017
Changmin estaba sentado concentrándose en respirar. Era raro respirar cuando realmente pensabas en eso, porque pensar en respirar tenía que ser mucho mejor que pensar en Sunwoo.
Debía pensar en cualquier cosa menos en Sunwoo.
Pero todo lo que quería era a Sunwoo.
Estúpido idiota, extraña tocar su perfecto cabello negro, su suave piel, oír su sexy voz, besar sus carnosos labios.
Primeramente estaba enojado con el, Changmin sabia que Sunwoo tenia demasiado miedo y lo enojaba que todos esos momentos por la que pasaron juntos no fueron suficiente como para que el moreno confiara en el y le diga realmente lo que le atormenta.
Contradictorio a su impulso de siempre actuar antes de pensar, el rubio cuando se trataba del alto, debía actuar con la mente fría.
No sabia si el amor que le tenia a Sunwoo lo cego tanto que ahora estaba justificando cada acto suyo, pero es que Kim tenia razón.
Changmin era huérfano y por ende no sabia lo que era tener la presión de cumplir expectativas.
Kim Sunwoo era perfeccionista, cada cosa que hacia debía ser bueno y también debía ser aprobado. Creció con prejuicios y le enseñaron distintos valores desde que era muy pequeño.
Suspiro frustrado, sabia que Sunwoo estará más que arrepentido con lo que había hecho, pero no se lo pondría fácil, era hora que Kim Sunwoo tenga una lección y se haga cargo de sus actos, que se de cuenta que el también comete errores.
Pero mierda como lo extrañaba.
Extraña estar sentado con el, que su espalda descanse en su pecho, mientras el moreno lo abraza por la cintura. Extraña sentirse cálido y maravilloso abrazado por el.
Extraña sentir como Kim le dejaba pequeños besos en su cuello, mientras se estremecía de placer con sus ojos cerrados placenteramente.
Extrañaba sentirse tranquilo y quieto mientras los suaves labios cubrían su piel con tanta dulzura, que la boca de Sunwoo se deslice sobre él y sentir que se le erizaba la piel.
Changmin recordó con nostalgia como tenía la manía de tirar la cabeza para atrás y que Sunwoo baje su rostro para darle los tiernos besos que le encantaba.
Changmin podía recordar claramente la sensación de la lengua de Sunwoo sobre la suya, el sonido de los suaves gemidos, los dedos de Kim pasando por su cabello.
Sacudió su cabeza tratando que los recuerdos se fueran. Solo esperaba que ese infeliz este sufriendo peor que cuando había desaparecido por una semana y el estaba bajo esa poción de mierda.
Cogió una revista y la miró fijamente, sin leer una sola palabra.
— Min — llamo Yoshi adentrándose al cuarto mientras se colocaba una chaqueta — Vamos a salir al pueblo, vienés...
El rubio hizo una mueca, ahora se sentía extraño y tan parecido a la tercera rueda que todo lo que necesitaba era alguien que lo montara como un triciclo para adaptarse a ella. No es la culpa del japonés o que sus mejores amigos justo fueran pareja, simplemente se sentía particularmente sensible.
— Ve tu a divertirte con Kevin, me quedare...
— ¿Acaso te pregunte? — bufo el pelirrojo — Vamos a ir al pueblo, vendrán Kevin, Ella y los chicos.
Changmin sabia que por "chicos" se refería a los primos del canadiense: Juyeon y Hyunjae.
— Min, saldremos — dijo firme — Iremos a beber y si después quieres seguir poniéndote miserable, puedes...
— Yo no estoy...
— No me lo niegues Oh Changmin, soy tu amigo desde que tenemos once ¿y crees que no me daré cuenta cuando estas así? Si no te estoy presionado es porque se que necesitas tu espacio y porque se que confías en mi y cuando tu te sientas listo, me dirás lo que sea que te esta pasando...
Changmin sonrió, tenia el mejor amigo del mundo.
— Gracias Yoshi — el japones sonrió y fue junto a su rubio amigo.
— Vamos — pidió y le tendió su mano.
El rubio dudo un poco, pero finalmente aceptó. Sabia que necesitaba esa distracción ¿y que mejor que saliendo con su grupo de amigos?
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Changmin se sentía mas que raro al ver a Chanhee venir con ellos. Se sonrojaba mientras miraba su boca, recordando que el ya había besado perfectamente ese bonito labio (porque era Sunwoo) pero lo había besado en fin.
Al final, todo le recordaba a ese estúpido moreno.
Realmente le hubiera gustado venir al pueblo con el, segundo después agrandó los ojos con miedo.
¿Y si se topaba con el? Miró a su alrededor salvajemente por un momento y luego dejó caer los hombros. Si iba a ver a Sunwoo, entonces lo vería sin esconderse, no es el quién fallo. Se sentía tan desanimado, era un milagro que se las hubiera arreglado para mantenerse erguido. Se sentía tan flácido y agotado, su autoestima estaba virtualmente por los suelos con su relleno fuera de combate. Se sentía herido y magullado y le estaba costando mucho fingir que estaba bien.
Ingresaron a un bar y sonrió cuando vio a Haknyeon junto con otros amigos sentados, esperándolos en el pub.
Changmin notó algunos Slytherin en la esquina más alejada de las otras casas, pero afortunadamente no estaba su líder.
Yoshi se unió a ellos con varias botellas en sus manos y se las extendió a todos, Kevin le agradeció con un pequeño pico.
Changmin bebió la cerveza mirando mal a la pareja. Ellos están en su mundo perfecto e ideal que ni siquiera notaron la mirada celosa que le dio Oh.
Para Changmin, su mundo perfecto e ideal, estaría sentado con Sunwoo allí mismo, con sus brazos envueltos alrededor de el y hablando suavemente, riendo juntos entre amigos y Kim giraría la cabeza y encontraría sus labios en un suave beso y a nadie le importaría, nadie pestañearía, porque todos sabían que estaban juntos y que estaban bien con eso.
No sabia cuanto estaba bebiendo, ya que solo pensaba en lo enojado que estaba con Sunwoo por no admitir que tenia miedo y en vez de eso, lo había terminado.
Estaba seguro de que Kim Jongin era un padre formidable. Sería lo más difícil del mundo para Sunwoo enfrentarse a sus padres. Changmin no era estúpido y razonó que no podía esperar que el moreno admitiera tan fácil y rápidamente su relación.
Su situación era diferente, tal vez Sunwoo no sabía el alcance total de las implicaciones de su padre como mortífago. Quizás Jongin pensó que era mejor ahorrarle a su hijo los detalles más espantosos de sus actividades. Sunwoo había indicado que Jongin era un buen padre.
Los hombres "malvados" a lo largo de la historia habían amado; a menudo apasionadamente. Podría ser bastante correcto pensar que Kim Jongin amaba mucho a su esposa e hijo. Sunwoo parecía muy enamorado de su padre. Oh pensó que podría ser posible ser un buen padre sin ser una buena persona.
Soltó un pequeño suspiro contra su mano. Sentía como Ella le tocaba el brazo y comenzaba a contarle lo que estaría haciendo durante las vacaciones, Changmin escuchó cortésmente, contento de que no le pidieran que hablara.
Miraba aburrido el lugar, hasta que por el rabillo de su ojo sintió algo familiar.
Dejó su botella y entrecerró los ojos cuidadosamente observando el movimiento que parpadeaba en sus ojos una vez más.
Un gran grupo de personas acababa de entrar en el pub y se dirigía al bar. Su rastro de visión se oscureció ligeramente y estiró la cabeza hacia un lado. El movimiento provenía de detrás de una puerta, que estaba situada en el lado izquierdo de la barra. Había un pequeño cuadrado de vidrio cortado en él y fijó su mirada en él. Nunca antes se había fijado en la puerta, supuso que conducía a un callejón oscuro detrás del bar. Lo más probable es que la señora Rosmerta y su esposo lo usaran para facilitar el acceso.
Mantuvo un ojo vigilante en la ventana, miró atentamente durante un minuto y para su sorpresa, distinguió una figura de pie al otro lado de la puerta. La figura se acercó y pudo ver el contorno de una cabeza. Siguió mirando, una sombra se acercó al cristal por un momento, mirando hacia adentro.
Mientras trataba de distinguir la identidad de las personas, reconoció el rostro.
Era Sunwoo.
Sintió que una pequeña sonrisa torcía sus labios. Rápidamente miró a su alrededor para ver si alguien más había notado al moreno parada allí, pero parecía que nadie lo había hecho.
Volvió a mirarlo y Sunwoo parecia llamarlo con la cabeza y como un maldito robot, se levanto de golpe y fue hacia el.
Nadie pareció notarlo alejándose de su asiento.
"Si, sal" podía oír el rubio mientras movía sus pies hasta la persona.
Abrió la puerta del fondo en silencio, sintiendo la corriente de aire fresco golpear su rostro. Miró por última vez detrás de su hombro antes de salir al callejón.
Buscó con ojos brillantes, esperando ver a su precioso moreno, pero no había nadie allí.
Sus ojos parpadearon alrededor, observando su entorno. Estaba de pie en un callejón, tal como había esperado. Era un pasillo angosto y limitado, que se extendía poco a poco en la distancia antes de girar a la izquierda en una esquina remota. El cielo abierto era un techo infinito y turbio, que cubría su longitud.
¿Como mierda había llegado allí?
Dio un paso adelante y preguntó quién estaba allí, esperando oír su respuesta, pero sólo se oyó su voz haciendo eco.
Las paredes de ladrillo oscuro se cerraron a ambos lados cuando comenzó a avanzar.
— ¿Hola?
¿Que esta pasando? ¿Por qué no estaba siendo respondido? ¿Acaso Sunwoo ya no quería hablarle?
Se detuvo mientras miraba alrededor desconfiado. Caminó unos pasos más adelante, llamaría a Sunwoo por última vez y si nadie respondía, volvería a entrar.
— ¿Wonnu, sigues aquí? — interrogo mirando el camino oscuro — Si no dices nada, voy a volver a entrar...— emitió hondo y esperó escuchar cualquier sonido.
Sabia que no estaba solo, podía sentirlo.
"Estoy aquí"
Fue una débil respuesta y parecía provenir de más arriba.
Se humedeció los labios y pisó con cuidado mientras se adentraba mas al callejón.
Podía oler las paredes mojadas y el suelo empedrado crujía con un sonido ligeramente arenoso bajo las suelas de sus zapatos. La lluvia seguía cayendo con insistencia y podía sentir las gotas de lluvia susurrar contra su piel y cabello.
— ¿Porque me trajiste aquí?
"Porque estabas muy cerca de otras personas"
Su corazón de repente revoloteó en su caja torácica y se detuvo de nuevo. Estaba a mitad de camino por el callejón.
— C-creo que no estamos alejando mucho...—
"Estoy aquí, solo sigue caminando"
Changmin sentía que algo no andaba bien. Se estaba acercando a la voz, no tenia que ir muy lejos.
De hecho, podía sentir la presencia gravitando hacia él, siente a la persona a la vuelta de la esquina, lo siente como cuando se acerca a una habitación donde el televisor está en modo de espera. Esa carga eléctrica que ondula a través del aire y viaja hacia el.
"Oh..."
"Oh Changmin..."
Instintivamente tomó su varita y murmuró por lo bajo, dando un paso tentativo hacia adelante. No podía quitarse de encima la sensación de inquietud que lo invadía.
"Por favor..."
Caminó unos cuantos pasos vacilantes más. El callejón pareció oscurecerse, como si se acercara a las profundidades de una cueva, dejando atrás la luz de la entrada.
Algo no está bien aquí, debía regresar.
"Oh, por favor...ven aquí ¿Que estas haciendo?
Las acciones eran extrañas, pero la voz, Changmin conocía esa voz, la conocía tan bien como conocía el rostro que había visto a través de la ventana de la puerta del callejón.
Su mente lógica luchó con su instinto visceral. Tenía su varita, podía defenderse si lo necesitaba.
Podía sentir que su corazón comenzaba a acelerarse y apretó su mano con más fuerza alrededor de su varita.
Pero no podía regresar, estaba tan cerca. Avanzó un poco más, apenas avanzando un pie por delante de él. Se sentía nervioso, como si una mano estuviera agarrando su corazón y arrastrándolo hacia su estómago.
Deja de ser estúpido, solo camina...pero de repente ya no quería.
¿Y si no era Sunwoo?
"Changmin..." la voz llamó suavemente.
Se congeló cuando el miedo lo envolvió. Sus pies se sentían plomizos como si hubieran estado pegados al lugar. Se encontró sin poder moverse, ni hacia adelante ni hacia atrás; atrapado dentro de los confines del estrecho callejón y su propio pavor abrumador.
¿Qué estaba mal con él?
El aire se estaba volviendo pesado a su alrededor y sintió que un sudor frío brotaba de su frente.
"¿Changmin?" la voz cuestionó y él se quedó en silencio.
No quiso responder. Casi tenía miedo de hablar por temor a perturbar el espacio a su alrededor. Se quedó quieto, sin moverse, apenas respirando. Cada fibra de su cuerpo le decía que algo andaba muy mal y ahora lo confirmaba al no poder moverse.
El miedo se apoderó de él y trató de decirse a sí mismo que era infundado e irracional. Respiró hondo otra vez y levantó su varita, sus pies se arrastraron pesadamente con otro paso adelante.
No había nada allí, sólo otro callejón estrecho.
Su respiración suspendida en algún lugar entre sus pulmones y su garganta.
No había nadie aquí, pero luego lo sintió.
El maremoto de peligro que se cernía sobre él. Las paredes palpitaron y se ondularon cuando el torrente pasó junto a ellos y se dirigió hacia él. Estaba cobrando fuerza y podía sentirlo.
— Hola Changmin...
Su grito apenas había salido de su boca cuando se convirtió en un aturdido grito de agonía. Su cuerpo retrocedió con el impacto, lo sintió entrar, lo sintió hundirse.
Sus labios se abrieron para dar otro grito de dolor, las paredes del callejón ahogando sus gritos atormentados.
Fue empujado contra la pared y la varita se le escapó de los dedos. Sus ojos se abrieron con horror cuando se encontró mirando un resplandor carmesí. Un resplandor rojo brillante. Intentó torcer la cabeza con violencia para librarse, pero su forcejeo solo aumentó la presión y las gafas se le cayeron de la cara. Los escuchó caer al suelo cuando todo se volvió borroso, la pared de ladrillos frente a él perdió sus bordes duros, volviéndose borrosa y vaga. Todo se volvió borroso, todo excepto la figura frente a él.
Estaba demasiado cerca, horriblemente cerca. Podía verlo con demasiada claridad. Esto no podría estar pasando, no era posible.
Su estómago picaba dolorosamente como si le hubieran empujado una vara al rojo vivo. Levantó las manos y trató de patear con las piernas, cuando se congeló en agonía. Estaba ardiendo por dentro. Sus gritos golpeaban salvajemente en su boca; incapaz de escapar de debajo de la palma que lo asfixiaba.
Su varita... No podía alcanzar su varita.
— Solo calmate Changmin — susurró la fría voz.
Sintió que una varita golpeaba sus brazos y caía más abajo. Las palabras fueron pronunciadas pero él no estaba escuchando. No podía concentrarse, no podía pensar en nada. Dolores punzantes como cuchillos apuñalaron su cabeza. Abrió la boca para gritar pero sentía que nada salia de ella.
— Grita Changmin — soltó divertido — Grita, aquí nadie podrá ayudarte.
Vio un destello de acero cuando sintió que se hundía más profundamente, quemaba. Una sensación de frío se filtró en sus brazos y piernas y en cuestión de segundos sus extremidades se sintieron pesadas e inamovibles. Se estaban adormeciendo mientras colgaban inútilmente de su cuerpo agonizante.
Más palabras cayeron a su alrededor, pero estaba sordo a ellas. Todo lo que podía escuchar era el latido frenético de su corazón y la sangre corriendo por sus oídos.
Todo dolía.
La cicatriz en forma de Q ardía insoportablemente.
Changmin no podía creer que había caminado hacia su muerte tan voluntariamente. Siguiendo el rostro y la voz ¿Qué importaba ahora? Había sido una trampa y él había vuelto a caer en ella.
Mongkut Phulowath lo había atraído y no podía escapar, estaba indefenso ¿Que podía hacer?
Iba a morir.
La hoja de doble filo continuó presionándolo, desgarrando piel y carne, allanando el camino para más acero. Changmin podía sentirlo deslizarse dentro de él poco a poco y estaba en agonía.
— Esto dolerá — siseo el tailandés con diversión cruel — Te dolerá tanto que me suplicarás que te mate — río — Aunque el tonto de Junmyeon dijo que hay cosas mucho peores que la muerte, supongo que lo descubrirás ¿verdad, Changmin? Una vez que estés muerto podrás reflexionar sobre si es cierto o no.
El extremo afilado se clavó más profundamente y sintió que la sangre brotaba contra su piel.
Vio el brillo plateado cuando las manos de Mongkut tomo el mango. La sangre brotaba de él y cubría la hoja con un brillo escarlata. Apenas podía respirar y la palma fría aplastó sus labios cuando el rubio empujó contra él para tener más fuerza mientras empujaba a Changmin con la otra mano.
La negrura invadió su visión y estaba empezando a desvanecerse. El dolor comenzaba a adormecerse también. Sintió que la mano se alejaba y se sentía tan débil.
No le quedó voz.
Vio el corte abierto frente a él abrirse y cerrarse y dejó escapar palabras mientras su visión se nublaba aún más. Su cabeza colgaba hacia un lado y respiraba superficialmente. La única comprensión que tenía era que iba a morir, tal vez merecía morir si se lo había puesto tan fácil a Mongkut. No podía salvarse y ahora moriría sin pelear.
— Despierta huerfanito — pidió cómicamente el hermoso tailandés y Changmin de apoco recuperó la conciencia, reviviendo el dolor como si lo estuvieran ensartando de nuevo.
Aspiró un aliento torturado y su grito se astilló en la mano. El dolor comenzó a cobrar fuerza.
— No te conviene Changmin — aconsejo en voz baja — que te duermas ahora. No ahora.
Changmin no creia que era posible pasar por tanta agonía y vivir, sin embargo lo estaba haciendo.
La tortura siguió y siguió, no podía decir por cuánto tiempo, el tiempo había perdido todo significado.
El dolor era insoportable...
Podía sentir la pared contra su espalda, la espada mientras se abría paso más con un dolor inaguantable.
— Me preguntaba si podrías aumentar tu resistencia a nuestra pequeña conexión — sonrió — Parece que efectivamente lo has conseguido. No me molestaré en preguntar cómo, solo que todavía eres bastante predecible. Era sólo cuestión de tiempo hasta que nos volviéramos a encontrar...
Changmin apretó los ojos con más fuerza contra la embestida que mutilaba su cuerpo. Se había vuelto bueno en Oclumancia ¿no? El dolor de cabeza que había tenido antes era el resultado de su efecto adormecedor en la conexión. Era extraño cómo "bloquear su mente" había funcionado en su contra al final. La ironía podría haberlo hecho sonreír si no se hubiera estado muriendo.
No volvería a ver a Yoshi y Kevin nunca más, no volvería a ver a Sunwoo, decirle que lo perdonaba y que sabia que todo lo que dijo era mentira y que solo era un niño con miedo.
Podía ver las sombras arremolinándose como niebla frente a sus ojos.
— Ruega por tu muerte y podría reconsiderarlo... — escupió maquiavélicamente — Pide vivir, estoy seguro de que eso es lo que tus padres querrían que hicieras.
Preferiría morir antes que hacer eso. Este monstruo había matado a sus padres, nunca le rogaría por nada y menos por su vida.
Los ojos del tailandés se entrecerraron venenosamente y Changmin sintió que la espada se clavaba en él hasta la empuñadura, atravesando su torso y saliendo de su espalda. La fuerza del golpe fue de tal magnitud que escuchó la espada romper los ladrillos detrás de él mientras atravesaba la pared. El protector era lo único que impedía que el mango se incrustara completamente dentro de él.
Su grito salió desgarrado de su garganta, muriendo contra la mano. Se retorció inútilmente cuando fue empalado en la pared detrás de él.
¿Por qué no se estaba muriendo? El deseaba morir ahora. El dolor tenía que parar, solo necesitaba morir, así estaría con sus padres, se iría lejos de aqui, lejos del dolor y el horror.
La hoja parecía haberse fundido dentro de él. Estaba impotente ante la abrumadora agonía, no podía moverse, no podía escapar, no podía hacer nada más que respirar cada segundo de lo que le quedaba de vida.
Por favor Muere.
Siempre había imaginado que sería asesinado rápidamente por una maldición. Que Mongkut simplemente le apuntaría con su varita y estaría muerto, pero él nunca había imaginado esto. Nunca había imaginado el terror de ser atravesado por una espada en las manos de Mongkut.
Podía sentir cada lágrima, cada rasgadura. Parecía que estaba siendo empujado contra la pared mientras la hoja ardía con el calor de la malicia del tailandés.
Su piel se sentía pegajosa debajo de su ropa, estaba entrando en estado de shock mientras la sangre continuaba saliendo de él.
Nadie lo había visto irse, no creía que nadie se hubiera dado cuenta y en todo este tiempo nadie había venido a buscarlo. Ciertamente no pensarían en venir a buscarlo aquí. Nadie sabía que estaba aquí y moriría solo.
Cerró los ojos mientras su cabeza caía hacia atrás contra la pared.
— ¿A dónde fue tu voz, Changmin?
No le quedó voz, no podía hablar. Se sentía tan débil y agotado que si no fuera por la espada que lo sujetaba contra la pared, se habría desplomado en el suelo.
— ¿Cuánto tiempo crees que tardará alguien en darse cuenta?
Pero a Changmin no le importaba. Estaba muerto de todos modos. Alguien eventualmente encontraría su cuerpo pero estaría muerto. No había librado al mundo de este mal ¿Qué iba a pasar con el mundo mágico? ¿Quién mataría a este monstruo? Pero no había nada que pudiera hacer ahora. Iba a morir y eso estaba bien, había pedido en su mente la muerte, que terminara el dolor.
La negrura como la tinta se filtró ante sus ojos y le dio la bienvenida a la oscuridad.
Volvía a la deriva y Mongkut no intentó revivirlo una vez más.
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Sunwoo miró su reloj agitadamente, necesitaba ver a Changmin. Su primer instinto fue entrar al bar donde sabia que se congregaran la mayoría de los estudiantes en una tarde lluviosa.
Cuando se acercó a la puerta, vio tenues chispas azules en el cielo detrás del pub, sin prestarles atención, abrió la puerta y entró.
Estaba repleto de gente y Sunwoo recorrió con ojos ansiosos la habitación. Estaban todos los amigos de Changmin, pero no había rastros del rubio.
Sunwoo se abrió paso entre varias personas, escuchó que alguien lo llamaba, pero no era Changmin así que no se detuvo.
¿Dónde estás?
Probablemente entró en una de las tiendas, pensó Sunwoo y se dirigió a la barra, buscando al otro lado solo para asegurarse de que Changmin no estaba allí.
Se puso de puntillas y levantó la cabeza más alto, mirando por encima de las cabezas de las personas en busca de una señal de cabello rubio platinado.
Nada.
Se dirigió al lado izquierdo de la barra y se pasó una mano por el cabello mojado, cuando una luz tenue y parpadeante llamó su atención. Venía de detrás de una ventana en la puerta al lado del bar, parecía que alguien estaba haciendo fuegos artificiales o bengalas y la luz rebotaba contra el cristal.
Eso es raro.
Sunwoo de repente sintió que su estómago se desplomaba. Su corazón comenzó a latir más rápido e impulsivamente caminó hacia la puerta. Podía sentirlo tirando de él.
La abrió y se encontró en un callejón. La luz azul venía de más abajo, de la vuelta de la esquina.
Sunwoo sintió que se le secaba la boca.
— ¿Oh?
No esperó una respuesta y comenzó a correr por el camino, sus pies golpeando rápidamente el suelo.
— ¿Changmin? ¿Estás aquí?
Se oyó un crujido y Sunwoo se detuvo.
En una fracción de segundo sus ojos captaron el horror ante él.
Changmin estaba contra la pared, había manchas de color rojo oscuro en su suéter y el mango de una espada sobresalía de su abdomen.
La figura frente a Changmin pareció captar la precensia de alguien más, así que saco la espada del cuerpo de Oh, haciendo que este caiga como un pétalo sobre el mojado suelo.
Sunwoo se apresuró y corrió hacia el rubio, tomándolo en brazos.
Está herido, estaba muy herido.
Sunwoo trató desesperadamente de ordenar sus pensamientos, sacó su varita y lanzó chispas rojas al aire y por el callejón, rogando para que golpearan contra la puerta.
Miró a Changmin, estaba tan quieto, sus ojos estaban cerrados y había mucha sangre.
El moreno rápidamente inclinó su cabeza sobre el rostro de Changmin. Todavía estaba respirando, buscó el pulso, estaba allí, pero débil.
Levantó el jersey del rubio y jadeó.
Había tanta sangre. Un hilo rojo apareció de la comisura de la boca de Changmin y se deslizó hacia abajo.
Tenía que detener la hemorragia.
Respiró hondo y lágrimas desesperadas nublaron su visión. ¿Qué había aprendido acerca de los hechizos de curación de sus parientes? Un verano en Francia, su tía le había enseñado.
¡RECUERDA MALDITO!
— Abstergo Depurgit — dijo con voz entrecortada, con la esperanza de limpiar un poco de sangre para poder ver la lesión más claramente. Funcionó — Medicorom — movió su varita sobre el torso de Changmin. No comenzó a cerrar la grave herida, pero pareció disminuir el flujo de sangre.
Lanzó más chispas rojas y grito pidiendo ayuda.
— Changmin, por favor espera...
Estaba haciendo algo mal, debería estar haciendo más para ayudar ¿Qué les estaba tomando tanto tiempo? ¿Cómo pudo haber pasado esto?¿Por qué una espada? Sunwoo no podía enfocar su cerebro aterrado ¿Quien se atrevió a lastimarlo? ¿Qué le había impedido matar a Changmin con Avada Kedavra? ¿Por qué una espada? ¿Porque había querido infligir tanto dolor como fuera posible?
Avada Kedavra, las dos palabras asesinas habrían sido demasiado misericordiosas para él, quien fuera la persona, quería asegurarse de que Changmin pasara por tanto dolor como pudiera infligirse humanamente.
Sunwoo no podía comenzar a comprender tal odio y maldad. La agonía por la que Changmin debe haber pasado. El cuerpo de Sunwoo tembló de dolor mientras lloraba ante la idea.
Las manos de Sunwoo se deslizaban en él mientras sostenía a Changmin.
— Por favor abre los ojos, por favor. Oh dios, por favor. Te amo, te amo, lo siento. Lo siento mucho — sollozaba.
Como si un "te amo" fuera a curarlo mágicamente. Como si "te amo" pudiera hacer alguna diferencia ahora. Como si "te amo" pudiera abrir los ojos de Changmin.
¿Qué les estaba tomando tanto tiempo?
Estaba lleno de terror, arrepentimiento y miedo paralizante que sacudió sus manos mientras se aferraba a Changmin con fuerza.
— ¡POR FAVOR QUE ALGUIEN AYUDE!
Probablemente habían pasado menos de dos minutos desde que pidió ayuda, pero pareció una eternidad hasta que escuchó varios pasos corriendo en su dirección.
— ¡Necesita un sanador, por favor. Tiene que ir a un hospital! — gritó antes de que las personas se hicieran visibles.
Oyó más pasos.
— Tenemos ayuda amor, resiste — susurró.
El rostro de Changmin brilló con una palidez fantasmal. No tenia sus lentes.
Las lágrimas se le escapaban de sus ojos y caían por su rostro mientras sentía que se le partía el corazón — Espera, te lo ruego. No puedes dejarme, lo siento mi vida...
Como si sus súplicas pudieran hacer una diferencia. Sus lágrimas se derramaban y no podía ver con claridad, no podía pensar con claridad. Parecía tan egoísta pedirle a Changmin que soportara todo ese dolor.
— Te necesito. Tienes que estar bien, hay tanto que tenemos que hacer...Necesito decirte... por favor, oh dios. No te vayas, no te vayas. Sólo un poco más, te ayudarán...
— Dios mío — escuchó una brusca inhalación.
— Es Oh Changmin — dijo otra voz horrorizada.
— Por favor, necesita ayuda — suplicó el moreno.
— Está bien hijo, alguien viene. Lo sacaremos de aquí.
Sunwoo nunca se había sentido tan impotente en toda su existencia. Lo más hermoso de su vida se le estaba escapando y no podía hacer nada para detenerlo. Un montaje de pensamientos retransmitidos en su mente en rápida sucesión.
Había tanto que aún no había descubierto.
Nunca tendría la oportunidad de nuevo.
Besos, sus últimos besos.
Desperdicié todo su aliento en palabras, en gritos. No guardé nada de él dentro de mí. Todo se me escapó de la boca, lo dejé ir, lo dejé ir todo...
Todos allí lo miraban con pena, mientras que el se negaba a creer que Oh Changmin acaba de morir en sus brazos.
Bye♡
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