003

Pasaron menos de dos minutos desde que Sunwoo salió del gran comedor para que Changmin lo alcanzara.

— ¡Kim! — grito mientras corría tras el — ¡Oye, Kim!

Sunwoo disminuyó la velocidad, preparándose para la inevitable y engreída diatriba de Gryffindor que seguramente seguiría.

— ¿Si? — cuestionó sin girar.

Changmin enojado tomo del brazo al alto y Sunwoo cerró los ojos e ignoró las chispas de deseo que se encendieron como fuegos artificiales en su estómago.

— ¿Que quieres Oh? Me estas retrasando.

— ¿¡Que quiero!? — farfulló indignado — ¡Fuiste un completo imbécil con mis amigos esta mañana!

Sunwoo lo miro sin interés, haciendo enfurecer mas al rubio.

— Si ¿Y?

— ¡Te disculparás!

Sunwoo río y metió sus manos en los bolsillos de su pantalón.

— Si, bueno...no es probable que eso pase — se burlo y sacudió su brazo para que Changmin lo suelte.

El rubio enojado lo empujó, haciendo que  Sunwoo retroceda, lo empujó mas fuerte, hasta el punto que el moreno choco por la pared y ya no podía retroceder.

— ¡Eres una maldita cucaracha! ¡Hombre sin palabra! — decía enojado mientras daba varios golpes al pecho de Sunwoo y el pelinegro se tuvo que morder los labios para no sonreír porque Oh se veía realmente adorable, como si estuviera haciendo un berrinche.

— Oh...

— ¡No, escucha! ¡Dijiste hace apenas dos días que si te ayudaba con tu...tu situación dejarías de ser un imbécil! ¡Bueno, te ayudé! ¡Ahora deja de ser un imbécil!

— ¿Asi? — lo desafío y Changmin dejo de golpearlo, mirándolo aún con odio mientras su respiración se agitaba — Dame una buena razón por la que debería hacerlo.

La boca de Changmin se abrió y se cerró como un pez dorado particularmente estúpido en desafortunados espectáculos.

— Para honrar tu palabra ¡Para ser una mejor persona!

— Dije una buena razón Oh — recordó y llevo atrevidamente sus manos a la cintura del contrario

— ¿Quieres una maldita razón? — soltó enojado y empujó con fuerza el cuerpo de Sunwoo mas a la pared — Te dare una maldita razón...

El pelinegro agrando los ojos cuando sintió los pequeños labios del rubio sobre los suyos.

Changmin lo besaba con rudeza, sin importarle ser gentil. Era diferente a todo lo que Sunwoo había sentido alguna vez. Si antes pensaba que besar a Oh era bueno, que el Gryffindor lo besara voluntariamente era jodidamente fantástico. Todo su ser estaba en llamas, su conciencia se redujo a ese punto en el espacio donde los labios de Oh se encontraron con los suyos. Nada más podría existir más allá de este momento, nada.

Y luego se acabó.

— Espero tu disculpa — enuncio el de lentes con frialdad y se alejó del moreno.

Sunwoo estaba por hablar, pero Changmin ya se había ido.

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Sunwoo se encontraba acostado en su cama, pensando nuevamente lo que había ocurrido esa tarde. Resistirse a Oh no debería ser demasiado difícil, había pasado diecisiete años sin tocarlo, podría manejar otro mes y  solo porque estaba solo en su dormitorio al mediodía de un sábado mientras el resto de la escuela estaba almorzando, eso no significaba que se estaba escondiendo, simplemente no tenía hambre.

Ignorando el fuerte rugido de su estómago, Sunwoo pensó que ahora sería un buen momento para ponerse al día con su tarea y mantener su mente ocupada. Metió la mano debajo de la cama y sacó su ensayo de encantamientos a medio terminar. Cuatro horas más tarde, había comido todo su chocolate, había terminado su última tarea y ahora estaba pensando en el crucigrama del profeta (profeta: periódico del mundo mágico)

— ¿Cómo se supone que voy a saber esto?—  murmuró para sí mismo — Comunicación... comunicación...¿Transmisión, tal vez? No, demasiadas letras. Hmm...

De repente, la puerta del dormitorio se abrió de golpe y entró una chica con el pelo corto y oscuro y una diminuta falda, dejando ver sus hermosas piernas.

— Songjin — llamo Sunwoo antes de que ella pudiera decir algo — ¿Sabes lo que podría ser un medio de comunicación muggle?

La morena se arrojó a los pies de la cama de su amigo y lo pensó —  ¿Ehm... hablar?

— No lo suficiente, tiene que ser de nueve letras — suspiro y dobló el periódico.

Songjin pensó por un momento — ¿Estás seguro de que tiene nueve letras? — Sunwoo no respondió, ya le había aburrido el juego de todo modos — No estuviste en el almuerzo — señaló la Slytherin — ¿Te está afectando que te estamos ignorando? Porque la gente ya está empezando a aburrirse de eso, los chicos no son ni la mitad de divertido que tú cuando estás de buen humor.

Sunwoo giro los ojos y negó — Solo tengo algunas cosas que hacer.

— Sí, te ves muy ocupado — afirmo. La morena se movió para quedar acostada boca arriba, con la cabeza colgando sobre el borde de la cama y las piernas a medio camino de la pared — De todos modos —  continuó — es realmente aburrido sin ti quejarte de la gente. Aunque todavía estoy enojada porque no me digas qué es lo que hizo que Eric te odiara, por cierto. Se siente como si nosotros no hemos chismeado en mucho tiempo — suspiro — ¿has oído hablar de Choi Beomgyu? La hermana de Luna dice que los vio besuqueándose en la lechucería con un tal Soobin y es por eso que hubo todo ese drama con ellos...

Sunwoo estiró las piernas satisfecho y permitió que la voz de Songjin lo inundara. No se había dado cuenta hasta ahora, pero era asombroso cuánto la había extrañado la última semana. Era estúpido, lo sabía, pero de repente toda la situación con Oh no parecía tan mala después de todo.

Los dos se quedaron así toda la tarde, poniéndose al día en asuntos triviales, solo fueron interrumpidos una vez por Hyunjoon, quien los miró a ambos con las cejas juntas. Vio que Sunwoo y Songjin se llevaban bien y pareció decidir que estaba bien volver a hablar con el moreno. Ofreció un "Hola" en silencio (y para Hyunjoon eso fue prácticamente un abrazo enérgico) agarró su mochila y se fue.

— ¿Vienes a cenar? — preguntó la morena con su cabeza en la almohada de Sunwoo.

— No —  decidió, sintiéndose demasiado contento para dejar que Oh arruinara su estado de ánimo — Pero tráeme algo, ¿quieres? Creo que es noche de tarta de manzana.

— Algún día explotarás de tanto consumir azúcar.

— Por supuesto que no bebé, esta todo en el linaje — guiño un ojo — Los Kim son superiores.

— Tú y tus malditos Kim — gruñó Songjin.

— Tambien eres una Kim, Songjin.

— La mitad de esta escuela es Kim, Sunwoo — giro los ojos —  Te veré en un momento, te arrastraré a la sala común para que puedas socializar esta noche, así que prepárate — informo y salio corriendo del cuarto.

La habitación parecía mucho más tranquila ahora que Songjin no estaba allí. Sunwoo se preguntó cómo se las había arreglado sin ella. No podía imaginar un mes completo con Oh como su único compañero.

Mierda, Oh...

Los pensamientos del pelinegro se dirigieron a él correctamente por primera vez en toda la tarde y sintió una opresión distinta y totalmente indeseable. ¿Por qué el bastardo tenía que ser tan exasperante? ¿Por qué Sunwoo tenía que encontrarlo terriblemente adorable?

Murmurando sombríamente, Sunwoo corrió las cortinas alrededor de su cama y sin entusiasmo entonó el encantamiento de un hechizo de privacidad.

Treinta minutos y una ducha rápida más tarde, el pelinegro se dirigió a su sillón favorito en la sala común de Slytherin por primera vez en una semana. Obviamente, descuidar su silla había sido un error, porque una niña de primero o segundo año estaba perfectamente sentada en ella, dándole golosinas a un pequeño búho.

— Muévete — pidió bruscamente, lanzándole su mejor mirada de desprecio y la chica dejó escapar un chillido y huyó al pasillo que conducía a los dormitorios de las chicas, con su lechuza volando detrás de ella.

Songjin y el resto de los de séptimo año regresaron bastante pronto y si alguien se sorprendió al verlo, no lo demostraron. La noche pasó sorprendentemente rápido y pronto la sala común comenzó a vaciarse a medida que más y más personas se iban a la cama. Sunwoo se mostró reacio a irse, sabiendo que una vez que estuviera solo, sus pensamientos se desviarían hacia Oh y no lograría pegar un ojo. Intentaría mantener a todo el mundo aquí abajo durante unas horas más, eso era todo. Acababa de convertirse en medianoche, pero eso era temprano para un sábado. No hay problema, podía mantener la conversación tranquilamente, era un maestro en este tipo de cosas.

O al parecer no, ya que la morena le había abandonado, al igual que otros compañeros. El silencio opresivo y las llamas verdes parpadeantes de la sala común desierta no hicieron nada para que se sintiera mejor y después de unos segundos debatiendo mentalmente si quedarse o no aquí y no dormir nada, Sunwoo regresó con tristeza a su habitación.

La noche no había sido agradable. Después de tres horas de dar vueltas y vueltas, dos masturbaciones y más instancias de maldecir a Oh de las que nadie sería capaz de contar, Sunwoo finalmente se quedó dormido, solo para ser despertado cuatro horas más tarde por una Songjin demasiado feliz, que le abrió las cortinas alrededor de su cama.

— ¡Vamos Sunwoo, despierta! ¡Es hora del desayuno! — ella cantó — No voy a dejar que te pierdas otra comida, ahora vamos, ¡levántate!

— Por Merlín Jin — gimió frustrado — Es un domingo.

Sonjin lo ignoro y trato de quitarle las sábanas — He estado despierto desde las seis, si no puedo dormir, no veo por qué tú deberías hacerlo.

— ¿Porque te agrado y no quieres verme morir de una horrible muerte por falta de sueño?

— Ahora Sonnu.

— ¡Bien! — bufo —  Vete a la mierda mientras me cambio ¿Quieres?

— Si no sales en diez minutos, vendré aquí y hechizaré tu cabello a pelirrojo — amenazo — Por el pito de Merlín que lo haré.

— Eres tan vulgar, largo de aquí...

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Sunwoo permitió que Songjin lo arrastrara al gran comedor, lleno de temor por lo que podría pasar si veía a Oh. Había pasado poco menos de un día completo desde la última vez que se tocaron, pero Sunwoo estaba seguro de que no estaba imaginando que el nivel de deseo invocado por la poción había aumentado desde que Changmin lo besó, pero no iba a disculparse con Nori, por mas que Changmin le ofreciera un grandioso oral a cambio.

Cerró los ojos cuando cruzaron el umbral y cuando no sintió la oleada de sentimientos que a menudo acompañaba al mero hecho de estar en presencia de Oh, dejó escapar un suspiro de alivio. Tal vez simplemente mantener los ojos cerrados durante todo el día resolvería su problema. Podía hechizarse a sí mismo con ceguera temporal, decir que fue un accidente de pociones, aunque no estaría tan lejos de la verdad.

Songjin tiró de su brazo con impaciencia — ¿Cuál es tu problema? El salón está prácticamente vacío, vamos.

Sin atreverse a tener esperanzas, Sunwoo abrió los ojos tentativamente. Ella tenía razón; tan temprano en un domingo, solo unas pocas personas estaban repartidas por la habitación, incluso menos de las cuales el moreno reconoció. Lo que significaba, por supuesto, que Oh no estaba.

Su rostro se dividió en una sonrisa y casi bailó la corta distancia entre la puerta y la mesa de Slytherin. Songjin se dio cuenta y lo miró fijamente.

— Merlín, eres tan raro...

Se sentaron allí durante algún tiempo en un silencio amistoso, solo hablando ocasionalmente:

"Sigo pensando que deberías comer algo" por parte de Songjin.

"Nunca como por las mañanas, lo sabes" por Sunwoo.

El pelinegro observo cómo el salón se llenaba lentamente. Finalmente, cuando alrededor de la mitad de la población estudiantil había ido y venido, Sunwoo se cansó de la creciente sensación de temor que tenía cada vez que la puerta se abría. Tomando su segunda taza de café, se puso de pie.

— Me voy Jin — anuncio.

— ¿Que? — preguntó confundida — ¿Porque? ¿A donde?

— Biblioteca — respondió cortante.

Aunque ahora que lo pensaba, no era mala idea ir allí. Confiaba en que Oh nunca entraría allí por elección propia.

Diez minutos después, estaba sacando un libro antiguo más grueso que la longitud de su antebrazo del más alto de los estantes de Pociones en un rincón polvoriento de la biblioteca. Era mucho más pesado de lo que pensaba y se tambaleó bajo su peso. Dejándolo rápidamente sobre una mesa y mirando a su alrededor para comprobar que nadie se había dado cuenta de su tropiezo, Sunwoo acercó uno de los asientos tapizados en terciopelo, pasó las páginas del índice y comenzó a buscar.

Dos veces durante la mañana vio cabellos rubios casi blanco por el rabillo del ojo y su corazón parecía querer salir por su garganta cada que eso pasaba.

Sunwoo casi tembló cuando vio a Kevin, pero afortunadamente el canadiense estaba solo, merodeando por los estantes y lanzándole miradas sospechosas. Una vez que hubo confirmado que Oh no estaba cerca, lo ignoró por completo, sumergiéndose de nuevo en sus estudios.

Decir que miró cinco libros diferentes, uno de los cuales era de la Sección Restringida, al cual, siendo un estudiante de Pociones EXTASIS, ahora tenía acceso, no encontró nada particularmente interesante. Lo único que aprendió fue que Orexis Votum en sí mismo fue inventado por un viejo brujo llamado Gerald Bennett en 1585 simplemente porque no podía levantarlo y uno de los habitantes locales tenía una hija que quería hacerlo con él.

Sunwoo no apreciaba que su vida se arruinara por culpa de un cachondo idiota del siglo XVI con un caldero. Fue varias horas después del almuerzo cuando se dio por vencido, impulsado por el fuerte gruñido de su estómago. Sin molestarse en volver a colocar los libros claramente poco informativos en sus respectivos estantes, el pelinegro se echó la mochila al hombro y después de una última mirada compulsiva a Moon, se fue al gran comedor.

Sin embargo, una vez allí y frente a los pocos platos que quedaban del almuerzo, el apetito de Sunwoo se esfumó. De hecho, sintió claramente náuseas, incluso el olor del mejor chocolate caliente de los Elfos Domésticos le revolvía el estómago, haciendo una mueca, hizo una nota mental para mencionar la disminución de los estándares alimentarios en Hogwarts en la siguiente carta a su padre y fue en busca de Songjin.

La noche del domingo fue una vez más una de disturbios extremos. Si durmió algo, no lo recordaba, aunque sus sueños probablemente no harían más que reflejar los pensamientos que tenía mientras estaba despierto, es decir, preocuparse por una cosa y solo una cosa: Oh Changmin.

El moreno pensó que todo lo que tenía que hacer era esperar hasta que todos los demás estuvieran en clase, excusarse para recoger una tarea "olvidada" escabullirse en el ala del hospital y robar algunos tragos vigorizantes. Fácil. Podría pasar un mes sin problema. Estaba tan envalentonado por su monólogo interno que ni siquiera protestó cuando Songjin vino a arrastrarlo al desayuno.

Fue solo cuando estuvieron fuera de las mazmorras y se dirigieron directamente hacia el gran comedor que Sunwoo vaciló. Se las arregló para evitar la cena de ayer diciéndole a Songjin que había ido a almorzar tarde (lo cual era cierto) y que había comido demasiado pastel de manzana.

Ahora, sin embargo, la sensación envolvente de pavor que había logrado evitar desde ayer había regresado con toda su fuerza y de repente supo con gran claridad que no quería ir a desayunar.

— Jin...— llamo — Realmente no tengo hambre. El crumble de manzana todavía me pesa, creo que incluso ver comida esta mañana me haría vomitar.

Songjin parecía claramente poco impresionada — Has comenzado el día con al menos dos cafés desde que te conozco — dijo todavía arrastrándolo — Sea lo que sea que te esté molestando, no puedo imaginar que tu estado de ánimo mejore por la falta de cafeína. Vas a desayunar.

Sunwoo cambió de táctica — En realidad, ya sabes, creo que ayer dejé mi mejor pluma en la biblioteca, iré a buscarla y vuelvo enseguida...

Songjin no se detuvo — Eso fue débil Sonnu, puedes hacerlo mejor que eso...

— Songjin por favor... — suplicó. Estaban casi en las puertas del salón — Te compraré algo si me dejas ir. El nuevo perfume de Georgina Songbird, dijiste que lo querías, ¿verdad?

— Elena lo compró por orden de una lechuza y aparentemente huele a orina de gato — respondió la pelinegra —  Ven a tomar un café, niño raro.

—  No, por favor, realmente no quiero... oh dulce madre de Merlín...

Sunwoo se quedó mirando la entrada, un frío horror se apoderó de él. Oh estaba cerca, estaba allí en este momento, podía sentirlo. Preso del pánico, tiró tan fuerte como pudo y su brazo se soltó del agarre de Songjin. El alivio lo inundó ya, se giró para disculparse con ella, para prometer que se lo explicaría más tarde, cuando las puertas dobles se abrieron y alguien salió, perdió el control.

Un hermoso chico salio, con el cabello rubio, desordenado como siempre, junto a un pelirrojo y un chico castaño.

La primera visión de Oh fue como un golpe físico en su estómago y Sunwoo se tambaleó hacia atrás, teniendo que esforzarse mucho para no vomitar. ¿Cómo podría un sentimiento tan intenso ser puramente psicológico? Seguramente Do tenía que haberse equivocado.

No eran solo las náuseas. Un poco de mareo que podría haber manejado. No, fue el hecho de que, a pesar de la abrumadora necesidad de regurgitar lo poco que había logrado comer en los últimos tres días, de repente y abrumadoramente se puso duro como una roca. Cada nervio de su cuerpo estaba en alerta máxima, su piel estaba más sensible que nunca y solo sirvió para que se sintiera peor. Porque lo que su piel estaba esperando, lo que cada fibra de su ser estaba esperando, era el toque de Oh.

Ignorando por completo los irritados "¡Kim Sunwoo! de Songjin, el moreno dio media vuelta y corrió lo más rápido que pudo lejos del gran comedor, lejos de los rostros curiosos de sus compañeros, lejos de Oh.

Oh Changmin, Changmin, Changmin, Changmin. Era como un mantra recorriendo el ser de Sunwoo. Sus pies golpeaban al compás de la misma. Respiraba entrecortadamente, pero en la mente de Sunwoo no hacía nada más que decir: " Changmin, Changmin, Changmin"  una y otra y otra vez.

Kim corrió y corrió, sin darse cuenta ni por un segundo de dónde estaba, ya fuera en la mitad de la Torre de Astronomía o en el interior del Bosque Prohibido, ni por su vida habría sido capaz de decirlo. Todo lo que podía pensar, todo lo que jodidamente era en Oh Changmin.

Después de demasiado tiempo, no lo suficiente, se detuvo, cayendo de rodillas y jadeando desesperadamente por respirar. Su cara estaba mojada pero no estaba llorando, puff claro que no... no podía estar llorando, porque los ruidos secos que salían de su garganta no se parecían en nada a sollozos; eran el sonido de su propio el desgarrándose. Seguramente nadie había experimentado este sentimiento antes. Si lo hubieran hecho, no podrían haber sobrevivido.

La conciencia se deslizó lentamente sobre él y se dio cuenta de que estaba fuera del castillo cerca del lago, afortunadamente solo. El aire era mordazmente frío y Sunwoo lo agradeció, cayendo sobre su espalda y dejando que la brisa lo calmara.

No supo cuánto tiempo se quedó allí, mirando el cielo gris acero y pensando en nada más que en Oh. Pero la parte de atrás de su túnica estaba empapada cuando finalmente se sentó de nuevo y el peso casi lo tiró hacia abajo. Les lanzó un hechizo de secado y miró a su alrededor. El cielo había comenzado a oscurecerse y los terrenos aún estaban desiertos, probablemente como consecuencia de que diciembre finalmente estaba sobre ellos. Se preguntó qué dirían sus compañeros de casa sobre su arrebato.

Suspirando profundamente, caminó lentamente cuesta arriba hasta las puertas delanteras del castillo, rezando a cualquier deidad que lo escuchara para que no se encontrara con Oh entre allí y la sala común de Slytherin.

No fue hasta que respiró hondo y abrió el portal a una sala común vacía que Sunwoo se dio cuenta de que el resto de la escuela estaría en clases. En lugar de esperar y enfrentarlos, el alto fue directamente a su dormitorio, aceptando que no tenía sentido siquiera intentar la normalidad en su estado actual.

Malditamente necesita a Oh Changmin o juraba que moriría.

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Changmin se sintió horrible. Durante el fin de semana no había visto mucho a Sunwoo, aunque Kevin había dicho que lo había visto en la biblioteca el domingo y que parecía perfectamente normal, por lo que el rubio prácticamente se había olvidado de todo el asunto de las pociones, concentrándose en cosas normales como la tarea y el Quidditch (y también cosas no tan normales como el entrenamiento secreto con el director en preparación para derrotar al mago más oscuro que jamás haya existido)

Sin embargo, el día anterior, cuando salía del desayuno, Changmin vio a Kim junto a la otra Kim. Sunwoo le echó un vistazo y salió corriendo por la puerta principal y aparentemente nadie lo había visto desde entonces: no se había presentado en las comidas e incluso se comentaban durante las clases de transfiguración que Sunwoo había salteado tanto aritmancia como defensa contra las artes oscuras.

Changmin masticó distraídamente su tostada, considerando seriamente encontrar a Do y confesarlo todo ¿Y si Sunwoo se hubiera escapado? ¿Y si hubiera muerto? Changmin se estremeció. Kim Sunwoo puede ser un imbécil, pero Changmin no quería ser responsable de su muerte.

Justo cuando estaba decidido a tratar de atrapar a Do antes de que comenzara el primer período, Yoshi le dio un codazo y asintió hacia la puerta. Sunwoo, sin compinches, aparentemente había elegido venir a desayunar hoy.

Se veía horrible: tenía bolsas debajo de los ojos que casi hacían juego con el color de su túnica; sus rasgos ya afilados estaban fuertemente acentuados como si no hubiera comido durante días; su pelo, normalmente bien peinado con gel, estaba suelto y despeinado y caminaba directamente hacia ellos.

El japonés también lo notó y miro desconcertado a su mejor amigo  — ¿Qué demonios esta haciendo? — se pregunto mirando al moreno — ¿Crees que finalmente ha perdido la cabeza?

— ¿Quién ha perdido qué? —  preguntó Kevin, quien aún tenía la cabeza en el libro de historia, con una mano sostenía el libro y con la otra jugaba con los dedos de su novio sobre la mesa.

— Míralo por ti mismo — murmuró Yoshi y Kevin levantó la vista justo a tiempo para ver a Kim Sunwoo detenerse justo frente a ellos.

Yoshi estaba apuntó de atacar, cuando Sunwoo lo interrumpió.

— Lamento haberte insultado el sábado Nori — se disculpó, dejando en shook al trio — Y lo siento por todo lo que he dicho sobre tu familia o tu estado monetario, se que no tengo la culpa de ser mas rico que tu — Changmin cerro sus ojos, no pudiendo creer que esa fue su mejor discurso de disculpa — Y Moon...lamento haberte llamado sangre sucia, aunque lo seas, no volveré a decirlo y Haknyeon...— el bajo moreno levantó la vista de su papilla y rápidamente dejó caer la cuchara —  Siento haberte llamado estúpido todas esas veces y Oh...

La voz de Sunwoo se quebró. No miró directamente a Changmin; en cambio, miró fijamente las gachas de avena de Haknyeon — ¿Puedo hablar un momento contigo?

Hubo silencio en su pequeña sección de la mesa de Gryffindor mientras todos los ojos en un radio de cinco metros se volvían hacia el rubio. Miró a su alrededor con impotencia ante la mirada calculadora de Yoshi, la sorpresa de Kevin con la boca abierta y el rostro curioso de Haknyeon asomándose por encima del hombro de Changmin. Luego miró a Sunwoo. Estaba pálido y parecía como si estuviera a punto de desmayarse o vomitar (o ambos) en cualquier momento.

— Esta bien... — accedió sin ganas y se puso de pie.

— ¡Min! — grito el japonés — ¿Qué estás haciendo? ¿Y si es un truco? ¡Él es... Kim!

— Sé quién es — fue lo único que dijo el rubio antes de salir del gran comedor junto al Slytherin.

Cuando estuvieron lo suficientemente alejados, Changmin se giró hacia Sunwoo, quien aún se negaba a mirarlo.

— ¿Kim?

El moreno giro y tomo bruscamente del brazo al rubio y lo atrajo hacia el, apretando al bajo en un abrazo, mientras el pelinegro enterraba su rostro en el largo cuello.

— Estar tan cerca de ti — murmuro cerrando los ojos y oliendo el dulce aroma de baya que desprendía el Gryffindor — Es... siento que estoy a punto de enfermarme o morir o algo así y lo odio.

— B-bueno...— Changmin comenzó incómodo — Puedes... hacer lo tuyo ahora, ya sabes. Te disculpaste con mis amigos, eso es todo lo que quería — sonrío — ¿No fue demasiado difícil? — se burlo.

Sunwoo saco la cabeza de su escondite para mirar mal al de lentes, haciendo que Changmin vuelva a reír. El moreno chasqueo la lengua y llevo sus labios al mentón del rubio, mordiéndolo y haciendo que este cerrara los ojos por la leve presión. Sunwoo se alejo para depositar un suave beso en el lugar mordido.

Se tambaleó sobre sus pies y Changmin asustado lo tomo del brazo por miedo a que caiga ¿Porque Sunwoo estaba tan débil?

El moreno siseó ante el contacto, alejándose de él y tratando de presionar más cerca al mismo tiempo.

— Kim está bien — dio permiso.

Sunwoo todavía parecía inseguro, así que Changmin giro los ojos y tomo la mano del pelinegro y la llevo hasta su propia mejilla. Los ojos del alto se agrandaron y el rubio asintió a lo que sea que Sunwoo tenia en mente.

El moreno llevo su otra mano a la otra mejilla de Changmin y acaricio donde sus hoyuelos estaban.

— Tú... yo... joder, Oh —  Los pulgares de Sunwoo acariciaron sus mejillas antes de que pareciera ceder y presionara sus labios temblorosos en la boca de Changmin.

Dejó escapar un largo gemido de alivio al volver a tener la boca de Changmin solo para el.

— Mierda — murmuro Sunwoo, mientras tomaba el labio inferior de Changmin, lo chupaba, lo mordía y lo estiraba — Oh, jodida mierda, eres tan...

El bajo se quedó allí, tomando el asalto feroz. Se lo merecía, lo sabía. No debería haber hecho pasar a Sunwoo por lo que hizo. No era culpa de Kim que estuviera bajo la poción (o tal vez lo era...Changmin aún no sabía qué había pasado allí) y Oh no tenía derecho a chantajearlo con eso.

Sunwoo de repente se puso rígido y enterró su rostro en el cuello de Changmin con un gemido bajo, empezando a devorar la piel y el rubio lo único que podía hacer es tirar la cabeza para atrás mientras se mordía el labio tratando de no gemir.

Sunwoo subió sus besos nuevamente hacia su boca y tomando lo mejor de Changmin, lo beso hasta que el Gryffindor pensó que le dolería los labios.

El moreno finalizó el beso con un pequeño pico y enterró su rostro en el cuello de Oh mientras lo abrazaba con fuerza. Los dos se quedaron así por un rato, Changmin tan quieto como podía y Sunwoo de vez en cuando levantaba una mano perezosa para acariciar varias partes del cuerpo del rubio, su respiración se equilibraba y jugaba suavemente sobre el hueco del cuello del chico con oyuelos.

— ¿Cómo te sientes? — preguntó Changmin, tratando de mirar inútilmente al moreno, ya que este no parecía querer dejar su cuello.

Sunwoo emitió un sonido de satisfacción desde lo más profundo de su garganta, haciendo que Changmin girara los ojos por lo exagerado que era.

— Creo que la primera lección ha comenzado — anuncio Changmin, mientras sentía como el dedo de Sunwoo subía y bajaba por su brazo.

— Mmm

— Kim...

— ¡Mmg!

— Kim, deberías dejar de acariciar mi oreja e ir a clase — ordenó con impaciencia.

— No te estoy acariciando, no se de que me hablas — se burlo y beso detrás de la oreja de Oh, haciendo que a este se le erice la piel.

Sunwoo se enderezó, pero no soltó a Changmin.

— Bien Kim, ahora...

Changmin callo al sentir los labios de Sunwoo de nuevo contra los suyos. Sunwoo no movía sus labios, simplemente le estaba dando un beso casto de muchos segundos y el rubio estuvo a nada de jadear y llevar sus manos al cuello del moreno, disfrutando de su beso favorito, pero afortunadamente se controló y no hizo movimiento alguno.

— ¿Nos seguiremos viendo en el salón de los menesteres? — preguntó Sunwoo mientras abría los ojos.

Changmin pestañeo aturdido, para después asentir.

— Bien, nos vemos esta noche — sonrío, ya que el rubio tenia las mejillas completamente rojas — Sobre aquella mañana, en mi defensa, estaban bloqueando mi camino hacia el café. Para mí, eso significa que se merecía que lo insultaran...— dijo y dejo un último beso en los labios de Changmin para después salir corriendo a sus clases.

Changmin se tapó el rostro avergonzado. No podía creer que si Sunwoo le trataba de meter la lengua, su reacción no era tanta como cuando Sunwoo le daba esos pequeños besos de saludo y despedida como si fueran una pareja.

Necesitaba que esto se termine ya.







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— ¿Dónde demonios has estado? —  Yoshi siseó cuando Changmin entró silenciosamente en las clases de  transformaciones después de hacer un rápido desvío al baño de chicos para enderezarse.

Se había horrorizado al ver que sus labios estaban rojos e hinchados, pero un chorro de agua fría en su rostro y un hechizo calmante rápido lo habían solucionado. Una voz traicionera en su cabeza le había dicho que iba a terminar usando ese hechizo en particular muchísimo durante el próximo mes.

— ¿Qué? —  preguntó distraídamente, con un ojo en el profesor Minseok, quien estaba de espaldas a la clase. Sacó sus libros, pergamino, pluma y tinta de su bolso tan silenciosamente como pudo y trató de lucir como si hubiera estado allí tanto tiempo como el resto de la clase.

— ¡Pensamos que Kim te había secuestrado o algo así! Estaba dispuesto a reunir a todos en Gryffindor y venir a rescatarte, pero Kevin me detuvo.

Changmin estaba muy, muy agradecido por la mente lógica de Kevin — No seas idiota, como si Kim pudiera hacerme algo — bufo mirando el pergamino del Japón para ver lo que se había perdido — Él sólo quería hablar...— dijo tímidamente.

— ¿Hablar? ¿Kim? ¿Sobre qué? ¿Y en el nombre de los cojones de Merlín qué le pasó esta mañana?

— Quidditch — respondio vagamente, garabateando el título y las pocas notas que su amigo había escrito e ignorando deliberadamente la última pregunta de Yoshi — Slytherin había reservado el campo al mismo tiempo que nosotros, quería que cambiáramos.

— No lo hiciste, ¿verdad? — interpeló bruscamente — Estoy harto de que nos pisoteen Min, solo porque tienen más dinero...

Changmin se rió. Confía en que Yoshi esté más preocupado por superar a Slytherin que por la plausibilidad de la excusa de Changmin.

Como si Kim Sunwoo alguna vez intentara negociar.

— Lo hice, en realidad — contesto mirando hacia arriba para ver las puntas de las orejas de Yoshi enrojecerse con rabia reprimida — Pero solo porque estaba pensando en cambiarme a los viernes de todos modos.

El japonés chasqueo la lengua y no agregó nada mas.

— Bien, séptimo año —  La voz de Minseok resonó desde la pizarra — Comenzaremos un nuevo tema hoy; la transfiguración de humano a animal. Como estoy seguro de que todos saben, un hechizo de este tipo puede ser peligroso si se realiza aunque sea un poco incorrectamente, por lo que requiero toda su atención. Y gracias por finalmente uniéndote a nosotros, señor Oh — Miró deliberadamente a Changmin y él le sonrió inocentemente — Me gustaría que todos pasaran a la página 217 de sus libros.

Todos en sincronía buscaron el número de la página.

— Me gustaría que leyeran los primeros tres párrafos de la página que tienen delante y resumanlo en no más de ciento cincuenta palabras.

Changmin, junto con el resto de la clase, abrió debidamente su copia de una guía para la transformación avanzada y comenzó a leer. Fue solo cuando habían pasado tres minutos y Oh aún no había pasado de la primera línea que se dio cuenta de que estaba pensando en Kim otra vez.

¿Quién le había dado esa maldita poción? ¿Y por qué? No era como si Sunwoo no tuviera enemigos, pero Kim se había negado a decirle a Do quién era. Seguramente, eso debe significar que ellos, quienes quiera que fueran eran cercanos al moreno de alguna manera, así que eso realmente solo lo redujo a la pequeña pandilla de Slytherins de Sunwoo; Kim Songjin, Eric Sohn, Heo Hyunjoon y...

— Señor Oh.

Changmin levantó la cabeza rápidamente y casi dejo salir una grosería al ver como lo miraba el maestro.

— Si profesor... — habló tan cortes como pudo.

Minseok lo miro de una manera que claramente decía que sabía que no estabas prestando atención.

— Te pedí que tuvieras la amabilidad de leer un párrafo de tu resumen —  repitió con un suspiro.

— ¡Oh! Ehm...— el rubio miró su pergamino y se dio cuenta que no había escrito ni una palabra — Pues...— Yoshi le dio un codazo y deslizó su propio pergamino sobre el escritorio. Changmin hizo una nota mental para comprarle a Yoshi una caja llena de ranas de chocolate el próximo fin de semana de Hogsmeade —  Un animago es una bruja o un mago que puede cambiar voluntariamente su forma física a la de un animal después de mucho entrenamiento — leyó lo que su amigo le había pasado.

Changmin leyó de manera clara hasta finalizar, recibiendo una mirada aprobatoria de su maestro.

— Muy buen trabajo señor...Kanemoto — El rubio cerro los ojos al saber que el maestro se dio cuenta de la trampa —Cinco puntos para Gryffindor por el párrafo del señor Kanemoto, pero cinco puntos menos para Gryffindor por la incapacidad de Oh para escribir nada cuando se le indicaba.

Changmin suspiro y se recostó cansado en su silla.

— Ahora — siguió hablando el hombre, girándose hacia el resto de la clase —Suponiendo que todos los demás lograron escribir algo en sus pergaminos, continuaremos. Aunque la transfiguración básica de humano a animal se enseña en el nivel OWL, uno debe tener un conocimiento sólido de...

Changmin dejó de intentar prestar atención y se desconectó de nuevo, confiando en que Kevin le permitiría copiar sus notas (incluso si le daban un sermón de treinta minutos). Tal vez la razón por la que Kim se negó a decir quién le había dado la poción fue porque se la dio a sí mismo. Pero ¿por qué haría eso? ¿Tal vez pensó que era otra cosa?

Pensamientos como estos daban vueltas y vueltas en la cabeza de Changmin tan rápido que apenas podía seguirles el ritmo y antes de que se diera cuenta, la lección había terminado y ya estaba siendo regañados por Kevin, a Changmin por hacer trampa y a su novio por dejar que Changmin hiciera trampa.

— Llegaste tarde — dijo simplemente el canadiense.

— Si — suspiro — Kim quería hablar sobre las prácticas de Quidditch. Gryffindor a cambiado a viernes.

— ¿De verdad? — dijo Yoshi con incredulidad — ¿Y por qué de repente decidió disculparse con nosotros?

— N-no lo se... — Changmin hizo todo lo posible por parecer tan desconcertado como ellos.

— Lo que sea Yoshi, vamos no querrás hacer que Changmin llegue tarde a dos lecciones seguidas — intervino Moon.

Kevin abrió el camino hacia la puerta y Changmin lo siguió, muy aliviado de que el interrogatorio hubiera terminado.

El resto del día transcurrió de manera similar: Changmin pasaba la mayor parte del tiempo pensando en Kim, Yoshi pasaba la mayor parte del tiempo mirando a Changmin con recelo, Kevin pasaba la mayor parte del tiempo felizmente inconsciente de la silenciosa batalla de voluntades que se desarrollaba entre esos dos.

Finalmente, Oh no pudo soportar más la presión. Entonces, durante la cena, mientras Yoshi estaba demasiado ocupado metiéndose pastel de carne en la boca y Kevin estaba distraída rebuscando en su mochila su ensayo de encantamientos que tal vez se olvidó o no de entregar, Changmin se escabulló y apresuró a callar a Haknyeon cuando miró hacia arriba, el bajo moreno pareció entender y se llevó un dedo a la boca, guiñando un ojo.

Changmin, haciendo una salida rápida mientras Kevin todavía no estaba prestando atención, reflexionó sobre la reacción Haknyeon  ¿Por qué guiñaría? ¿Pensara que se reuniría con alguna chica? No sabía si esto era algo bueno o no. Por un lado, desviaría la atención del extraño comportamiento de Kim, pero por otro lado, si alguien le dijera al diario El Profeta que Oh Changmin tiene novia, lo inundarían de cartas y probablemente nunca tendría un momento de paz de los interrogatorios de los curiosos.

Pero, por otro lado, solo sus amigos, Junmyeon y Do sabían sobre la capa de Invisibilidad. Sus cavilaciones lo llevaron hasta el séptimo piso y rápidamente pasó tres veces junto a el salón de menesteres.

— Ya era hora — gruñó una voz tan pronto como abrió la puerta y de repente se encontró tirado hacia atrás por un Slytherin enojado.

— Déjame entrar en la habitación primero — se quejó el rubio y apartó a Sunwoo de él — Creo que a la gente le puede resultar un poco raro atraparte besándome en medio del pasillo.

El pelinegro de mala gana lo soltó y entró a espaldas a la habitación, agarrando la manga de la túnica de Changmin en su puño.

— Hola — dijo Sunwoo de mal humor y depósito un suave beso como saludo, haciendo que Changmin casi sienta sus piernas como gelatina.

— Hola — dijo el rubio curioso acomodándose los lentes — ¿Porque suenas tan enojado?

— Empeoro esta mierda — bufo el pelinegro — Te lo juro, la semana pasada no me sentí así, incluso después de más de un día lejos de ti. Pero fue solo esta mañana y ahora te veo y es solo...Merlín, es tan malo que ni siquiera puedo... .es...— dejó escapar un suspiro de frustración — Por favor...

Changmin trago grueso y tomo la mano de Sunwoo y lo llevo al gran sofá. Ambos se sentaron y ciertamente el rubio no sabía que hacer.

Sunwoo dijo que se tranquilizaría con un simple toque ¿Así que podría mimarlo tal vez?

Sunwoo esperó ansioso y agrando los ojos cuando Oh lo abrazo, pero después se recompuso y cerro los ojos al ser envolvido por los brazos del rubio insoportable.

El bajo jugaba con el cabello negro, mientras Sunwoo suspiraba complacido con su toque. El moreno dejó un pequeño beso en la regordeta mejilla del Gryffindor para después ir lentamente a sus labios y Sunwoo no sabia si se estaba volviendo mas loco, pero podría jurar que Changmin lo esperaba ansioso.

— No se si aguantare el resto de este mes — confeso el alto agotado y poso su frente en la contraria.

— Vamos Kim — alento — Ya ha pasado una semana, sólo unos veinte días más y todo esto habrá terminado.

Sunwoo asintió sin emitir nada. Changmin se quedó incómodo durante unos minutos, sin saber qué hacer ahora que Kim se había saciado. Fue un poco extraño llegar a la habitación, quedarse allí mientras Sunwoo lo besaba y luego irse inmediatamente después, pero por otro lado, este era Kim Sunwoo. Poción de lujuria o no, a Changmin todavía no le agradaba y no podía imaginárselos sentados para un juego de ajedrez o algo así.

— Por cierto — habló el Gryffindor — si alguien pregunta, querías hablar conmigo sobre un choque de práctica de Quidditch esta mañana.

— ¿Que?

— Fue mi excusa — confesó y Sunwoo lo miro divertido — Quiero decir, que irrumpas en la mesa de Gryffindor y exijas hablar conmigo no es exactamente algo cotidiano, así que les dije a todos que Gryffindor cambiará a los viernes.

Sunwoo, para decir que era el capitán del equipo, no parecía muy interesado.

— De acuerdo.

— Así que supongo que tendrás que hacer al menos una práctica un miércoles porque creo que Yoshi sospecha algo y vamos a tener que tener mucho cuidado, de lo contrario el se dará cuenta de todo este lío, ya sabes cómo es el...

— Mmm.

— Y no sé cómo vas a explicar todo... ¿podrías dejar de mirarme la boca?

— No es mi culpa, tu boca me distrae mucho — se justificó.

Changmin sin darse cuenta sacó la lengua para humedecer sus labios repentinamente secos. Los ojos de Kim se agrandaron y lentamente, como hipnotizado, se inclinó hacia adelante, su mirada aún fija en la boca del rubio y su propia lengua saliendo y volviendo a entrar.

Antes de que Changmin se diera cuenta, la boca de Sunwoo estaba sobre la suya y estaba siendo besado de nuevo. Pero no como Sunwoo lo había besado antes; fue mucho más fogoso. El moreno pasaba suavemente la lengua por los bordes de los labios de Changmin, su mano lo llevo al rubio cabello y cuando Sunwoo intentaba profundizar mucho mas el beso, Changmin estuvo repentina y momentáneamente tentado a devolverle el beso, solo para saber cómo se sentía. Seguramente si a Sunwoo le gustó tanto, tal vez no era tan malo como pensaba, pero luego el Slytherin se detuvo y se alejó con una sonrisa incómoda.

— No voy a disculparme — soltó con la voz entrecortada.

— Nunca lo has hecho.

Sunwoo sonrió arrogante y volvió a abrazar a Changmin, llevando su cabeza al largo cuello.

— ¿Te diste cuenta que eres demasiado sensible en esta zona? — interrogo Sunwoo seductor — Merlín, con solo tocarte el cuello pareciese que temblarás — Changmin tiro la cabeza hacia atrás cuando Sunwoo empezo a besarlo.

El rubio permitió que Sunwoo le hiciera lo que quisiera. Estaba bien hacer eso, se dijo a sí mismo. Solo estaba dejando que Sunwoo tuviera rienda suelta, no se estaba uniendo a su lujuria y no es como si se estuviera excitando o algo así. Ni siquiera un poquito. No. Ni uno diminuto, pequeño, infinitesimal...

— ¡Sunwoo! — gimió Changmin cuando Sunwoo lo mordió — Deja de hacer eso...

— ¿Porque? — preguntó coqueto mientras lamia el cuello del bajo, pero Changmin no respondió y solo cerro los ojos, conteniéndose a no jadear — ¿Oh?

Porque estoy empezando a ponerme duro y no quiero que sientas mi erección, pensó Changmin excitado.

— Dejarás marca — dijo a su vez — Y con Yoshi al acecho, probablemente no sea una buena idea volver con un mordisco de amor en mi cuello, ¿no crees?.

— Una marca... — repitió débilmente el Slytherin — Correcto, no debería marcarte...eso sería malo.

La incomodidad descendió a su alrededor de nuevo.

— Así que...e'hm — comenzó Changmin — ¿Crees que puedes manejarlo? Porque es un poco tarde y todavía tengo que hacer esa investigación de Pociones.

Sunwoo junto sus cejas y se acomodo mejor en el sofá — ¿Qué investigación?

— Lo que sucede cuando combinas acónito y asfódelo.

— Lo hice hace mucho tiempo  — añadió y después beso la mejilla de Changmin — ¿Quieres que te lo preste?

Changmin negó con la cabeza y con dificultad se paro del sofá.

— Nos vemos mañana ¿De acuerdo?

Y sin darse cuenta, bajo su cabeza para dejar un beso en los labios de Sunwoo y al darse cuenta de lo que hizo, salio casi corriendo de la habitación, dejando al moreno sonriendo divertido.





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Changmin tuvo su primer sueño con Kim Sunwoo esa noche, cuando finalmente terminó su tarea y se metió en la cama. Solo que en el sueño, Changmin no lo llamaba Kim, lo llamo Sunwoo. Parece que el cerebro del rubio pasó de los apellidos una vez que vio a una persona (incluso una versión soñada de esa persona) desnuda.







El miércoles pasó con poco dramatismo, diciéndose a sí mismo todo el día que no recordará como imagino a Sunwoo desnudo. Al día siguiente fue igual, transcurrió en un aturdimiento medio despierto y para el momento en que llegó el almuerzo, Changmin casi se estaba quedando dormido en sus sándwiches. Comió todo lo que pudo y le dijo a Kevin que iría a la biblioteca, antes de dirigirse directamente a la sala de los Menesteres.

Changmin cerró la puerta detrás de él en silencio. Eran sólo las dos; tenía al menos cuatro horas antes de que alguien lo buscara y alrededor de seis horas antes de que Kim llegara a la habitación. Dejó escapar un suspiro de felicidad.

La habitación se veía igual que siempre, excepto por la hermosa cama con dosel que había aparecido a lo largo de la pared izquierda, luciendo cómoda y acogedora.

Estaba tan agotado. Aparentemente no funcionaba bien con solo cuatro horas de sueño por noche. Todo parecía estar en su contra en este momento; estaba cansado de inventar excusas para evadir la compañía de sus amigos, sus maestros parecían pensar que la tarea era lo más importante del universo, Junmyeon todavía esperaba que buscara hechizos de defensa avanzados en su tiempo libre para poder tener el poder de derrotar a Phulowath cuando llegara el momento y todavía tenía que organizar las prácticas de Quidditch para prepararse para su próximo partido contra Ravenclaw. Sin mencionar que Do había comenzado a meterse con él más de lo habitual, como si culpara personalmente a Changmin por el desastre de Sunwoo. Oh estaba seguro de que solo había evitado las detenciones hasta ahora porque Kyugsoo de alguna manera sabía que se encontraba con Kim en las noches.

Changmin suspiró de nuevo y dejó que sus ojos se cerraran. Era inútil pensar que Do dejaría de ser un completo idiota solo porque Changmin tuvo la decencia de ayudar a su alumno favorito. Probablemente sería mucho peor si Changmin no estuviera ayudando a Sunwoo, el rubio supuso que debería estar agradecido, debería estarlo.

Changmin abrió los ojos y se sentó con cierta dificultad. No iba a llegar a ninguna parte reflexionando sobre las motivaciones de Slytherin. Estaría mucho mejor durmiendo, bostezando se quitó las gafas, las dejó en el suelo y se quitó los vaqueros. Estableció un útil hechizo para medir el tiempo que Kevin le había enseñado y que lo despertaría en cuatro horas y agradecido se metió debajo de las sábanas. La cama era blanda y las almohadas tenían la altura justa y los ojos de Changmin se cerraron de nuevo por voluntad propia. En ese momento, Oh nunca había estado más agradecido por la Sala de los Menesteres.

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