Capítulo 1
El hombre sale de su cabaña maldiciendo a sus ovejas, ha pasado la medianoche y aún así ellas no paran de balar. Algo debe estar pasando.
-¿Qué pasa? Malditas ovejas...- En la búsqueda por encontrar la causa del malestar que evita su sueño tranquilo, encuentra un carnero solitario.
-¿Donde está tu compañera?- Piensa en voz alta, pues es obvio que no recibirá respuesta alguna por parte del animal.
Duda por un segundo pero se decide a atravesar la barrera que les protege de lo que pueda esconderse dentro del bosque. Camina unos metros con la linterna encendida en un intento de encontrar a la oveja perdida.
El bosque está oscuro, las ramas crujen bajo sus botas como si le hicieran un coro tétrico a sus llamados.
De repente, algo moja su hombro. Cae más líquido, mancha la linterna y puede verse que es rojo. Sangre. Al mirar hacia arriba se encuentra con el objetivo de su búsqueda. La oveja está abierta en canal y su cuerpo se encuentra en una postura extraña, aunque lo extraño de la situación es como ha llegado al árbol.
Sus instintos deberían decirle que corra hasta alcanzar la seguridad que aporta la barrera, pero malgasta unos preciosos segundos inmerso en su perplejidad. Entonces lo oye, un rugido gutural y claramente inhumano. Es imposible. Hace años que no hay quemados en el bosque piensa mientras corre.
Ya casi está. Un par de metros y estará a salvo.
10 metros...
5 metros...
Y entonces tropieza con la rama de un árbol desperdiciando una ventaja vital. Se arrastra con las manos ignorando el dolor de su pierna, puede incluso que no lo sienta debido a la adrenalina.
Sus manos tocan la barrera, un último impulso se dice a si mismo.
Pero no es suficiente. Tal vez fueran los segundos de perplejidad, tal vez fuera la caída o tal vez nunca tuvo una oportunidad real de escapar. Pero el caso es, que no fue suficiente.
La bestia tira de él rasgando su carne en el proceso con tanta brusquedad, que baña en sangre al carnero al otro lado de la barrera.
~~~
Allá vamos.
Bloom y yo nos paramos delante de la enorme verja de hierro. No puedo hablar por ella pero desde mi punto de vista casi parece como si estuviéramos tomando el último respiro de aire antes de entrar al matadero. Algo irónico si tenemos en cuenta que asistir a una escuela mágica es el sueño de todos los niños del mundo.
- Oh vamos, no puede ser tan malo. Si algo hemos aprendido de todo el cine malo que hemos visto, es que un instituto, mágico o no, es una mierda. Con un poco de suerte hasta tienen equipo de animadoras para algún deporte extraño y hacemos feliz a mamá para el resto de su vida.- Ante mí comentario Bloom alza la comisura izquierda de su boca sin llegar a formar una sonrisa.
- ¿Sonreír no te matará sabes?- Digo mientras ruedo los ojos.
- Tienes razón. Será aguantar tu ego si descubres que uno de tus comentarios me ha hecho gracia lo que me mate.- Abro la boca fingiendo ofensa de forma exagerada.
- Señorita Peters - Empiezo con voz aguda imitando a nuestra antigua profesora de historia.- Me ofende que piense usted que necesito confirmación alguna para verificar la gracia de mis comentarios.
Bloom suelta una carcajada que no tardó en seguir, supongo que en el fondo ambas estamos igual de nerviosas. Cuando por fin conseguimos calmarnos nos miramos la una a la otra.
-¿Lista?- Me atrevo a preguntar.
-No.- Responde.- Pero no es como si tuviéramos otra opción.- Como si sus palabras fueran el pistoletazo de salida de una carrera, atravesamos la puerta.
Observó a la gente a mi alrededor, realmente no parece una escuela mágica. Los adolescentes de el otro mundo son en general parecidos a los de el nuestro. Veo a una chica escuchando música por los cascos, otras están sacándose selfies, bueno al fondo veo a una que lleva una maceta eso no es lo más habitual.
- Oye, ¿Que decía el mensaje de la señora Dowling?- Le pregunto a Bloom.
Mi hermana saca el teléfono y suspira antes de leer en voz alta el mensaje.- Esperad a Stella a las nueve y cuarto en la puerta principal.
-¿Nada más?¿Espera que encontremos la puerta por arte de magia? Porque sinceramente si no recuerdo mal estamos aquí porque no tenemos ni idea de cómo utilizarla.- La obviedad es frustrante, sé que no somos las únicas alumnas nuevas pero a ver ¿Tanto cuesta adjuntar un mapa con el mensajito?
- Vamos.- Decide Bloom después de unos segundos. Empieza a andar sin tener ni idea de si es la dirección correcta y yo, como buena hermana que soy, la sigo sin rechistar. Al final, mejor perdidas juntas que separadas ¿No?
-Vaya, estáis tan perdidas.- Dice un chico desconocido. Rubio, alto y con ojos azules, es atractivo lo admito, pero no es mi tipo.- Me impresiona tu confianza aunque tu cara es de absoluta ignorancia. Creo que te lo tomas demasiado enserio, a ver vas corriendo- Le dice esta vez concretamente a Bloom.- Y ahora que estoy aquí no puedes darme la satisfacción de darte la vuelta, pero...- Dios mío, no se puede ser tan arrogante.
-No necesitamos ayuda.- Le corta Bloom.
- No te la he ofrecido.- Al margen de la falsa sonrisa que acaba de poner, ¿Soy yo o me está excluyendo de la conversación?
- ¿Sabes? Tengo una duda ¿Lo de intentar hacerte el importante con gente de primero es un hobbie o simplemente un pasatiempo que estás probando? Si me permites la sugerencia, pasate a otra cosa, este traje te queda demasiado grande amigo.- Suelto con una sonrisa de autosuficiencia.
- Que presuntuosas, parecéis hadas.- Contesta él evitando ligeramente mi comentario.
- Es porque somos hadas.- Dice mi hermana, vale no puedo evitar reírme, suena demasiado surrealista y parece que Bloom piensa lo mismo. - Lo siento es algo que jamás pensaba que iba a decir.
- Es raro.- Dice él con una sonrisa.- Considerando que estás en el patio de una escuela para hadas.
- No hay muchas de donde venimos.- Contesta ella nerviosa, esto era algo que le preocupaba, ser juzgada por no ser de el otro mundo. No me lo dijo pero conozco a mi hermana, ninguna hemos sido nunca parte del grupo popular y generalmente nunca nos ha afectado, pero esta situación es completamente distinta.
-¿Como se llama el reino del que venís?- Cuestiona él con los ojos entrecerrados, supongo que intenta adivinarlo, sería un puntazo que podría utilizar para crecerse ante mi hermana, porque llegados a este punto está claro que le ha llamado la atención.
- El mágico reino de California.- Respondo.
Desconecto de la conversión unos segundos después, luego molestare a Bloom con el chico desconocido. Acabamos de llegar y ella ya ha ligado, parece que este si será un buen año después de todo... Bueno para mí quiero decir, voy a devolverle todas sus burlas en base a chicos.
- Deja de pervertir a las de primero.- Escucho que dice una voz nueva, me giro y encuentro otro chico, como de la edad del rubio, aunque en mi opinión, más guapo, tiene el pelo castaño claro y unos ojos azules casi cristalinos. Además siendo sincera ¿A quien no le gusta el aire de chico malo?- Aunque admito que hay algunas a las que no me molestaría pervertir...- Dice mientras me guiña un ojo.
Bien se acaban de ir por la borda mis esperanzas de que tuviera el aire de chico malo sin ser un capullo, ¿Tan difícil es encontrar un Alec Lightwood?
Bloom me agarra por la muñeca y comienza a caminar en sentido contrario a donde se encuentran los chicos, he de suponer que mientras yo divagaba el rubio se ha decidido a cambiar de estrategia y contarle hacia donde debemos ir.
Llegamos finalmente a la puerta principal aunque puede que nos hayamos tardado unos quince minutos de más. Una chica rubia espera allí.
- Tu debes de ser Stella.- Comienza la pelirroja.
- Lo sentimos, estábamos esperando y nos hemos impacientado.- Termino yo, no la conozco pero no está de más disculparnos cuando le ha tocado esperar aquí en lugar de estar haciendo cualquier otra cosa de su agrado.
- Oh, sí, eso es muy norteamericano, ¿Vamos?.- Su voz es ligeramente irritante, tiene un timbre de superioridad tan ensayado que me asquea.
Entramos en el edificio, las paredes son de piedra blanca y tiene columnas incrustadas con decoraciones geométricas.
- La señorita Dowling dice que es vuestra primera vez en el otro mundo, ¿Habéis tenido un buen viaje?
- Nos dijeron un día y una hora a la que se abriría un portal en medio de la nada así que...- Intenta explicarse Bloom.
- Así qué ha sido literalmente como saltar de una acantilado con los ojos vendados.- Suelto con una sonrisa tan falsa como la de la rubia.
- ¿Siempre hacéis eso? Lo de acabar las frases de la otra me refiero.- Dice ella.- Es ciertamente molesto.
- Oh, no, no lo hacemos siempre... - Y esa es mi hermana intentando pasar desapercibida...
- ¿Y que si lo hiciéramos? No te preocupes no planeamos que tengas que escucharnos mucho más tiempo.- Genial, primer día y ya me he enemistado con la equivalente a capitana de las animadoras, tiene que ser un récord.
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