Capítulo 9

- ¿Donde está Stella?- Después de lo que ha pasado en ese almacén no puedo creer que a mi hermana le importe el jodido anillo.

- En el colegio ¿Por qué?- Pregunta Aisha.

- Porque como premio por enviarnos a los juegos del hambre, la cosa tiene su anillo.- Le digo exasperada, no entiendo que importancia tiene eso ahora mismo.

- ¿Que tiene que ver los juegos del hambre?- Inquiere Terra inocente.

- Bueno esa cosa es definitivamente lo más parecido que he visto a un muto.- Expongo con simpleza.

Nadie dice nada más. Un silencio de lo más incómodo nos envuelve como si de humo se tratara, cada quien ha de estar sumido en sus pensamientos.

Hoy ha sido un día agotador emocionalmente hablando, la imagen del pastor golpea mi cabeza constantemente, como si fuera un martillo. Su cadáver estaba lleno de cortes, sangre y quemaduras. Esas podríamos haber sido Bloom y yo, o incluso Riven y yo. No comprendo porque no atacó esta tarde en el bosque y sin embargo si lo hizo de noche en el almacén.

Es inexplicable, como si tuviera capacidad de pensamiento. Si esas cosas tuvieran una mente humanoide explicaría que se muevan por planes concretos pero parecía más una bestia guiada por impulsos primarios. Como un animal, eso sería lo lógico.

Traspasamos la barrera y si bien la incomodidad sigue presente, la tensión se ha disipado en gran medida. Al menos en el perímetro del colegio no corremos peligro de ser atacadas por esa cosa.

No hay quemados dentro de la barrera ¿Habrán tenido que sacrificarse muchas vidas para ello? Porque de alguna forma tendrían que sacarlos para hacer la zona segura.

El salón principal está silencioso, nada comparado con el ruido que sonaba durante la fiesta, casi parece fantasmal.

Mientras subimos las escaleras comparto una mirada con Bloom. Ambas recordamos lo que pasó la última vez que estuvimos aquí paradas.

Intercambiadas.

Supongo que a partir de ahora no veremos las escaleras de la misma manera. Puede que sea una tontería pero los sentidos nos conectan con las emociones, así como un olor puede transportarte al pasado un lugar puede cumplir la misma función.

Cuando por fin llegamos a la habitación el silencio se disipa.

- La directora se ocupará del quemado chicas.- Es Aisha quien se decide a hablar finalmente, supongo que intenta consolarnos en la medida de lo posible.- No lo dejará en el primer mundo, vuestros padres están a salvo.

- Gracias.- Se limita a decir Bloom, lo acompaña de una mueca que intenta parecer una sonrisa pero se aleja mucho de serlo y se va a su cuarto.

- Yo... Voy a hablar con ella.- Les digo a las tres chicas.- Gracias por la ayuda está noche, pero necesitamos hablar a solas.- Suelto finalmente.

Sigo a mi hermana al cuarto que se le ha asignado con Aisha, no pretendo quedarme toda la noche por no incomodar a la chica de trenzas.

Bloom está echada en la cama boca arriba, con la mirada fija en algún punto del techo. Me tumbo a su lado como cuando estábamos en casa, después de una discusión con mamá o un mal día, nos tumbabamos juntas, a veces ni siquiera nos decíamos nada, pero servía para saber que la otra estaba ahí, que no estabas sola.

- Lamento ser tan egoísta.- Suelta Bloom.

- ¿Qué?

- Acepte el anillo por las dos, dando por hecho que me seguirías.- Por supuesto que lo haría ¿Que clase de hermana sería si no?- Tu sabías que era una locura, y total ¿Para qué? Los hemos visto pero no podemos explicarles nada...

- Bloom... Mira no voy a negarte que ha sido una locura entrar al bosque así. Pero yo decidí seguirte, no puedes culparte por mis decisiones, te acabarás volviendo loca si lo haces. Además, siempre juntas ¿Recuerdas? Y siempre, es siempre. Incluso en la mayor de las locuras.

Aparta la mirada del techo pero no es capaz de mirarme a la cara, es estúpido. No puede culparse por esto.

- No lo hagas Ayla, si en algún momento crees que no estoy haciendo algo correcto, no me sigas.

- No puedo prometerte eso, eres demasiado terca como para convencerte de algo cuando tienes una idea en mente, ¿Y quien te salvaría el culo si no estoy yo?- Le digo en broma, pues es bastante capaz de salvarse ella misma, o al menos eso quiero creer.

- ¿Tu me hablas de terquedad?- Bromea ella de vuelta, lo que me hace reír.- Ve a dormir anda, creo que ambas lo necesitamos.

- A sus órdenes sargento Peters.- Le contesto al mismo tiempo que hago el saludo militar. Al menos he conseguido sacarle una carcajada, es más de lo que esperaba.

Fuera de la habitación me encuentro a Aisha, no habrá querido interrumpir cosa que agradezco. Le doy una ligera sonrisa para que entienda que puede pasar ya y lo entiende pues entra sin demorarse demasiado.

Por la puerta de su propio cuarto sale Terra, viene hacia mí y me abraza cosa que me sorprende. A penas nos conocemos no sé porqué hace esto, y menos después de lo que pasó con Riven en la fiesta.

- Ni se te ocurra volver a darme un susto así.- ¿Me está regañando?

- A ver espera creo que me he perdido.- Le digo sincera.

- Eres la única a la que parezco caerle bien, mi única amiga, así que no se te ocurra dejarme sola.- Estoy en blanco, no sé que demonios decirle, hacer amigos nunca ha sido uno de mis fuertes.

- Pensé que estabas cabreada conmigo después de lo de la fiesta.

- Lo estuve en cierta manera, pero entendí que quizá no actúe de la mejor forma.- Me contesta con una sonrisa tierna.

- Oh, está bien, solo no me apetecía ver otro cadáver hoy, la verdad es que se lo tenía bien merecido.- Le digo en un intento de tranquilizarla, porque es cierto, el tío estaba siendo un capullo, como de costumbre.

- Espera, ¿Otro cadáver? Tú encontraste al... Oh Dios mío.- Mierda había olvidado el pequeño detalle de que no les había dicho nada.

- Si, pero no tiene importancia. Estoy agotada, creo que me iré a dormir. Con suerte lo conseguiré antes de que aparezca Stella.- Le digo intentando esquivar la conversación incómoda que se avecina.- Hasta mañana Terra.- Digo antes de escabullirme a mi cuarto.

Ha sido un día completito, eso seguro. No me apetece nada encontrarme con la princesa, por lo que me pongo el pijama que consiste en una camiseta enorme y un pequeño short de deporte. Es lo más cómodo que existe, bueno la ropa interior lo es más pero es un privilegio que no puedo permitirme compartiendo habitación.

Me acuesto en la cama y siento mis ojos cerrarse de a poco. No me cuesta conciliar el sueño y menos estando agotada. Cuando siento que caigo en los brazos de Morfeo un ruido me alerta. Es la puerta abriéndose y no puedo creer lo que estoy viendo.

- Que demonios... ¿Riven?

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