua en él, lo disfrutaba así como el sabor a bayas que hallaba en la boca del bajo.

El moreno lo presionó mas al árbol, haciendo que Changmin jadee, ladeó la cabeza, cogiendo el labio superior de Oh en una suave toma, reteniéndolo con los suyos y succionarlo con cuidado para después ir por el inferior, humedecerlos con delicadeza y proseguir a entregar los suyos para que Changmin los disfrutase.

Ligeramente hinchados quedaron los labios del par tras separarse, ambos con anchas sonrisas en los rostros, creyendo que por fin habían calmado sus acaudalados sentimientos de amor pero ni podían engañarse, necesitaban mucho, mucho, mucho de esos besos infinitos y frutados.

A Changmin se le apretó el corazón porque amaba demasiado cuando Sunwoo lograba sacar ese lado dulce, ese lado tan necesitado de su amor, de sus besos, de sus abrazos, amaba cuando el moreno se portaba dócil y dejaba que Changmin hiciera lo que quiera con el, porque sabe que cuando se trata de mimos, el pelinegro era muy engreído.

Kim Sunwoo era especial, era exótico como una flor salvaje que conservaba esa hermosura tan única que sólo él podía atesorar. El rubio le mordió el mentón, para hacer que este dejase su postura varonil por unos segundos.

El moreno elevó la diestra para acoger la linda mejilla Oh en ella, acariciarla con cuidado con ayuda de su pulgar pudiendo ver a través de esos ojos el inmenso amor que existía para él, el cariño de Changmin, su aprecio y afecto que eran sólo para él y correspondidos de la misma manera porque Sunwoo sólo podía sentirse tranquilo cuando Changmin lo observaba de esa manera tan bella. El más alto separó sus carnosos labios deseosos por saborear los del rubio, pero esta vez, con esa frustración sexual que sabia que ambos contaban.

Changmin era hermoso, era bello, demasiado lindo sintiéndose en ocasiones indigno de tenerlo; cada vez que lo observaba a los ojos, Sunwoo sentía que esas café lo absorbían, lo dejaban pensativo, absorto, como si esos ojos le hicieran una clase de abducción para llevarlo a un mundo lejano sin opción al retorno pero al instante en el que conseguía ver esa dulce sonrisa acompañada de sus hoyuelos, él regresaba una vez más al mundo real, al punto de inicio en donde su único deber era besar y complacer a su hermoso niño chillón.

Sunwoo ya no podía con tanta belleza, su corazón iría a detenerse pronto pero al mismo sentía que iba a cometer un terrible pecado si dejaba de verlo y el moreno, recientemente, se sentía con hartas ganas de cometer muchos pecados si eso significaba observar a Oh, por lo que elevó la mano libre para ahora tomar el rostro de Changmin con ambas manos, acoger su bello rostro en sus palmas, sentir cómo la temperatura de sus mejillas aumentaba a paso lento y sintiéndose feliz por los nervios del bajo.

— ¡Sunwoo! — gimió Changmin cuando Sunwoo lo elevo y lo apoyo mas alto por el tronco del árbol — J-joder...— gimió y luego se mordió el labio, cuando el moreno empezó a besarle el cuello.

Sunwoo estaba con los ojos cerrados mientras besaba desesperadamente cada porción de piel que sentía bajo sus labios.

Changmin enredo sus piernas en sus caderas y se sostuvo de su hombro, mientras le entregaba su cuello para que Sunwoo hiciera lo que quiera con el.

Ambos sabían que debían parar, si las cosas seguían así, probablemente terminarían follando allí mismo.

Los besos de Sunwoo bajaron su intensidad, al igual que bajo a Changmin, quien respiraba agitado, sin dejar de abrazarlo.

— Te amo Sunwoo — volvió a decir y el pelinegro cerro los ojos y solo beso la frente de Changmin como respuesta.

— Es mejor irnos antes que alguien nos vea.

Changmin bajo la cabeza triste, para después asentir.

Caminaron en silencio, irónicamente cohibidos. El rubio se arreglaba la ropa, mientras que el pelinegro lo miraba con una ceja arqueada.

— Sabes, los uniformes fueron hechos para gente como tú.

Changmin giro el rostro y miro al moreno con las cejas juntas.

— ¿Personas como yo?

— Personas que no pondrían esfuerzo en su apariencia sin verse obligadas a hacerlo...

— Cuesta esfuerzo ponerse una sudadera con capucha y jeans — bufo.

— Tal vez, pero te ves más arreglado con el uniforme —miro al bajo detalladamente.

— No todos están acostumbrados a usar trajes todo el tiempo — giro los ojos — Además, ¿quién querría usar un traje en nuestro día libre?

— Tu llevas tu uniforme...— acuso.

— Pensé que era lunes — explicó sonrojado.

— Eso suena como tú — soltó para después sonreír.

— Entonces... — formuló Changmin cuidadosamente — ¿Porqué ahora usas traje todo el tiempo?

— ¿Puedes verme usando jeans, Oh?

— Changmin. — dijo el parando su caminar — Mi nombre es Changmin, Sunwoo...

Sunwoo lo miró. Pensó en cómo sería estar con Changmin de la forma en como deseaba. Derribar sus muros y ser honesto con alguien. La persona con la que fue más honesto fue Songjin, pero eso no era lo mismo, ambos estaban en el mismo barco de mierda y no podían ayudarse mutuamente a salir de su lío.

Sunwoo no se detuvo en el pensamiento. Era absurdo y delirante. Nunca llegarían tan lejos, ya le había advertido a Oh, Entonces solo le quedaba disfrutarlo mientras dure, mientras no se estrellen y ardan.

Podría intentarlo. Podía montar la ola hasta que inevitablemente chocara contra la orilla. Ya estaba roto sin posibilidad de reparación ¿Cuáles fueron otros pocos rasguños?

— Lo se — sonrió y tomo la mano del rubio — Pero realmente me gusta tu apellido, es hermoso y además... Me gusta que sabes diferenciar cuando lo digo.

Changmin se quedo sin habla al oírlo. No podía creer que antes, cuando el moreno pronunciaba su apellido, lo decía de forma despectiva, como si ser un Oh fuera algo sucio, cuando el estaba mas que orgulloso de ser el hijo de Oh Sehun y que ahora el moreno le dijera que le gusta su apellido realmente significo mucho para el.

También le hizo sonreír que tenía ese raro poder de diferenciar los tipo de "Oh" provenientes de Sunwoo, sus "Oh" en forma de exclamación y sus "Oh" que efectivamente se referían a su apellido, también estaban sus "Oh" en forma de gemidos, pero trato de no recordarlo para no sonrojarse.

— Tu pelo esta muy corto — menciono cuando volvieron a retomar su caminar.

— Estaba demasiado largo, ya no lo controlaba, así que le pedí a la señora Moon que me lo cortara — se encogió de hombros — Aparte...siempre me dejabas mi cabello hecho un lío y tenia miedo que sospecharan nuestros encuentros...

— Tu look siempre lucia "post–beso" No creo que las personas sospechen de ti solo por el nido de pájaros que tenias sobre tu cabeza.

— En cambio el tuyo esta muy largo.

Sunwoo asintió y metió sus manos a sus bolsillos.

— ¿Te gusta?

— Podría hacer un alboroto en ese perfecto peinado.

Sunwoo giro los ojos y Changmin río.

— Nos vemos mañana ¿De acuerdo? — se despidió el rubio acercándose al alto.

— Tenemos clases mañana, obvio que nos veremos.

— Eres un mata pasiones — lo miro mal y Sunwoo río.

— De acuerdo, esperó que mañana por coincidencias del destino nos escontremos en la misma hora y en el mismo lugar en clases, aunque lo veo muy poco probable, solo cursamos el mismo año y asistimos al mismo colegio...

— Te odio — bufo y Sunwoo bajo sus labios para dejarlo un tierno beso como despedida.















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Changmin estaba encontrando difícil concentrarse.

Estaban en una lección de tutoría. Sunwoo había ingresado y lo había saludado con un beso silencioso, casi haciendo que Changmin se derrita.

No lograba entender lo rápido que se había acoplado a esta nueva relación sin nombre, nada se sentía diferente, como si no hubiese pasado todo ese tiempo separados, pero a la vez, todo parecía tan nuevo.

El moreno estaba en silencio leyendo su libro, mientras que Changmin no podía dejar de observarlo. Sus cejas largas, sus labios carnosos y apetecibles, su ardiente cuello, tan grueso y tan masculino, su garganta que se movía tan sensual cuando tragaba grueso, el color de su piel tan perfectamente bronceada, su ahora cabello largo, peinado estratégicamente hacia atrás, haciéndolo lucir como un hombre mucho mas distinguido.

— Sé que soy hermoso, pero ¿podrías dejar de mirarme durante cinco segundos? No puedo concentrarme — pidió sin dejar de ver su libro.

— No quieres que hables, no quieres que te mire — se quejo tirando la cabeza para atrás — Es jodidamente aburrido.

— Podemos hacer cosas mas divertida una vez terminemos — sugirió, cambiando de pagina.

— ¿Y si estudiamos menos y nos besamos mas?

— En lo que a mí respecta, ese es el mejor uso de tu boca — dijo divertido y levanto la cabeza para ver al rubio con una ceja arqueada.

— Hay muchos más usos de mi boca que podrías aprovechar...

— ¿Enserio? — formuló con voz sexy y se acercó al rostro del bajo, haciendo que este quiera jadear con la cercanía — Tenemos mucho tiempo para comprobarlo nuevamente, pero enserio debo terminar esto.

Changmin suspiro pero asintió, aprovechando que la boca de Sunwoo estaba tan cerca, tomo su labio inferior, lo estiro solo un poco para después proceder a besarlo.

— Estudia rápido — ordenó y Sunwoo solo río.

El moreno volvió a posar su vista en sus estudios, pero como sabia que Changmin era muy fácil de entretener, llevó su mano hasta el muslo de Oh, para que Changmin se distraiga con eso.

Lo cual funcionó, el rubio tomó la mano de Sunwoo y los entrelazo, para después soltarlo y volver a hacerlo. Se entretuvo comparando cada uno de sus dedos con los suyos o simplemente acariciarlo.



























































Sunwoo y Changmin estaban tomados de la mano frente a la sala de menesteres. Los dos estaban por alguna razón nerviosos por volver a ingresar.

Esa habitación había sido testigos de muchos de sus momentos mas primordiales para su relación y una de esas era la última vez que estuvieron juntos ahí, la pelea final que fue protagonista de su ruptura.

El moreno cerro los ojos, ya que fue el encargado de desear lo que quería que fuera el interior una vez entren.

Changmin sonrió cuando abrieron la puerta, el lugar era el mismo de antes, el mismo sofá, la misma gran cama, la misma ventana (que sin importar que aún no fue a asomarse, sabia que Sunwoo había conservado su vista a la cancha de Quidditch) lo único diferente era una mini cocina a un costado.

El rubio voltea a verle curioso por eso, con una ceja alzada que indicaba su cuestionaniento.

— Aveces me da hambre — fue lo único que respondió encogiéndose de hombros.

Changmin negó con la cabeza y fue a sentarse a la cama, se sacó los zapatos y después se aflojo la corbata para después sacárselo y todo con la atenta mirada del moreno, quién se apoyo por la mesa que ahora se encontraba apoyada a la pared.

De la nada, el rubio río mientras observaba su corbata.

— ¿La tela te esta contando un chiste o...? — preguntó divertido y camino lento hacía el de lentes.

— Solo recuerdo cuando te ate — volvió a reír — Ni siquiera se como lo hize, no se hacer ese tipo de nudos.

— Es fácil ¿quieres que lo intente contigo? — preguntó seductoramente.

— No me gusta esas cosas — hizo una mueca — Me gusta el sexo apasionado, pero sin ningún tipo de fetiches.

— Estoy de acuerdo — se mordió el labio y llevo sus manos a su propia corbata — Pero me calienta la idea de tenerte atado a la cama — confeso, se sacó la tela y se posicionó frente a Changmin — Con la corbata de Slytherin impidiendo mover tus manos, sabiendo lo loco que te pondrás al no poder tocarme — llevo la corbata verde al cuello del rubio y lo estiro provocando que gimiera — Tenerte totalmente a mi merced, solo dejando que mis labios y mis manos te hagan el amor sin que tu puedas hacer nada...

— B-bueno...— balbuceó empezando a excitarse — Si lo pones de esa manera, no suena tan extraño — trago grueso.

— ¿Así? — preguntó miradolo directamente a los ojos.

— Si logras impresionarme ahora, consideraré repetir tu fetiche raro de tenerme totalmente dominado en la cama...

Sunwoo arqueo la ceja y lo miro divertido — ¿Así que no solo voy a tener la oportunidad de atarte ahora, sino que podré inmovilizarte nuevamente en el futuro?

— Si logras impresionarme — repitió.

— Oh, te impresionaré — sonrió maliciosamente, empezando a subirse a la cama — Te impresionaré tanto que no podrás pensar con claridad durante semanas.

— Se que lo harás...

Sunwoo asintió y se coloco encima del rubio.

— ¿Alguna idea de dónde puse mi varita?

— Ni siquiera se donde esta el mio...

— Bueno, entonces supongo que tendré que hacer esto sin hechizos...— susurro sobre su boca.

— Supongo que sí.

Decidiendo que no podía parecer indeciso en lo más mínimo, Sunwoo se movió y se ocupó de desabrochar la tunica de Oh de forma lenta, mover sus manos a los botones de su camisa, haciendo estremecer a Changmin por el contacto de sus dedos con su piel.

Llevó sus manos a sus brazos y los movió hasta llegar a sus muñecas, con movimientos de serpientes. Los junto y con una habilidad única, tomo su corbata verde, haciendo a Changmin morder su labio ansioso.

— Mmm — gimió el rubio al sentir sus manos atadas por la corbata que representaba la casa enemiga. Sunwoo lo miro cómico, ya que ni siquiera habían empezado y Changmin ya estaba gimiendo — Lo siento, estoy emocionado...

Sunwoo sonrió enternecido y dejo un suave beso en su mejilla.

Los ojos del moreno viajaron entonces por el cuerpo de Oh, el cual bajo su camisa lucía una apariencia sensual, marcando un delicioso contraste con la habitual apariencia de Changmin como la de un lindo chico adorable e inocente.

El moreno sonrió apreciando cómo poco a poco parecía hacerse más grande un bulto que creía bajo su camisa, el hermoso pene de  Changmin estaba reaccionando ante el estímulo que este mismo había iniciado.

— ¿Estás caliente ya, Oh?

—Uh-uhm...

— Con lo que te encanta tocar y morder, debe ser una tortura para ti esto...— resalto malicioso.

La traviesa mano de Sunwoo fue deslizándose por su pecho, observándolo con lujuria, tocándolo con cierta calma pero al mismo tiempo con cierta desesperación. Sunwoo colocó su mirada una vez más en Changmin, sonriendo para llevar su mano mas abajo para provocarlo.

El rubio tiro la cabeza hacia atrás, gimiendo. El  moreno, sin sacar su mano sobre la tela del pantalón de Oh, se subió en su cuerpo y tomo sus labios.

Su beso era lento, pero extremadamente profundo. Sunwoo devoraba la dulce boca del rubio, insaciablemente en busca de la lengua de aquel para que junto con la suya iniciase un juego verdaderamente ardiente.

El sabor característicos de ambos era perceptibles en medio de la batalla de sus lenguas que traían como gustos los sabores de chocolate y bayas.

Sunwoo retenía a Changmin sosteniendo sus muñecas con ambas manos suyas, sin importar que ya estaban atadas, dedicándose a gruñir y saborear los labios del chico que ama, el exquisito sabor a berrys que halló en ellos que lo volvía igual de loco como su propia esencia.

— Hoy te haré el amor de tantas maneras Changmin — jadeo — Por todos esos días, por todos esos meses, por todo ese tiempo que no lo pude hacer...

Changmin solo gemía ansioso.

La boca de Sunwoo comenzó a descender por el largo cuello, succionando y lamiendo, con el propósito en mente de obsequiarle suaves marcas como una previa a lo que haría después porque, hablando honestamente, Changmin terminaría llenos de tatuajes hechas por sus besos.

Las rodillas firmes del moreno puestas en el colchón, a los lados del cuerpo del rubio, sostuvieron su peso cuando se incorporó un poco, privándose de momento de la piel del bajo para poder verlo a los ojos.

Changmin lucía más precioso que nunca o quizás tan hermoso como siempre, con ese rubor en las cumbres de sus mejillas que hacían de él un verdadero alboroto sensual acompañado del brillo en sus ojos, suplicantes por sexo. Las manos de Sunwoo frenaron en la camisa que Oh vestía y con un poco de fuerza, presionando también sus dientes hasta marcarse bien su mandíbula, rompió los botones que inútilmente cubrían la sensualidad del Gryffindor.

Changmin jadeo, sintiéndose complacido de ver la desesperación de Sunwoo, indicando que lo necesitaba de la misma forma.

El moreno entrecerró los ojos y disfrutó la vista, la hermosa piel de Changmin que era como un lienzo lechoso, tan blanco como la nieve, con pequeños lunares que tentaban más su excitación; aquellas pecas, como él lo imaginó, dispersos en el frágil cuerpo del de hoyuelos como un detalle extra a su belleza.

Sunwoo quería apoderarse de ellos, besar cada lunar que sus ojos alcanzasen a ver para reclamarlos como suyos, contarlos y adorarlos, poseerlos. Sus manos se pasearon con sosiego por la piel de Changmin cuya textura era increíblemente suave, delicada, como la crema y las bayas, acariciándola con la yema de sus dedos de forma ascendente, desde su pequeña cintura hacia su pecho en donde por fin se encontró con aquel par de jugosos pezones.

—Mierda...

Changmin se estremeció ante el contacto de la lenguaje del pelinegro comenzando a probar sus pezones, acariciándolos con movimientos circulares que traían fugaces corrientes atravesando su cuerpo.

Sus besos fueron descendiendo y cuando llegó a los pantalones pecaminosamente deliciosos de Changmin, Sunwoo lo provoco y volvio a subir hasta el cuello, besando, lamiendo, mordiendo y chupando.

Lamiendo senderos calientes de arriba a abajo, dejando un rastro de manchas que variaban de claras a sorprendentemente oscuras.

—¡Sunwoo!

Changmin intentaba salir del nudo que la corbata formaba en sus muñecas, necesitaba tocar a Sunwoo, enterrar su mano en ese perfecto cabello, atraerlo a el para robarle el aliento en un fogoso beso, pero como no podía, solo se quedó disfrutando completamente la exquisita atención.

Cuando Sunwoo se acerco a besarlo, Changmin como pudo llevo sus manos al cabello negro, sin sorprenderse cuando Kim se detuvo para mirarlo por un segundo antes de decidir que Changmin podía hacer lo que quisiera.

Después de todo, podría ayudar a Sunwoo a impresionarlo, el moreno lo dejara jugar con la perfección sedosa.

Puede que Sunwoo no haya protestado por el desorden de su cabello, pero hizo saber su disgusto al detener las largas caricias de su mano izquierda por el pecho y el abdomen de Changmin, quien le gruño berrinchudo por eso.

Hasta el momento, Changmin sabía que Sunwoo no iba a necesitar mucho más para impresionarlo y ganarse esa pervertida sesión de bondage.

La respiración de Oh revelaba que no sería tan difícil impresionarlo como pensaba ( A menos que simplemente tener un orgasmo no fuera suficiente para impresionarlo) Esto significaba que Sunwoo tendría que sorprenderlo tanto como fuera posible.

El alto le sacó los pantalones sorprendentemente bien hechos a la medida, embelesando al volver a ver sus piernas desnudas.

Le abrió las piernas a Oh, mientras posicionaba su rostro en medios de ellas. Sunwoo iba besando sus formados muslos, mientras sus escurridizas manos sobaban sobre  la tela del bóxer del rubio.

Changmin comenzaba lentamente a sentirse como si estuviera flotando en una nube de felicidad. Una asombrosa cantidad de tiempo pasó exactamente así antes de que el rubio se diera cuenta de que había entrelazado los dedos de su mano izquierda con los dedos de la derecha de Sunwoo.

— ¡Joder!

— ¿Changmin?

— ¿Mmm?

— ¿Confias en mí?

— No — respondió honesto.

— Pues, haces bien — sonrió y posos sus manos en su cintura y con la misma habilidad perfecta, volteo al rubio hasta dejarlo boca abajo.

— ¿K-Kim...?

El moreno no le respondió, solo posicionó al bajo para que sus glúteos quedaran mas levantados.

Changmin enterró su rostro en la almohada, sintiendo sus mejillas arder, sus manos atados estaban estiradas, mientras sujetaba con fuerza las sabanas.

El moreno llevo sus manos a ambos glúteos, mordiéndose el labio mientras las apretaba en sus dedos.

Changmin cerro los ojos sin poder evitar que millones de corrientes atravesasen su cuerpo a medida en la que sentía la lengua de Sunwoo pasearse por sus partes traseras.

— ¡Mier...da!

Aquella lengua que se mostraba ser tan juguetona, hábil y escurridiza, se paseaba por su estrecha cavidad por simple morbo, por simple gusto, por simple locura.

El moreno humedeció la zona anal de Changmin, profanando ese pequeño bordes rosados, el mismo al que le entregó besos que hicieron temblar al rubio, sonrió orgulloso ante esa reacción para proseguir a besarlo muchas veces más, provocándolo sin piedad. Su lengua trazó circunferencias en la periferia anal de Oh, dejando esa área más que mojada para así volver a enterrar su lengua y buscando ahogarse en medio de sus glúteos.

Changmin gemía sin cesar, preso de la lujuria y deleite, totalmente abducido por lo bien que empleaba el pelinegro la lengua, por lo bien que lo trataba, por lo fabuloso que podía ser Kim Sunwoo en el sexo.

— Vaya Oh — hablo Sunwoo con voz ronca, amasando los glúteos del bajo, mientras veía como Oh enterraba sus dedos en las mantas — Quién diría que serias tan delicioso.

— ¡No digas esas cosas! — chillo avergonzado.

Sunwoo río y dejando un beso en la espalda de Oh, subió hasta llegar a su cuello.

— Relajate ¿ok? — pidió suave y Changmin asintió en automático.

Beso su hombro y llevo lento sus manos hasta los glúteos del rubio, después de darle un ligero masaje, aventuro su dedo hacia el interior.

— ¡Agh! — jadeo Oh, levantando su cabeza al sentir como Sunwoo intentaba ingresar su dedo.

— Extraño tu cabello largo — hablo Sunwoo dulce, tratando de distrair a Oh de los primeros segundos de incomodidad.

— ¿Q-que...? — jadeo.

— Ya se que siempre me burlaba de lo horrible que era — su dedo empezó a moverse una vez que sintió que Changmin se relajaba — Pero era muy suave, tu pelo era hermoso, solamente que faltaba peinarlo...

— ¡Mgm! — gimió, abriendo mas las piernas y llevando su trasero en busca de más profundidad por el dedo del pelinegro.

Cualquier magia que Sunwoo estuviera haciendo al masajear ese lugar tan improbable estaba haciendo que Changmin sintiera lentamente que se estaba derritiendo en un charco de lava. Sin previo aviso, Oh se sintió abrumado por un estremecimiento en todo el cuerpo que se sintió como si estuviera teniendo un ataque, pero fue tan orgásmico que Changmin grito colocándose totalmente de cuatro.

Sunwoo sintió que estaba haciendo a Oh tan jodidamente suyo, que probablemente Changmin se siente ajeno a si mismo.

— Mas...Wonnu más~

Ahora Changmin estaba oficialmente impresionado, Sunwoo estaba haciendo de el un manojo de gimoteos y súplicas.

— A-ahora recuerdo que tu boca era más que un arma mortal que desata sobre enemigos y víctimas desprevenidas por igual...

Sunwoo río y saco despacio sus dedos, haciendo que Changmin se quejara.

— Voltea Oh — pidió y el rubio con dificultad debido a sus muñecas atadas, giro y quedo boca arriba.

El moreno sonrió orgulloso, Changmin estaba en la forma en la que estaba solo por sus dedos, lengua y manos. Había preparado tan bien a Oh, le encanto perversamente rozar la próstata de Changmin al azar, provocando jadeos y aullidos de sorpresa, probando que el rubio todavía estaba sensible por el masaje externo que le había dado antes.

—Ponlo —  jadeó — Te juro que estoy listo...

—Uhm...

Sunwoo trago grueso y se colocó en medio de las piernas abiertas del rubio. Changmin mordió su labio inferior, excitándose debido a las fricciones que ejercía el moreno en medio de su trasero con su miembro, tan grande y grueso, el auténtico miembro viril de un auténtico sangre pura.

Bajo solo el cierre, tomando su pene, pero sin sacarse los pantalones, la ancha punta de la polla golpeó la entrada, poniendo un poco de presión para conseguir expandirla. Changmin gimió al mismo tiempo en el que el moreno liberó un ronco jadeo cuando poco a poco su hombría comenzó a deslizarse, yendo lento pero profundo entre un camino de las más cálidas paredes carnosas, estrechas y complacientes. Sunwoo amaba demasiado el fabuloso lujo de poder penetrar a Changmin.

— Joder, Sunwoo... — arqueo la espalda y ahora mucho mas desesperado intento sacar  sus manos del nudo.

El pelinegro empujó la pelvis y enterró su completa erección dentro de Changmin, provocando que este tire la cabeza para atrás, producto de la repentina embestida que consiguió golpear su maldito punto sensible, haciéndole gemir alto, gustoso y satisfecho. El moreno transformó su expresión y se lanzó hacia el frente, iniciando con lentas embestidas al mismo ritmo en el que lo besaba dulcemente, saboreando y disfrutando de su sabor, el dulzor, su exquisito aroma, Oh Changmin era un manjar completo, como la miel en sí, tan deliciosa y pura.

Su estrechez era sensacional, su pene parecía querer ser arrancado, derretido y asfixiado dentro de ese apretado interior que nuevamente lo estaba acogiendo.

—¡A-ah! ¡M-más rápido! ¡Dios! ¡M-me gusta así!

— Oh, deberíamos tomarlo con calma — suspiro — Hace mucho tiempo que no lo hacemos y...

Changmin movió sus brazos e hizo que la cabeza del pelinegro quedara en medio de ellas.

— Deja de hablar y golpéame en la cama — ordenó.

— Oh...

— Te amo tanto mi amor...— uso su ultima estrategia.

Changmin estaba completamente consciente de lo débil que Sunwoo se pone al oír algún apodo cursi por su parte, aunque siempre intenta parecer asqueado ante cualquier muestra de romanticismo, en verdad Oh se pudo dar cuenta que Sunwoo realmente ama cuando se pone en modo cariñoso, le gusta sentirse mimado y que sobre todo le digan cosas bonitas, como todo niño engreído que era.

— Merlín, me tienes tan malditamente loco — gruñó Sunwoo en su oído.

Definitivamente ese rostro lleno de orgasmo, pasión y amor en Changmin era el que Sunwoo deseaba ver en la intimidad siempre, con esos ojos brillantes llenos de lágrimas de placer, sus mejillas escarlatas, sus labios húmedos y todas las características posibles que encendían su excitación. Las embestidas continuaron a un ritmo mas bestial, profundo e intenso que por rato variaba entre los gentiles, aplicando movimientos circulares que desesperaban a ese bello rubio quien suplicaba por más.

A Sunwoo le gustaba eso, verlo delirando entre gemidos incontenibles, entre las gotas de sudor que empapaban su piel de porcelana, entre el calor de la excitación que lo forzaba a expresar sus deseos.

El golpe de las estocadas, el choque de sus pieles en sí, la pelvis del moreno contra el trasero de Oh, provocaba que un singular sonido rítmico se extendiese por todo el ambiente al compás de sus gemidos, gruñidos y jadeos.

Sunwoo follaba a Changmin con fervor, apasionado en su totalidad, con una brutalidad única que no causaba dolor, todo lo contrario, causaba mucho más placer; ahí estaba él observando cómo los ojos chocolate se cristalizaban más y más, sin tener el chance de resistirse por lo que se inclinó nuevamente, sujetando al rubio de las muñecas con una sola mano para colocarlas sobre su cabeza en la almohada.

— Mientras más lágrimas tuyas veo... — el pelinegro con la mano libre, sujetó el mentón del bajo — Más ganas tengo por tratarte así en la cama.

Changmin gimió mirándolo directo a los ojos, mientras que Sunwoo profundizaba. Oh podía sentir que estaba siendo sometido por un caliente Slytherin insaciable, de actitud superior y con un apasionado deseo sexual al que él mismo sucumbía porque sí, porque le daba placer, porque le daba la gana. La punta ancha del pene del moreno golpeaba con brutalidad el dulce punto sensible dentro de Changmin, cosa que lo hacía estremecer y gimotear en medio del beso húmedo que el pelinegro le estaba dando de momento, engatusando a ese Kim de sangre pura con sus reacciones y la estrechez que se formaba en su interior a cada penetración dada.








Las posiciones cambiaron conforme iban teniendo sexo en su apasionada ronda de reencuentro.


Desde el orgamos número cuatro por parte del rubio, este dejo de llevar la cuenta y solo dejándose llevar por la increíble sensación.


Ahora el bajo se encontraba con las piernas abiertas, a horcajadas sobre el moreno, mientras recibía una serie de repetitivas e impacientes penetraciones que fueron responsable de que Changmin se corriera nuevamente, dejando al aire todos esos gimoteos que las embestidas del alto le permitieron liberar.


Changmin lo beso mientras intentaba recuperar su respiración, gran error.





Changmin ahora se encontraba de cuatro, gimiendo mientras recibía la  gruesa polla de Sunwoo con toda fuerza. Él se veía a sí mismo gimiendo también, expulsando los más dulces jadeos los cuales encendían al moreno en sobremanera cuyos ojos no pudieron enfocarse más en el espejo que estaba a unos metros de la cama, sino en ese bello rubio al cual sostenía con la mismas fuerzas con la que le propinaba todas las penetraciones merecidas.





Otra ronda de sexo daba inicio, esta vez con Changmin totalmente exhausto, con las piernas abiertas y gimiendo débilmente mientras rogaba por un último orgasmo más.



Sunwoo mantuvo su ritmo moderado pero aumentó la potencia detrás de sus embestidas para que prácticamente chocara contra Changmin cada vez. Oh dejó escapar un siseo feliz, clavando sus dedos en la nuca del pelinegro antes de robarle un dulce beso.

Cuando el beso hizo que Sunwoo vacilara en su embestida, Changmin lo abrazo con fuerza y le susurro al oído que lo amaba. El moreno parecía cada vez más decidido a golpear no solo a Oh, sino también a la cama contra la pared. Además, la cama emitía sonidos de golpes, como si protestara por su vigoroso abuso.



— ¡Agh! Mas despacio amor — pidió, temiendo que la cama se rompería debajo de ellos.

Sunwoo gruñó y llevo su rostro al largo cuello, sintiendo todo su cuerpo apuntó de tensarse cuando lo que prometía ser el mejor orgasmo de su vida se acercaba cada vez más.

— ¡Agh! — gimió Oh de forma extremadamente alta, el tono de su voz agudizandoce mas de lo normal, mientras dejaba que unos de los mejores orgasmo que había tenido lo consumiera.

Sunwoo dejó escapar un largo y bajo gemido de apreciación cuando sus embestidas se volvieron bastante erráticas y entrecortadas. Entonces estaba haciendo un sonido como un gruñido o un rugido suave mientras llenaba a Changmin por completo.

Cuando terminaron, ambos colapsaron para jadear y recuperar el aliento mientras disfrutaban de la dicha. Con ninguno ya no teniendo nada de fuerza para una ronda más.

Mucho tiempo después, lo suficiente como para que ambos asumieran que el otro se había desmayado, Sunwoo se movió para mirar a Changmin.

— Entonces... ¿logré impresionarte?

— Creo que tuvimos sexo como ocho veces, si no estuviese impresionado ¿crees que accedería a hacer era rara posición tuya de la cuarta ronda?

— No era rara — río suave — fue sexy, creo que ahora será unas de mis posiciones favoritas.

Changmin negó y como pudo fue al moreno.

— Te dije que lograría impresionarte — sonrió y abrazo por la cintura al rubio.

— Si lo hiciste, bebé...

— Voy a desmayarme y cuando despierte, buscáremos nuestras varitas.

Changmin asintió, con sus ojos cerrándose por si solos.

— Amor...

— ¿Mmm? — murmuró el moreno, abrazando al rubio y posando sus labios en su frente.

— Te amo...

— Me lo dijiste dieciocho veces en menos de tres horas — señaló y beso la frente del bajo.

— ¿Lo contaste? Eso es raro — se burlo, acurrucandose mas contra el.

— Simplemente no puedo dejar escapar nada que tenga que ver contigo.

— Lo mismo digo — bostezo — Como el hecho que no te quisiste desnudar.

Sunwoo se tenso y abrió los ojos de golpe. Por alguna razón penso que Oh dejaría pasar ese detalle.

— Y-yo...— inició nervioso, pero se dio cuenta que Changmin ya se había dormido.

Suspiro agradecido por eso y acaricio la frente del bajo con su nariz. No era como Oh, quien podía demostrar con facilidad sus emociones.

Sunwoo no sabía como expresar todo lo que le hacia sentir Changmin, la vida era muy corta para limitar lo que sentia por el.

Oh Changmin era el amor de su eternidad, de su universo, de su tiempo y espacio.

No era el amor de su vida porque su vida dejó de ser suya desde aquel instante en que oyó que Changmin lo amaba.

Sonrió consigo mismo al darse cuenta que incluso es mas cursi que Changmin, cosa que el rubio nunca sabrá.

El moreno cerro los ojos y abrazo al hermoso hombre que estaba en sus brazos, lo abrazo sin importar que Changmin estaba dormido para entender que lo que quería con el, tiene que ver con las cosas que nunca encuentran su final.























24 de septiembre del 2022

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